/ sábado 5 de octubre de 2019

Anatomía del sonambulismo

Suena duro decirlo, pero el sujeto que asesinó a balazos a John Lennon, integrante de The Beatles, y otros chacales convictos, como Charles Manson, quien no necesita presentación, en varios países reciben un trato similar o parecido a héroes

Esto sucede en naciones ricas, con un alto nivel de desarrollo. Incluso, algunos criminales tienen clubes de fans, tal y como corresponde a la Sociedad del Espectáculo en que vivimos.

Lo anteriormente descrito viene a cuento, lector, porque la ola de crímenes, asesinatos, odios interraciales, pugnas y guerras entre países, vendetas, intrigas internacionales y toda clase de atropellos a la dignidad de la persona humana--siendo esto un hecho cotidiano--, nos remite a la historia del buen señor que parecía ser feliz, excepto por una cosa: era sonámbulo. Esto es, caminaba dormido todas las noches. Y como el detalle de su sonambulismo lo mortificaba, fue con un siquiatra para que lo psicoanalizara. Después, ya con varias sesiones con el “loquero”, el psicoterapeuta lo curó por completo de su trauma sicológico. Pero he aquí lo chistoso: el paciente seguía siendo sonámbulo, no había renunciado a ello. Por el contrario, su sonambulismo era igual o peor que antes. Solo que ahora no sentía congoja ni complejos, sino que lo aceptaba y era feliz, sin importarle lo que otros pensaran . ¡Estaba curado!

¿No será que ante las nuevas variantes del auto envilecimiento que nacen cada dia, a la sociedad le pasa como al buen señor que después de un “coco wash” (lavado de cerebro), seguía en su cómodo papel de sonámbulo; pero contento?

¿Estamos siendo protagonistas de una especie de sonambulismo o mejor dicho, de un entumecimiento moral de la sociedad?

¿Hacia qué lugar nos lleva todo esto?

NOTA DEL DÍA.- Aunque me niego a la idea de poner un tiempo perentorio a cualquier nuevo gobierno para la resolución de los graves problemas por los que atraviesa el país, a mi juicio, un año es periodo suficiente para dar señales de una auténtica orientación democrática y lograr quitar en algo la percepción pública de nuestro territorio es únicamente sitio de “conquista y oportunismos”, legado asaz del periodo de La Colonia.

En el inicio de cada administración es obvio que el titular del Ejecutivo estará mucho más convencido de la importancia que tienen sus palabras, del impacto que demuestran, hecho que no puede ser trivializado con dichos, actitudes y argumentos frívolos al momento de la discusión y el debate, --característica de un ambiente democrático-- sobre todo, cuando la mayor responsabilidad es atender las necesidades de la gente sin excepciones, y hacerlo por compromiso moral, de acuerdo a las circunstancias. Por tanto, es lógico que debe atenderse preferentemente a los que más sufren, a los débiles, a los necesitados, a los excluidos y marginados. Solo de esa manera se podrá crear en México la seguridad y certidumbre para señalar caminos, para poder hablar con la verdad y demostrar que es posible luchar contra lo malo que asola a la nación. Lo único necesario es demostrar y mantener con hechos que hay congruencia, pericia, capacidad en las labores del gobierno y, sobre todo, corroborar que se conoce nuestra lamentable realidad nacional.

Suena duro decirlo, pero el sujeto que asesinó a balazos a John Lennon, integrante de The Beatles, y otros chacales convictos, como Charles Manson, quien no necesita presentación, en varios países reciben un trato similar o parecido a héroes

Esto sucede en naciones ricas, con un alto nivel de desarrollo. Incluso, algunos criminales tienen clubes de fans, tal y como corresponde a la Sociedad del Espectáculo en que vivimos.

Lo anteriormente descrito viene a cuento, lector, porque la ola de crímenes, asesinatos, odios interraciales, pugnas y guerras entre países, vendetas, intrigas internacionales y toda clase de atropellos a la dignidad de la persona humana--siendo esto un hecho cotidiano--, nos remite a la historia del buen señor que parecía ser feliz, excepto por una cosa: era sonámbulo. Esto es, caminaba dormido todas las noches. Y como el detalle de su sonambulismo lo mortificaba, fue con un siquiatra para que lo psicoanalizara. Después, ya con varias sesiones con el “loquero”, el psicoterapeuta lo curó por completo de su trauma sicológico. Pero he aquí lo chistoso: el paciente seguía siendo sonámbulo, no había renunciado a ello. Por el contrario, su sonambulismo era igual o peor que antes. Solo que ahora no sentía congoja ni complejos, sino que lo aceptaba y era feliz, sin importarle lo que otros pensaran . ¡Estaba curado!

¿No será que ante las nuevas variantes del auto envilecimiento que nacen cada dia, a la sociedad le pasa como al buen señor que después de un “coco wash” (lavado de cerebro), seguía en su cómodo papel de sonámbulo; pero contento?

¿Estamos siendo protagonistas de una especie de sonambulismo o mejor dicho, de un entumecimiento moral de la sociedad?

¿Hacia qué lugar nos lleva todo esto?

NOTA DEL DÍA.- Aunque me niego a la idea de poner un tiempo perentorio a cualquier nuevo gobierno para la resolución de los graves problemas por los que atraviesa el país, a mi juicio, un año es periodo suficiente para dar señales de una auténtica orientación democrática y lograr quitar en algo la percepción pública de nuestro territorio es únicamente sitio de “conquista y oportunismos”, legado asaz del periodo de La Colonia.

En el inicio de cada administración es obvio que el titular del Ejecutivo estará mucho más convencido de la importancia que tienen sus palabras, del impacto que demuestran, hecho que no puede ser trivializado con dichos, actitudes y argumentos frívolos al momento de la discusión y el debate, --característica de un ambiente democrático-- sobre todo, cuando la mayor responsabilidad es atender las necesidades de la gente sin excepciones, y hacerlo por compromiso moral, de acuerdo a las circunstancias. Por tanto, es lógico que debe atenderse preferentemente a los que más sufren, a los débiles, a los necesitados, a los excluidos y marginados. Solo de esa manera se podrá crear en México la seguridad y certidumbre para señalar caminos, para poder hablar con la verdad y demostrar que es posible luchar contra lo malo que asola a la nación. Lo único necesario es demostrar y mantener con hechos que hay congruencia, pericia, capacidad en las labores del gobierno y, sobre todo, corroborar que se conoce nuestra lamentable realidad nacional.