/ martes 29 de octubre de 2019

Carta sin sobre

Lic. Felipe Calderón Hinojosa, la pregunta, creo, no es si usted podrá renunciar a su protagonismo político que, por nostalgia o desmedida ambición de poder, lo consume. Obviamente no.

La cuestión es si usted ya se dio cuenta de que al pueblo, y esto vale para cualquier ex presidente, se le llega por dos senderos, uno, el de la simpatía propia y por intermedio del carisma, y dos, ganándose a pulso el cariño de la masa, teniendo contacto con esta, que es lo importante. Si usted no hizo click con la gente durante su labor como Titular del Ejecutivo, resulta complicado prever que lo consiga instalado en el estatus de “Ex” en campaña, y con el lastre de su irreflexiva lucha contra el crimen y falsas promesas.

Lic. Calderón, en pleno auge de los conflictos sociales, tanto los que están dentro de la ley y muchos otros que rebasan sus límites, es de la mayor importancia atenderlos dando paso a la función conciliatoria, entendida como un medio para acercar a las partes que se enfrentan. No obstante, para ello, los abocados a ejercer el arte de la conciliación deben tener altura de miras y tener una visión clara de lo que abarcan los conflictos sociales, cosa que a usted no se le da, como todo indica.

Lic. Calderón, las posturas recalcitrantes sólo conducen a desencuentros. Es mejor actuar de acuerdo a los resortes del convencimiento, la inteligencia, el buen carácter y el temple. La gente necesita en quien confiar y los ciudadanos mexicanos, los que habitamos en este bello país, lugar donde nacimos y tenemos fincadas nuestras esperanzas y sueños, no deseamos vivir inmersos en la división.

Tanto nuestros dirigentes políticos como la iniciativa privada y las organizaciones sociales, deben estar conscientes de que la clave para crear certidumbre es, en primer lugar, dar respuesta a las demandas sociales y reclamos de la población. El objetivo, no es lanzar críticas acervas ni desbarrancar un proyecto político solo por el pretendido afán y nostalgia del poder, que durante su mandato se presentó omnímodo. La misión es cooperar para conducir a México por la ruta del desarrollo y el progreso, cosa que depende no solamente de la pericia, honradez y honestidad de quienes nos gobiernan, sino de la voluntad de todos para estar unidos en el bien de la nación, y en crear confianza para señalar caminos, a base de hechos, y que esto sea lo que nos libre de problemas.

Por alguna causa, en nuestro territorio existe una especie de sarna política, una rasquiña generalizada de pronósticos y una declaracionitis digna de mejor causa, que aumenta la incredulidad ya de por si exacerbada por los intereses en juego.

Lic. Calderón, alimentar por estrategia la crítica fácil, el odio al oponente y el afán de destrucción, sólo conduce a posiciones irreductibles y a la desconfianza y descreimiento. Esto no es bueno para nadie, no es bueno para la tranquilidad de la república y el bienestar de la población.


Lic. Felipe Calderón Hinojosa, la pregunta, creo, no es si usted podrá renunciar a su protagonismo político que, por nostalgia o desmedida ambición de poder, lo consume. Obviamente no.

La cuestión es si usted ya se dio cuenta de que al pueblo, y esto vale para cualquier ex presidente, se le llega por dos senderos, uno, el de la simpatía propia y por intermedio del carisma, y dos, ganándose a pulso el cariño de la masa, teniendo contacto con esta, que es lo importante. Si usted no hizo click con la gente durante su labor como Titular del Ejecutivo, resulta complicado prever que lo consiga instalado en el estatus de “Ex” en campaña, y con el lastre de su irreflexiva lucha contra el crimen y falsas promesas.

Lic. Calderón, en pleno auge de los conflictos sociales, tanto los que están dentro de la ley y muchos otros que rebasan sus límites, es de la mayor importancia atenderlos dando paso a la función conciliatoria, entendida como un medio para acercar a las partes que se enfrentan. No obstante, para ello, los abocados a ejercer el arte de la conciliación deben tener altura de miras y tener una visión clara de lo que abarcan los conflictos sociales, cosa que a usted no se le da, como todo indica.

Lic. Calderón, las posturas recalcitrantes sólo conducen a desencuentros. Es mejor actuar de acuerdo a los resortes del convencimiento, la inteligencia, el buen carácter y el temple. La gente necesita en quien confiar y los ciudadanos mexicanos, los que habitamos en este bello país, lugar donde nacimos y tenemos fincadas nuestras esperanzas y sueños, no deseamos vivir inmersos en la división.

Tanto nuestros dirigentes políticos como la iniciativa privada y las organizaciones sociales, deben estar conscientes de que la clave para crear certidumbre es, en primer lugar, dar respuesta a las demandas sociales y reclamos de la población. El objetivo, no es lanzar críticas acervas ni desbarrancar un proyecto político solo por el pretendido afán y nostalgia del poder, que durante su mandato se presentó omnímodo. La misión es cooperar para conducir a México por la ruta del desarrollo y el progreso, cosa que depende no solamente de la pericia, honradez y honestidad de quienes nos gobiernan, sino de la voluntad de todos para estar unidos en el bien de la nación, y en crear confianza para señalar caminos, a base de hechos, y que esto sea lo que nos libre de problemas.

Por alguna causa, en nuestro territorio existe una especie de sarna política, una rasquiña generalizada de pronósticos y una declaracionitis digna de mejor causa, que aumenta la incredulidad ya de por si exacerbada por los intereses en juego.

Lic. Calderón, alimentar por estrategia la crítica fácil, el odio al oponente y el afán de destrucción, sólo conduce a posiciones irreductibles y a la desconfianza y descreimiento. Esto no es bueno para nadie, no es bueno para la tranquilidad de la república y el bienestar de la población.