/ martes 27 de abril de 2021

Cambiavía | El feminismo de Anne Wickham

En los albores del siglo XX surgieron mentes poderosas cuyos aportes al feminismo fueron realmente notables, entre ellas, sobresalen Virginia Woolf y Simone de Beauvoir. Pero claro, hubo otras mujeres que no tuvieron la fortuna de ser tocadas por el rayo de la fortuna y la popularidad. Anne Wickham es una de ellas. No obstante, desde hace algunos años, su obra es cada día más conocida y valorada, especialmente por su contribución a la poesía modernista.

Edith Alice Mary Harper (Anne Wickham) nació en 1833 en Wimbledon, Inglaterra; creció en Australia, y ya adulta, regresó a su ciudad natal. Sus padres la animaron para que estudiara artes y, algo pretenciosa, a los diez años anunció que se convertiría en poeta.

En 1905 abandonó sus estudios musicales para casarse con Patrick Hepburn, quien tiempo después fuera secretario de la Sociedad Astronómica. Desde el comienzo, la pareja tenía discusiones frecuentes, era un matrimonio infeliz. Una de las situaciones que hacían insoportable esa relación era que Patrick continuamente desaprobaba las opiniones liberales y la escritura creativa de Wickham.

Wickham tuvo cuatro hijos entre 1907 y 1919, en ellos encontró consuelo a su desdichada vida, y en la literatura, pues en su tiempo libre se dedicaba a escribir poesía. Por otra parte, muy pronto comenzó a gestarse en ella la necesidad de apoyar las causas justas, especialmente apoyando la lucha de las mujeres pertenecientes a la clase trabajadora.

Al paso de los años, la relación de la pareja se tornaba cada día más beligerante. En una ocasión, Hepburn la confinó a la fuerza en un asilo durante seis semanas, tras haber sostenido una fuerte discusión. Fue entonces que se intensificó en ella su deseo de liberarse de las limitaciones de su vida matrimonial.

En 1911, en contra de los deseos de su esposo, Wickham publica, de manera privada, una colección de sus poemas, con el título de “Canciones para John Oland”, en 1914 varios poemas suyos fueron publicados en una antología. Escritora prolífica, en 1916 publica “La cantera contemplativa”, “El hombre con un martillo” y “La casita vieja” en 1921. Si bien es cierto que Wickham seguía las convenciones de la rima, los temas que le preocupaban eran expuestos con una claridad y belleza extraordinarias. En su obra expresaba puntos de vista feministas con respecto de la opresión que padecían las mujeres, especialmente las casadas, al tiempo que satirizaba los valores burgueses en los que tanto creía su esposo y su clase social. Fue así que la poesía de Wickham encontró una gran audiencia entre las mujeres de clase media en Inglaterra y en los Estados Unidos.

En 1922 la pérdida de uno de sus hijos la llevó a abandonar a Patrick y se mudó a París. Fue allí que conoció a Natalie Clifford Barney. Si bien nunca fueron amantes, Wickham mantendría una apasionada correspondencia durante los próximos diez años. Las cartas de Wickham a Barney, y gran parte de su poesía de esa época contiene una fuerte carga erótica, son a la vez testimonio de su creciente conciencia del papel de la mujer para enfrentar el patriarcado.

Natalie era una mujer rica y por lo mismo se convirtió en una fuente de apoyo financiero y emocional para que Anne pudiera enfrentar la desintegración de su matrimonio. Finalmente, en 1926, el matrimonio decidió poner fin a su relación. Tres años después, Patrick Hepburn se ahogó accidentalmente y Anne continuó viviendo en Londres con sus tres hijos. Sus últimos trabajos fueron incluidos en tres antologías editadas por John Gawsworth en la década de 1930: “Richards’ Shilling Selections”, “Edwardian Poetry” y “Neo-Georgian Poetry”. En plena Segunda Guerra Mundial, su casa ubicada en Parliament Hill, Londres, fue bombardeada por el ejército alemán, destruyendo gran parte de sus manuscritos originales y correspondencia. En 1947 Anne Wickham se suicidó por ahorcamiento.

Comparto con ustedes un poema de esta gran poeta, pionera del modernismo y luchadora feminista:

La afinidad

(Fragmento)

Me gustaría estar casada con un hombre completo,

como todas las mujeres desde el principio del mundo;

pero a partir de una vida próspera que probé

debo estar callada, si quiero ser amada.

Ahora de mi silencio tengo mucha riqueza,

mi forma de pensar debe ser cautelosa.

Mis pensamientos nunca podrán ver el día;

mi mente es como una catacumba donde los primeros Cristianos rezan.

Y de mi silencio tengo mucho dolor,

pero de estas punzadas tengo un gran beneficio;

por eso debo tomar drogas o beber,

o debo escribir las cosas que pienso.

Si mi sexo me dejara hablar,

sería muy vaga y más débil;

debería hablar solamente, y las cosas que digo

llenarían por un rato el aire, y aclararían como el humo.

Las cosas que pienso ahora las escribo,

y algún día se las mostraré a la ciudad.

Cuando estoy triste pienso con claridad;

puedo releer todo esto el año que viene.

Tengo que agradecer a Dios de que soy una mujer,

porque en estos días ordenados una mujer solo

es libre de estar muy hambrienta, muy solitaria.

