Hoy que vivimos una crisis de salud con el tan popular coronavirus, esta pandemia que ha puesto en jaque al mundo, ya son varias semanas que de este contagio todos hablan; con preocupación vemos cómo cada día aumenta el número de personas afectadas, ese mal lo conocimos primero en Asia, se dieron también casos positivos en Europa, después impactó a los Estados Unidos, hace dos semanas apareció el primer infectado en México y hace pocos días llegó el también llamado COVID-19 a nuestro estado.
Ante tal emergencia sanitaria, de manera paralela las afectaciones se reflejaron en los comercios, en todo el sector turístico, en los sistemas de transporte aéreo y terrestre, ante la magnitud del problema las oficinas gubernamentales atienden lo básico; en sí, la realidad ha rebasado todos los planes generales de los próximos meses, por prevención se ha solicitado cancelar eventos artísticos, deportivos, las fiestas y reuniones de todo tipo; nuestra casa es hoy nuestro único refugio para evitar que ese virus llegue a nuestro organismo.
Pero escribir del coronavirus es redundar en lo que todos publican, en tiempo real las noticias se actualizan sobre el número de afectados; hoy por la psicosis, los temores y los rumores la población mundial está asustada.
Por eso quiero mejor ocuparme de escribir de la vida, sí, estar vivo, LA VIDA ES MARAVILLOSA, podemos tener todo tipo de problemas, hoy la pandemia que está azotando al planeta es para pensar que la salud es un tesoro que tenemos y que pocas veces se pone a prueba.
En la reflexión en estos días donde nos vemos limitados en nuestro quehacer diario, es cuando tenemos que agradecer que tenemos vida, es un buen momento de recordar a nuestros seres queridos que ya fallecieron, hoy es el momento perfecto para que en humildad pidamos perdón, un buen momento para tomar el teléfono y llamar a una amiga o amigo que desde hace meses lo olvidaste; es el momento perfecto para buscar a aquella persona que al calor de la discusión y sin razón se distanciaron; es buscar al familiar que por muchos años no sabes de su vida y sorprenderlo con un “¿cómo estás?”; es el momento de dejar los rencores atrás, darle paso a la reconciliación, es un buen momento, si no te gusta cómo vives, de volver a empezar.
La escritora tampiqueña Ana María Rabatté y Cervi escribió: En vida, hermano, en vida… una frase que nos exhorta que los homenajes son en vida, es expresar el afecto, es otorgar el sincero perdón, es celebrar el reconocimiento a la trayectoria. ¿Cuántas veces nos quedamos callados y no nos disculpamos con quien apreciamos? Después nos arrepentimos cuando ya no están en este mundo.
Por eso hoy es el momento de expresar lo que sientes, un "te quiero", un "lo siento", un "dejemos todo atrás y volvamos a empezar"; darle valor a la amistad es darle valor a la vida.
Cuando abrazamos a un ser querido expresamos en lo sensorial el afecto, la gratitud, refrendamos el sentimiento de la amistad y el aprecio, soy un convencido que un abrazo sincero es la mejor medicina para el alma, lo expresas con esa acción sincera a quien lo recibe.
Cuando creemos que la vida es para siempre, nos perdemos nosotros mismos, olvidamos que el tiempo es el verdugo de nuestra vida, nos ocupamos en dejar todo para mañana sin darnos cuenta que el mañana es futuro, el ahora se pierde en cada instante y el pasado es solo historia.
Valoremos la vida, es la mejor inversión personal que podemos hacer, ¿Cómo? cuidando nuestra salud, ser disciplinado en el trabajo, procurando a la familia, cuidar a los amigos, quitarnos los rencores y con humildad eliminar la soberbia.
¡Celebra la vida, porque la vida es bella!, como dice el clásico.
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