/ sábado 28 de agosto de 2021

Así vivieron | Los inútiles delegados políticos

Los partidos políticos acostumbran a nombrar a un representante para que sea quien pueda mediar entre las dirigencias ya sea estatales o municipales con la instancia superior, estos funcionarios de cierta forma pueden ser útiles en el funcionamiento del instituto político, pero en la práctica resultan ser simples observadores sin decisión.

Y sí, históricamente los llamados delegados que las centrales nacionales de los partidos políticos mandan a los estados como enviados y representantes de los dirigentes, sus funciones son tan ambiguas como los resultados que dan; los delegados en algunos casos se presentan con una curricula impecable.

Algunos como ex gobernadores, exsecretarios de alguna función pública relevante, otros con cargos como legisladores federales o próceres partidarios, qué decir de los amigos del dirigente nacional, pero su trabajo en sí lo desarrollan en una agenda a modo de la dirigencia local; ellos se sujetan al sueldo de nivel bajo que el mismo partido les asigna en el CEN y buscan en la zona donde los mandan benefactores que les puedan obsequiar gastos de representación, hoteles o casas en renta, un automóvil, asistentes, choferes, oficina y hasta membresías en clubes sociales o centros sociales.

Por increíble que parezca así operan los llamados delegados de partido, afectos a las entrevistas en los medios de comunicación, dando notas cargadas de grillas, golpeadores de los adversarios, difícilmente podrán declarar sobre un logro propio, replican por lo general lo que previamente leen lo que expresan los jerarcas de su partido.

Con las bases partidistas el delegado se muestra como el jefe del dirigente estatal, tiene capacidad de tomar decisiones y les hace ver del respaldo del CEN en todo; en paralelo el trato con el presidente del CDE es de sumisión, “Lo que tu órdenes líder, yo me encargo que a nivel nacional te respalden”.

Así se mueven, con los legisladores federales en los estados, el delegado les pide favores de apoyo para conseguir alguna prebenda por la influencia con las bancadas de la cámara; con los alcaldes emanados de su partido el tono sube.

Ahí el delegado hace una función de conveniencia, si es de un municipio grande, la solicitud de dinero público para actividades partidistas son de manera frecuente, pagos de avión, hospedajes, así como una mensualidad a cambio para tener presente la posición asegurada del alcalde en la próxima elección, sin dejar pasar pedir mano en los contratos de obra pública, licitaciones en materiales y servicios, asesorías políticas y que decir de solución de conflictos políticos a cambio de dinero de emergencia.

Si tiene la fortuna el delegado de estar en una entidad donde el gobierno del estado es de su propio partido entonces todo lo anterior se magnifica, en miles y miles de pesos, a costillas de las ambiciones del mandatario estatal en turno.

Pero estos personajes políticos ante los dirigentes nacionales de su partido ¿cómo son tratados? Ahí las cosas cambian, los delegados normalmente acuerdan en una secretaría, difícilmente el Presidente partidista les toma la llamada o les da audiencia, ellos son considerados simples operadores de territorio y solo los toman en cuenta cuando hay algún conflicto en los estados y afecta la imagen del partido o su dirigente nacional: el delegado ante esa apatía de sus superiores a nivel se instalan en las entidades como virreyes y viven en esa "gloria terrenal" mientras los dejan por meses olvidados, dependiendo los resultados electorales les dan un mejor encargo en otro lugar, los desechan y terminan sirviendo a otros partidos.

Sobre los delegados municipales que también existen, esos son exactamente igual que los arriba escritos, pero con una escala menor, con la misma manía, haciéndose pasar por expertos y sobreviviendo mientras le mantengan el nombramiento, la mensualidad y los beneficios, por eso es por lo que en sí terminan siendo inútiles para su partido, la historia los respalda.

EL CONGRESO QUE VIENE

A partir del 1 de octubre cambiará la legislatura del Congreso del Estado, será la primera vez que un partido en el poder gubernamental en Tamaulipas no lleve mayoría y también será la primera vez que los diputados locales vivan el ocaso de un sexenio y el nacimiento del otro.

La 65 legislatura tendrá como mayoría a los legisladores de MORENA, teniendo al Partido Verde y al Partido del Trabajo como sus aliados, en espera están las definiciones de los diputados plurinominales y posiblemente sería el Partido Revolucionario Institucional con su bancadita de dos diputados el que también se sume a la corriente de la 4T.

Quedando el Partido Acción Nacional y Movimiento Ciudadano como opositores, su vigencia será hasta el 30 de septiembre del 2024 son los tiempos de alternancia y democracia nunca antes visto en el cuadro legislativo.

