/ domingo 27 de septiembre de 2020

Añoranzas | Temor y esperanza

Afable, amigable y franco, el tampiqueño es abierto y servicial, siempre presto a ayudar al vecino, al amigo, al visitante. De carácter alegre, trabajador y emprendedor, siempre mirando adelante. Cuando de tiempo en tiempo la naturaleza implacable nos recuerda que debemos cuidarla y respetarla, y se nos manifiesta con el temido ciclón con nortes e inundaciones, solidario se une mano con mano para levantar y lavar las heridas de su amada ciudad y ponerla en pie, luchando y trabajando. Hermosa nuestra tierra, hermoso su campo, sus lagunas, su río y su mar.

Hoy, el tampiqueño tiene miedo, habla en voz baja, cierra sus puertas y sus ventanas, cierra su casa, ya no sonríe ni canta ni baila, tiene TEMOR Y DESESPERANZA y una tristeza que oprime su alma.

El hermoso verso del enorme poeta tampiqueño Rutilio Riestra trae un soplo de aire fresco a nuestro atribulado corazón.

TAMPICO, la Pequeña Patria

Yo no he nacido aquí por coincidencia/de alguna circunstancia inoportuna/creo más bien, que he nacido por fortuna/ que me dio la Divina Providencia. El petróleo en mi sangre como esencia/y una jaiba del alma en la laguna / me han hecho bendecir el que mi cuna/en Tampico meciera su impaciencia. Todo lo que soy, alma y ceniza, en tampiqueño molde se levanta/amores, sueños, lágrimas y sonrisas /Y doquiera mi sombra se agiganta/por el puerto y mi paso se desliza/ todo me dice sin palabras: ¡CANTA!

Afable, amigable y franco, el tampiqueño es abierto y servicial, siempre presto a ayudar al vecino, al amigo, al visitante. De carácter alegre, trabajador y emprendedor, siempre mirando adelante. Cuando de tiempo en tiempo la naturaleza implacable nos recuerda que debemos cuidarla y respetarla, y se nos manifiesta con el temido ciclón con nortes e inundaciones, solidario se une mano con mano para levantar y lavar las heridas de su amada ciudad y ponerla en pie, luchando y trabajando. Hermosa nuestra tierra, hermoso su campo, sus lagunas, su río y su mar.

Hoy, el tampiqueño tiene miedo, habla en voz baja, cierra sus puertas y sus ventanas, cierra su casa, ya no sonríe ni canta ni baila, tiene TEMOR Y DESESPERANZA y una tristeza que oprime su alma.

El hermoso verso del enorme poeta tampiqueño Rutilio Riestra trae un soplo de aire fresco a nuestro atribulado corazón.

TAMPICO, la Pequeña Patria

Yo no he nacido aquí por coincidencia/de alguna circunstancia inoportuna/creo más bien, que he nacido por fortuna/ que me dio la Divina Providencia. El petróleo en mi sangre como esencia/y una jaiba del alma en la laguna / me han hecho bendecir el que mi cuna/en Tampico meciera su impaciencia. Todo lo que soy, alma y ceniza, en tampiqueño molde se levanta/amores, sueños, lágrimas y sonrisas /Y doquiera mi sombra se agiganta/por el puerto y mi paso se desliza/ todo me dice sin palabras: ¡CANTA!