/ martes 2 de marzo de 2021

Cambiavía | Día Internacional de la Mujer... asuntos pendientes

En estos tiempos de pandemia pareciera que la vida corre más lento. Por eso, tal vez, sentimos que fue hace mucho, cuando en 1948 se llevó a cabo la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Se trata de un documento sumamente importante porque establece que hombres y mujeres nacen con igualdad y libertad en dignidad y derechos. Así es, la igualdad es un principio universal reconocido en diversos tratados internacionales. Sin embargo, el documento que contiene su mejor expresión en beneficio de la mujer lo tiene la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, aprobada por la ONU en 1979, y ratificada en nuestro país, en 1981.

Como podemos darnos cuenta, muchos años han pasado y aquí estamos, de nueva cuenta, para conmemorar, rememorar, un año más de lucha. Desafortunadamente no ha llegado el día en que esta fecha tan importante se convierta en un verdadero festejo, pues aún existen muchos pendientes que los pueblos del mundo no han podido sacar adelante. Por eso, no festejo, por eso es que me uno a otras voces que, seguramente, reclamarán lo que falta por hacer, por alcanzar.

Asuntos pendientes

Lo primero es que pudiéramos dejar de ver este tema con un enfoque biológico. Se trata de incorporar a todas las mujeres con una construcción de género femenino. No podemos hacer a un lado otras formas de expresión que requieren ser atendidos y cobijados por las leyes a nivel nacional. No es la Ciudad de México la que navega a contracorriente, es el resto del país el que pareciera moverse en aguas de un conservadurismo radical que no defiende la vida ni los derechos de las mujeres.

Indudablemente que un derecho pendiente es el de la igualdad en la política. En nuestro país, ha sido necesario crear leyes que “obliguen” a los partidos políticos a postular a un número igualitario de mujeres a cargos de elección popular. No olvidemos que, tramposamente, las postulan para cumplir con la cuota de género, pero después las obligan a renunciar para que tome posesión del cargo un varón. Por lo pronto, los partidos políticos ya no podrán hacerlo en las próximas elecciones, pues se ha establecido que “las suplentes” también deberán ser del mismo género. Falta, eso sí, un incremento sustancial de mujeres en la política, en los cargos públicos, urge al país tener más diputadas, senadoras, presidentes municipales, regidoras, etc.

Mucho más preocupante que el anterior, es el tema de los derechos humanos. No falta un jefe “machito” que agrede psicológicamente a una de sus empleadas, no falta el que las corre, sin más ni más, de empleos como ayudantes de una fonda, de una peluquería, de un restaurante, de una cafetería, de un “antro”. Sitios en donde la ley del varón es la que cuenta y en donde son maltratadas y humilladas constantemente; son mujeres que se ven obligadas a trabajar en condiciones desfavorables pues siempre está presente la amenaza, el acoso, el maltrato, bajo la amenaza del despido.

La violencia en el hogar se ha multiplicado, especialmente desde el inicio de la pandemia y por el confinamiento. No faltan “el novio” con derechos o el “amigo con beneficios” que se la pase abusando de su pareja. Y es que los abusos son tan variados. El novio que la explota, que le exige las respuestas de un examen, la elaboración de la tarea escolar, el pago de los “drinks”, y luego, la agresión psicológica y el maltrato físico. No podemos negar que existe una legislación, que existen oficinas de atención especiales para la mujer, pero el cuidado, la prevención, la justicia expedita, son asuntos que no se han podido resolver.

Con respecto al trabajo, y con independencia de los maltratos de todo tipo que cotidianamente padecen, las mujeres siguen teniendo una diferencia notable entre lo que hacen y lo que perciben, pues sus ingresos son menores que los de los hombres. Muchas realizan una doble o triple jornada. Sí, existen mujeres que “doblan” turnos, que trabajan en una oficina, después en su casa, vendiendo alimentos o atendiendo la papelería o el “ciber”, y más tarde, se tienen que hacer cargo de las labores del hogar. Esta realidad no se ve reflejada en ninguna ley; no se ha legislado para atender esa injusticia y para que reciban una compensación salarial, en virtud de la doble jornada que llevan a cabo de manera cotidiana.

Una de las peores situaciones que sigue vigente es la de las desapariciones forzadas y los feminicidios. En todo el país se ha incrementado la violencia en contra de la mujer y hasta ahora no se ve ni de cerca alguna estrategia concreta de los gobiernos estatales, federales y/o municipales para reducir y detener estos delitos que tanto lastiman a nuestra sociedad.

Así que acudamos a la cita, este 8 de marzo, celebremos lo que se ha conseguido, lo que tantas mujeres han logrado, a veces, con la muerte misma. Pero no olvidemos, pero recordemos lo que hace falta, pero levantemos la voz, nuevamente, siempre, a favor de la vida, de la igualdad plena de derechos en todos los ámbitos. Una prueba de amor es necesaria, sólo haces falta Tú. ¡Levanta la voz!

Besitos a las niñas azules, a las mariposas amarillas. Un beso a todas las Diosas, con humildad, con alegría, con amor.




