/ martes 18 de agosto de 2020

Acontecer político | El mensaje que nunca llegó

El coronavirus sigue haciendo presa a los mexicanos. Los contagios y las muertes no ceden y no hay señales de que esto pueda terminar. Las acciones oficiales, en todos sus niveles, han resultado infructuosas, contaminadas por un encono entre las diversas fuerzas políticas que sobreponen su lucha por el poder a la salud de los mexicanos.

Cuando esto empezaba, el presidente de la república, en un desplante que le ha valido críticas justificadas, dijo que “la pandemia nos había caído como anillo al dedo”. Era claro que no adivinaba la dimensión de la amenaza e incurrió en un dislate que no acaban de restregárselo.

Por otra parte, un esquema coordinado de combate se ha hecho imposible ante la postura de varios gobernadores de oposición que desde un principio se negaron a actuar de manera articulada, creando confusión entre la ciudadanía que no sabía a quién hacerles caso respecto a las medidas a tomar.

En ese sentido, la dispersión de acciones por motivos meramente políticos, fomentó la relajación de las medidas preventivas entre la población que no encontró una verdadera, convincente y rotunda motivación para tomar en serio el peligro.

Dígase lo que se diga, la única voz razonable ha sido la del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, quien en su momento advirtió al país que “Estamos ante nuestra última oportunidad para contener la pandemia”. Sus palabras no encontraron eco en los medios de comunicación y hasta hubo un imprudente conductor de noticias que dijo que “no había que hacerle caso”. Además, su rango dentro del organigrama oficial no le concede la autoridad suficiente para que sus opiniones sean asimiladas.

Que diferente habría sido si el presidente de la república y los 32 gobernadores, en una postura auténticamente federalista, hubieran salido juntos en cadena nacional con el siguiente mensaje:

“Mexicanos, estamos ante un muy grave problema de salud pública, que a juzgar por las consecuencias que ha tenido en otros países, podría causarnos daños irreparables que afectarían nuestro entorno social y aflicciones familiares indeseables y deprimentes”. Todos los aquí presentes cumpliremos, como autoridades, la función que nos es propia, pero corresponde a la ciudadanía poner su parte de manera responsable para evitar que por su culpa personal y colectiva tengan que asumir consecuencias que se pueden eludir si actúan con prudencia y apego a las recomendaciones. Ese es el exhorto que respetuosa, pero firmemente, les hacemos pues de ustedes depende ayudarnos a romper la cadena de contagios”. “Este es un reto común y tenemos que entenderlo como una sociedad unida y solidaria”.

Pero ese mensaje compartido nunca llegó y cada nivel de autoridad actuó y sigue actuando por su lado y de acuerdo a sus intereses políticos, mientras que el mal continúa avanzando y que la política sigue haciendo su deleznable juego de ser solo una inclemente lucha por el poder frente a la que lo demás no tiene importancia, así sea la vida de miles.

Se anuncia que mañana todos ellos se reunirán en San Luis Potosí para un en encuentro en el cual se tratarán asuntos de vital importancia, pero que lamentablemente podrían ser los que cada parte considere convenientes desde su punto de vista e interés.

El presidente y los gobernadores no están en situación de debatir sus diferencias políticas, están ante la oportunidad histórica de mostrar que la gobernabilidad no es asunto de poder o de facciones, sino de verdadero servicio a la comunidad que implica el bienestar social.

En ese cónclave, si se da, antes de los eventuales reproches mutuos, los participantes deben pensar primero en los miles de pacientes que agonizan en los hospitales y los fallecidos cuyos familiares no pudieron despedir de manera presencial. México, aún espera un mensaje que demuestre que tenemos autoridades comprometidas y no simples funcionarios que ven sus intereses mientras que caen muertos por todos lados. Y eso vale para el presidente y los gobernadores.

Pasando a otro tema, el 7 de septiembre próximo se inicia formalmente el proceso electoral 2020=2021, el más grande de la historia en nuestro país, que culminará con la elección concurrente de 15 gobernadores, 500 diputados federales, 30 congresos locales y mil 900 ayuntamientos.

Y aunque falta poco menos de un año para que se abran las urnas, las fuerzas políticas ya están velando armas para lo que se espera una encarnizada lucha por los cargos de elección popular en la que algunos partidos podrían coaligarse para enfrentar al Movimiento de Regeneración Nacional y a su líder máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. A quien tratarán de amarrarle las manos desde el poder legislativo federal. La voz de “arranquen” está por escucharse.

Hablando de asuntos electorales, en las redes sociales circula la versión de que el Prof. Javier Ávila Reyes estaría interesado en ser candidato a la presidencia municipal de Tampico, aunque no se aclara por qué partido. “El Profe” trabajó durante muchos años para el Partido Revolucionario Institucional, realizando múltiples tareas en colonias populares, muchas veces con cargo a su propio bolsillo. Nunca le reconocieron su lealtad y militancia ni siquiera con una regiduría. El reto no es fácil, pero de que encontraría adeptos ni quien lo dude.

