/ jueves 27 de mayo de 2021

Acontecer político | Las urnas nos esperan

Durante décadas, México transitó por la estabilidad política. El Partido Revolucionario Institucional era el que marcaba el ritmo de la Nación y oponerse a sus designios era algo así como un pecado mortal que merecía una penitencia que iba desde una celda hasta la eliminación física de quienes se atrevían a desafiarlo.

Los presidentes en turno, sin el menor escrúpulo, designaban a su sucesor y el partido, junto con sus membretes, validaban la decisión. ADOLFO RUIZ CORTINES, en víspera de que terminara su sexenio, dijo en una entrevista muy difundida que había que estar atentos “al trabajo fecundo y creador”. Al poco tiempo fue “destapado” ADOLFO LÓPEZ MATEOS, que era el secretario del Trabajo y Previsión Social.

Cuando el PRI, por órdenes directas de MIGUEL DE LA MADRID postuló como su candidato a CARLOS SALINAS DE GORTARI, el entonces poderoso dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, FIDEL VELÁZQUEZ, dijo: “Señor Presidente, nos adivinó el pensamiento”. Y la “cargada” vino como consecuencia.

Lo mismo sucedía con los gobernadores de los estados, que eran “palomeados” desde el centro. Y estos a su vez decidían quiénes serían candidatos a las alcaldías, las diputaciones federales y locales. Era el poder ejercido en forma piramidal.

El Partido Acción Nacional, que por entonces era la única fuerza de oposición con figuras prestigiadas y de intachable conducta, era ninguneada por los gobiernos supuestamente emanados de la revolución y aunque presentaba candidatos presidenciales nunca tuvieron oportunidad alguna antes del año 2000.

Aquella “dictadura perfecta” funcionaba a la perfección, en una amalgama de políticos y empresarios que se repartían la riqueza de la Nación sin que nada se los impidiera. Cuántas fortunas se hicieron al amparo de esa simbiosis.

Pero mientras que los beneficiarios del régimen brindaban alegremente, una población que siempre se mantuvo cautiva y silenciosa empezaba a despertar movida por el hambre y por tener que ajustarse el cinturón cada vez que el gobierno se lo exigía.

Por eso, cuando Acción Nacional nominó a un hombre con aspecto de ranchero que con un mensaje inusual decía que “iba a gobernar para los jodidos” y que “sacaría de Los Pinos a las tepocatas y las víboras prietas”, aquella voz colectiva reprimida durante años se hizo escuchar y se pronunció en favor de VICENTE FOX QUESADA para convertirlo en el primer presidente de oposición.

Pero, contrario a lo que se esperaba, no desmanteló el viejo andamiaje político, sino que se montó sobre él para llevársela en calma. Y tuvo la suficiente fuerza política para imponer a FELIPE CALDERÓN HINOJOSA como su sucesor, que igualmente convivió con las fuerzas que antes su partido combatía.

Y, después, ambos apoyaron abiertamente la candidatura de ENRIQUE PEÑA NIETO para que el Revolucionario Institucional y las fuerzas que este representaba, volvieran al poder. Solo que PEÑA volvió a encarnar las viejas prácticas y logró que el PAN y el PRD se aliaran a sus proyectos. Pero la desilusión popular reapareció.

Así, en el 2018, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, con su recién creado partido Movimiento de Regeneración Nacional, llegaría a la presidencia de la república bajo el lema “La Esperanza de México” con una histórica votación de 30 millones de sufragios.

Y al contrario de sus predecesores, empezó a hacer cambios, empezando con terminar el binomio empresarios-políticos, quitándoles sus pensiones a los expresidentes, estableciendo por ley pensiones a los adultos mayores y haciéndoles pagar millones por impuestos omitidos a grandes corporaciones.

Estas acciones han molestado enormemente a grupos de interés que lo acusan de comunista y de querer llevar a México a ser otra Venezuela, aunque muchos no entiendan cabalmente lo que esto significa.

Estos comentarios valgan para ilustrar las diferentes concepciones que en pleno proceso electoral se vienen ventilando sobre lo que el país requiere en los momentos actuales. Hay defensores y detractores, cada uno con la legitimidad de expresar lo que su criterio les dicte y que de ninguna manera puede ser coartado como en épocas anteriores.

De ahí parte nuestra insistencia de que la participación ciudadana es clave para orientar el destino de la Nación mediante un recurso que siempre hemos tenido a la mano pero que muchas veces hemos menospreciado. Es el voto, esa mágica fórmula que hizo posible la alternancia, que aunque no siempre nos satisfizo, es la insustituible vía para poner a cada quien en su lugar.

Este 6 de junio, los mexicanos estamos ante la oportunidad de aprobar o reprobar al actual gobierno de la república a través de los comicios federales, estatales y municipales que inevitablemente reflejarán la voluntad popular con efectos a nivel nacional.

Quien no participe, solo será un sonido en el aire. Las urnas nos esperan para recolectar la opinión mayoritaria de los mexicanos. No las defraudemos.

Pasando a otro tema, ya estamos en la recta final de las campañas. Pronto, los aspirantes a los cargos de representación tendrán que irse a sus cuarteles a esperar el veredicto de los votantes. En Tamaulipas las encuestas son diversas, pues mientras algunas advierten que Acción Nacional se llevará “carro completo”, otras señalan que Morena ganará municipios clave, principalmente en la frontera. Al PRI se le conceden pocas posibilidades de triunfo. La hora de la verdad está próxima.

raulpazos45qgmail.com

Durante décadas, México transitó por la estabilidad política. El Partido Revolucionario Institucional era el que marcaba el ritmo de la Nación y oponerse a sus designios era algo así como un pecado mortal que merecía una penitencia que iba desde una celda hasta la eliminación física de quienes se atrevían a desafiarlo.

