Después de todas las abundantisimas pruebas y denuncias aportadas en referencia a la deficiente ministración de justicia; después de tantas quejas diarias de los pobres que se pudren en las crujías; después de escuchar el clamor ciudadano para que se acabe la disparidad de la justicia, los legisladores no podían salir con el clásico “más de lo mismo” y atreverse a sugerir de manera encarecida a los jueces, magistrados y ministros una mejor impartición de la justicia y san se acabó .
No podían decir, “hay que aguardar a qué un día tal vez todo cambie, y lleguemos a ser civilizados y honrados”. La osadía de darle largas a la Reforma habría sido para desternillarse de risa.
Resulta que estudiantes de Derecho de la UNAM tendrían exactamente el mismo discurso anti reforma judicial, que estudiantes de universidades privadas.
La UNAM se identificaba con aquellos que abogan por cambios significativos en el orden político y social establecido. Por su lucha alejada del conservadurismo. Por su postura de vanguardia en el choque entre “el poder del dinero, de la fuerza, de las elites, y los principios de la dignidad y la justicia”.
Al parecer, cuarenta años de neoliberalismo económico ( y algo mas), dejó su marca en nuestra máxima casa de estudios. Y entre los principales propósitos en la vida de muchos jovenes se halla la rápida acumulación de bienes materiales, sin importarles lo qué es la soberanía y el conocimiento de la Constitución.
Un análisis realizado por investigadores de la facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en agosto de 2004, entre jóvenes de universidades públicas nacidos entre los años de mil novecientos setenta y seis y mil novecientos ochenta y uno, periodo en que la doctrina económica del neoliberalismo empezó a aplicarse, revela que entre la primera generación de hijos del modelo neoliberal, el nacionalismo ocupa el lugar número treinta y tres, de un total de treinta y cinco valores medidos. Esto nos dice que universitarios formados con dinero público toman decisiones que hoy mismo nada tienen que ver con un proyecto de nación, sino que solo le apuestan al éxito personal a costa de traicionarlo todo, incluido los valores Patrios. No es menos revelador que estos jóvenes, para quienes el nacionalismo es uno de los últimos valores, sustituirán el dinero y los bienes materiales y el empleo, a los valores morales, la paz, la libertad y la honestidad.
El modelo neoliberal a ultranza nos ha dejado, según lo expuesto, una generación de individuos confiando solo en el esfuerzo individual para definir proyectos; personas aisladas y enfocadas únicamente en su avance particular; para los cuales el patriotismo y la soberanía, en los hechos, son conceptos difusos y prescindibles.
Lector, en la política se ven las más extrañas alianzas. Claro. No faltará quien diga que el voto del senador Yunes por la Reforma Judicial, evidencia que en política no hay moral que valga, solo metas y objetivos a alcanzar. Pero se olvida que lo verdaderamente inmoral para un gobierno sólido y confiable sería detenerse en la búsqueda de esas metas y esos objetivos. Total, cuesta lo mismo pensar y actuar en grande, que tratar de avanzar tímidamente. Siempre es mejor ganar una guerra que perderla. Quien diga que no es que jamás perdió una.
El Grito del 15 de septiembre ¿presentará algún cambio manifiesto o novedad en su discurso? Corren las apuestas.