/ viernes 19 de junio de 2020

Con café y a media luz | De nuevo el metrobús

Tampico, Ciudad Madero y Altamira son ciudades hermanas desde su origen y la interdependencia que existe entre ellas en materia de economía y sociedad, así como los límites geográficos que, prácticamente, se han vuelto indistinguibles, las hacen erguirse como una zona única, indivisible y de gran carácter productivo no solo para el estado de Tamaulipas, sino para el país entero desde este punto del golfo de México.

Si bien es cierto que cada uno de los municipios tiene una naturaleza económica propia y actividades bien definidas, también es verdad que los trabajadores que laboran en cada una de ellas, por lo general, habitan en una de las ciudades vecinas. Así, Altamira es bastión en el orden industrial y un buen número de obreros vive en el puerto jaibo y en la urbe petrolera; en tanto que Tampico, con un gran número de servicios, tiene a muchos altamirenses en las nóminas de estos; y por último, pero no menos importante, Ciudad Madero, cuya fuente de ingresos sustancial está en el turismo local y foráneo, contrata a través de la iniciativa privada y sin distingo a cualquier ciudadano de la conurbación.

Por tanto, al salir cada mañana de nuestros hogares para dirigirnos a los centros de labor, podemos ver las principales avenidas, bulevares y corredores plenos de vehículos particulares y de unidades de transporte público que llegan, incluso, a colapsar dichas arterias, ante la urgencia de los tripulantes y usuarios que deben cumplir con el compromiso adquirido en las fábricas, oficinas y escuelas de la región.

Ante la necesidad de reordenar, desde hace muchos años, al transporte público de la conurbación, los gobiernos – que han ido y venido – han planteado un sinnúmero de propuestas sin que, hasta el momento, la ciudadanía pueda ver algo en claro. Hemos escuchado cosas como “la modernización del transporte”, “la readecuación de las rutas”, “la desaparición de unidades de tipo compacto”, “la capacitación de choferes para tratar con amabilidad al pasajero”, “los taxis con taxímetro”, “la desaparición de líneas apócrifas”, “el uniforme para choferes” y un interminable etcétera que, al final, nos deja en el mismo lugar y bajo las mismas circunstancias.

Últimamente se ha escuchado cada vez más fuerte la palabra “metrobús”, como un paliativo para el padecimiento que tienen los habitantes del sur de Tamaulipas para satisfacer la demanda en tiempo, dinero y servicio en el rubro del transporte público, principalmente, de aquel sector que vive en el centro de Tampico y viaja todos los días hasta Altamira.

Aunque hace varios años, una empresa especializada en el ramo y fuertemente “apalancada” ante las autoridades, empezó a dar un servicio similar, el rechazo de la población fue general, al grado que terminaron por desaparecer “la línea” y las unidades adquiridas de tipo “gusano” quedaron en desuso. La razón del desdén no estribaba en las condiciones de comodidad e higiene de los autobuses, mucho menos en el costo del pasaje. Por el contrario, esos detalles fueron aplaudidos. El verdadero problema fue el tiempo que el usuario tenía que invertir para llegar a su destino. Aunque la apuesta fue a reducir a minutos lo que normalmente se llevaba una hora en promedio, el resultado no fue así y, el tránsito vehicular en horas pico, hacía aún más lento el avance de un vehículo “doble”.

El 4 de marzo de este año, el IMEPLAN, encabezado por Duncan Velasco, cuya inobjetable capacidad lo ha colocado en ese sitial, anunció que estaban en la fase final de los estudios de factibilidad y, si todos los datos arrojados eran positivos, se iniciaría con esta magna obra del Metrobús en este mismo año. Recientemente se declaró que el arranque oficial de la construcción de este servicio que forma parte de un proyecto integral denominado PIMUS será en el 2021, con un modelo muy similar al que se usa en la ciudad de Guanajuato. El funcionario seguramente se referirá al sistema OPTIBUS de la capital leonesa.

La primera etapa será del centro de Tampico al kilómetro 16 de la carretera Tampico - Mante, aunque se pretende ampliar hasta el corazón de Altamira y con esto, solucionar el problema de la movilidad de todas aquellas personas que, a diario, realizan ese recorrido por lo menos en dos ocasiones.

Sin embargo, hay varias preguntas que me asaltan.

¿Cuáles y cuántas serán las paradas oficiales de este Metrobús a lo largo de la Avenida Hidalgo de Tampico para garantizar la disminución de tiempo invertido por un usuario?; en el caso de haber carriles exclusivos para la circulación de esta unidad como en México y León, ¿No se verá recrudecido el problema de la aglomeración vehicular y “los cuellos de botella” en las horas pico de una, de por sí insuficiente, principal arteria de la región?, además ¿Cómo cambiar la cultura de vialidad de usuarios y choferes? Los primeros debido a que las “rampas de acceso” están en la parte central de las arterias y, los segundos, de no invadir la exclusividad del carril.

Por otra parte, ¿Hay un plan para la readecuación de las rutas oficiales “Tampico – Altamira” y “Altamira – Central Camionera” y otras “extraoficiales” dentro de este plan de reordenamiento? Y en este tenor, ¿Cómo evitar el alza de pasaje de los choferes que verán amenazada su fuente de ingresos ante esta competencia?

