/ martes 21 de diciembre de 2021

Ajo y Agua | Se hace hasta lo imposible

Real Madrid llega a la última cita del 2021 prácticamente arrastrándose, en medio de lesiones y contagios de Covid-19, pero firme en el liderado de la Liga española, con 11 partidos consecutivos sin conocer la derrota. El compromiso ejemplar de cada uno de sus jugadores es evidente, como también lo es el deseo de disfrutar del breve receso navideño para recuperar energías y afrontar la segunda vuelta de la temporada.

Ya nos hemos acostumbrado a vivir en medio de la pandemia del Covid-19, con todo y la reciente aparición de la variante Ómicron, que de momento mantiene en alerta a todo el mundo.

Lo anterior genera aún mayor preocupación debido a la ligereza con la que de pronto se toman las cosas en el mundo del futbol, en el que las exigencias están a tope, mucho más que antes, y olvidando que se trata de otra temporada atípica, en las que los jugadores, como siempre, se llevan la peor parte.

Casos como los del Real Madrid, del Bayern Múnich y del París Saint Germain llaman la atención, pues a pesar de la adversidad, llegada en forma de lesiones y contagios, se mantienen firmes en el liderato de sus respectivos torneos de Liga y con la mirada puesta en los octavos de final de la Champions League, en la que, además, son amplios favoritos en la búsqueda del título.

Entre estos tres equipos es todavía más plausible la labor del conjunto merengue, por más que el empate sin goles frente al muro defensivo del Cádiz, el domingo, sea motivo, para algunos, de constantes críticas que invitan al pesimismo.

Llegar a 11 partidos consecutivos sin conocer la derrota no es tarea fácil. De hecho, es la respuesta con firmeza al reto de jugar cada tres días, en un calendario sumamente demoledor. Así lo exige la grandeza del Real Madrid.

Hasta hace unas fechas el estratega Carlo Ancelotti había descartado hacer rotaciones, confiando siempre en un mismo cuadro titular, salvo algunos cambios obligados ante las numerosas bajas, causadas por lesión o contagios.

Y hacía bien, porque en el futbol una de los criterios a respetar es que aquel equipo que gana debe repetir. Sin embargo, el cansancio acumulado no sólo en las piernas, sino también en lo mental de los jugadores, lo obligó a modificar.

Fue una semana complicada para los Merengues, con nueve bajas para el duelo ante el Cádiz, seis de ellas por contagio.

La cuarentena obligatoria, así como el proceso de recuperación, que acertadamente incluye un examen cardiológico exigido por los servicios médicos del conjunto merengue, complica el cierre de año, siempre bajo la amenaza de que surjan nuevos casos positivos.

El compromiso también es evidente por parte del club, que refuerza las medidas de seguridad para proteger a sus jugadores.

Pese a todo lo anterior, el dominio del Real Madrid sobre el Cádiz fue abrumador, con hasta 36 tiros al arco.

No sólo se hizo lo que se pudo, como refirió Ancelotti al término del partido, la realidad es que se hizo hasta lo imposible. Sólo que el balón no quiso entrar en esta ocasión, como en muchas otras les sucede a equipos de todo el mundo.

Karim Benzema no estaba al 100 por ciento, como era de esperarse tras recuperarse de una lesión, sin embargo, aplaudo su entrega, siempre dispuesto a sacrificarse por el equipo, ya que las bajas no daban opción a que descansara.

Quizá la historia hubiera sido diferente si Ancelotti hubiera mandado a Luka Jovic a la cancha desde el inicio del segundo tiempo para acompañar al francés, ya que el rival nunca buscó ganar el partido, sólo le importaba no perderlo.

Y sin Luka Modric, peor todavía. El engranaje del medio campo no funciona igual cuando el volante está fuera de la cancha. Toni Kroos y Casemiro se quedaron a la espera de que el croata pudiera regresar a tiempo después de haber dado positivo a coronavirus.

El resultado no fue el esperado, es cierto, porque en el Real Madrid se tiene la obligación de ganar hasta en un juego de canicas. Pero se logró llegar a cinco partidos consecutivos sin recibir gol, con grandes actuaciones del portero Thibaut Courtois, y, sobre todo, gracias al trabajo en equipo.

