/ martes 22 de junio de 2021

Acontecer político | La unión hace la fuerza

  • Dos alcaldes eficientes y uno por verse
  • Hacer región, lo importante
  • El Covid se cobra nuestra indolencia

Las elecciones del 6 de junio alteraron de manera significativa el escenario político en Tamaulipas, donde el color azul que predominaba en la entidad se diluyó de forma que muy pocos esperaban.

El Partido Acción Nacional no solo perdió ante MORENA las alcaldías de las principales ciudades fronterizas y de la mismísima capital estatal, Ciudad Victoria, sino también la mayoría en el Congreso local.

Este reacomodo de fuerzas, se reflejó también en el sur de Tamaulipas, donde se invirtió el predominio político. Actualmente, el PAN gobierna en dos municipios, Tampico y Altamira, y MORENA en Ciudad Madero. A partir del primer día de octubre, MORENA gobernará en Altamira y Madero, y el PAN seguirá gobernando en tierra de jaibas. Un dos a uno al revés.

JESÚS NADER NASRALLAH logró su reelección en Tampico gracias a su excelente labor al frente del ayuntamiento, que ha convertido a nuestra ciudad en un emporio turístico, comercial y financiero que retoma su papel de capital de las huastecas no solo con acciones de modernidad urbana, sino con programas de asistencia que fortalecen el tejido social. Bajo su conducción estará la responsabilidad de acrecentar el progreso del municipio en los próximos tres años.

En Madero, ADRIÁN OSEGUERA KERNION vio igualmente premiada su labor al frente del gobierno municipal. Ha transformado el centro de la ciudad y reforzado la infraestructura urbana, llevando a todas las colonias obras que mejoraron sustancialmente la calidad de vida de sus habitantes. Para ello se requirió un incansable ritmo de actividad y una constante cercanía con la población. ADRIÁN también será el rector de las acciones oficiales en la excapital petrolera de México por otro trienio.

Si nos atenemos a las gestiones actuales, sería injusto no reconocer que la alcaldesa de Altamira, ALMA LAURA AMPARÁN, quien completará su segundo período, también ha sido un factor de progreso, haciendo de su municipio el primer generador de empleos formales en el estado y conciliando de manera magistral el desarrollo industrial con el impulso a las actividades agrícolas y ganaderas que forman parte de la economía local. Esa es una medalla que nadie le podrá quitar.

Solo que la inversión de fuerzas alcanzó a la tierra de Cuco Sánchez. El PAN ya no será gobierno en el municipio en los próximos tres años. ARMANDO MARTÍNEZ MANRÍQUEZ, bajo la bandera del Movimiento de Regeneración Nacional, será el titular del gobierno municipal, lo que lo somete a la dura prueba de hacer mejor las cosas, o cuando menos igual.

Así, la zona conurbada tendrá a dos alcaldes de probada eficiencia que vieron en las urnas revalidadas la confianza popular, y otro que tendrá que demostrar que los electores no se equivocaron al brindarle su voto y que tiene la suficiente capacidad para dirigir atinadamente los asuntos oficiales.

Los últimos acontecimientos han demostrado que en nuestro estado ya no hay hegemonía política. Acción Nacional, como partido, no parece tener ya la fortaleza necesaria para exigir a sus alcaldes sumisión a las directrices enviadas desde el Palacio de Gobierno. Pero tampoco MORENA, pese a sus avances, tiene el sustento para hacer lo que le plazca. Esto abre la puerta para que los gobernantes municipales, antes de pensar en sus respectivos partidos, piensen en lo que pueden hacer si se centran en lo que realmente les compete: buscar el bienestar de sus gobernados.

En ese contexto, ¿cuántas cosas no se lograrían si se conjuntaran de manera armónica y apolítica las acciones de los tres ayuntamientos con el objetivo común de hacer región para que lo que hagan unos y otros beneficie de manera compartida a los tres municipios que socialmente son una comunidad hermanada, interdependiente y con las mismas aspiraciones que no pueden ser satisfechas con acciones fragmentadas?

CHUCHO, ADRIÁN y ARMANDO, deben darle vuelta a la página electoral para concentrarse en el propósito unificado de ser factores del progreso regional. La unión hace la fuerza, algo que los alcaldes, sin distingo de partidos, deben tener presente y más cuando está de por medio el bienestar de esta noble y esforzada sociedad del sur de Tamaulipas. Reunirse sería una buena señal.

Las cifras son aterradoras. En solo siete días se han registrado más de mil nuevos contagios de coronavirus en el estado, lo que llega a pensar que con los contactos previos de los afectados, la cifra podría ser mucho mayor y de nuevo los hospitales están a borde del colapso.

Según estadísticas, el rebrote se inició después de Semana Santa y de las campañas políticas lo que denota la imprudencia de las autoridades de Salud de permitir tales concentraciones masivas. Pero también de la indolencia popular de mantener las medidas de prevención ampliamente difundidas. Ahora los infectados son en su mayoría menores de cincuenta años de edad.

