/ martes 30 de junio de 2020

Cambiavía | Pandemia, las palabras que nacieron (o se reinventaron)

La pandemia del Covid-19 afectó a casi doscientos países. Se extendió por las principales ciudades, en las playas, en hospitales, en los pueblos más alejados y también afectó al lenguaje. Han surgido nuevas palabras (neologismos) o algunas ya existentes se reinventaron, es decir, cambiaron su significado. Usado como prefijo, encontramos palabras como “coronnial”, “coronafiesta” “coronacompras”, quizá como un juego, pero también como un movimiento que modificará nuestro lenguaje irremediablemente.

Como se sabe, existe la Real Academia de la Lengua Española, su misión principal consiste en “velar porque los cambios que experimente, en su constante adaptación a las necesidades de sus habitantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”. Por otra parte se encuentra “el habla”, definida como la manifestación oral de la lengua, la cual cambia con el paso del tiempo, con el uso y con el contexto. Es variable, los términos desaparecen, cambian o dicen lo que antes no decían. La crisis actual, la pandemia del coronavirus consiguió en apenas unos meses lo que a la tecnología le significó mucho más tiempo, como por ejemplo “Chatear” o “googlear”.

Sin duda alguna, coronavirus es el término que más se escucha en los medios de comunicación, en charlas familiares o con los amigos. En tan sólo unas semanas se ha creado una especie de diccionario bastante amplio, en el que figuran palabras como las siguientes:

El término “teletrabajo” (home office) se ha vuelto cada día más común y se refiere a la posibilidad de trabajar en casa o en cualquier lugar distinto al escritorio de una empresa. Cuando se decretó la Jornada de Sana Distancia, empresas y oficinas públicas tuvieron que cerrar, ello obligó a trabajar en casa, los docentes, por ejemplo, utilizaron la Internet y diversas aplicaciones para dar clases de manera virtual.

Cuando una enfermedad se propaga durante un tiempo específico por todo el mundo y que afecta al mismo tiempo a un gran número de personas, se trata de una pandemia.

Tras declararse la pandemia y al paso de los días surgió un nuevo término: infodemia, una amalgama entre información y pandemia. Este neologismo fue popularizado por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una columna publicada por el diario “El País”, de España, el 18 de febrero, cuando tras declararse la pandemia, comenzó una guerra contra la desinformación. La infodemia ha puesto a prueba nuestra capacidad crítica y de cierta manera, obligó a los responsables de la salud a explicar una y otra vez la falsedad de una noticia y a pedir a la sociedad que consuma exclusivamente información proveniente de fuentes oficiales. ¿Cómo combatirla? En principio, aprender a desconfiar sobre lo que circula en las redes sociales; evitar compartir cadenas de WhatsApp sin conocer la fuente original, no prestar atención a los mensajes que intentan infundir miedo, elegir a los medios oficiales o a fuentes de calidad informativa para conocer sobre alguna información.

Distancia social, es quizá una de las palabras que tanto por su significado literal como en los hechos, ha afectado nuestra manera de relacionarnos, pues se trata del grado de separación que se necesita entre persona y persona para evitar contagios: en nuestro país se creó la ya famosa Susana Distancia.

En este nuevo vocabulario varias palabras cambiaron de sentido: El término “cuarentena” cambió de significado, pues no son cuarenta días, como el que se recomienda a las mujeres tras el parto. Ahora describe la extensión total del aislamiento obligatorio.

La palabra “repatriar” cambió de sentido. Originalmente significa devolver a una persona a su país de origen. Ahora se le utilizó para referirse a las personas que quedaron varadas en cualquier parte del mundo cuando se cerraron las fronteras y conseguir que regresaran a su país.

El famoso “pico” también cambió de sentido, pues antes podría referirse a un instrumento de trabajo, compañero de la pala, al Pico de Orizaba, a la parte saliente de la cabeza de las aves, ahora hace referencia al momento con mayor cantidad de enfermos de Covid-19.

Y por supuesto, la palabra “curva”, pues antes la usábamos para describir el cuerpo de una persona o como señal de tránsito, ahora una curva es la evolución, ascendente o descendente del virus en un espacio delimitado, y “aplanar la curva” significa que sea menos alta y más amplia en el tiempo.

Es muy pronto para saber si estas palabras llegaron para quedarse. Mientras persista el coronavirus seguirán entre nosotros. Si la enfermedad desaparece, de manera natural caerán en desuso por la gracia divina del olvido, por ahora forman parte de lo que también se ha llamado la “nueva normalidad”.