¡Que te lo digo yo!

Real Madrid llega a la última cita del 2021 prácticamente arrastrándose, en medio de lesiones y contagios de Covid-19, pero firme en el liderado de la Liga española, con 11 partidos consecutivos sin conocer la derrota. El compromiso ejemplar de cada uno de sus jugadores es evidente, como también lo es el deseo de disfrutar del breve receso navideño para recuperar energías y afrontar la segunda vuelta de la temporada.

Ya nos hemos acostumbrado a vivir en medio de la pandemia del Covid-19, con todo y la reciente aparición de la variante Ómicron, que de momento mantiene en alerta a todo el mundo.

Lo anterior genera aún mayor preocupación debido a la ligereza con la que de pronto se toman las cosas en el mundo del futbol, en el que las exigencias están a tope, mucho más que antes, y olvidando que se trata de otra temporada atípica, en las que los jugadores, como siempre, se llevan la peor parte.

Casos como los del Real Madrid, del Bayern Múnich y del París Saint Germain llaman la atención, pues a pesar de la adversidad, llegada en forma de lesiones y contagios, se mantienen firmes en el liderato de sus respectivos torneos de Liga y con la mirada puesta en los octavos de final de la Champions League, en la que, además, son amplios favoritos en la búsqueda del título.

Entre estos tres equipos es todavía más plausible la labor del conjunto merengue, por más que el empate sin goles frente al muro defensivo del Cádiz, el domingo, sea motivo, para algunos, de constantes críticas que invitan al pesimismo.

Llegar a 11 partidos consecutivos sin conocer la derrota no es tarea fácil. De hecho, es la respuesta con firmeza al reto de jugar cada tres días, en un calendario sumamente demoledor. Así lo exige la grandeza del Real Madrid.

Hasta hace unas fechas el estratega Carlo Ancelotti había descartado hacer rotaciones, confiando siempre en un mismo cuadro titular, salvo algunos cambios obligados ante las numerosas bajas, causadas por lesión o contagios.

Y hacía bien, porque en el futbol una de los criterios a respetar es que aquel equipo que gana debe repetir. Sin embargo, el cansancio acumulado no sólo en las piernas, sino también en lo mental de los jugadores, lo obligó a modificar.

Fue una semana complicada para los Merengues, con nueve bajas para el duelo ante el Cádiz, seis de ellas por contagio.

La cuarentena obligatoria, así como el proceso de recuperación, que acertadamente incluye un examen cardiológico exigido por los servicios médicos del conjunto merengue, complica el cierre de año, siempre bajo la amenaza de que surjan nuevos casos positivos.

El compromiso también es evidente por parte del club, que refuerza las medidas de seguridad para proteger a sus jugadores.

Pese a todo lo anterior, el dominio del Real Madrid sobre el Cádiz fue abrumador, con hasta 36 tiros al arco.

No sólo se hizo lo que se pudo, como refirió Ancelotti al término del partido, la realidad es que se hizo hasta lo imposible. Sólo que el balón no quiso entrar en esta ocasión, como en muchas otras les sucede a equipos de todo el mundo.

Karim Benzema no estaba al 100 por ciento, como era de esperarse tras recuperarse de una lesión, sin embargo, aplaudo su entrega, siempre dispuesto a sacrificarse por el equipo, ya que las bajas no daban opción a que descansara.

Quizá la historia hubiera sido diferente si Ancelotti hubiera mandado a Luka Jovic a la cancha desde el inicio del segundo tiempo para acompañar al francés, ya que el rival nunca buscó ganar el partido, sólo le importaba no perderlo.

Y sin Luka Modric, peor todavía. El engranaje del medio campo no funciona igual cuando el volante está fuera de la cancha. Toni Kroos y Casemiro se quedaron a la espera de que el croata pudiera regresar a tiempo después de haber dado positivo a coronavirus.

El resultado no fue el esperado, es cierto, porque en el Real Madrid se tiene la obligación de ganar hasta en un juego de canicas. Pero se logró llegar a cinco partidos consecutivos sin recibir gol, con grandes actuaciones del portero Thibaut Courtois, y, sobre todo, gracias al trabajo en equipo.

¡Que te lo digo yo!