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En estos tiempos de pandemia pareciera que la vida corre más lento. Por eso, tal vez, sentimos que fue hace mucho, cuando en 1948 se llevó a cabo la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Se trata de un documento sumamente importante porque establece que hombres y mujeres nacen con igualdad y libertad en dignidad y derechos. Así es, la igualdad es un principio universal reconocido en diversos tratados internacionales. Sin embargo, el documento que contiene su mejor expresión en beneficio de la mujer lo tiene la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, aprobada por la ONU en 1979, y ratificada en nuestro país, en 1981.

Como podemos darnos cuenta, muchos años han pasado y aquí estamos, de nueva cuenta, para conmemorar, rememorar, un año más de lucha. Desafortunadamente no ha llegado el día en que esta fecha tan importante se convierta en un verdadero festejo, pues aún existen muchos pendientes que los pueblos del mundo no han podido sacar adelante. Por eso, no festejo, por eso es que me uno a otras voces que, seguramente, reclamarán lo que falta por hacer, por alcanzar.

Asuntos pendientes

Lo primero es que pudiéramos dejar de ver este tema con un enfoque biológico. Se trata de incorporar a todas las mujeres con una construcción de género femenino. No podemos hacer a un lado otras formas de expresión que requieren ser atendidos y cobijados por las leyes a nivel nacional. No es la Ciudad de México la que navega a contracorriente, es el resto del país el que pareciera moverse en aguas de un conservadurismo radical que no defiende la vida ni los derechos de las mujeres.

Indudablemente que un derecho pendiente es el de la igualdad en la política. En nuestro país, ha sido necesario crear leyes que “obliguen” a los partidos políticos a postular a un número igualitario de mujeres a cargos de elección popular. No olvidemos que, tramposamente, las postulan para cumplir con la cuota de género, pero después las obligan a renunciar para que tome posesión del cargo un varón. Por lo pronto, los partidos políticos ya no podrán hacerlo en las próximas elecciones, pues se ha establecido que “las suplentes” también deberán ser del mismo género. Falta, eso sí, un incremento sustancial de mujeres en la política, en los cargos públicos, urge al país tener más diputadas, senadoras, presidentes municipales, regidoras, etc.

Mucho más preocupante que el anterior, es el tema de los derechos humanos. No falta un jefe “machito” que agrede psicológicamente a una de sus empleadas, no falta el que las corre, sin más ni más, de empleos como ayudantes de una fonda, de una peluquería, de un restaurante, de una cafetería, de un “antro”. Sitios en donde la ley del varón es la que cuenta y en donde son maltratadas y humilladas constantemente; son mujeres que se ven obligadas a trabajar en condiciones desfavorables pues siempre está presente la amenaza, el acoso, el maltrato, bajo la amenaza del despido.

La violencia en el hogar se ha multiplicado, especialmente desde el inicio de la pandemia y por el confinamiento. No faltan “el novio” con derechos o el “amigo con beneficios” que se la pase abusando de su pareja. Y es que los abusos son tan variados. El novio que la explota, que le exige las respuestas de un examen, la elaboración de la tarea escolar, el pago de los “drinks”, y luego, la agresión psicológica y el maltrato físico. No podemos negar que existe una legislación, que existen oficinas de atención especiales para la mujer, pero el cuidado, la prevención, la justicia expedita, son asuntos que no se han podido resolver.

Con respecto al trabajo, y con independencia de los maltratos de todo tipo que cotidianamente padecen, las mujeres siguen teniendo una diferencia notable entre lo que hacen y lo que perciben, pues sus ingresos son menores que los de los hombres. Muchas realizan una doble o triple jornada. Sí, existen mujeres que “doblan” turnos, que trabajan en una oficina, después en su casa, vendiendo alimentos o atendiendo la papelería o el “ciber”, y más tarde, se tienen que hacer cargo de las labores del hogar. Esta realidad no se ve reflejada en ninguna ley; no se ha legislado para atender esa injusticia y para que reciban una compensación salarial, en virtud de la doble jornada que llevan a cabo de manera cotidiana.

Una de las peores situaciones que sigue vigente es la de las desapariciones forzadas y los feminicidios. En todo el país se ha incrementado la violencia en contra de la mujer y hasta ahora no se ve ni de cerca alguna estrategia concreta de los gobiernos estatales, federales y/o municipales para reducir y detener estos delitos que tanto lastiman a nuestra sociedad.

Así que acudamos a la cita, este 8 de marzo, celebremos lo que se ha conseguido, lo que tantas mujeres han logrado, a veces, con la muerte misma. Pero no olvidemos, pero recordemos lo que hace falta, pero levantemos la voz, nuevamente, siempre, a favor de la vida, de la igualdad plena de derechos en todos los ámbitos. Una prueba de amor es necesaria, sólo haces falta Tú. ¡Levanta la voz!

Besitos a las niñas azules, a las mariposas amarillas. Un beso a todas las Diosas, con humildad, con alegría, con amor.




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