/ miércoles 29 de julio de 2020

Con café y a media luz | ¡Te confiesas primero!

“¡Te confiesas primero y todo queda arreglado!”, así le insistía Pancha Fregoso –la que se escapó con Homobono Ramos– a Lucas Lucatero, cuando las mujeres de la congregación le pidieron que les ayudara a testificar los “milagros y sanaciones” realizados por toda la región de Amula por Anacleto Morones. En la imaginación de Juan Rulfo, maestro del realismo mágico, Lucatero había sido tachado de “hablantín” por su gusto de andar “criminando gente” como a las “pobres hijas de Hermelindo”, aquellas que tuvieron que irse para El Grullo, pues cada vez que salían a la calle, los vecinos les chiflaban la canción de “Las güilotas”.

“Entonces no tiene caso de que yo vaya a Amula”, insistió el que fuera yerno de “el santo niño”, fue entonces que vino la frase acompañada de una pregunta: “¿Desde cuándo no te confiesas?”. Lucatero se paró en el corredor del pórtico del rancho mientras veía los picos de la sierra y después de darle un sorbo al jarro de agua de arrayán les dijo: “¡Uh! Desde hace como quince años. Desde que me iban a fusilar los cristeros. Me pusieron una carabina en la espalda y me hincaron delante del cura y allí dije hasta lo que no había hecho. Entonces me confesé hasta por adelantado.”

A minutos de que el “testigo protegido” por el caso Odebrecht, Emilio Lozoya Austin realice la primera declaración oficial ante un juez mexicano y sostenga lo que se ha filtrado a través del internet y tomado por algunos medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, todo pareciera indicar que su confesión será la “moneda de cambio” para alcanzar la libertad o, por lo menos, detener las órdenes de aprehensión o las vinculaciones a proceso que pesan sobre sus familiares cercanos.

Cabe hacer mención que, después de que el CEO de la firma Odebrecht, reconociera haber promovido la red de sobornos más importante de la historia contemporánea a diferentes gobiernos del mundo con el fin de obtener privilegiados contratos para su consorcio, figuras prominentes de la política del orbe han sido destituidos y hasta encarcelados, sin importar su cargo, nivel de autoridad o responsabilidad de funciones. Así podemos ver tras las rejas de una prisión a secretarios, ministros y hasta presidentes de algunos países.

Llama la atención que, después de que el implicado se negara rotundamente a ser extraditado a México desde España, nación en la que fue capturado, su postura diera un vuelco de 180 grados por lo que, en menos de un mes, ya se haya presentado ante la autoridad correspondiente. Pareciera que alguien le dijo “Te confiesas primero y todo queda arreglado”

Recordemos que el primer movimiento –estratégico, sin duda– del Gobierno de México fue la extradición desde Alemania de la señora Gilda Austin de Lozoya, madre del implicado quien fue vinculada a proceso por haber ocultado recursos económicos de procedencia ilícita. Esto sucedió en noviembre del año pasado.

Asimismo, Gilda Susana Lozoya Austin es señalada por haber fungido como prestanombres para hacer los primeros movimientos económicos entre el entonces titular de Pemex y la firma en cuestión. Según lo declarado por representantes de la UIF, el dinero llegó a las cuentas de la mujer, después de haber sido depositadas en un banco de las Islas Vírgenes. Fue así como se trató de borrar la relación entre las partes que incidían en el movimiento.

Por último, según las investigaciones de las autoridades nacionales, está implicada su esposa Marielle Helen Eckes a quien, según se declaró ya se le congelaron las cuentas bancarias.

Aunque el día de ayer, el testigo rindió su declaración desde las instalaciones de un hospital en torno al caso de la compra de “Agronitrogenados”, con la que fueron implicadas importantes figuras de la administración pasada de carácter priista, se espera que para la audiencia de hoy se toque lo relativo a la red de sobornos que comentamos en la presente entrega y de la que se presume están involucrados excandidatos a la Presidencia de la República, otrora miembros del Poder Legislativo, exgobernadores de diferentes entidades de nuestro país y más.

Si bien es cierto que dos personajes ya se han buscado desmarcar de este tema utilizando los medios de comunicación personales, también es verdad que muchos otros “salpicados” han guardado silencio e incluso, hay algunos, que no se les ha podido encontrar para conocer su postura ante este respecto.

Sabemos que con las declaraciones de Emilio Lozoya se destapará la que es, quizá, la cloaca más profunda y extensa relativa a la corrupción en los últimos años. Que más de una decena de nombres estarán citados en el expediente que se conforme ante la instancia de justicia y que muchos otros, aunque no estén citados, serán vinculados de manera indirecta.

Lo dicho por Lozoya Austin pudiera representar, como dijimos al principio, el no pisar la cárcel por el recurso de arresto domiciliario, una reducción a su probable condena o la suspensión de los procesos en contra de sus familiares; para la 4T y para el presidente López, le sumaría un éxito a modo para su lucha contra la corrupción y con ello demostrar lo que tanto le ha señalado a sus rivales políticos; la sociedad mexicana festejaría la exhibición de los corruptos, aunque , siendo sinceros, dudo mucho que vayan a llegar a pisar un reclusorio. En los últimos discursos de AMLO en la conferencia mañanera ha llamado a privilegiar el desprestigio y la deshonra por sobre la penalidad.