Los presidentes en turno, sin el menor escrúpulo, designaban a su sucesor y el partido, junto con sus membretes, validaban la decisión. ADOLFO RUIZ CORTINES, en víspera de que terminara su sexenio, dijo en una entrevista muy difundida que había que estar atentos “al trabajo fecundo y creador”. Al poco tiempo fue “destapado” ADOLFO LÓPEZ MATEOS, que era el secretario del Trabajo y Previsión Social.

Cuando el PRI, por órdenes directas de MIGUEL DE LA MADRID postuló como su candidato a CARLOS SALINAS DE GORTARI, el entonces poderoso dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, FIDEL VELÁZQUEZ, dijo: “Señor Presidente, nos adivinó el pensamiento”. Y la “cargada” vino como consecuencia.

Lo mismo sucedía con los gobernadores de los estados, que eran “palomeados” desde el centro. Y estos a su vez decidían quiénes serían candidatos a las alcaldías, las diputaciones federales y locales. Era el poder ejercido en forma piramidal.

El Partido Acción Nacional, que por entonces era la única fuerza de oposición con figuras prestigiadas y de intachable conducta, era ninguneada por los gobiernos supuestamente emanados de la revolución y aunque presentaba candidatos presidenciales nunca tuvieron oportunidad alguna antes del año 2000.

Aquella “dictadura perfecta” funcionaba a la perfección, en una amalgama de políticos y empresarios que se repartían la riqueza de la Nación sin que nada se los impidiera. Cuántas fortunas se hicieron al amparo de esa simbiosis.

Pero mientras que los beneficiarios del régimen brindaban alegremente, una población que siempre se mantuvo cautiva y silenciosa empezaba a despertar movida por el hambre y por tener que ajustarse el cinturón cada vez que el gobierno se lo exigía.

Por eso, cuando Acción Nacional nominó a un hombre con aspecto de ranchero que con un mensaje inusual decía que “iba a gobernar para los jodidos” y que “sacaría de Los Pinos a las tepocatas y las víboras prietas”, aquella voz colectiva reprimida durante años se hizo escuchar y se pronunció en favor de VICENTE FOX QUESADA para convertirlo en el primer presidente de oposición.

Pero, contrario a lo que se esperaba, no desmanteló el viejo andamiaje político, sino que se montó sobre él para llevársela en calma. Y tuvo la suficiente fuerza política para imponer a FELIPE CALDERÓN HINOJOSA como su sucesor, que igualmente convivió con las fuerzas que antes su partido combatía.

Y, después, ambos apoyaron abiertamente la candidatura de ENRIQUE PEÑA NIETO para que el Revolucionario Institucional y las fuerzas que este representaba, volvieran al poder. Solo que PEÑA volvió a encarnar las viejas prácticas y logró que el PAN y el PRD se aliaran a sus proyectos. Pero la desilusión popular reapareció.

Así, en el 2018, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, con su recién creado partido Movimiento de Regeneración Nacional, llegaría a la presidencia de la república bajo el lema “La Esperanza de México” con una histórica votación de 30 millones de sufragios.

Y al contrario de sus predecesores, empezó a hacer cambios, empezando con terminar el binomio empresarios-políticos, quitándoles sus pensiones a los expresidentes, estableciendo por ley pensiones a los adultos mayores y haciéndoles pagar millones por impuestos omitidos a grandes corporaciones.

Estas acciones han molestado enormemente a grupos de interés que lo acusan de comunista y de querer llevar a México a ser otra Venezuela, aunque muchos no entiendan cabalmente lo que esto significa.

Estos comentarios valgan para ilustrar las diferentes concepciones que en pleno proceso electoral se vienen ventilando sobre lo que el país requiere en los momentos actuales. Hay defensores y detractores, cada uno con la legitimidad de expresar lo que su criterio les dicte y que de ninguna manera puede ser coartado como en épocas anteriores.

De ahí parte nuestra insistencia de que la participación ciudadana es clave para orientar el destino de la Nación mediante un recurso que siempre hemos tenido a la mano pero que muchas veces hemos menospreciado. Es el voto, esa mágica fórmula que hizo posible la alternancia, que aunque no siempre nos satisfizo, es la insustituible vía para poner a cada quien en su lugar.

Este 6 de junio, los mexicanos estamos ante la oportunidad de aprobar o reprobar al actual gobierno de la república a través de los comicios federales, estatales y municipales que inevitablemente reflejarán la voluntad popular con efectos a nivel nacional.

Quien no participe, solo será un sonido en el aire. Las urnas nos esperan para recolectar la opinión mayoritaria de los mexicanos. No las defraudemos.

Pasando a otro tema, ya estamos en la recta final de las campañas. Pronto, los aspirantes a los cargos de representación tendrán que irse a sus cuarteles a esperar el veredicto de los votantes. En Tamaulipas las encuestas son diversas, pues mientras algunas advierten que Acción Nacional se llevará “carro completo”, otras señalan que Morena ganará municipios clave, principalmente en la frontera. Al PRI se le conceden pocas posibilidades de triunfo. La hora de la verdad está próxima.

raulpazos45qgmail.com