/ lunes 20 de julio de 2020

Con café y a media luz | Cuando todos los caminos…

Con la llegada de Trajano al trono del imperio romano en el año 98 D.C. se consolidó lo que los historiadores han llamado “la época de oro” de esta nación. Una buena porción de Europa y África pertenecían a “los hijos de Júpiter” y su gloria parecía no tener fin. En la etapa de mayor auge, dicen los expertos, se construyeron poco más de 400 vías y una buena cantidad de kilómetros para el tránsito; fue entonces –aquí ya entra un poco el mito– que se acuñó la frase “Todos los caminos llevan a Roma”.

Aunque, en esa época tuvo mucho de verdad, no podemos evitar pensar que alguien debía “ensalzar” los avances que mostraban los emperadores y, de esta manera, generar el agrado que promueve la lisonja a cualquier mandatario; como ocurre hasta nuestros días. De igual manera, se trataba de infundir entre la población el sentido de hegemonía y poderío que de sobra se sabía poseían los romanos, con este recurso demagógico; insisto, como sigue ocurriendo.

Sin embargo, como todas las cosas que tienen un ciclo, el imperio romano empezó una etapa de decadencia hasta dejar de ser la gran potencia que fue en el siglo II hasta verse sumergido en una etapa de oscuridad y desolación. Las grandes figuras de aquella poderosa nación, cuna del derecho y de muchas otras ciencias sociales, que antes se sentían intocables cayeron ante la imponente e innegable fragilidad humana que provenía de su ser interior.

Hoy, a casi veinte siglos de distancia, México está por convertirse en un escenario similar que pasará a los anales de la historia contemporánea pues, aunque a muchos les pese, en estos momentos, en materia de seguridad y corrupción, se pudiera decir que “todos los caminos conducen a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón”.

Como hemos citado en su momento en este espacio, con la detención de Genaro García Luna en los Estados Unidos de Norteamérica, se ha destapado una serie de cuestiones que involucran al exmandatario panista en lo que fue, considerado por muchos, el periodo más sanguinario de nuestro país, al desatarse el combate directo y frontal contra el incubado fenómeno de la delincuencia organizada.

Si bien es cierto que buena parte del conflicto se originó por la división al interior de los cárteles tradicionales y la separación de los brazos armados de estos por la lucha del territorio, también es verdad que el morelense “le puso el cascabel al gato” al implementar la estrategia citada en el párrafo anterior.

A días de una nueva audiencia en la Unión Americana, han vuelto a surgir las declaraciones del general Tomás Ángeles, documentadas en un libro, en las que él, con una investigación en mano, le hacía referencia a Calderón de los nexos que García Luna tenía con un cártel. Todo parecía indicar que los comentarios vertidos por el militar fueron puestos en “el saco del olvido”. A la postre, Ángeles Dauahare fue inculpado, puesto tras las rejas y después exonerado.

Por otra parte, con la extradición de Emilio Lozoya desde España y la disposición expresa de este para coadyuvar con las autoridades de la actual administración pública federal bajo la figura de “testigo colaborador” en torno al caso Odebrecht en México y la compra de “Agronitrogenados”, el nombre de Enrique Peña, será repetido constantemente en las próximas semanas.

En el primer tema, se presume que la firma brasileña protagonista de la “mayor red de sobornos del mundo”, destinó una cifra superior a los 10 millones de dólares a “importantes figuras de la política mexicana” a través de Lozoya Austin para obtener contratos multimillonarios de Pemex entre los años 2010 y 2014. Curiosamente, en esta etapa, está incluido el periodo de transición entre FCH y EPN.

Con respecto al segundo tenor –el de la subsidiaria de Altos Hornos de México– la Auditoría Superior de la Federación corroboró algo que fue un “secreto a voces”: El Gobierno mexicano en la administración de EPN, habría comprado a través de Pemex unas instalaciones consideradas “chatarra” y su rehabilitación sería incosteable. Y es que, según datos históricos, la inversión proyectada de 195 millones de dólares en el 2013 –solo para la recuperación de las fábricas– se convirtió en un gasto de poco más de 440 millones de dólares. Sin contar el precio de compra de dicha empresa por el gobierno de ese entonces que se pactó en los 127 millones de dólares. Cabe hacer mención que la planta, desde su adquisición y hasta el momento, no se ha puesto en marcha.

Este historial de ilícitos se agudizaría si se cumple lo que pronunció el fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero, en una estación de radio nacional, sobre la ubicación y posible captura de Tomás Zerón quien fuera titular de la Agencia de Investigación criminal y a quien se le involucra con la “fabricación de pruebas” para darle “carpetazo” al caso de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa.

Cabe hacer mención que en la distancia que hay entre los dos mandatarios citados aquí y los funcionarios clave detenidos o con órdenes de aprehensión existe una buena cantidad de nombres involucrados de los que, seguramente, muy pronto nos enteraremos a través de las acostumbradas conferencias mañaneras de AMLO, cito como ejemplo la declaración realizada en días pasados, cuando el tabasqueño aseguró que ya se habían liberado 46 órdenes para detener a sendos funcionarios públicos del estado de Guerrero quienes, según las nuevas pesquisas, también estaban involucrados con la desaparición forzada de los estudiantes.