La pregunta que me asalta es ¿Qué tanto de lo que dirá Emilio Lozoya es verdad y qué parte de la versión pudiera estar motivada por la imperiosa necesidad de salvar a sus seres queridos? No vaya a ser que, dicho en mera analogía literaria, él –como Lucas Lucatero– vaya a decir hasta lo que no sea cierto para salvarse de los cristeros.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

“¡Te confiesas primero y todo queda arreglado!”, así le insistía Pancha Fregoso –la que se escapó con Homobono Ramos– a Lucas Lucatero, cuando las mujeres de la congregación le pidieron que les ayudara a testificar los “milagros y sanaciones” realizados por toda la región de Amula por Anacleto Morones. En la imaginación de Juan Rulfo, maestro del realismo mágico, Lucatero había sido tachado de “hablantín” por su gusto de andar “criminando gente” como a las “pobres hijas de Hermelindo”, aquellas que tuvieron que irse para El Grullo, pues cada vez que salían a la calle, los vecinos les chiflaban la canción de “Las güilotas”.

“Entonces no tiene caso de que yo vaya a Amula”, insistió el que fuera yerno de “el santo niño”, fue entonces que vino la frase acompañada de una pregunta: “¿Desde cuándo no te confiesas?”. Lucatero se paró en el corredor del pórtico del rancho mientras veía los picos de la sierra y después de darle un sorbo al jarro de agua de arrayán les dijo: “¡Uh! Desde hace como quince años. Desde que me iban a fusilar los cristeros. Me pusieron una carabina en la espalda y me hincaron delante del cura y allí dije hasta lo que no había hecho. Entonces me confesé hasta por adelantado.”

A minutos de que el “testigo protegido” por el caso Odebrecht, Emilio Lozoya Austin realice la primera declaración oficial ante un juez mexicano y sostenga lo que se ha filtrado a través del internet y tomado por algunos medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, todo pareciera indicar que su confesión será la “moneda de cambio” para alcanzar la libertad o, por lo menos, detener las órdenes de aprehensión o las vinculaciones a proceso que pesan sobre sus familiares cercanos.

Cabe hacer mención que, después de que el CEO de la firma Odebrecht, reconociera haber promovido la red de sobornos más importante de la historia contemporánea a diferentes gobiernos del mundo con el fin de obtener privilegiados contratos para su consorcio, figuras prominentes de la política del orbe han sido destituidos y hasta encarcelados, sin importar su cargo, nivel de autoridad o responsabilidad de funciones. Así podemos ver tras las rejas de una prisión a secretarios, ministros y hasta presidentes de algunos países.

Llama la atención que, después de que el implicado se negara rotundamente a ser extraditado a México desde España, nación en la que fue capturado, su postura diera un vuelco de 180 grados por lo que, en menos de un mes, ya se haya presentado ante la autoridad correspondiente. Pareciera que alguien le dijo “Te confiesas primero y todo queda arreglado”

Recordemos que el primer movimiento –estratégico, sin duda– del Gobierno de México fue la extradición desde Alemania de la señora Gilda Austin de Lozoya, madre del implicado quien fue vinculada a proceso por haber ocultado recursos económicos de procedencia ilícita. Esto sucedió en noviembre del año pasado.

Asimismo, Gilda Susana Lozoya Austin es señalada por haber fungido como prestanombres para hacer los primeros movimientos económicos entre el entonces titular de Pemex y la firma en cuestión. Según lo declarado por representantes de la UIF, el dinero llegó a las cuentas de la mujer, después de haber sido depositadas en un banco de las Islas Vírgenes. Fue así como se trató de borrar la relación entre las partes que incidían en el movimiento.

Por último, según las investigaciones de las autoridades nacionales, está implicada su esposa Marielle Helen Eckes a quien, según se declaró ya se le congelaron las cuentas bancarias.

Aunque el día de ayer, el testigo rindió su declaración desde las instalaciones de un hospital en torno al caso de la compra de “Agronitrogenados”, con la que fueron implicadas importantes figuras de la administración pasada de carácter priista, se espera que para la audiencia de hoy se toque lo relativo a la red de sobornos que comentamos en la presente entrega y de la que se presume están involucrados excandidatos a la Presidencia de la República, otrora miembros del Poder Legislativo, exgobernadores de diferentes entidades de nuestro país y más.

Si bien es cierto que dos personajes ya se han buscado desmarcar de este tema utilizando los medios de comunicación personales, también es verdad que muchos otros “salpicados” han guardado silencio e incluso, hay algunos, que no se les ha podido encontrar para conocer su postura ante este respecto.

Sabemos que con las declaraciones de Emilio Lozoya se destapará la que es, quizá, la cloaca más profunda y extensa relativa a la corrupción en los últimos años. Que más de una decena de nombres estarán citados en el expediente que se conforme ante la instancia de justicia y que muchos otros, aunque no estén citados, serán vinculados de manera indirecta.

Lo dicho por Lozoya Austin pudiera representar, como dijimos al principio, el no pisar la cárcel por el recurso de arresto domiciliario, una reducción a su probable condena o la suspensión de los procesos en contra de sus familiares; para la 4T y para el presidente López, le sumaría un éxito a modo para su lucha contra la corrupción y con ello demostrar lo que tanto le ha señalado a sus rivales políticos; la sociedad mexicana festejaría la exhibición de los corruptos, aunque , siendo sinceros, dudo mucho que vayan a llegar a pisar un reclusorio. En los últimos discursos de AMLO en la conferencia mañanera ha llamado a privilegiar el desprestigio y la deshonra por sobre la penalidad.

La pregunta que me asalta es ¿Qué tanto de lo que dirá Emilio Lozoya es verdad y qué parte de la versión pudiera estar motivada por la imperiosa necesidad de salvar a sus seres queridos? No vaya a ser que, dicho en mera analogía literaria, él –como Lucas Lucatero– vaya a decir hasta lo que no sea cierto para salvarse de los cristeros.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!