Tamaulipas ha vuelto al semáforo naranja, un grado antes de una nueva emergencia. Si bien la economía es importante, es tiempo de implantar nuevas restricciones a la movilidad colectiva. La amenaza nunca se fue, lo que pasa es que dejamos de tenerle miedo y ahora nos cobra nuestro descuido.

raulpazos45@gmail.com



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Las elecciones del 6 de junio alteraron de manera significativa el escenario político en Tamaulipas, donde el color azul que predominaba en la entidad se diluyó de forma que muy pocos esperaban.

El Partido Acción Nacional no solo perdió ante MORENA las alcaldías de las principales ciudades fronterizas y de la mismísima capital estatal, Ciudad Victoria, sino también la mayoría en el Congreso local.

Este reacomodo de fuerzas, se reflejó también en el sur de Tamaulipas, donde se invirtió el predominio político. Actualmente, el PAN gobierna en dos municipios, Tampico y Altamira, y MORENA en Ciudad Madero. A partir del primer día de octubre, MORENA gobernará en Altamira y Madero, y el PAN seguirá gobernando en tierra de jaibas. Un dos a uno al revés.

JESÚS NADER NASRALLAH logró su reelección en Tampico gracias a su excelente labor al frente del ayuntamiento, que ha convertido a nuestra ciudad en un emporio turístico, comercial y financiero que retoma su papel de capital de las huastecas no solo con acciones de modernidad urbana, sino con programas de asistencia que fortalecen el tejido social. Bajo su conducción estará la responsabilidad de acrecentar el progreso del municipio en los próximos tres años.

En Madero, ADRIÁN OSEGUERA KERNION vio igualmente premiada su labor al frente del gobierno municipal. Ha transformado el centro de la ciudad y reforzado la infraestructura urbana, llevando a todas las colonias obras que mejoraron sustancialmente la calidad de vida de sus habitantes. Para ello se requirió un incansable ritmo de actividad y una constante cercanía con la población. ADRIÁN también será el rector de las acciones oficiales en la excapital petrolera de México por otro trienio.

Si nos atenemos a las gestiones actuales, sería injusto no reconocer que la alcaldesa de Altamira, ALMA LAURA AMPARÁN, quien completará su segundo período, también ha sido un factor de progreso, haciendo de su municipio el primer generador de empleos formales en el estado y conciliando de manera magistral el desarrollo industrial con el impulso a las actividades agrícolas y ganaderas que forman parte de la economía local. Esa es una medalla que nadie le podrá quitar.

Solo que la inversión de fuerzas alcanzó a la tierra de Cuco Sánchez. El PAN ya no será gobierno en el municipio en los próximos tres años. ARMANDO MARTÍNEZ MANRÍQUEZ, bajo la bandera del Movimiento de Regeneración Nacional, será el titular del gobierno municipal, lo que lo somete a la dura prueba de hacer mejor las cosas, o cuando menos igual.

Así, la zona conurbada tendrá a dos alcaldes de probada eficiencia que vieron en las urnas revalidadas la confianza popular, y otro que tendrá que demostrar que los electores no se equivocaron al brindarle su voto y que tiene la suficiente capacidad para dirigir atinadamente los asuntos oficiales.

Los últimos acontecimientos han demostrado que en nuestro estado ya no hay hegemonía política. Acción Nacional, como partido, no parece tener ya la fortaleza necesaria para exigir a sus alcaldes sumisión a las directrices enviadas desde el Palacio de Gobierno. Pero tampoco MORENA, pese a sus avances, tiene el sustento para hacer lo que le plazca. Esto abre la puerta para que los gobernantes municipales, antes de pensar en sus respectivos partidos, piensen en lo que pueden hacer si se centran en lo que realmente les compete: buscar el bienestar de sus gobernados.

En ese contexto, ¿cuántas cosas no se lograrían si se conjuntaran de manera armónica y apolítica las acciones de los tres ayuntamientos con el objetivo común de hacer región para que lo que hagan unos y otros beneficie de manera compartida a los tres municipios que socialmente son una comunidad hermanada, interdependiente y con las mismas aspiraciones que no pueden ser satisfechas con acciones fragmentadas?

CHUCHO, ADRIÁN y ARMANDO, deben darle vuelta a la página electoral para concentrarse en el propósito unificado de ser factores del progreso regional. La unión hace la fuerza, algo que los alcaldes, sin distingo de partidos, deben tener presente y más cuando está de por medio el bienestar de esta noble y esforzada sociedad del sur de Tamaulipas. Reunirse sería una buena señal.

Las cifras son aterradoras. En solo siete días se han registrado más de mil nuevos contagios de coronavirus en el estado, lo que llega a pensar que con los contactos previos de los afectados, la cifra podría ser mucho mayor y de nuevo los hospitales están a borde del colapso.

Según estadísticas, el rebrote se inició después de Semana Santa y de las campañas políticas lo que denota la imprudencia de las autoridades de Salud de permitir tales concentraciones masivas. Pero también de la indolencia popular de mantener las medidas de prevención ampliamente difundidas. Ahora los infectados son en su mayoría menores de cincuenta años de edad.

Tamaulipas ha vuelto al semáforo naranja, un grado antes de una nueva emergencia. Si bien la economía es importante, es tiempo de implantar nuevas restricciones a la movilidad colectiva. La amenaza nunca se fue, lo que pasa es que dejamos de tenerle miedo y ahora nos cobra nuestro descuido.

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