/ martes 1 de diciembre de 2020

Acontecer político | El sendero de las divagaciones

Al cumplirse dos años de que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR llegó a la presidencia de México, nos encontramos ante un escenario en el que la polarización política está en todo su apogeo y en el que los partidarios y los opositores se mantienen con firmeza en sus posiciones reclamando cada quien tener la razón. Eso, lejos de ser una aflicción nacional, indica que el juego democrático en nuestro país tiene cancha abierta.

Los partidos políticos como el PAN, el PRI y el PRD, que fueron desplazados de manera rotunda del poder, no se resignan a que se le haya enviado al rincón de los recuerdos y pugnan por recobrar glorias que tal vez no supieron conservar.

Acción Nacional, por ejemplo, que era concebido como el como el principal contestatario del gobierno de la llamada cuarta transformación, no ha logrado consolidarse como tal y su dirigencia se limita solo a hacer críticas, sin presentar alternativas viables y confiables. Usa voces “quemadas” como la del perdidoso RICARDO ANAYA y hasta las de FELIPE CALDERÓN y VICENTE FOX para denostar al actual gobierno, olvidando que cuando tuvieron su oportunidad no lograron conquistar un recuerdo positivo de la ciudadanía.

Hay Movimientos como el Frente Nacional Anti-AMLO, que con caravanas automovilistas y un plantón en el Zócalo capitalino, han tratado de demeritar al gobierno de la república sin encontrar un eco generalizado. Recientemente, surgió el “Sí por México”, promovido por empresarios ligados y beneficiados por la época salinista que están buscando un frente común para arrebatar a Morena el control de la Cámara de Diputados como principio de un regreso al pasado.

También hay gobernadores que se han agrupado para condenar las acciones de la Federación con el argumento de que no se les entregan las justas participaciones fiscales que les corresponden a sus entidades, cuando algunos de ellos ni siquiera tienen la seguridad de contar con el respaldo mayoritario de sus conciudadanos locales.

El supuesto erróneo manejo de la pandemia del coronavirus y sus consecuentes efectos en la economía nacional, han sido sus principales banderas para atacar a ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, a quien culpan de todos los males que asuelan a nuestro país.

En ese entorno, hay una demostración palpable de que la libertad de expresión en México cuenta con un espacio que nunca antes tuvo. Todos tienen sin cortapisas, el derecho a decir lo que piensan, contrario a los regímenes que durante décadas reprimían, por las buenas o las malas, la disidencia.

Pero también hay datos que sustentan que no todo está mal. Las encuestadoras Demotecnia y Buendía, conceden a AMLO el 64 por ciento de aprobación y revelan que el Movimiento de Regeneración Nacional ganaría, si hoy fueran las elecciones, por dos a uno frente al PAN y el PRI. Esos datos no pueden ser ignorados.

Por otra parte, los negros vaticinios de que el dólar se iría a los 30 pesos cuando menos y de que la fuga de capitales dejaría al país en ruina, han resultado sin fundamento. La divisa norteamericana se cotiza esta semana alrededor de los 20 pesos y la iniciativa privada anunció inversiones conjuntas con el sector oficial por 228 mil millones de pesos que generarán 400 mil nuevo empleos. Este es un segundo paquete de acciones compartidas.

Queda muy claro que las opiniones seguirán encontradas, pues la coincidencia en materia política es imposible, más cuando se defienden intereses antagónicos. Y las redes sociales reflejan de manera diáfana esos desacuerdos.

Pero también es muy claro que las encuestas siguen siendo favorables para el jefe del ejecutivo federal, a quien por avatares del destino le ha tocado lidiar con problemas inesperados muy graves, como, por lo demás, enfrentan igualmente muchos gobiernos del mundo.

Que cada quien exprese su pensamiento con absoluta libertad. Pero los simples dimes y diretes nunca serán la fórmula para dirimir la controversia. Que sean las urnas el año próximo la caja de resonancia de la voluntad popular. Ese poder soberano contenido en una obligación y un derecho, será el que decida mayoritariamente el destino que se quiere para nuestra Nación.

Y en ese proceso de reflexión colectiva, no valdrán las posiciones sino las acciones. Que cada parte haga el papel que le corresponde para atraer el voto popular. Las descalificaciones mutuas solo son parte de un show artificial en el que los actores muchas veces no entienden en realidad la trama de la obra. En las boletas electorales y en ningún otro sitio, está el meollo del asunto. Quienes no lo entiendan así, solo están transitando en el engañoso sendero de las divagaciones. El tiempo dirá la última palabra.

Pasando a otro tema, aquello de la “nueva normalidad” parece haber quedado en el olvido. La actividad cotidiana se desenvuelve como si nada pasara, frente al rebrote de contagios del Covid-19 que nuevamente está saturando los hospitales públicos y privados.

Fiestas familiares y eventos en lugares cerrados están en todo su apogeo y hasta se festinan en las redes sociales con grupos sin tapabocas y abrazándose y saludándose de beso al calor de los brindis y la carne asada.

