/ jueves 23 de agosto de 2018

Apunte final sobre el Premio Nobel (II de II)

El primermexicano que fue reconocido mundialmente por la Academia Sueca fue don Alfonso García Robles cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 1982; un michoacano experto en temas de desarme nuclear y autor de la tesis pacifista que en su momento aprobó la ONU para utilizarla como instrumento de convencimiento en los países que practican la competencia mortal de mostrar quién tiene el artefacto nuclear más poderoso, como lo son Rusia, Estados Unidos, China y recientemente Irán y Corea del Norte.

Alfonso García Robles es el autor del Tratado de Tlatelolco, un protocolo en el cual está plasmada toda la inteligencia de este ilustre mexicano que desarrolló toda su existencia dentro de la función diplomática representando a nuestro país.

Otros dos mexicanos, quizá los mejores hijos de los cuales el pueblo de México se sienta orgulloso, lo son el científico Mario Molina Enríquez, quién recibió el Premio Nobel de Química en 1995, por la Academia Sueca, y naturalmente nuestro admirado Octavio Paz, la inteligencia más plural del siglo pasado, recibió en 1990 el Nobel de Literatura, colocándolo con esta distinción en el lugar donde deben de estar los mexicanos que dedican su vida a crear una obra, en ese caso poética y crítica que haga despertar a los millones de consciencias que no obstante enfrente de sí contemplan la injusticia y la discriminación y no sienten el menor efecto, por la razón de que están alienados por las descargas aspiracionales que representa este proyecto globalizador mundial de que en la vida vale mucho más el que tiene sobre el que sabe.

Octavio Paz, desde muchísimo tiempo, puedo afirmar, que antes de que naciera estaba destinado a trascender por su inteligencia crítica, en virtud de que su tatarabuelo Irineo Paz era un hombre involucrado con la Revolución Mexicana y considerado uno de los hombres en los que Emiliano Zapata tenía la mayor confianza.

Siendo Octavio Paz embajador de México en la India, y cuando ya estaba convertido en una celebridad universal por el impacto que causó el “Laberinto de la Soledad” y el poema donde se entrelazan la filosofía, la estética y la pasión: “Piedra del Sol” eran ya obras clásicas del conocimiento contemporáneo, renuncio a su cargo de embajador como un acto de protesta en contra del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

La Academia Sueca se fundó en 1876, nadie pensó en aquel momento la importancia que esta Institución con el paso del tiempo adquirió. La idea de crear esta Academia era más bien una fórmula muy similar a lo que en su tiempo representó la Academia Francesa. Por lo que es importante establecer que no eran tales las pretensiones de la Academia Sueca de llegar al nivel en donde se encuentra en el momento de hacer sus designaciones de los elegidos. Técnicamente la conquista del Premio Nobel es la más alta satisfacción que puede recibir todo hombre de Ciencias, Letras y defensores de la Paz.

Existen muchos secretos que todos quisiéramos conocer de la forma como proceden los jueces que determinan quién es el elegido; por esa razón es un misterio saber cómo proceden, como se ponen de acuerdo, conocer si en el momento que designan lo hacen porque están obedeciendo a los compromisos reales que toda institución tiene para seguir existiendo, pero no está al alcance del conocimiento humano el protocolo que ellos observan porque es el mejor guardado de nuestro tiempo. La única verdad que el mundo conoce sobre los motivos que llevan a la coronación a un científico, literato o luchador social, al recibir el Nobel, es que el método que se utiliza por la Academia es imprevisible, contradictorio, inmune incluso a los presagios de los especialistas, ya que la decisión es inapelable.

En la colaboración anterior sobre este tema hice el comentario sobre lo que pudiera ser una injusticia al no haber entregado el Premio Nobel de Literatura a escritores inmortales que no tan solo fortalecen el género literario si no que sus obras se transforma en símbolos en donde las generaciones actuales encuentran respuesta a las dudas de nuestro tiempo.

Cité entre estos casos a León Tolstoi, autor de “La Guerra y la Paz” pero también existen otros inmensos creadores que no fueron reconocidos por la Academia Sueca, me viene a la mente uno de los escritores más leídos por los latinoamericanos siendo anglosajón, Graham Greene, quién en su obra proyecta un ambiente caribeño y latino que se percibe que quien redactó estas letras pertenece a nuestra comunidad panamericana. Graham Greene estuvo siempre consciente de que la Academia nunca lo consideró un escritor serio y partió al sitio irretornable sin llevarse esa presea que analizándolo bien no le quitó la parte de gloria que le tocaba por su obra.