No hay duda de que el tema del transporte público para una zona como la nuestra es de una importancia sustancial, empero, ¿Es un Metrobús la solución adecuada? Cuando sabemos que hay más detalles de fondo en este tema. Quizá este PIMUS nos lleve a buen puerto y tenga la respuesta para todos los planteamientos que hicimos y otros tantos que se nos escaparon. Al momento solo nos queda, darle más tiempo al tiempo y aguardar los resultados.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Tampico, Ciudad Madero y Altamira son ciudades hermanas desde su origen y la interdependencia que existe entre ellas en materia de economía y sociedad, así como los límites geográficos que, prácticamente, se han vuelto indistinguibles, las hacen erguirse como una zona única, indivisible y de gran carácter productivo no solo para el estado de Tamaulipas, sino para el país entero desde este punto del golfo de México.

Si bien es cierto que cada uno de los municipios tiene una naturaleza económica propia y actividades bien definidas, también es verdad que los trabajadores que laboran en cada una de ellas, por lo general, habitan en una de las ciudades vecinas. Así, Altamira es bastión en el orden industrial y un buen número de obreros vive en el puerto jaibo y en la urbe petrolera; en tanto que Tampico, con un gran número de servicios, tiene a muchos altamirenses en las nóminas de estos; y por último, pero no menos importante, Ciudad Madero, cuya fuente de ingresos sustancial está en el turismo local y foráneo, contrata a través de la iniciativa privada y sin distingo a cualquier ciudadano de la conurbación.

Por tanto, al salir cada mañana de nuestros hogares para dirigirnos a los centros de labor, podemos ver las principales avenidas, bulevares y corredores plenos de vehículos particulares y de unidades de transporte público que llegan, incluso, a colapsar dichas arterias, ante la urgencia de los tripulantes y usuarios que deben cumplir con el compromiso adquirido en las fábricas, oficinas y escuelas de la región.

Ante la necesidad de reordenar, desde hace muchos años, al transporte público de la conurbación, los gobiernos – que han ido y venido – han planteado un sinnúmero de propuestas sin que, hasta el momento, la ciudadanía pueda ver algo en claro. Hemos escuchado cosas como “la modernización del transporte”, “la readecuación de las rutas”, “la desaparición de unidades de tipo compacto”, “la capacitación de choferes para tratar con amabilidad al pasajero”, “los taxis con taxímetro”, “la desaparición de líneas apócrifas”, “el uniforme para choferes” y un interminable etcétera que, al final, nos deja en el mismo lugar y bajo las mismas circunstancias.

Últimamente se ha escuchado cada vez más fuerte la palabra “metrobús”, como un paliativo para el padecimiento que tienen los habitantes del sur de Tamaulipas para satisfacer la demanda en tiempo, dinero y servicio en el rubro del transporte público, principalmente, de aquel sector que vive en el centro de Tampico y viaja todos los días hasta Altamira.

Aunque hace varios años, una empresa especializada en el ramo y fuertemente “apalancada” ante las autoridades, empezó a dar un servicio similar, el rechazo de la población fue general, al grado que terminaron por desaparecer “la línea” y las unidades adquiridas de tipo “gusano” quedaron en desuso. La razón del desdén no estribaba en las condiciones de comodidad e higiene de los autobuses, mucho menos en el costo del pasaje. Por el contrario, esos detalles fueron aplaudidos. El verdadero problema fue el tiempo que el usuario tenía que invertir para llegar a su destino. Aunque la apuesta fue a reducir a minutos lo que normalmente se llevaba una hora en promedio, el resultado no fue así y, el tránsito vehicular en horas pico, hacía aún más lento el avance de un vehículo “doble”.

El 4 de marzo de este año, el IMEPLAN, encabezado por Duncan Velasco, cuya inobjetable capacidad lo ha colocado en ese sitial, anunció que estaban en la fase final de los estudios de factibilidad y, si todos los datos arrojados eran positivos, se iniciaría con esta magna obra del Metrobús en este mismo año. Recientemente se declaró que el arranque oficial de la construcción de este servicio que forma parte de un proyecto integral denominado PIMUS será en el 2021, con un modelo muy similar al que se usa en la ciudad de Guanajuato. El funcionario seguramente se referirá al sistema OPTIBUS de la capital leonesa.

La primera etapa será del centro de Tampico al kilómetro 16 de la carretera Tampico - Mante, aunque se pretende ampliar hasta el corazón de Altamira y con esto, solucionar el problema de la movilidad de todas aquellas personas que, a diario, realizan ese recorrido por lo menos en dos ocasiones.

Sin embargo, hay varias preguntas que me asaltan.

¿Cuáles y cuántas serán las paradas oficiales de este Metrobús a lo largo de la Avenida Hidalgo de Tampico para garantizar la disminución de tiempo invertido por un usuario?; en el caso de haber carriles exclusivos para la circulación de esta unidad como en México y León, ¿No se verá recrudecido el problema de la aglomeración vehicular y “los cuellos de botella” en las horas pico de una, de por sí insuficiente, principal arteria de la región?, además ¿Cómo cambiar la cultura de vialidad de usuarios y choferes? Los primeros debido a que las “rampas de acceso” están en la parte central de las arterias y, los segundos, de no invadir la exclusividad del carril.

Por otra parte, ¿Hay un plan para la readecuación de las rutas oficiales “Tampico – Altamira” y “Altamira – Central Camionera” y otras “extraoficiales” dentro de este plan de reordenamiento? Y en este tenor, ¿Cómo evitar el alza de pasaje de los choferes que verán amenazada su fuente de ingresos ante esta competencia?

No hay duda de que el tema del transporte público para una zona como la nuestra es de una importancia sustancial, empero, ¿Es un Metrobús la solución adecuada? Cuando sabemos que hay más detalles de fondo en este tema. Quizá este PIMUS nos lleve a buen puerto y tenga la respuesta para todos los planteamientos que hicimos y otros tantos que se nos escaparon. Al momento solo nos queda, darle más tiempo al tiempo y aguardar los resultados.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.