/ martes 21 de julio de 2020

Cambiavía | El amante bilingüe

Anochecía mientras dejábamos atrás la Ciudad de México y nos dirigíamos hacia Toluca. Antes de llegar a La Marquesa, vi un restaurant tipo cabaña y decidí invitarla a cenar.

Lo primero que me agradó fue que coincidimos en pedir una copa de tinto y unas quesadillas de queso con hongos. De algún modo la charla tomó el rumbo de la música y luego, de lo literario.

Empezaba a comentar una novela que me había impresionado, ella interrumpió y me dijo: —Juan Marsé, “Últimas tardes con Teresa”.

Su respuesta me sorprendió gratamente pues dentro del círculo de mis amigos casi nadie conocía esa obra.

Muy pronto se hizo tarde, porque cuando hay tanto que decir, lo que falta es tiempo. Salimos del lugar y continuamos el viaje, en el que no faltaron las menciones a Juan Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, Gil de Biedma, amigos de Marsé, y a los que Carlos Barral, líder del grupo, bautizaría como Escuela de Barcelona.

La anécdota viene a cuento porque este gran autor acaba de morir hace unos días, víctima de unas complicaciones derivadas de la insuficiencia renal que padecía tiempo atrás. Galardonado con el prestigiado Premio Cervantes en 2008, alcanzó la fama con la publicación de “Últimas tardes con Teresa” (1966).

Entre sus obras destacan las novelas “Encerrados con un solo juguete” (1960), “Si te dicen que caí” (1973) y “Caligrafía de los sueños”; En cuento, sobresalen: “El fantasma del cine Roxy” y “Teniente Bravo”.

En “Últimas tardes con Teresa” el argumento se ambienta en la Barcelona de 1956; narra la relación amorosa entre Manolo, mejor conocido como “Pijoaparte”, un joven de la clase baja, ladrón de motos con aires de seductor y muy mentiroso, marginado, y cuya máxima aspiración consiste en alcanzar cierto prestigio social, y Teresa, una hermosa rubia, universitaria, con tintes rebeldes e hija de la alta burguesía catalana. Una noche se acerca a la zona de los barrios burgueses, hay una fiesta de estudiantes.

Entra y conoce a Maruja, con quien tiene una aventura. En un principio, Manolo piensa que Maruja es hija de gente adinerada, pero más tarde descubre que ella es la sirvienta de Teresa, y para Manolo ella habrá de convertirse en un medio para conquistar a la bella estudiante.

Maruja se enferma. El roce entre Teresa y Manolo y la pasión que ella siente por la falsa rebeldía, facilitarán las cosas para que ambos se enamoren en las tardes que pasan juntos en la clínica en donde Maruja se encuentra en coma.

Ella lo adopta como su “líder espiritual” en sustitución de Luis Trías, con quien había tenido una infortunada experiencia sexual.

Al morir Maruja, ambos personajes caen en cuenta que se han enamorado. Los acontecimientos posteriores pondrán punto final a esa relación en la que se acercan los mundos contrapuestos.

“El amante bilingüe” es la novela que publicara en 1990 y que le dio un nuevo impulso a su carrera literaria. En ella se plantea una sátira acerca de la política que en torno de la lingüística se ha llevado a cabo en Cataluña: el castellano y el catalán como centro de la discusión.

En la novela hay referencias directas acerca de su postura personal; sin embargo, de manera natural, él siempre fue bilingüe, lo mismo utilizaba el castellano con Gil de Biedma o con su mujer, que el catalán con sus otros amigos.

En el discurso que pronunció al recibir el Premio Cervantes, expresó: “La lengua que se impone es la de los sueños y las aventis”.

Una aventies un relato popular de expresión oral que mezcla hechos verídicos con otros que surgen de la imaginación.

Era de madrugada, cuando me enteré del fallecimiento de este gran autor, cuya obra forma parte de mi educación sentimental. La noticia me hizo evocar aquella cena, la que fue el inicio de un romance que duró muchos años, y en el que el platillo principal fue Juan Marsé.

Por eso no dudé en escribir estas líneas como un pequeño homenaje a uno de los más grandes narradores de la España contemporánea. Aquí un ejemplo de su talento:

“Y allí aquella noche como en ésta aquí, contestó con fervor: «Es mi novia» ante alguien que sonrió incrédulo, mirándole burlonamente y con algo de pena; y lo mismo que ahora, él sospechó ya entonces que lo más humillante, lo más desconsolador y doloroso no sería el ir a parar algún día a la cárcel o tener que renunciar a Teresa, sino la brutal convicción de que a él nadie, ni aun los que le habían visto besar a Teresa con la mayor ternura, podría tomarle nunca en serio ni creerle capaz de haberla amado de verdad y de haber sido correspondido”.(Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé, 1966).