Traducción de Hugo Zonáglez

En los albores del siglo XX surgieron mentes poderosas cuyos aportes al feminismo fueron realmente notables, entre ellas, sobresalen Virginia Woolf y Simone de Beauvoir. Pero claro, hubo otras mujeres que no tuvieron la fortuna de ser tocadas por el rayo de la fortuna y la popularidad. Anne Wickham es una de ellas. No obstante, desde hace algunos años, su obra es cada día más conocida y valorada, especialmente por su contribución a la poesía modernista.

Edith Alice Mary Harper (Anne Wickham) nació en 1833 en Wimbledon, Inglaterra; creció en Australia, y ya adulta, regresó a su ciudad natal. Sus padres la animaron para que estudiara artes y, algo pretenciosa, a los diez años anunció que se convertiría en poeta.

En 1905 abandonó sus estudios musicales para casarse con Patrick Hepburn, quien tiempo después fuera secretario de la Sociedad Astronómica. Desde el comienzo, la pareja tenía discusiones frecuentes, era un matrimonio infeliz. Una de las situaciones que hacían insoportable esa relación era que Patrick continuamente desaprobaba las opiniones liberales y la escritura creativa de Wickham.

Wickham tuvo cuatro hijos entre 1907 y 1919, en ellos encontró consuelo a su desdichada vida, y en la literatura, pues en su tiempo libre se dedicaba a escribir poesía. Por otra parte, muy pronto comenzó a gestarse en ella la necesidad de apoyar las causas justas, especialmente apoyando la lucha de las mujeres pertenecientes a la clase trabajadora.

Al paso de los años, la relación de la pareja se tornaba cada día más beligerante. En una ocasión, Hepburn la confinó a la fuerza en un asilo durante seis semanas, tras haber sostenido una fuerte discusión. Fue entonces que se intensificó en ella su deseo de liberarse de las limitaciones de su vida matrimonial.

En 1911, en contra de los deseos de su esposo, Wickham publica, de manera privada, una colección de sus poemas, con el título de “Canciones para John Oland”, en 1914 varios poemas suyos fueron publicados en una antología. Escritora prolífica, en 1916 publica “La cantera contemplativa”, “El hombre con un martillo” y “La casita vieja” en 1921. Si bien es cierto que Wickham seguía las convenciones de la rima, los temas que le preocupaban eran expuestos con una claridad y belleza extraordinarias. En su obra expresaba puntos de vista feministas con respecto de la opresión que padecían las mujeres, especialmente las casadas, al tiempo que satirizaba los valores burgueses en los que tanto creía su esposo y su clase social. Fue así que la poesía de Wickham encontró una gran audiencia entre las mujeres de clase media en Inglaterra y en los Estados Unidos.

En 1922 la pérdida de uno de sus hijos la llevó a abandonar a Patrick y se mudó a París. Fue allí que conoció a Natalie Clifford Barney. Si bien nunca fueron amantes, Wickham mantendría una apasionada correspondencia durante los próximos diez años. Las cartas de Wickham a Barney, y gran parte de su poesía de esa época contiene una fuerte carga erótica, son a la vez testimonio de su creciente conciencia del papel de la mujer para enfrentar el patriarcado.

Natalie era una mujer rica y por lo mismo se convirtió en una fuente de apoyo financiero y emocional para que Anne pudiera enfrentar la desintegración de su matrimonio. Finalmente, en 1926, el matrimonio decidió poner fin a su relación. Tres años después, Patrick Hepburn se ahogó accidentalmente y Anne continuó viviendo en Londres con sus tres hijos. Sus últimos trabajos fueron incluidos en tres antologías editadas por John Gawsworth en la década de 1930: “Richards’ Shilling Selections”, “Edwardian Poetry” y “Neo-Georgian Poetry”. En plena Segunda Guerra Mundial, su casa ubicada en Parliament Hill, Londres, fue bombardeada por el ejército alemán, destruyendo gran parte de sus manuscritos originales y correspondencia. En 1947 Anne Wickham se suicidó por ahorcamiento.

Comparto con ustedes un poema de esta gran poeta, pionera del modernismo y luchadora feminista:

La afinidad

(Fragmento)

Me gustaría estar casada con un hombre completo,

como todas las mujeres desde el principio del mundo;

pero a partir de una vida próspera que probé

debo estar callada, si quiero ser amada.

Ahora de mi silencio tengo mucha riqueza,

mi forma de pensar debe ser cautelosa.

Mis pensamientos nunca podrán ver el día;

mi mente es como una catacumba donde los primeros Cristianos rezan.

Y de mi silencio tengo mucho dolor,

pero de estas punzadas tengo un gran beneficio;

por eso debo tomar drogas o beber,

o debo escribir las cosas que pienso.

Si mi sexo me dejara hablar,

sería muy vaga y más débil;

debería hablar solamente, y las cosas que digo

llenarían por un rato el aire, y aclararían como el humo.

Las cosas que pienso ahora las escribo,

y algún día se las mostraré a la ciudad.

Cuando estoy triste pienso con claridad;

puedo releer todo esto el año que viene.

Tengo que agradecer a Dios de que soy una mujer,

porque en estos días ordenados una mujer solo

es libre de estar muy hambrienta, muy solitaria.

Traducción de Hugo Zonáglez