/ domingo 17 de mayo de 2020

Añoranzas | Día del Maestro

En el Día del Maestro vienen a nuestra memoria los maestros que tuvimos a través de nuestra vida escolar.

Recordemos a la maestra del jardín de niños que enjugó nuestras lágrimas cuando por primera vez soltamos la mano de nuestra madre para emprender el largo camino del aprendizaje. A la profesora del inicio de la primaria que paciente nos guiaba nuestro pequeño índice en frases que nos abrían el maravilloso mundo de las letras. Mi mamá me ama, mi mamá me mima, mi oso es mío. Y hubo maestros enérgicos que nos hacían temblar cuando éramos llamados al pizarrón, y también tuvimos cómplices concediéndonos puntos de más para poder pasar la materia que se dificultaba… La maestra que después de clase se quedaba a explicarnos lo que no habíamos podido entender. Inolvidable la mirada comprensiva del maestro que sabía que ese día no estábamos totalmente concentrados por problemas de la adolescencia… El terror cuando nos llamaban a la Dirección a dar cuenta de nuestra mala conducta que no pasaba de inocentes travesuras.

Maestros inolvidables que forjaron y abrieron el camino del saber. Los profesores del Cervantes, magnífico Colegio, magnífico que enriqueció a la llegada de maestros del exilio español, como los Ridaura, Miret, Garriga y Plá. Las hermanas Inurrigarro fundadoras del Colegio Motolinía.

Las queridas Teachers del Colegio Americano: Mrs. Ceballos, Miss Alice Holmes entre otras. Las dulces monjas del Colegio Tamaulipas y del Colegio Félix de Jesús. Los excelentes maestros de la Preparatoria de Tampico: Roberto Chagoyán, Antonio Fusco, Gutiérrez Zamora, Lic. Castillo, Jesús Hurtado de Alba, Rafael Martínez López, Gil Peña. Maestros de pintura, de piano, de danza y así, hasta el infinito…

Profesores y Profesoras de verdadera vocación en la enseñanza. Inolvidables maestros que fueron cómplices, pacientes, dulces, amables, carismáticos, generosos, respetados y enérgicos. Todos y cada uno de ellos dejaron un recuerdo indeleble en nuestro corazón. Queridos profesores que nos transmitieron su saber y que un día nos dijeron adiós deseándonos la mejor de las suertes en nuestro caminar.

En el Día del Maestro vienen a nuestra memoria los maestros que tuvimos a través de nuestra vida escolar.

Recordemos a la maestra del jardín de niños que enjugó nuestras lágrimas cuando por primera vez soltamos la mano de nuestra madre para emprender el largo camino del aprendizaje. A la profesora del inicio de la primaria que paciente nos guiaba nuestro pequeño índice en frases que nos abrían el maravilloso mundo de las letras. Mi mamá me ama, mi mamá me mima, mi oso es mío. Y hubo maestros enérgicos que nos hacían temblar cuando éramos llamados al pizarrón, y también tuvimos cómplices concediéndonos puntos de más para poder pasar la materia que se dificultaba… La maestra que después de clase se quedaba a explicarnos lo que no habíamos podido entender. Inolvidable la mirada comprensiva del maestro que sabía que ese día no estábamos totalmente concentrados por problemas de la adolescencia… El terror cuando nos llamaban a la Dirección a dar cuenta de nuestra mala conducta que no pasaba de inocentes travesuras.

Maestros inolvidables que forjaron y abrieron el camino del saber. Los profesores del Cervantes, magnífico Colegio, magnífico que enriqueció a la llegada de maestros del exilio español, como los Ridaura, Miret, Garriga y Plá. Las hermanas Inurrigarro fundadoras del Colegio Motolinía.

Las queridas Teachers del Colegio Americano: Mrs. Ceballos, Miss Alice Holmes entre otras. Las dulces monjas del Colegio Tamaulipas y del Colegio Félix de Jesús. Los excelentes maestros de la Preparatoria de Tampico: Roberto Chagoyán, Antonio Fusco, Gutiérrez Zamora, Lic. Castillo, Jesús Hurtado de Alba, Rafael Martínez López, Gil Peña. Maestros de pintura, de piano, de danza y así, hasta el infinito…

Profesores y Profesoras de verdadera vocación en la enseñanza. Inolvidables maestros que fueron cómplices, pacientes, dulces, amables, carismáticos, generosos, respetados y enérgicos. Todos y cada uno de ellos dejaron un recuerdo indeleble en nuestro corazón. Queridos profesores que nos transmitieron su saber y que un día nos dijeron adiós deseándonos la mejor de las suertes en nuestro caminar.