Abril es el mes más cruel, cría lilas de la tierra muerta, mezcla memoria y deseo, agitación, raíces apagadas con lluvia primaveralT. S. Elliot, Tierra baldía
Abril es el mes de la transición. En abril nos dice adiós el invierno y comienza con todo su esplendor la primavera. Abril es un mes al que le han cantado poetas y cantautores como Serrat, Silvio Rodríguez, Amaury Pérez y hasta el mismísimo Joaquín Sabina. Abril es ante todo un periodo de renacimiento, el mes en que la primavera esplende y asombra, el trinar de las aves, la belleza de las flores, la lluvia y el paisaje reverdecido; abril es promesa, recuerdo. A lo largo de mi vida, abril ha sido infierno y gloria, luz y sombra, encuentro y despedida, amor y desamor. Veamos algunas asociaciones, anécdotas y festividades relacionadas con este cantarino mes.
En Metepec, pueblo mágico por derecho propio, existe un lugar mítico, el Bar 2 de Abril. Apenas atraviesas sus puertas abatibles te sumerges en un espacio que ha sido utilizado para promocionar eventos culturales, particularmente literarios, lugar de encuentro de intelectuales y periodistas, pero también de la gente del barrio, de los turistas. Ahí se sirve una bebida, elixir de los dioses, llamada Garañona. Se cuenta que está hecha a base de 14 hierbas, pero la receta original es el secreto mejor guardado. Nuestro querido e inolvidable Marco Aurelio Chavezmaya, quien fuera una gran escritor y cronista de la ciudad, escribió su ya famoso “Elogio de la garañona”:
"Verde consuelo de los biena-venturados y pobres de bolsillo.
Bálsamo de los cargadores, los licenciados y los poetas.
Verde esperanza que verdemente alumbra con su verdosa
flama las entrañas de friolentos y afligidos.
Ardorosa seda verde en la honda lengua.
Aperitivo del gozoso, digestivo del doliente, afrodisíaco
de los tímidos: `Herón, dame otra verdecilla para ponerme garañón´.
La que es garañona donde quiera es verde, ¡Y al que no le guste
la verde, que se enderece y pida su banderita".
La garañona se puede pedir para llevar. Al momento, llenan una botella de a litro, le ponen su etiqueta y la tapan con un simple corcho. Si decides beberla en el bar, puedes pedir una banderita, una onza más o menos de puro licor, aunque para mi gusto lo mejor es beber una “Chávez” (hielo, garañona, agua mineral, anís y limón) refrescante, incitadora de versos y canciones.
Pero si queremos que nos invada la añoralgia, nada como dejarse llevar por Amaury Pérez, quien compuso la ya célebre “Acuérdate de abril”:
"Acuérdate de abril, recuerda
mi andar sobre tu piel descalzo
acuérdate de abril, recuerda
mi gesto en el primer abrazo
acuérdate de mí si te sorprende
el viento que otro abril trajera
acuérdate de mí, si nunca sientes
un beso que a tu amor convenza
Acuérdate de mí, no me abandones
tan solo, que este abril me desespera
no olvides que el amor vuela de noche
y anida en otro abril cualquiera".
En este breve e insuficiente recorrido por toda la generosidad que abril nos trae, no podría dejar de mencionar al gran Sabina, quien tuvo a bien componer la canción “Quién me ha robado el mes de abril”, y pues sí, la tristeza se acomoda profundo en el rincón: “Quién me ha robado el mes de abril / cómo pudo sucederme a mí. / Quién me ha robado el mes de abril / lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón”.
Abril, cuyo posible significado podría ser el de “abrir”, se asocia también con la creación, la poesía y la música. Existen docenas de poemas inspirados en este mes, escritores como Antonio Machado, José Martí, Federico García Lorca, Neruda, Ernesto Cardenal, Rosalía de Castro, lo han celebrado. De Cuba tenemos al gran poeta Nicolás Guillén, quien escribió “Abril sus flores abría”, poema dedicado a la gesta de Playa Girón:
(Fragmento)
"Abril sus flores abría,
manto azul, corona verde,
rey de serena fragancia
que apenas las hojas mueve,
cuando desde el alto norte
flota de piratas viene
a herir con fácil cuchillo,
como los traidores hieren,
el gran pecho de Girón
que junto a la mar se extiende".
Grandes escritores nacieron en abril: Nabokov, Baudelaire, Pizarnik, Mirta Yáñez, Cavafis, sólo por mencionar algunos. Y para cerrar con broche primaveral, recordemos que el 23 de abril de cada año, se celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, esto porque casualmente, en 1616 fallecieron tres maestros de la literatura universal: Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
¡Celebremos! Leamos a los grandes escritores, escuchemos buena música, a Serrat por ejemplo, “Especialmente en abril”: “Especialmente en abril / la razón se indisciplina / y como una serpentina / se enmaraña por ahí. / Van buscando los rincones / sofocadas, las parejas / hacen planes y se dejan / llevar por las emociones / sin atender, imprudentes / el consejo de Neruda / que las nieves son más crudas / en abril especialmente”.
Ahí se sirve una bebida, elixir de los dioses, llamada Garañona. Se cuenta que está hecha a base de 14 hierbas.
Besitos a las niñas azules, a las mariposas amarillas y a mi gaviota que, justamente en abril, extendió sus alas para volar a mi lado.