La pandemia del Covid-19 afectó a casi doscientos países. Se extendió por las principales ciudades, en las playas, en hospitales, en los pueblos más alejados y también afectó al lenguaje. Han surgido nuevas palabras (neologismos) o algunas ya existentes se reinventaron, es decir, cambiaron su significado. Usado como prefijo, encontramos palabras como “coronnial”, “coronafiesta” “coronacompras”, quizá como un juego, pero también como un movimiento que modificará nuestro lenguaje irremediablemente.

Como se sabe, existe la Real Academia de la Lengua Española, su misión principal consiste en “velar porque los cambios que experimente, en su constante adaptación a las necesidades de sus habitantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”. Por otra parte se encuentra “el habla”, definida como la manifestación oral de la lengua, la cual cambia con el paso del tiempo, con el uso y con el contexto. Es variable, los términos desaparecen, cambian o dicen lo que antes no decían. La crisis actual, la pandemia del coronavirus consiguió en apenas unos meses lo que a la tecnología le significó mucho más tiempo, como por ejemplo “Chatear” o “googlear”.

Sin duda alguna, coronavirus es el término que más se escucha en los medios de comunicación, en charlas familiares o con los amigos. En tan sólo unas semanas se ha creado una especie de diccionario bastante amplio, en el que figuran palabras como las siguientes:

El término “teletrabajo” (home office) se ha vuelto cada día más común y se refiere a la posibilidad de trabajar en casa o en cualquier lugar distinto al escritorio de una empresa. Cuando se decretó la Jornada de Sana Distancia, empresas y oficinas públicas tuvieron que cerrar, ello obligó a trabajar en casa, los docentes, por ejemplo, utilizaron la Internet y diversas aplicaciones para dar clases de manera virtual.

Cuando una enfermedad se propaga durante un tiempo específico por todo el mundo y que afecta al mismo tiempo a un gran número de personas, se trata de una pandemia.

Tras declararse la pandemia y al paso de los días surgió un nuevo término: infodemia, una amalgama entre información y pandemia. Este neologismo fue popularizado por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una columna publicada por el diario “El País”, de España, el 18 de febrero, cuando tras declararse la pandemia, comenzó una guerra contra la desinformación. La infodemia ha puesto a prueba nuestra capacidad crítica y de cierta manera, obligó a los responsables de la salud a explicar una y otra vez la falsedad de una noticia y a pedir a la sociedad que consuma exclusivamente información proveniente de fuentes oficiales. ¿Cómo combatirla? En principio, aprender a desconfiar sobre lo que circula en las redes sociales; evitar compartir cadenas de WhatsApp sin conocer la fuente original, no prestar atención a los mensajes que intentan infundir miedo, elegir a los medios oficiales o a fuentes de calidad informativa para conocer sobre alguna información.

Distancia social, es quizá una de las palabras que tanto por su significado literal como en los hechos, ha afectado nuestra manera de relacionarnos, pues se trata del grado de separación que se necesita entre persona y persona para evitar contagios: en nuestro país se creó la ya famosa Susana Distancia.

En este nuevo vocabulario varias palabras cambiaron de sentido: El término “cuarentena” cambió de significado, pues no son cuarenta días, como el que se recomienda a las mujeres tras el parto. Ahora describe la extensión total del aislamiento obligatorio.

La palabra “repatriar” cambió de sentido. Originalmente significa devolver a una persona a su país de origen. Ahora se le utilizó para referirse a las personas que quedaron varadas en cualquier parte del mundo cuando se cerraron las fronteras y conseguir que regresaran a su país.

El famoso “pico” también cambió de sentido, pues antes podría referirse a un instrumento de trabajo, compañero de la pala, al Pico de Orizaba, a la parte saliente de la cabeza de las aves, ahora hace referencia al momento con mayor cantidad de enfermos de Covid-19.

Y por supuesto, la palabra “curva”, pues antes la usábamos para describir el cuerpo de una persona o como señal de tránsito, ahora una curva es la evolución, ascendente o descendente del virus en un espacio delimitado, y “aplanar la curva” significa que sea menos alta y más amplia en el tiempo.

Es muy pronto para saber si estas palabras llegaron para quedarse. Mientras persista el coronavirus seguirán entre nosotros. Si la enfermedad desaparece, de manera natural caerán en desuso por la gracia divina del olvido, por ahora forman parte de lo que también se ha llamado la “nueva normalidad”.