/ domingo 27 de junio de 2021

Añoranzas | La princesa roja

Era el mes de Agosto del 2001 y la Embajada de México en el Perú había invitado a la escritora franco-mexicana Elena Poniatowska, para presentar su último libro, “La Piel del Cielo”.

Esa mañana acudí al gimnasio de un hotel en Lima y metí un libro en la mochila para leer un rato en la terraza, en caso de asomar el sol, ya que en otoño Lima casi siempre está cubierta por una “garúa” húmeda y gris. Tuve suerte, el día estuvo espléndido.

De pronto me di cuenta de que a mi lado se encontraba tomando el sol una dama con el sombrero típico de Michoacán y la reconocí de inmediato.

Volteó a verme con la sonrisa perenne que le caracteriza y me preguntó ¿Qué estás leyendo? Tu última novela, Elenita… —en ese momento surgió una relación que duró un par de días al ofrecerme como su guía de turista en la Ciudad de los Reyes.

Recorrimos museos, plazas y rincones. Comimos el famoso ceviche en “La Rosa Náutica”, hermoso restaurante con vista al océano Pacífico y terminamos tomando un Pisco en el barrio bohemio de Barranco, y escuchamos las preciosas canciones de Chabuca Granda.

Fue para mí una experiencia enriquecedora e inolvidable. El día de la presentación me dedicó su libro con líneas cariñosas.

La escritora mexicana posee un premio literario que lleva su nombre, instaurado en 2007 por el Gobierno de la capital de México y es “Honoris Causa” por universidades de todo el mundo.

En el año 2013 obtuvo el Premio Cervantes de la Literatura que le fue entregado en la Universidad de Alcalá de Henares por los Reyes de España. Al enterarme, corrí a buscar su novela dedicada por ella y que conservo entre mis tesoros literarios. Estoy orgullosa de mis dos libros dedicados por escritores mexicanos que han recibido el Premio Cervantes. Carlos Fuentes y “La Ponny” —mote de sus amigos a Elenita.

Elegantemente vestida con un traje “rojo chillón y amarillo” que le regalaron las mujeres de Juchitán, Oaxaca para lucirlo en la solemne ceremonia en Madrid, la llamada “princesa roja” pronunció un discurso valiente y crítico como era de esperarse.

Ella siempre aprovecha el estrado para lanzar determinante su defensa por los ilusos, los destartalados, los candorosos, los de a pie, los marginados, los olvidados.

Periodista y escritora comprometida no ha dudado en poner su pluma al servicio de las causas más justas.Su manera peculiar de escribir, a veces infantil, de voz propia, valiente y transparente, nos gusta a muchos, a otros no tanto.

Sus ideas políticas y progresistas causan polémica, sobre todo viniendo de una princesa polaca. Con su desparpajo característico dice estar del lado de los “amolados”, porque si en este país las cosas no mejoran a todos nos va a llevar la chichicuilota, así de claro.

A sus 89 Elenita continúa hasta el día de hoy muy activa y totalmente lúcida, apoyando con arrojo al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador del que es amiga muy cercana. No me quiero morir sin ver a Andrés con la banda puesta, exclamaba entusiasmada. Y lo vio.

¿Cuál es el personaje de Elena en la literatura mexicana? Respondió Octavio Paz a la pregunta: “Pues bien, si uno está en un parque donde hay gente que pasea, niños que juegan, obreros que caminan, novios que se besan, gendarmes que vigilan, vendedores de esto y lo otro; hay enamorados, hay nodrizas, hay mamás y señoras viejas que tejen, hay vagos que leen el periódico o que leen un libro, y hay pájaros… Bueno, Elena es eso, un pájaro volando libremente en la literatura mexicana.”

Era el mes de Agosto del 2001 y la Embajada de México en el Perú había invitado a la escritora franco-mexicana Elena Poniatowska, para presentar su último libro, “La Piel del Cielo”.

Esa mañana acudí al gimnasio de un hotel en Lima y metí un libro en la mochila para leer un rato en la terraza, en caso de asomar el sol, ya que en otoño Lima casi siempre está cubierta por una “garúa” húmeda y gris. Tuve suerte, el día estuvo espléndido.

De pronto me di cuenta de que a mi lado se encontraba tomando el sol una dama con el sombrero típico de Michoacán y la reconocí de inmediato.

Volteó a verme con la sonrisa perenne que le caracteriza y me preguntó ¿Qué estás leyendo? Tu última novela, Elenita… —en ese momento surgió una relación que duró un par de días al ofrecerme como su guía de turista en la Ciudad de los Reyes.

Recorrimos museos, plazas y rincones. Comimos el famoso ceviche en “La Rosa Náutica”, hermoso restaurante con vista al océano Pacífico y terminamos tomando un Pisco en el barrio bohemio de Barranco, y escuchamos las preciosas canciones de Chabuca Granda.

Fue para mí una experiencia enriquecedora e inolvidable. El día de la presentación me dedicó su libro con líneas cariñosas.

La escritora mexicana posee un premio literario que lleva su nombre, instaurado en 2007 por el Gobierno de la capital de México y es “Honoris Causa” por universidades de todo el mundo.

En el año 2013 obtuvo el Premio Cervantes de la Literatura que le fue entregado en la Universidad de Alcalá de Henares por los Reyes de España. Al enterarme, corrí a buscar su novela dedicada por ella y que conservo entre mis tesoros literarios. Estoy orgullosa de mis dos libros dedicados por escritores mexicanos que han recibido el Premio Cervantes. Carlos Fuentes y “La Ponny” —mote de sus amigos a Elenita.

Elegantemente vestida con un traje “rojo chillón y amarillo” que le regalaron las mujeres de Juchitán, Oaxaca para lucirlo en la solemne ceremonia en Madrid, la llamada “princesa roja” pronunció un discurso valiente y crítico como era de esperarse.

Ella siempre aprovecha el estrado para lanzar determinante su defensa por los ilusos, los destartalados, los candorosos, los de a pie, los marginados, los olvidados.

Periodista y escritora comprometida no ha dudado en poner su pluma al servicio de las causas más justas.Su manera peculiar de escribir, a veces infantil, de voz propia, valiente y transparente, nos gusta a muchos, a otros no tanto.

Sus ideas políticas y progresistas causan polémica, sobre todo viniendo de una princesa polaca. Con su desparpajo característico dice estar del lado de los “amolados”, porque si en este país las cosas no mejoran a todos nos va a llevar la chichicuilota, así de claro.

A sus 89 Elenita continúa hasta el día de hoy muy activa y totalmente lúcida, apoyando con arrojo al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador del que es amiga muy cercana. No me quiero morir sin ver a Andrés con la banda puesta, exclamaba entusiasmada. Y lo vio.

¿Cuál es el personaje de Elena en la literatura mexicana? Respondió Octavio Paz a la pregunta: “Pues bien, si uno está en un parque donde hay gente que pasea, niños que juegan, obreros que caminan, novios que se besan, gendarmes que vigilan, vendedores de esto y lo otro; hay enamorados, hay nodrizas, hay mamás y señoras viejas que tejen, hay vagos que leen el periódico o que leen un libro, y hay pájaros… Bueno, Elena es eso, un pájaro volando libremente en la literatura mexicana.”