/ sábado 11 de julio de 2020

Así Vivieron | El PRI tiene el dirigente que se merece

Hoy en día cuando se hablan de partidos políticos, la percepción ciudadana en su mayoría inmediatamente se asocia a esos institutos como grupos de políticos ambiciosos que buscan llegar al poder a costa de engaños, imposible entender que de la noche a la mañana la sociedad en general haya cambiado su parecer, pero la realidad es que la historia de los gobiernos en todos sus niveles y de los diferentes partidos va encaminado a elecciones antidemocráticas opacidad, corrupción y hasta cárcel.

En ese tenor el Partido Revolucionario Institucional lleva ventaja, no solo por los gobernadores hoy en día encarcelados por diferentes motivos, si no porque la sociedad en general se cansó que nunca hubo un cambio, siendo el partido en el poder federal por más de siete décadas y donde la dirigencia nacional lo comandaba de facto el mismo presidente de la República, a quienes los mismos seguidores partidistas lo nombraban el primer priísta del país.

En esos tiempos, el PRI era considerado como una Secretaría más del gabinete federal, ese organismo partidista, además de ser el ente para acceder al poder, también sus funciones en la práctica eran entregar apoyos alimentarios, becas escolares, tierras ejidales, oficina de colocación de empleo entre otras tantas facultades otorgadas por el que ostentaba el poder en el país.

Los dirigentes nacionales de ese partido eran considerados como jefes de oficina, políticos subordinados del primer mandatario y expertos mensajeros para llevar los acuerdos políticos con los gobernadores en los estados.

En Tamaulipas el PRI siguió por muchos años la misma línea nacional, los dirigentes estatales eran designados directamente por los gobernadores en turno, con la misma misión pero tropicalizado a la entidad, seguir las órdenes que se dictaban desde Palacio de gobierno.

Siendo Gobernador Manuel Cavazos Lerma hizo dirigentes a Óscar Luebbert Gutiérrez; Antonio Martínez Torres; Eliseo Castillo Tejeda; Tomás Yarrington Ruvalcaba y a Homar Zamorano Ayala; en el sexenio de Yarrington, designó como dirigentes a Jesús Vega Sánchez, Simón Iván Villar Martínez; Rafael González Benavides; Álvaro Garza Cantú; Enrique Cárdenas del Avellano; Homero Díaz Rodríguez y de nuevo Homar Zamorano Ayala; después a la llegada de Eugenio Hernández Flores, este designó a Felipe Garza Narváez; Luis Enrique Rodríguez Sánchez y Ricardo Gamundi Rosas. En el 2011, Egidio Torre Cantú designó a Lucino Cervantes Durán; Ramiro Ramos Salinas y a Rafael González Benavides.

Hasta ahí llegó el PRI en Tamaulipas como el partido en el poder, ya sin jefe político en el estado, los priistas entraron en crisis ideológica y económica y postularon a Sergio Guajardo Maldonado; un año después con una designación desde el CEN llega Yahleel Abdala Cardona y fue relevada a finales del 2019 con una imposición ordenada por el dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas a favor de Edgar Melhem Salinas, quien aprovechando el desánimo de los priistas por las derrotas en los últimos 4 años y la fuga de miles de militantes ocupa la oficina del CDE de ese partido donde la misma militancia lastimada considera que terminará con los pocos activos que quedan del PRI en Tamaulipas.

Con una precaria experiencia como servidor público y con la suerte de ser dos veces diputado federal gracias a la falta de participación ciudadana en las elecciones del 2009 y 2015, Melhem Salinas, sabe que su periodo de 4 años no lo va a terminar.

Un experimentado priista de la frontera me confió su visión en torno a las intenciones del dirigente actual del PRI, me dijo que su mira está puesta en las elecciones del 2021 y 2022; apuesta a “negociar” candidaturas con Morena y el PAN, sabe que su partido no tiene posibilidad de ganar nada y su misión es buscar los votos para mantener el registro y de forma cómoda encontrar el año que viene la diputación plurinominal en el congreso local; para la sucesión gubernamental buscará hacer equipo con el candidato que llegue mejor posicionado a la elección y enfilará a los pocos priistas que queden a apoyar al partido ganador. Melhem nunca se ha caracterizado por ser un político de convicciones es más bien un político convenenciero.

Es por eso que el PRI está condenado a desaparecer, las malas decisiones de sus dirigentes y los malos gobiernos han hecho que sus simpatizantes se hayan retirado y por los resultados electorales se sigan escaseando votos a favor de los candidatos del PRI, ni con una refundación podrá salir del hoyo de la historia.