También es importante citar que así como hubo la idea de que la Academia Sueca cometió algunos pecados al no reconocer la obra de autores a quienes la opinión colectiva los consideraba los elementos idóneos. Existió también el rechazo de hombres de letras a quienes se les designó como merecedores de tan codiciada presea, como es el caso de Jean Paul Sartre, quizá el filósofo escritor autor de “El Ser y la Nada”, “La Nausea” y “El Muro” más leído en todo el mundo. Sartre públicamente rechazó el Premio Nobel por considerarlo una actitud burguesa, gesto que le fue celebrado en forma masiva por todos los inconformes de su tiempo, al grado de que cuando murió hubo una concentración de aproximadamente 100 mil franceses que lo despidieron en la partida final.

Boris Pasternak, autor del “Doctor Shivago” novela de la cual se hizo una estupenda película interpretada por Omar Sharif y July Crhisty que a toda mi generación en el mundo conmovió. Rechazó el Nobel por instrucciones del Partido Comunista en virtud de que tenía temor de que al recibir el Nobel no le permitieran volver a la Unión Soviética donde se encontraba toda su familia.

El exPartido Comunista de la Unión Soviética tenía considerada a la Academia Sueca como una organización burguesa cuya labor consistía en desactivar toda la actividad revolucionaria en el mundo, como Boris Pasternak en su obra refleja toda la injusticia del Soviet Ruso, lo obligaron a que rechazara tal merecimiento. En cambio cuando el escritor chileno Pablo Neruda fue distinguido con tan alto merecimiento, el Partido Comunista pronunció expresiones de elogio a la Academia Sueca. Como consecuencia de que Pablo Neruda era un hombre afiliado a la nomenclatura comunista y que llegó al extremo de escribir un poema en donde elogiaba a José Stalin.

Cuando otro soviético recibió el Premio Nobel contrario al régimen comunista de la Unión Soviética perdió los estribos criticando nuevamente a la Academia, me refiero a Alexander Solszhenitsyn quien en el “Archipielago Gulak” retrató toda la brutalidad que eran objeto los enemigos políticos del Kremlim enviados a la Siberia en donde la temperatura llega hasta los 50 grados bajo cero.

Y es que para explicar todo este comportamiento de la exUnión Soviética durante la época de la “Dictadura de los Trabajadores” se puede decir que en el fondo de nuestro corazón todos tenemos el mismo criterio, cuando sale premiado algo que nos favorece y naturalmente cuando el enemigo es reconocido; lo más sencillo es desconocer a quien lo coronó.

Técnicamente la conquista del Premio Nobel es la más alta satisfacción que puede recibir todo hombre de ciencias, letras y defensores de la paz.


El primermexicano que fue reconocido mundialmente por la Academia Sueca fue don Alfonso García Robles cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 1982; un michoacano experto en temas de desarme nuclear y autor de la tesis pacifista que en su momento aprobó la ONU para utilizarla como instrumento de convencimiento en los países que practican la competencia mortal de mostrar quién tiene el artefacto nuclear más poderoso, como lo son Rusia, Estados Unidos, China y recientemente Irán y Corea del Norte.

Alfonso García Robles es el autor del Tratado de Tlatelolco, un protocolo en el cual está plasmada toda la inteligencia de este ilustre mexicano que desarrolló toda su existencia dentro de la función diplomática representando a nuestro país.

Otros dos mexicanos, quizá los mejores hijos de los cuales el pueblo de México se sienta orgulloso, lo son el científico Mario Molina Enríquez, quién recibió el Premio Nobel de Química en 1995, por la Academia Sueca, y naturalmente nuestro admirado Octavio Paz, la inteligencia más plural del siglo pasado, recibió en 1990 el Nobel de Literatura, colocándolo con esta distinción en el lugar donde deben de estar los mexicanos que dedican su vida a crear una obra, en ese caso poética y crítica que haga despertar a los millones de consciencias que no obstante enfrente de sí contemplan la injusticia y la discriminación y no sienten el menor efecto, por la razón de que están alienados por las descargas aspiracionales que representa este proyecto globalizador mundial de que en la vida vale mucho más el que tiene sobre el que sabe.

Octavio Paz, desde muchísimo tiempo, puedo afirmar, que antes de que naciera estaba destinado a trascender por su inteligencia crítica, en virtud de que su tatarabuelo Irineo Paz era un hombre involucrado con la Revolución Mexicana y considerado uno de los hombres en los que Emiliano Zapata tenía la mayor confianza.

Siendo Octavio Paz embajador de México en la India, y cuando ya estaba convertido en una celebridad universal por el impacto que causó el “Laberinto de la Soledad” y el poema donde se entrelazan la filosofía, la estética y la pasión: “Piedra del Sol” eran ya obras clásicas del conocimiento contemporáneo, renuncio a su cargo de embajador como un acto de protesta en contra del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

La Academia Sueca se fundó en 1876, nadie pensó en aquel momento la importancia que esta Institución con el paso del tiempo adquirió. La idea de crear esta Academia era más bien una fórmula muy similar a lo que en su tiempo representó la Academia Francesa. Por lo que es importante establecer que no eran tales las pretensiones de la Academia Sueca de llegar al nivel en donde se encuentra en el momento de hacer sus designaciones de los elegidos. Técnicamente la conquista del Premio Nobel es la más alta satisfacción que puede recibir todo hombre de Ciencias, Letras y defensores de la Paz.

