/ domingo 16 de agosto de 2020

Añoranzas | Había una vez un rey

Había una vez un rey que no era de chocolate ni tenía la nariz de cacahuate ni le brotaba miel de su regia calva.

Su reina no era de caramelo y sus hijos no eran de azúcar granulada. Su castillo tampoco tenía las murallas de membrillo y sus torres no eran de turrón, pero al igual que el Rey Bombón de Cri-Cri, tenía muy amargo el corazón.

El rey era muy feliz.

Se la pasaba a todo día jugando al mus con la reina y practicando el tiro al blanco con su servidumbre.

El rey no sabía de finanzas, ya que lo suyo era velear e ir de cacería al África.

Y sucedió un día el soberano se fue de cacería pues tenía el antojo de cazar un elefante para colgar su cabeza al lado del trono.

Con todo su armado cortejo llegó a la planicie en donde una manada de elefantes se alimentaba plácidamente. Por ser animales que conviven mucho en familia, siempre están juntos protegiendo a sus pequeñas crías manifestando su afecto y embelleciendo el paisaje.

Listo para dispararle al jefe de la manada, su altísima serenísima perdió el paso y se fue de bruces rompiéndose "sus reales posaderas".

La manada huyó despavorida agitando sus grandes orejas y levantando sus enormes trompas. Los changos aplaudían, las hienas se carcajeaban, los pájaros cantaban y todo el Reino Animal festejaba el "sentón" del monarca.

El Rey regresó a su reino todo "madreado". Prohibió la película Dumbo, la revista National Geographic, los adornos de marfil y jamás volvió a ir al circo por aquello de que los elefantes tienen muy buena memoria....

Y COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO...

Había una vez un rey que no era de chocolate ni tenía la nariz de cacahuate ni le brotaba miel de su regia calva.

Su reina no era de caramelo y sus hijos no eran de azúcar granulada. Su castillo tampoco tenía las murallas de membrillo y sus torres no eran de turrón, pero al igual que el Rey Bombón de Cri-Cri, tenía muy amargo el corazón.

El rey era muy feliz.

Se la pasaba a todo día jugando al mus con la reina y practicando el tiro al blanco con su servidumbre.

El rey no sabía de finanzas, ya que lo suyo era velear e ir de cacería al África.

Y sucedió un día el soberano se fue de cacería pues tenía el antojo de cazar un elefante para colgar su cabeza al lado del trono.

Con todo su armado cortejo llegó a la planicie en donde una manada de elefantes se alimentaba plácidamente. Por ser animales que conviven mucho en familia, siempre están juntos protegiendo a sus pequeñas crías manifestando su afecto y embelleciendo el paisaje.

Listo para dispararle al jefe de la manada, su altísima serenísima perdió el paso y se fue de bruces rompiéndose "sus reales posaderas".

La manada huyó despavorida agitando sus grandes orejas y levantando sus enormes trompas. Los changos aplaudían, las hienas se carcajeaban, los pájaros cantaban y todo el Reino Animal festejaba el "sentón" del monarca.

El Rey regresó a su reino todo "madreado". Prohibió la película Dumbo, la revista National Geographic, los adornos de marfil y jamás volvió a ir al circo por aquello de que los elefantes tienen muy buena memoria....

Y COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO...