/ miércoles 22 de julio de 2020

Con café y a media luz | Tensas relaciones

En la política mexicana de antaño –y en buena porción también en la de ahora– los asuntos importantes se arreglaban “en lo oscurito”; “tras bambalinas”, en lugares secretos, ignotos y solo conocidos por la clase alta privilegiada y cercana al ejecutivo en turno. La junta bien podía ser hecha en territorio nacional o en cualquier otro lugar del mundo a capricho del personaje en el poder.

De muy pocas cosas durante su proceso de consolidación se enteraban los mexicanos. Normalmente la información circulaba por los “medios oficiales” cuando ya todo estaba arreglado y repartido. Aunque había cosas por demás escandalosas y ardorosas que se ventilaban antes de tiempo y se lograron evitar. Como aquella mítica intentona de cierto expresidente de regalarle, “por debajo del agua”, un monumento histórico a una cantante de música folclórica quien gozaba de los amoríos y atenciones del personaje en cuestión.

Las situaciones tensas, los intercambios de opiniones, los desacuerdos y hasta las peleas adornadas con improperios y folclóricos vocablos de maternal intención también quedaban “atrás del telón” y todo era “miel sobre hojuelas”. Así, aunque la renuncia fuera exigida por el titular del Ejecutivo, la despedida pública del subalterno se realizaba con toda “pompa y circunstancia” dejando intocado el prestigio del servidor público y este, como moneda de cambio, lanzaba un discurso pletórico de loas para el presidente, su gestión y los excompañeros del gabinete que continuaban con su labor y, para concluir, se despedía no sin antes desearle el mayor de los éxitos a su sucesor.

En nuestros días, en que los artefactos que divulgan información son cada vez más pequeños y veloces, esa solemnidad política es casi imposible de sostener por los actores de todas las esferas vinculadas con el quehacer público en nuestra nación.

Por principio de cuentas –y volviendo con el caso Lozoya– llamó mi atención que en esta ocasión no hubo ningún mensaje en las redes sociales de Enrique Peña Nieto el pasado 20 de julio por motivo de su cumpleaños. Sé que me dirá que hay mensajes de sus hijas, de algunas otras damas, miembros de la “vieja guardia del PRI” y colaboradores discretos de la administración que encabezó.

Empero, ¿qué pasó con los mensajes de cada año que le hacían llegar personajes de renombre de casi todo el país?, ¿en dónde están todos aquellos de los que se esperó la felicitación?, ¿por qué no hay fiestas de parte de sus copartidarios y simpatizantes? No sé si tenga algo que ver, pero esta parquedad ocurre un día después de que el presidente López dijera en su conferencia mañanera que el recién extraditado Emilio Lozoya Austin diera una primera declaración con nombres, puestos y cantidades que, curiosamente, se había filtrado al internet.

Como dijimos al principio de esta entrega: La diplomacia es insostenible por sus actores.

Y, como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, en la 4T también se “cuecen habas”. El domingo por la tarde corrió “como reguero de pólvora” que, por un desacuerdo entre el ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, este renunciaba a su cargo derivado de la decisión del primero de militarizar las aduanas y los puertos.

Asimismo, se aseguró que el anuncio oficial se realizaría el pasado lunes, cosa que no ocurrió. Por el contrario, AMLO aseguró que “no tenía información certera sobre la posible renuncia de Javier Jiménez Espriú” y continuó con una declaración que dejó entrever que sí había un distanciamiento, al rematar que “hoy o mañana me voy a reunir con el ingeniero a quien respeto mucho para platicar, para conversar.”

Si bien es cierto que en las administraciones públicas “no sobra el que llega, ni hace falta el que se va”, el caso de Jiménez Espriú se escribe “en un renglón aparte”, porque a diferencia de Germán Martínez cuando renunció a la dirección del IMSS, la separación de la SHCP de Carlos Urzúa o la dimisión de Tonatiuh Guillén a la dirección del Instituto Nacional de Migración, “el ingeniero” ha sido el gestor fundamental de dos de los megaproyectos de este sexenio: El Tren Maya y la construcción del aeropuerto de Sta. Lucía.

Recordemos que para que se lograra la construcción de la nueva terminal aérea “Felipe Ángeles”, Jiménez Espriú fue designado como el funcionario clave para consolidar la cancelación de lo que hubiera sido el NAIM y, por otra parte, pero igual de relevante para la vida de la administración actual, gracias a la labor burocrática que encabeza el posible excolaborador en su área, se han logrado obtener permisos y ganar juicios en torno al ferrocarril que cruzará la península de Yucatán para continuar con su construcción.

Volvemos a la premisa de este día: Con la velocidad a la que se mueve la información, no se pueden disimular las tensiones en la política.

Y, por último, al parecer la agrupación de gobernadores panistas tenía una cita con el subsecretario de Salud, Dr. Hugo López–Gatell, quien no pudo asistir al encuentro en el que se tocarían los temas relativos a las estrategias regionales para el control de los contagios y la inconsistencia o discordancia entre las cifras mostradas a nivel nacional y las que reportan los secretarios de Salud de las entidades.

Como dijimos arriba, el facultativo no pudo llegar y de inmediato se divulgó a través de las redes sociales que “de última hora la reunión pactada desde hace días con las autoridades sanitarias fue cancelada”, dando pie a posturas dolosas por parte de los ejecutivos estatales y, la declaración que quiso suavizar las cosas, fue tomada en otro sentido, ya que López–Gatell subrayó que “las cosas son más trascendentes que esto”, no sin antes sostener que “no tenía con claridad que era algo ya agendado”. Si no era algo agendado ¿Por qué se canceló?

Y este asunto viene a recrudecer la postura de los militantes de MC quienes desde el pasado lunes presentaron la denuncia correspondiente por los conceptos de negligencia, omisión y mal desempeño en contra de Hugo López–Gatell, ante la Secretaría de la Función Pública.

Lo que nos lleva de nueva cuenta a la conclusión antes escrita: Los problemas antes se declaraban y solucionaban “a puerta cerrada”, al salir reinaban el respeto y la concordia, hoy es sumamente difícil y las tensas relaciones que surgen a cada instante en cualquier dirección nos hacen suponer que han sido los políticos quienes tienen “contra la lona” a la política misma.

En la política mexicana de antaño –y en buena porción también en la de ahora– los asuntos importantes se arreglaban “en lo oscurito”; “tras bambalinas”, en lugares secretos, ignotos y solo conocidos por la clase alta privilegiada y cercana al ejecutivo en turno. La junta bien podía ser hecha en territorio nacional o en cualquier otro lugar del mundo a capricho del personaje en el poder.

De muy pocas cosas durante su proceso de consolidación se enteraban los mexicanos. Normalmente la información circulaba por los “medios oficiales” cuando ya todo estaba arreglado y repartido. Aunque había cosas por demás escandalosas y ardorosas que se ventilaban antes de tiempo y se lograron evitar. Como aquella mítica intentona de cierto expresidente de regalarle, “por debajo del agua”, un monumento histórico a una cantante de música folclórica quien gozaba de los amoríos y atenciones del personaje en cuestión.

Las situaciones tensas, los intercambios de opiniones, los desacuerdos y hasta las peleas adornadas con improperios y folclóricos vocablos de maternal intención también quedaban “atrás del telón” y todo era “miel sobre hojuelas”. Así, aunque la renuncia fuera exigida por el titular del Ejecutivo, la despedida pública del subalterno se realizaba con toda “pompa y circunstancia” dejando intocado el prestigio del servidor público y este, como moneda de cambio, lanzaba un discurso pletórico de loas para el presidente, su gestión y los excompañeros del gabinete que continuaban con su labor y, para concluir, se despedía no sin antes desearle el mayor de los éxitos a su sucesor.

En nuestros días, en que los artefactos que divulgan información son cada vez más pequeños y veloces, esa solemnidad política es casi imposible de sostener por los actores de todas las esferas vinculadas con el quehacer público en nuestra nación.

Por principio de cuentas –y volviendo con el caso Lozoya– llamó mi atención que en esta ocasión no hubo ningún mensaje en las redes sociales de Enrique Peña Nieto el pasado 20 de julio por motivo de su cumpleaños. Sé que me dirá que hay mensajes de sus hijas, de algunas otras damas, miembros de la “vieja guardia del PRI” y colaboradores discretos de la administración que encabezó.

Empero, ¿qué pasó con los mensajes de cada año que le hacían llegar personajes de renombre de casi todo el país?, ¿en dónde están todos aquellos de los que se esperó la felicitación?, ¿por qué no hay fiestas de parte de sus copartidarios y simpatizantes? No sé si tenga algo que ver, pero esta parquedad ocurre un día después de que el presidente López dijera en su conferencia mañanera que el recién extraditado Emilio Lozoya Austin diera una primera declaración con nombres, puestos y cantidades que, curiosamente, se había filtrado al internet.

Como dijimos al principio de esta entrega: La diplomacia es insostenible por sus actores.

Y, como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, en la 4T también se “cuecen habas”. El domingo por la tarde corrió “como reguero de pólvora” que, por un desacuerdo entre el ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, este renunciaba a su cargo derivado de la decisión del primero de militarizar las aduanas y los puertos.

Asimismo, se aseguró que el anuncio oficial se realizaría el pasado lunes, cosa que no ocurrió. Por el contrario, AMLO aseguró que “no tenía información certera sobre la posible renuncia de Javier Jiménez Espriú” y continuó con una declaración que dejó entrever que sí había un distanciamiento, al rematar que “hoy o mañana me voy a reunir con el ingeniero a quien respeto mucho para platicar, para conversar.”

Si bien es cierto que en las administraciones públicas “no sobra el que llega, ni hace falta el que se va”, el caso de Jiménez Espriú se escribe “en un renglón aparte”, porque a diferencia de Germán Martínez cuando renunció a la dirección del IMSS, la separación de la SHCP de Carlos Urzúa o la dimisión de Tonatiuh Guillén a la dirección del Instituto Nacional de Migración, “el ingeniero” ha sido el gestor fundamental de dos de los megaproyectos de este sexenio: El Tren Maya y la construcción del aeropuerto de Sta. Lucía.

Recordemos que para que se lograra la construcción de la nueva terminal aérea “Felipe Ángeles”, Jiménez Espriú fue designado como el funcionario clave para consolidar la cancelación de lo que hubiera sido el NAIM y, por otra parte, pero igual de relevante para la vida de la administración actual, gracias a la labor burocrática que encabeza el posible excolaborador en su área, se han logrado obtener permisos y ganar juicios en torno al ferrocarril que cruzará la península de Yucatán para continuar con su construcción.

Volvemos a la premisa de este día: Con la velocidad a la que se mueve la información, no se pueden disimular las tensiones en la política.

Y, por último, al parecer la agrupación de gobernadores panistas tenía una cita con el subsecretario de Salud, Dr. Hugo López–Gatell, quien no pudo asistir al encuentro en el que se tocarían los temas relativos a las estrategias regionales para el control de los contagios y la inconsistencia o discordancia entre las cifras mostradas a nivel nacional y las que reportan los secretarios de Salud de las entidades.

Como dijimos arriba, el facultativo no pudo llegar y de inmediato se divulgó a través de las redes sociales que “de última hora la reunión pactada desde hace días con las autoridades sanitarias fue cancelada”, dando pie a posturas dolosas por parte de los ejecutivos estatales y, la declaración que quiso suavizar las cosas, fue tomada en otro sentido, ya que López–Gatell subrayó que “las cosas son más trascendentes que esto”, no sin antes sostener que “no tenía con claridad que era algo ya agendado”. Si no era algo agendado ¿Por qué se canceló?

Y este asunto viene a recrudecer la postura de los militantes de MC quienes desde el pasado lunes presentaron la denuncia correspondiente por los conceptos de negligencia, omisión y mal desempeño en contra de Hugo López–Gatell, ante la Secretaría de la Función Pública.

Lo que nos lleva de nueva cuenta a la conclusión antes escrita: Los problemas antes se declaraban y solucionaban “a puerta cerrada”, al salir reinaban el respeto y la concordia, hoy es sumamente difícil y las tensas relaciones que surgen a cada instante en cualquier dirección nos hacen suponer que han sido los políticos quienes tienen “contra la lona” a la política misma.