Existen muchos secretos que todos quisiéramos conocer de la forma como proceden los jueces que determinan quién es el elegido; por esa razón es un misterio saber cómo proceden, como se ponen de acuerdo, conocer si en el momento que designan lo hacen porque están obedeciendo a los compromisos reales que toda institución tiene para seguir existiendo, pero no está al alcance del conocimiento humano el protocolo que ellos observan porque es el mejor guardado de nuestro tiempo. La única verdad que el mundo conoce sobre los motivos que llevan a la coronación a un científico, literato o luchador social, al recibir el Nobel, es que el método que se utiliza por la Academia es imprevisible, contradictorio, inmune incluso a los presagios de los especialistas, ya que la decisión es inapelable.

En la colaboración anterior sobre este tema hice el comentario sobre lo que pudiera ser una injusticia al no haber entregado el Premio Nobel de Literatura a escritores inmortales que no tan solo fortalecen el género literario si no que sus obras se transforma en símbolos en donde las generaciones actuales encuentran respuesta a las dudas de nuestro tiempo.

Cité entre estos casos a León Tolstoi, autor de “La Guerra y la Paz” pero también existen otros inmensos creadores que no fueron reconocidos por la Academia Sueca, me viene a la mente uno de los escritores más leídos por los latinoamericanos siendo anglosajón, Graham Greene, quién en su obra proyecta un ambiente caribeño y latino que se percibe que quien redactó estas letras pertenece a nuestra comunidad panamericana. Graham Greene estuvo siempre consciente de que la Academia nunca lo consideró un escritor serio y partió al sitio irretornable sin llevarse esa presea que analizándolo bien no le quitó la parte de gloria que le tocaba por su obra.

También es importante citar que así como hubo la idea de que la Academia Sueca cometió algunos pecados al no reconocer la obra de autores a quienes la opinión colectiva los consideraba los elementos idóneos. Existió también el rechazo de hombres de letras a quienes se les designó como merecedores de tan codiciada presea, como es el caso de Jean Paul Sartre, quizá el filósofo escritor autor de “El Ser y la Nada”, “La Nausea” y “El Muro” más leído en todo el mundo. Sartre públicamente rechazó el Premio Nobel por considerarlo una actitud burguesa, gesto que le fue celebrado en forma masiva por todos los inconformes de su tiempo, al grado de que cuando murió hubo una concentración de aproximadamente 100 mil franceses que lo despidieron en la partida final.

Boris Pasternak, autor del “Doctor Shivago” novela de la cual se hizo una estupenda película interpretada por Omar Sharif y July Crhisty que a toda mi generación en el mundo conmovió. Rechazó el Nobel por instrucciones del Partido Comunista en virtud de que tenía temor de que al recibir el Nobel no le permitieran volver a la Unión Soviética donde se encontraba toda su familia.

El exPartido Comunista de la Unión Soviética tenía considerada a la Academia Sueca como una organización burguesa cuya labor consistía en desactivar toda la actividad revolucionaria en el mundo, como Boris Pasternak en su obra refleja toda la injusticia del Soviet Ruso, lo obligaron a que rechazara tal merecimiento. En cambio cuando el escritor chileno Pablo Neruda fue distinguido con tan alto merecimiento, el Partido Comunista pronunció expresiones de elogio a la Academia Sueca. Como consecuencia de que Pablo Neruda era un hombre afiliado a la nomenclatura comunista y que llegó al extremo de escribir un poema en donde elogiaba a José Stalin.

Cuando otro soviético recibió el Premio Nobel contrario al régimen comunista de la Unión Soviética perdió los estribos criticando nuevamente a la Academia, me refiero a Alexander Solszhenitsyn quien en el “Archipielago Gulak” retrató toda la brutalidad que eran objeto los enemigos políticos del Kremlim enviados a la Siberia en donde la temperatura llega hasta los 50 grados bajo cero.

Y es que para explicar todo este comportamiento de la exUnión Soviética durante la época de la “Dictadura de los Trabajadores” se puede decir que en el fondo de nuestro corazón todos tenemos el mismo criterio, cuando sale premiado algo que nos favorece y naturalmente cuando el enemigo es reconocido; lo más sencillo es desconocer a quien lo coronó.

Técnicamente la conquista del Premio Nobel es la más alta satisfacción que puede recibir todo hombre de ciencias, letras y defensores de la paz.