  • jvela@elsoldetampico.com.mx
  • fb: Jorge Vela Villarreal
  • @jorgevelavi

Los partidos políticos acostumbran a nombrar a un representante para que sea quien pueda mediar entre las dirigencias ya sea estatales o municipales con la instancia superior, estos funcionarios de cierta forma pueden ser útiles en el funcionamiento del instituto político, pero en la práctica resultan ser simples observadores sin decisión.

Y sí, históricamente los llamados delegados que las centrales nacionales de los partidos políticos mandan a los estados como enviados y representantes de los dirigentes, sus funciones son tan ambiguas como los resultados que dan; los delegados en algunos casos se presentan con una curricula impecable.

Algunos como ex gobernadores, exsecretarios de alguna función pública relevante, otros con cargos como legisladores federales o próceres partidarios, qué decir de los amigos del dirigente nacional, pero su trabajo en sí lo desarrollan en una agenda a modo de la dirigencia local; ellos se sujetan al sueldo de nivel bajo que el mismo partido les asigna en el CEN y buscan en la zona donde los mandan benefactores que les puedan obsequiar gastos de representación, hoteles o casas en renta, un automóvil, asistentes, choferes, oficina y hasta membresías en clubes sociales o centros sociales.

Por increíble que parezca así operan los llamados delegados de partido, afectos a las entrevistas en los medios de comunicación, dando notas cargadas de grillas, golpeadores de los adversarios, difícilmente podrán declarar sobre un logro propio, replican por lo general lo que previamente leen lo que expresan los jerarcas de su partido.

Con las bases partidistas el delegado se muestra como el jefe del dirigente estatal, tiene capacidad de tomar decisiones y les hace ver del respaldo del CEN en todo; en paralelo el trato con el presidente del CDE es de sumisión, “Lo que tu órdenes líder, yo me encargo que a nivel nacional te respalden”.

Así se mueven, con los legisladores federales en los estados, el delegado les pide favores de apoyo para conseguir alguna prebenda por la influencia con las bancadas de la cámara; con los alcaldes emanados de su partido el tono sube.

Ahí el delegado hace una función de conveniencia, si es de un municipio grande, la solicitud de dinero público para actividades partidistas son de manera frecuente, pagos de avión, hospedajes, así como una mensualidad a cambio para tener presente la posición asegurada del alcalde en la próxima elección, sin dejar pasar pedir mano en los contratos de obra pública, licitaciones en materiales y servicios, asesorías políticas y que decir de solución de conflictos políticos a cambio de dinero de emergencia.

Si tiene la fortuna el delegado de estar en una entidad donde el gobierno del estado es de su propio partido entonces todo lo anterior se magnifica, en miles y miles de pesos, a costillas de las ambiciones del mandatario estatal en turno.

Pero estos personajes políticos ante los dirigentes nacionales de su partido ¿cómo son tratados? Ahí las cosas cambian, los delegados normalmente acuerdan en una secretaría, difícilmente el Presidente partidista les toma la llamada o les da audiencia, ellos son considerados simples operadores de territorio y solo los toman en cuenta cuando hay algún conflicto en los estados y afecta la imagen del partido o su dirigente nacional: el delegado ante esa apatía de sus superiores a nivel se instalan en las entidades como virreyes y viven en esa "gloria terrenal" mientras los dejan por meses olvidados, dependiendo los resultados electorales les dan un mejor encargo en otro lugar, los desechan y terminan sirviendo a otros partidos.

Sobre los delegados municipales que también existen, esos son exactamente igual que los arriba escritos, pero con una escala menor, con la misma manía, haciéndose pasar por expertos y sobreviviendo mientras le mantengan el nombramiento, la mensualidad y los beneficios, por eso es por lo que en sí terminan siendo inútiles para su partido, la historia los respalda.

EL CONGRESO QUE VIENE

A partir del 1 de octubre cambiará la legislatura del Congreso del Estado, será la primera vez que un partido en el poder gubernamental en Tamaulipas no lleve mayoría y también será la primera vez que los diputados locales vivan el ocaso de un sexenio y el nacimiento del otro.

La 65 legislatura tendrá como mayoría a los legisladores de MORENA, teniendo al Partido Verde y al Partido del Trabajo como sus aliados, en espera están las definiciones de los diputados plurinominales y posiblemente sería el Partido Revolucionario Institucional con su bancadita de dos diputados el que también se sume a la corriente de la 4T.

Quedando el Partido Acción Nacional y Movimiento Ciudadano como opositores, su vigencia será hasta el 30 de septiembre del 2024 son los tiempos de alternancia y democracia nunca antes visto en el cuadro legislativo.

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