/ viernes 7 de junio de 2019

Amo el canto del cenzontle, pájaro de 400 voces, amo el color del jade y el perfume de las flores, pero amo más a mi hermano el hombre. Nezahualcóyotl.

Vivir o existir... Vivir es biológico, algo que se nos da, existir en cambio, significa salirse, mostrarse, hacer, aparecer, dar... Walt Wiltman dijo alguna vez, conozco gente que existe, pero que no vive. En la historia de nuestro futbol aparecemos como un grupo multifacético que carece de identidad. En un gran número de opciones para mostrarnos, tantas como Campeonatos Mundiales han acontecido, hemos adoptado el rostro del futbol argentino, uruguayo, chileno etc., consiguiendo de esta forma existir, logrando con eso, mostrar del futbol mexicano una grotesca caricatura que para nada nos ha servido.

Pienso que mi dialéctica no es precisa, que por más que me esmero no logro hacerme entender, claro, no soy quien va a componer las cosas, pero sí quisiera poder lograr que entendieran mi preocupación. Estoy seguro de que si nos presentan un juego por televisión, entre Brasil e Italia, cada cual vistiendo el uniforme del otro, no caeríamos en el engaño, identificando fácilmente a los contendientes. Uno ha ganado cinco Campeonatos Mundiales, mientras que el otro lo ha hecho en cuatro, lo que casi los iguala en competitividad. Entonces, ¿Que es lo que nos hace poder diferenciarlos? Sencillo, esto se debe a que Brasil juega como Brasil e Italia juega como Italia.

Tenemos aquí a dos entidades que se muestran, asoman, proponen, aparecen, son originales, no se parecen a Alemania, Inglaterra o España, los uruguayos, con una nación pequeña que parece formar parte de los gigantes Brasil y Argentina, han ganado ya dos Campeonatos Mundiales sin haberlos imitado, o sea, siendo ellos mismos aunque su territorio sea mucho más pequeño. Soy seguidor del Real Madrid desde 1954 y, jamás los he visto jugar distinto, toque corto, renunciando a tratar mal el balón, así se encuentren en zona de riesgo. Hubo en los años 50's un equipo igual a los Merengues, las gloriosas Chivas de Guadalajara y, ¿qué pasó? ¿En dónde quedaron aquellos jugadores multifuncionales capaces de cubrir todas las posiciones? De la misma forma que Brasil se hace identificable, el Santos fue su referente igual que el Milán lo fue de Italia, el Bayern Munich de Alemania, el Ajax de Holanda, el Liverpool de Inglaterra, el Benfica de Portugal etc., etc., En los años 60 y 70, el futbol total practicado en Holanda tomó gran relevancia, llamando la atención de los grandes clubes, como el Barcelona, que rápidamente contrató a Rinus Mitchel para hacerse cargo del equipo blaugrana.

Con este movimiento, se originó la aparición del hombre que dio la confirmación al futbol Total, el rumano Stefan Kovacs, quien a su paso por Dinamarca, Alemania y Francia fue sembrando la semilla de aquel maravilloso sistema de juego, siendo en Francia en donde se le contrató para hacerse cargo de la unificación de ideas entre los directores técnicos de los equipos galos, resultando de ello toda la grandeza futbolística que ahora exhibe Francia. Por aquel tiempo, a un directivo mexicano se le ocurrió la idea de contratar a Kovacs para hacer lo mismo con el futbol mexicano, pero como aquí se acostumbra a que todo lo decide un pequeño grupo de hombres, al proponente se le tomó por loco y no pasó nada.

Repito, Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente y Ricardo Lavolpe tuvieron propuestas bastante aceptables, pero la volubilidad mexicana hizo que ninguno de ellos prosperara. Tres buenos sellos para establecer nuestra identidad, tres lenguajes melodiosos con los que bien pudimos haber cantado nuestras glorias, tres lenguas mexicanas que cambiamos por otra cifrada en ruinas de los países nórdicos que ni siquiera han servido para que ellos se entiendan, daneses, suecos, noruegos y finlandeses, todos vikingos, tienen idiomas tan distintos que viviendo en apretada vecindad, no son capaces de entenderse, fue así que un tal Sven-Goran Eriksson, sueco de nacimiento, fue el elegido por los malinchistas directivos de nuestra Federación, llevándonos a un enredo del que nos llevó tiempo salir.

Es muy temprano aún para echar a volar las campanas, un tal Gerardo Martino a quien apodan el “Tata", con mucho trabajo en su historia, aunque sin grandes logros, que habla en argentino, lenguaje muy parecido al mexicano, ha logrado en poco tiempo que el inglés Jiménez, los españoles Moreno, Reyes y Araujo, el belga Ochoa, el neerlandés Lozano, se entiendan a la perfección con los huastecos, olmecas, náhuatls, purépechas, otomíes, coras, yaquis, etc., formando un coro, hasta ahora, muy bien entonado y, como somos un pueblo cantor, nos ha gustado la tonada. Que quede claro y, estoy seguro que no hablo solo por mí, no estoy idiota como para pretender que en corto tiempo se logre que nuestro futbol iguale al uruguayo, argentino o brasileño, pero sí deseo que si este ritmo nos gusta a todos, pues que ya no nos lo cambien, así podremos ser originales. Queremos tener identidad, que el mundo hable del futbol MEXICANO.