Lo invito a que me escuche de lunes a viernes en el ABC del Análisis por la mañana de 7:00 a 8:00, en ABC Radio Tampico en el 89.3 de FM.

jorgeluisvelavilla@gmail.com

fb: Jorge Luis Vela Villarreal

@jorgevelavi

Hoy en día cuando se hablan de partidos políticos, la percepción ciudadana en su mayoría inmediatamente se asocia a esos institutos como grupos de políticos ambiciosos que buscan llegar al poder a costa de engaños, imposible entender que de la noche a la mañana la sociedad en general haya cambiado su parecer, pero la realidad es que la historia de los gobiernos en todos sus niveles y de los diferentes partidos va encaminado a elecciones antidemocráticas opacidad, corrupción y hasta cárcel.

En ese tenor el Partido Revolucionario Institucional lleva ventaja, no solo por los gobernadores hoy en día encarcelados por diferentes motivos, si no porque la sociedad en general se cansó que nunca hubo un cambio, siendo el partido en el poder federal por más de siete décadas y donde la dirigencia nacional lo comandaba de facto el mismo presidente de la República, a quienes los mismos seguidores partidistas lo nombraban el primer priísta del país.

En esos tiempos, el PRI era considerado como una Secretaría más del gabinete federal, ese organismo partidista, además de ser el ente para acceder al poder, también sus funciones en la práctica eran entregar apoyos alimentarios, becas escolares, tierras ejidales, oficina de colocación de empleo entre otras tantas facultades otorgadas por el que ostentaba el poder en el país.

Los dirigentes nacionales de ese partido eran considerados como jefes de oficina, políticos subordinados del primer mandatario y expertos mensajeros para llevar los acuerdos políticos con los gobernadores en los estados.

En Tamaulipas el PRI siguió por muchos años la misma línea nacional, los dirigentes estatales eran designados directamente por los gobernadores en turno, con la misma misión pero tropicalizado a la entidad, seguir las órdenes que se dictaban desde Palacio de gobierno.

Siendo Gobernador Manuel Cavazos Lerma hizo dirigentes a Óscar Luebbert Gutiérrez; Antonio Martínez Torres; Eliseo Castillo Tejeda; Tomás Yarrington Ruvalcaba y a Homar Zamorano Ayala; en el sexenio de Yarrington, designó como dirigentes a Jesús Vega Sánchez, Simón Iván Villar Martínez; Rafael González Benavides; Álvaro Garza Cantú; Enrique Cárdenas del Avellano; Homero Díaz Rodríguez y de nuevo Homar Zamorano Ayala; después a la llegada de Eugenio Hernández Flores, este designó a Felipe Garza Narváez; Luis Enrique Rodríguez Sánchez y Ricardo Gamundi Rosas. En el 2011, Egidio Torre Cantú designó a Lucino Cervantes Durán; Ramiro Ramos Salinas y a Rafael González Benavides.

Hasta ahí llegó el PRI en Tamaulipas como el partido en el poder, ya sin jefe político en el estado, los priistas entraron en crisis ideológica y económica y postularon a Sergio Guajardo Maldonado; un año después con una designación desde el CEN llega Yahleel Abdala Cardona y fue relevada a finales del 2019 con una imposición ordenada por el dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas a favor de Edgar Melhem Salinas, quien aprovechando el desánimo de los priistas por las derrotas en los últimos 4 años y la fuga de miles de militantes ocupa la oficina del CDE de ese partido donde la misma militancia lastimada considera que terminará con los pocos activos que quedan del PRI en Tamaulipas.

Con una precaria experiencia como servidor público y con la suerte de ser dos veces diputado federal gracias a la falta de participación ciudadana en las elecciones del 2009 y 2015, Melhem Salinas, sabe que su periodo de 4 años no lo va a terminar.

Un experimentado priista de la frontera me confió su visión en torno a las intenciones del dirigente actual del PRI, me dijo que su mira está puesta en las elecciones del 2021 y 2022; apuesta a “negociar” candidaturas con Morena y el PAN, sabe que su partido no tiene posibilidad de ganar nada y su misión es buscar los votos para mantener el registro y de forma cómoda encontrar el año que viene la diputación plurinominal en el congreso local; para la sucesión gubernamental buscará hacer equipo con el candidato que llegue mejor posicionado a la elección y enfilará a los pocos priistas que queden a apoyar al partido ganador. Melhem nunca se ha caracterizado por ser un político de convicciones es más bien un político convenenciero.

Es por eso que el PRI está condenado a desaparecer, las malas decisiones de sus dirigentes y los malos gobiernos han hecho que sus simpatizantes se hayan retirado y por los resultados electorales se sigan escaseando votos a favor de los candidatos del PRI, ni con una refundación podrá salir del hoyo de la historia.

Lo invito a que me escuche de lunes a viernes en el ABC del Análisis por la mañana de 7:00 a 8:00, en ABC Radio Tampico en el 89.3 de FM.

jorgeluisvelavilla@gmail.com

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@jorgevelavi