Anochecía mientras dejábamos atrás la Ciudad de México y nos dirigíamos hacia Toluca. Antes de llegar a La Marquesa, vi un restaurant tipo cabaña y decidí invitarla a cenar.

Lo primero que me agradó fue que coincidimos en pedir una copa de tinto y unas quesadillas de queso con hongos. De algún modo la charla tomó el rumbo de la música y luego, de lo literario.

Empezaba a comentar una novela que me había impresionado, ella interrumpió y me dijo: —Juan Marsé, “Últimas tardes con Teresa”.

Su respuesta me sorprendió gratamente pues dentro del círculo de mis amigos casi nadie conocía esa obra.

Muy pronto se hizo tarde, porque cuando hay tanto que decir, lo que falta es tiempo. Salimos del lugar y continuamos el viaje, en el que no faltaron las menciones a Juan Goytisolo, Manuel Vázquez Montalbán, Gil de Biedma, amigos de Marsé, y a los que Carlos Barral, líder del grupo, bautizaría como Escuela de Barcelona.

La anécdota viene a cuento porque este gran autor acaba de morir hace unos días, víctima de unas complicaciones derivadas de la insuficiencia renal que padecía tiempo atrás. Galardonado con el prestigiado Premio Cervantes en 2008, alcanzó la fama con la publicación de “Últimas tardes con Teresa” (1966).

Entre sus obras destacan las novelas “Encerrados con un solo juguete” (1960), “Si te dicen que caí” (1973) y “Caligrafía de los sueños”; En cuento, sobresalen: “El fantasma del cine Roxy” y “Teniente Bravo”.

En “Últimas tardes con Teresa” el argumento se ambienta en la Barcelona de 1956; narra la relación amorosa entre Manolo, mejor conocido como “Pijoaparte”, un joven de la clase baja, ladrón de motos con aires de seductor y muy mentiroso, marginado, y cuya máxima aspiración consiste en alcanzar cierto prestigio social, y Teresa, una hermosa rubia, universitaria, con tintes rebeldes e hija de la alta burguesía catalana. Una noche se acerca a la zona de los barrios burgueses, hay una fiesta de estudiantes.

Entra y conoce a Maruja, con quien tiene una aventura. En un principio, Manolo piensa que Maruja es hija de gente adinerada, pero más tarde descubre que ella es la sirvienta de Teresa, y para Manolo ella habrá de convertirse en un medio para conquistar a la bella estudiante.

Maruja se enferma. El roce entre Teresa y Manolo y la pasión que ella siente por la falsa rebeldía, facilitarán las cosas para que ambos se enamoren en las tardes que pasan juntos en la clínica en donde Maruja se encuentra en coma.

Ella lo adopta como su “líder espiritual” en sustitución de Luis Trías, con quien había tenido una infortunada experiencia sexual.

Al morir Maruja, ambos personajes caen en cuenta que se han enamorado. Los acontecimientos posteriores pondrán punto final a esa relación en la que se acercan los mundos contrapuestos.

“El amante bilingüe” es la novela que publicara en 1990 y que le dio un nuevo impulso a su carrera literaria. En ella se plantea una sátira acerca de la política que en torno de la lingüística se ha llevado a cabo en Cataluña: el castellano y el catalán como centro de la discusión.

En la novela hay referencias directas acerca de su postura personal; sin embargo, de manera natural, él siempre fue bilingüe, lo mismo utilizaba el castellano con Gil de Biedma o con su mujer, que el catalán con sus otros amigos.

En el discurso que pronunció al recibir el Premio Cervantes, expresó: “La lengua que se impone es la de los sueños y las aventis”.

Una aventies un relato popular de expresión oral que mezcla hechos verídicos con otros que surgen de la imaginación.

Era de madrugada, cuando me enteré del fallecimiento de este gran autor, cuya obra forma parte de mi educación sentimental. La noticia me hizo evocar aquella cena, la que fue el inicio de un romance que duró muchos años, y en el que el platillo principal fue Juan Marsé.

Por eso no dudé en escribir estas líneas como un pequeño homenaje a uno de los más grandes narradores de la España contemporánea. Aquí un ejemplo de su talento:

“Y allí aquella noche como en ésta aquí, contestó con fervor: «Es mi novia» ante alguien que sonrió incrédulo, mirándole burlonamente y con algo de pena; y lo mismo que ahora, él sospechó ya entonces que lo más humillante, lo más desconsolador y doloroso no sería el ir a parar algún día a la cárcel o tener que renunciar a Teresa, sino la brutal convicción de que a él nadie, ni aun los que le habían visto besar a Teresa con la mayor ternura, podría tomarle nunca en serio ni creerle capaz de haberla amado de verdad y de haber sido correspondido”.(Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé, 1966).