Otro interesado en la alcaldía porteña, el Lic. Carlos Pérez Hernández, parece que se ha retraído.

raulpazos45@gmail.com

El coronavirus sigue haciendo presa a los mexicanos. Los contagios y las muertes no ceden y no hay señales de que esto pueda terminar. Las acciones oficiales, en todos sus niveles, han resultado infructuosas, contaminadas por un encono entre las diversas fuerzas políticas que sobreponen su lucha por el poder a la salud de los mexicanos.

Cuando esto empezaba, el presidente de la república, en un desplante que le ha valido críticas justificadas, dijo que “la pandemia nos había caído como anillo al dedo”. Era claro que no adivinaba la dimensión de la amenaza e incurrió en un dislate que no acaban de restregárselo.

Por otra parte, un esquema coordinado de combate se ha hecho imposible ante la postura de varios gobernadores de oposición que desde un principio se negaron a actuar de manera articulada, creando confusión entre la ciudadanía que no sabía a quién hacerles caso respecto a las medidas a tomar.

En ese sentido, la dispersión de acciones por motivos meramente políticos, fomentó la relajación de las medidas preventivas entre la población que no encontró una verdadera, convincente y rotunda motivación para tomar en serio el peligro.

Dígase lo que se diga, la única voz razonable ha sido la del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, quien en su momento advirtió al país que “Estamos ante nuestra última oportunidad para contener la pandemia”. Sus palabras no encontraron eco en los medios de comunicación y hasta hubo un imprudente conductor de noticias que dijo que “no había que hacerle caso”. Además, su rango dentro del organigrama oficial no le concede la autoridad suficiente para que sus opiniones sean asimiladas.

Que diferente habría sido si el presidente de la república y los 32 gobernadores, en una postura auténticamente federalista, hubieran salido juntos en cadena nacional con el siguiente mensaje:

“Mexicanos, estamos ante un muy grave problema de salud pública, que a juzgar por las consecuencias que ha tenido en otros países, podría causarnos daños irreparables que afectarían nuestro entorno social y aflicciones familiares indeseables y deprimentes”. Todos los aquí presentes cumpliremos, como autoridades, la función que nos es propia, pero corresponde a la ciudadanía poner su parte de manera responsable para evitar que por su culpa personal y colectiva tengan que asumir consecuencias que se pueden eludir si actúan con prudencia y apego a las recomendaciones. Ese es el exhorto que respetuosa, pero firmemente, les hacemos pues de ustedes depende ayudarnos a romper la cadena de contagios”. “Este es un reto común y tenemos que entenderlo como una sociedad unida y solidaria”.

Pero ese mensaje compartido nunca llegó y cada nivel de autoridad actuó y sigue actuando por su lado y de acuerdo a sus intereses políticos, mientras que el mal continúa avanzando y que la política sigue haciendo su deleznable juego de ser solo una inclemente lucha por el poder frente a la que lo demás no tiene importancia, así sea la vida de miles.

Se anuncia que mañana todos ellos se reunirán en San Luis Potosí para un en encuentro en el cual se tratarán asuntos de vital importancia, pero que lamentablemente podrían ser los que cada parte considere convenientes desde su punto de vista e interés.

El presidente y los gobernadores no están en situación de debatir sus diferencias políticas, están ante la oportunidad histórica de mostrar que la gobernabilidad no es asunto de poder o de facciones, sino de verdadero servicio a la comunidad que implica el bienestar social.

En ese cónclave, si se da, antes de los eventuales reproches mutuos, los participantes deben pensar primero en los miles de pacientes que agonizan en los hospitales y los fallecidos cuyos familiares no pudieron despedir de manera presencial. México, aún espera un mensaje que demuestre que tenemos autoridades comprometidas y no simples funcionarios que ven sus intereses mientras que caen muertos por todos lados. Y eso vale para el presidente y los gobernadores.

Pasando a otro tema, el 7 de septiembre próximo se inicia formalmente el proceso electoral 2020=2021, el más grande de la historia en nuestro país, que culminará con la elección concurrente de 15 gobernadores, 500 diputados federales, 30 congresos locales y mil 900 ayuntamientos.

Y aunque falta poco menos de un año para que se abran las urnas, las fuerzas políticas ya están velando armas para lo que se espera una encarnizada lucha por los cargos de elección popular en la que algunos partidos podrían coaligarse para enfrentar al Movimiento de Regeneración Nacional y a su líder máximo, el presidente Andrés Manuel López Obrador. A quien tratarán de amarrarle las manos desde el poder legislativo federal. La voz de “arranquen” está por escucharse.

Hablando de asuntos electorales, en las redes sociales circula la versión de que el Prof. Javier Ávila Reyes estaría interesado en ser candidato a la presidencia municipal de Tampico, aunque no se aclara por qué partido. “El Profe” trabajó durante muchos años para el Partido Revolucionario Institucional, realizando múltiples tareas en colonias populares, muchas veces con cargo a su propio bolsillo. Nunca le reconocieron su lealtad y militancia ni siquiera con una regiduría. El reto no es fácil, pero de que encontraría adeptos ni quien lo dude.

Otro interesado en la alcaldía porteña, el Lic. Carlos Pérez Hernández, parece que se ha retraído.

raulpazos45@gmail.com