Con la llegada de Trajano al trono del imperio romano en el año 98 D.C. se consolidó lo que los historiadores han llamado “la época de oro” de esta nación. Una buena porción de Europa y África pertenecían a “los hijos de Júpiter” y su gloria parecía no tener fin. En la etapa de mayor auge, dicen los expertos, se construyeron poco más de 400 vías y una buena cantidad de kilómetros para el tránsito; fue entonces –aquí ya entra un poco el mito– que se acuñó la frase “Todos los caminos llevan a Roma”.

Aunque, en esa época tuvo mucho de verdad, no podemos evitar pensar que alguien debía “ensalzar” los avances que mostraban los emperadores y, de esta manera, generar el agrado que promueve la lisonja a cualquier mandatario; como ocurre hasta nuestros días. De igual manera, se trataba de infundir entre la población el sentido de hegemonía y poderío que de sobra se sabía poseían los romanos, con este recurso demagógico; insisto, como sigue ocurriendo.

Sin embargo, como todas las cosas que tienen un ciclo, el imperio romano empezó una etapa de decadencia hasta dejar de ser la gran potencia que fue en el siglo II hasta verse sumergido en una etapa de oscuridad y desolación. Las grandes figuras de aquella poderosa nación, cuna del derecho y de muchas otras ciencias sociales, que antes se sentían intocables cayeron ante la imponente e innegable fragilidad humana que provenía de su ser interior.

Hoy, a casi veinte siglos de distancia, México está por convertirse en un escenario similar que pasará a los anales de la historia contemporánea pues, aunque a muchos les pese, en estos momentos, en materia de seguridad y corrupción, se pudiera decir que “todos los caminos conducen a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón”.

Como hemos citado en su momento en este espacio, con la detención de Genaro García Luna en los Estados Unidos de Norteamérica, se ha destapado una serie de cuestiones que involucran al exmandatario panista en lo que fue, considerado por muchos, el periodo más sanguinario de nuestro país, al desatarse el combate directo y frontal contra el incubado fenómeno de la delincuencia organizada.

Si bien es cierto que buena parte del conflicto se originó por la división al interior de los cárteles tradicionales y la separación de los brazos armados de estos por la lucha del territorio, también es verdad que el morelense “le puso el cascabel al gato” al implementar la estrategia citada en el párrafo anterior.

A días de una nueva audiencia en la Unión Americana, han vuelto a surgir las declaraciones del general Tomás Ángeles, documentadas en un libro, en las que él, con una investigación en mano, le hacía referencia a Calderón de los nexos que García Luna tenía con un cártel. Todo parecía indicar que los comentarios vertidos por el militar fueron puestos en “el saco del olvido”. A la postre, Ángeles Dauahare fue inculpado, puesto tras las rejas y después exonerado.

Por otra parte, con la extradición de Emilio Lozoya desde España y la disposición expresa de este para coadyuvar con las autoridades de la actual administración pública federal bajo la figura de “testigo colaborador” en torno al caso Odebrecht en México y la compra de “Agronitrogenados”, el nombre de Enrique Peña, será repetido constantemente en las próximas semanas.

En el primer tema, se presume que la firma brasileña protagonista de la “mayor red de sobornos del mundo”, destinó una cifra superior a los 10 millones de dólares a “importantes figuras de la política mexicana” a través de Lozoya Austin para obtener contratos multimillonarios de Pemex entre los años 2010 y 2014. Curiosamente, en esta etapa, está incluido el periodo de transición entre FCH y EPN.

Con respecto al segundo tenor –el de la subsidiaria de Altos Hornos de México– la Auditoría Superior de la Federación corroboró algo que fue un “secreto a voces”: El Gobierno mexicano en la administración de EPN, habría comprado a través de Pemex unas instalaciones consideradas “chatarra” y su rehabilitación sería incosteable. Y es que, según datos históricos, la inversión proyectada de 195 millones de dólares en el 2013 –solo para la recuperación de las fábricas– se convirtió en un gasto de poco más de 440 millones de dólares. Sin contar el precio de compra de dicha empresa por el gobierno de ese entonces que se pactó en los 127 millones de dólares. Cabe hacer mención que la planta, desde su adquisición y hasta el momento, no se ha puesto en marcha.

Este historial de ilícitos se agudizaría si se cumple lo que pronunció el fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero, en una estación de radio nacional, sobre la ubicación y posible captura de Tomás Zerón quien fuera titular de la Agencia de Investigación criminal y a quien se le involucra con la “fabricación de pruebas” para darle “carpetazo” al caso de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa.

Cabe hacer mención que en la distancia que hay entre los dos mandatarios citados aquí y los funcionarios clave detenidos o con órdenes de aprehensión existe una buena cantidad de nombres involucrados de los que, seguramente, muy pronto nos enteraremos a través de las acostumbradas conferencias mañaneras de AMLO, cito como ejemplo la declaración realizada en días pasados, cuando el tabasqueño aseguró que ya se habían liberado 46 órdenes para detener a sendos funcionarios públicos del estado de Guerrero quienes, según las nuevas pesquisas, también estaban involucrados con la desaparición forzada de los estudiantes.