De seguir, así las cosas, en muchos hogares podría no escucharse el grito de “feliz Navidad” o de “feliz año nuevo”. De nosotros depende que la alegoría no se transforme en desgracia.

raulpazos45@gmail.com



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Al cumplirse dos años de que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR llegó a la presidencia de México, nos encontramos ante un escenario en el que la polarización política está en todo su apogeo y en el que los partidarios y los opositores se mantienen con firmeza en sus posiciones reclamando cada quien tener la razón. Eso, lejos de ser una aflicción nacional, indica que el juego democrático en nuestro país tiene cancha abierta.

Los partidos políticos como el PAN, el PRI y el PRD, que fueron desplazados de manera rotunda del poder, no se resignan a que se le haya enviado al rincón de los recuerdos y pugnan por recobrar glorias que tal vez no supieron conservar.

Acción Nacional, por ejemplo, que era concebido como el como el principal contestatario del gobierno de la llamada cuarta transformación, no ha logrado consolidarse como tal y su dirigencia se limita solo a hacer críticas, sin presentar alternativas viables y confiables. Usa voces “quemadas” como la del perdidoso RICARDO ANAYA y hasta las de FELIPE CALDERÓN y VICENTE FOX para denostar al actual gobierno, olvidando que cuando tuvieron su oportunidad no lograron conquistar un recuerdo positivo de la ciudadanía.

Hay Movimientos como el Frente Nacional Anti-AMLO, que con caravanas automovilistas y un plantón en el Zócalo capitalino, han tratado de demeritar al gobierno de la república sin encontrar un eco generalizado. Recientemente, surgió el “Sí por México”, promovido por empresarios ligados y beneficiados por la época salinista que están buscando un frente común para arrebatar a Morena el control de la Cámara de Diputados como principio de un regreso al pasado.

También hay gobernadores que se han agrupado para condenar las acciones de la Federación con el argumento de que no se les entregan las justas participaciones fiscales que les corresponden a sus entidades, cuando algunos de ellos ni siquiera tienen la seguridad de contar con el respaldo mayoritario de sus conciudadanos locales.

El supuesto erróneo manejo de la pandemia del coronavirus y sus consecuentes efectos en la economía nacional, han sido sus principales banderas para atacar a ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, a quien culpan de todos los males que asuelan a nuestro país.

En ese entorno, hay una demostración palpable de que la libertad de expresión en México cuenta con un espacio que nunca antes tuvo. Todos tienen sin cortapisas, el derecho a decir lo que piensan, contrario a los regímenes que durante décadas reprimían, por las buenas o las malas, la disidencia.

Pero también hay datos que sustentan que no todo está mal. Las encuestadoras Demotecnia y Buendía, conceden a AMLO el 64 por ciento de aprobación y revelan que el Movimiento de Regeneración Nacional ganaría, si hoy fueran las elecciones, por dos a uno frente al PAN y el PRI. Esos datos no pueden ser ignorados.

Por otra parte, los negros vaticinios de que el dólar se iría a los 30 pesos cuando menos y de que la fuga de capitales dejaría al país en ruina, han resultado sin fundamento. La divisa norteamericana se cotiza esta semana alrededor de los 20 pesos y la iniciativa privada anunció inversiones conjuntas con el sector oficial por 228 mil millones de pesos que generarán 400 mil nuevo empleos. Este es un segundo paquete de acciones compartidas.

Queda muy claro que las opiniones seguirán encontradas, pues la coincidencia en materia política es imposible, más cuando se defienden intereses antagónicos. Y las redes sociales reflejan de manera diáfana esos desacuerdos.

Pero también es muy claro que las encuestas siguen siendo favorables para el jefe del ejecutivo federal, a quien por avatares del destino le ha tocado lidiar con problemas inesperados muy graves, como, por lo demás, enfrentan igualmente muchos gobiernos del mundo.

Que cada quien exprese su pensamiento con absoluta libertad. Pero los simples dimes y diretes nunca serán la fórmula para dirimir la controversia. Que sean las urnas el año próximo la caja de resonancia de la voluntad popular. Ese poder soberano contenido en una obligación y un derecho, será el que decida mayoritariamente el destino que se quiere para nuestra Nación.

Y en ese proceso de reflexión colectiva, no valdrán las posiciones sino las acciones. Que cada parte haga el papel que le corresponde para atraer el voto popular. Las descalificaciones mutuas solo son parte de un show artificial en el que los actores muchas veces no entienden en realidad la trama de la obra. En las boletas electorales y en ningún otro sitio, está el meollo del asunto. Quienes no lo entiendan así, solo están transitando en el engañoso sendero de las divagaciones. El tiempo dirá la última palabra.

Pasando a otro tema, aquello de la “nueva normalidad” parece haber quedado en el olvido. La actividad cotidiana se desenvuelve como si nada pasara, frente al rebrote de contagios del Covid-19 que nuevamente está saturando los hospitales públicos y privados.

Fiestas familiares y eventos en lugares cerrados están en todo su apogeo y hasta se festinan en las redes sociales con grupos sin tapabocas y abrazándose y saludándose de beso al calor de los brindis y la carne asada.

De seguir, así las cosas, en muchos hogares podría no escucharse el grito de “feliz Navidad” o de “feliz año nuevo”. De nosotros depende que la alegoría no se transforme en desgracia.

raulpazos45@gmail.com



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