Hasta pronto amigo.

Vivir o existir... Vivir es biológico, algo que se nos da, existir en cambio, significa salirse, mostrarse, hacer, aparecer, dar... Walt Wiltman dijo alguna vez, conozco gente que existe, pero que no vive. En la historia de nuestro futbol aparecemos como un grupo multifacético que carece de identidad. En un gran número de opciones para mostrarnos, tantas como Campeonatos Mundiales han acontecido, hemos adoptado el rostro del futbol argentino, uruguayo, chileno etc., consiguiendo de esta forma existir, logrando con eso, mostrar del futbol mexicano una grotesca caricatura que para nada nos ha servido.

Pienso que mi dialéctica no es precisa, que por más que me esmero no logro hacerme entender, claro, no soy quien va a componer las cosas, pero sí quisiera poder lograr que entendieran mi preocupación. Estoy seguro de que si nos presentan un juego por televisión, entre Brasil e Italia, cada cual vistiendo el uniforme del otro, no caeríamos en el engaño, identificando fácilmente a los contendientes. Uno ha ganado cinco Campeonatos Mundiales, mientras que el otro lo ha hecho en cuatro, lo que casi los iguala en competitividad. Entonces, ¿Que es lo que nos hace poder diferenciarlos? Sencillo, esto se debe a que Brasil juega como Brasil e Italia juega como Italia.

Tenemos aquí a dos entidades que se muestran, asoman, proponen, aparecen, son originales, no se parecen a Alemania, Inglaterra o España, los uruguayos, con una nación pequeña que parece formar parte de los gigantes Brasil y Argentina, han ganado ya dos Campeonatos Mundiales sin haberlos imitado, o sea, siendo ellos mismos aunque su territorio sea mucho más pequeño. Soy seguidor del Real Madrid desde 1954 y, jamás los he visto jugar distinto, toque corto, renunciando a tratar mal el balón, así se encuentren en zona de riesgo. Hubo en los años 50's un equipo igual a los Merengues, las gloriosas Chivas de Guadalajara y, ¿qué pasó? ¿En dónde quedaron aquellos jugadores multifuncionales capaces de cubrir todas las posiciones? De la misma forma que Brasil se hace identificable, el Santos fue su referente igual que el Milán lo fue de Italia, el Bayern Munich de Alemania, el Ajax de Holanda, el Liverpool de Inglaterra, el Benfica de Portugal etc., etc., En los años 60 y 70, el futbol total practicado en Holanda tomó gran relevancia, llamando la atención de los grandes clubes, como el Barcelona, que rápidamente contrató a Rinus Mitchel para hacerse cargo del equipo blaugrana.

Con este movimiento, se originó la aparición del hombre que dio la confirmación al futbol Total, el rumano Stefan Kovacs, quien a su paso por Dinamarca, Alemania y Francia fue sembrando la semilla de aquel maravilloso sistema de juego, siendo en Francia en donde se le contrató para hacerse cargo de la unificación de ideas entre los directores técnicos de los equipos galos, resultando de ello toda la grandeza futbolística que ahora exhibe Francia. Por aquel tiempo, a un directivo mexicano se le ocurrió la idea de contratar a Kovacs para hacer lo mismo con el futbol mexicano, pero como aquí se acostumbra a que todo lo decide un pequeño grupo de hombres, al proponente se le tomó por loco y no pasó nada.

Repito, Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente y Ricardo Lavolpe tuvieron propuestas bastante aceptables, pero la volubilidad mexicana hizo que ninguno de ellos prosperara. Tres buenos sellos para establecer nuestra identidad, tres lenguajes melodiosos con los que bien pudimos haber cantado nuestras glorias, tres lenguas mexicanas que cambiamos por otra cifrada en ruinas de los países nórdicos que ni siquiera han servido para que ellos se entiendan, daneses, suecos, noruegos y finlandeses, todos vikingos, tienen idiomas tan distintos que viviendo en apretada vecindad, no son capaces de entenderse, fue así que un tal Sven-Goran Eriksson, sueco de nacimiento, fue el elegido por los malinchistas directivos de nuestra Federación, llevándonos a un enredo del que nos llevó tiempo salir.

Es muy temprano aún para echar a volar las campanas, un tal Gerardo Martino a quien apodan el “Tata", con mucho trabajo en su historia, aunque sin grandes logros, que habla en argentino, lenguaje muy parecido al mexicano, ha logrado en poco tiempo que el inglés Jiménez, los españoles Moreno, Reyes y Araujo, el belga Ochoa, el neerlandés Lozano, se entiendan a la perfección con los huastecos, olmecas, náhuatls, purépechas, otomíes, coras, yaquis, etc., formando un coro, hasta ahora, muy bien entonado y, como somos un pueblo cantor, nos ha gustado la tonada. Que quede claro y, estoy seguro que no hablo solo por mí, no estoy idiota como para pretender que en corto tiempo se logre que nuestro futbol iguale al uruguayo, argentino o brasileño, pero sí deseo que si este ritmo nos gusta a todos, pues que ya no nos lo cambien, así podremos ser originales. Queremos tener identidad, que el mundo hable del futbol MEXICANO.

Hasta pronto amigo.