Adiós al invierno neoliberal
En el marco de la conmemoración de la Expropiacion Petrolera del 18 de Marzo de 1938...
Podemos referirnos al adiós al invierno del neoliberalismo económico y a la lucha por los hidrocarburos que involucra a las naciones latinoamericanas.
Y como una cosa va con otra, le dire primero que en estos días y semanas se han presentado encendidos debates a favor y en contra —sin llegar hasta el momento a un acuerdo definitivo--, sobre el anuncio de la aplicación de nuevas sanciones económicas a Venezuela por parte del gobierno de Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Washington D.C. considera que la política en materia de derechos humanos de Nicolás Maduro, presidente del país bolivariano, es un peligro para la seguridad estadounidense.
Nicolás Maduro no es un dechado de virtudes democráticas ni parece llenar las expectativas de grandes sectores del pueblo venezolano, castigado por la inflación, la subida de los precios y recientemente por lo que parecen ser ataques cibernéticos en el sector eléctrico, pero la postura de Trump parece ser excesiva. “Aun bajo la noble lógica de la defensa de Derechos Humanos y la democracia” habría que preguntar el porqué no se aplica parejo el dicho de “o todos coludos o todos rabones”. La justicia selectiva es únicamente la reiteración del “derecho a imponer su ley que proclaman las grandes naciones y conservar el orgullo de “America para los americanos” (más el petroleo), según la doctrina Monroe.
Nicolás Maduro calificó las sanciones de Donald Trump como lo más agresivo que Estados Unidos ha dirigido hacia su país. Pero durante la crisis de los energéticos en los años setenta, Henry Kissinger, secretario de Estado de Richard Nixon, recomendó la ocupación militar de Venezuela para controlar sus mantos petrolíferos y asegurar el suministro de hidrocarburos a los Estados Unidos.
Hay quienes aseguran que lo que acontece en Venezuela responde a la acción e intereses de las grandes compañías petroleras y sus “gatos” que, bajo la égida del llamado nuevo orden mundial, “son los que ponen el precio del petróleo y no la OPEP ni otras naciones productoras de energía, como pudiera creerse”.
La relacion de las grandes compañías petroleras y sus ligas con los gobiernos son en algunos casos casi lo mismo, factor que después de la segunda guerra mundial se aprecia con una mayor conciencia de la dependencia del petróleo a la hora de la subsistencia.
Otro hecho, al momento de adquirir los carburantes es su importancia crítica en el abastecimiento para la guerra. “Los aliados—aseguró Lord Curzon-- en frase citada con frecuencia por los hombres del petróleo, alcanzaron la victoria flotando sobre un mar de petróleo”. Refiere Anthony Sampson, “Los alemanes estaban a falta desesperada de petróleo, mientras que Inglaterra disponía de acceso al de BP en Persia por Abadan y al de la Shell en México o Indonesia. La lección fue aprendida, y actualmente el derecho a disponer de transporte, electricidad y calefacción con petróleo barato es considerado parte fundamental de la democracia de los países más industrializados, situación que sigue hasta nuestros días.
Donald Trump y asociados saben que si la economía mundial está que arde, es bueno tener crudo seguro y barato para apagarla. Por eso Venezuela y otros países permanecen en la mira y se les ve como piezas intercambiables en el ajedrez de la geopolítica mundial.
Nota de día- El estilo personal de gobernar es como una huella digital. Ni bajo leyes similares se ejerce el poder de igual manera. Esto lo vemos cada seis años. Por ejemplo, Salinas, Zedillo y Fox igualmente predicaron los postulados del neoliberalismo económico, y sin embargo, los aplicaron con varios matices. Por su parte, AMLO, que también tiene un estilo personal de gobernar, sui generis, por cierto, dijo adiós a la doctrina del neoliberalismo y esto genera dudas e interrogantes en sus adversarios politicos. Sin embargo, independientemente de cálculos econométricos, en último caso lo mejor de un gobernante es su honestidad y honradez. Con esto no le falta ni le sobra nada. En “Los Viajes de Gulliver”, Jonathan Swift explica las condiciones de Liliput para elegir a personas para cualquier cargo y dice: 'atienden mas a su buena moral que a sus capacidades, ya que, siendo el gobierno necesario al género humano, creen que el molde común de la comprensión humana es apto para un estado u otro, ya que la Providencia no se ha propuesto nunca hacer del manejo de los asuntos públicos un misterio solo al alcance de unas cuantas personas de genio sublime, de las que rara vez nacen más de tres en una era(…)'. La falta de virtudes morales está lejos de ser sustituida por superiores capacidades de la mente, ya que los puestos no son puestos (sic) nunca en tan peligrosas manos como las de las personas así calificadas, opinando, por ende, que los errores cometidos por la ignorancia y con buena intención nunca pueden ser tan perniciosos para el bien público como lo ejecutado por un hombre con inclinaciones corrompidas y cuyas grandes facultades le permiten multiplicar y defender sus cohechos”.
