/ viernes 4 de enero de 2019

Al caminar por las calles de este puerto

Amor, cuando no te tenía, yo era de aire, invisible y todo me era ajeno e inmediato.

Probé la noche y el día a grandes sorbos. Grité palabras vacuas en muchos precipicios.

Antes de ti yo tenía en el rostro frío y me cubría un helado hastío a meses, a detritus de vida vivida sin ton ni son.

Amor, Tampico me es el lugar idóneo porque aquí te conocí y las estrellas que buscaban dónde estallar lo hicieron en mi pecho en el momento en que te vi y me viste.

Amor, cuando no te tenía, mi boca estaba seca, no sabía de miel ni de la suavidad del beso que te da dulzura.

Ahora, a mi lado, eres la totalitaria de mi piel. Le has puesto nombre a mis días, le has otorgado significado al brutal arte de vivir.

Contigo, amor, me han crecido alas, me he vuelto valiente ante ese monstruo llamado rutina.

Lo que te debo, amor mío, es la resurrección de mi carne, el interés por mirar la flor y por no gritar sino hablar, dialogar con la vida.

Tengo en mis manos palomas con tu rostro. Te debo lo que soy, lo que hago.

Me siento el hombre más alto del mundo cuando te abrazo, cuando en tus besos descubro el país más tierno al que un hombre puede llegar.

Al caminar por las calles de este puerto a tu lado entiendo que uno nació para amar, para en otra persona ser uno mismo. El río Pánuco se ve distinto si te tengo a mi lado comiendo un helado o simplemente no haciendo nada contigo.

Cuando dices mi nombre me elevo, me siento sin peso y es cuando todo lo que veo me parece bello, que no lo merezco. Tú me haces merecer cada segundo que vivo porque te me doy, te me das y en eso consiste el amor.

Antes de ti yo era el ogro de la fábula. Contigo, princesa, soy el que todo lo puede, el que vence dragones y el que te extiende estos mis brazos para cubrirte, para decirte que cuando se ama nada puede con el amor sino el olvido.

Tampico y Xalapa son mis reinos si te tengo a mi lado. ¿Lo ves? Yo que no luché por ti ni agité mi espada. Simplemente te encontré en el momento justo de mi vida y, ahora amor, ¿quién puede vencer a este hombre que desde Tampico creyó que no volvería a amar?

Amor, cuando no te tenía, yo era de aire, invisible y todo me era ajeno e inmediato.

Probé la noche y el día a grandes sorbos. Grité palabras vacuas en muchos precipicios.

Antes de ti yo tenía en el rostro frío y me cubría un helado hastío a meses, a detritus de vida vivida sin ton ni son.

Amor, Tampico me es el lugar idóneo porque aquí te conocí y las estrellas que buscaban dónde estallar lo hicieron en mi pecho en el momento en que te vi y me viste.

Amor, cuando no te tenía, mi boca estaba seca, no sabía de miel ni de la suavidad del beso que te da dulzura.

Ahora, a mi lado, eres la totalitaria de mi piel. Le has puesto nombre a mis días, le has otorgado significado al brutal arte de vivir.

Contigo, amor, me han crecido alas, me he vuelto valiente ante ese monstruo llamado rutina.

Lo que te debo, amor mío, es la resurrección de mi carne, el interés por mirar la flor y por no gritar sino hablar, dialogar con la vida.

Tengo en mis manos palomas con tu rostro. Te debo lo que soy, lo que hago.

Me siento el hombre más alto del mundo cuando te abrazo, cuando en tus besos descubro el país más tierno al que un hombre puede llegar.

Al caminar por las calles de este puerto a tu lado entiendo que uno nació para amar, para en otra persona ser uno mismo. El río Pánuco se ve distinto si te tengo a mi lado comiendo un helado o simplemente no haciendo nada contigo.

Cuando dices mi nombre me elevo, me siento sin peso y es cuando todo lo que veo me parece bello, que no lo merezco. Tú me haces merecer cada segundo que vivo porque te me doy, te me das y en eso consiste el amor.

Antes de ti yo era el ogro de la fábula. Contigo, princesa, soy el que todo lo puede, el que vence dragones y el que te extiende estos mis brazos para cubrirte, para decirte que cuando se ama nada puede con el amor sino el olvido.

Tampico y Xalapa son mis reinos si te tengo a mi lado. ¿Lo ves? Yo que no luché por ti ni agité mi espada. Simplemente te encontré en el momento justo de mi vida y, ahora amor, ¿quién puede vencer a este hombre que desde Tampico creyó que no volvería a amar?