/ viernes 11 de mayo de 2018

Casino del petróleo

Esto puede parecer una cantidad diabólica de dinero. Pero no lo es. Dichos recursos que hipotéticamente nos sirven para defender al peso del acecho de un puñado de especuladores que se llevan la parte del león, no son ni remotamente suficientes en una comunidad financiera global en la que los grandes bancos dictan las políticas de países. Tampoco crean certidumbre de acuerdo a la infeliz situación económico-financiera a nivel mundial que se padece, en la que una sola chispa podría encender la yesca (esperemos que el reciente anuncio de Donald Trump acerca de que se retirará del acuerdo nuclear de Irán y nuevamente se aplicarán las sanciones que se habían levantado bajo el pacto, no desate un incendio económico y político de grandes proporciones, dado el golpe que esta medida supone en la industria petrolera iraní, que había subido de 2.7 millones de barriles por día a 3.8 millones, tras de que el presidente Obama firmó para que se levantaran las sanciones económicas a cambio de parar el programa nuclear en Iran).

La defensa de México en esta clase de asuntos de estabilidad macroeconómica son los miles de millones de dólares que conforman sus reservas internacionales. El problema es que estas pueden esfumarse en lo que tarda en oprimirse la tecla de una computadora. De lo que se deduce que ningún blindaje económico financiero es efectivo ni la opción jugar “a la ruleta” con las finanzas públicas. Y mucho menos es aconsejable abusar de la paciencia y capacidad de aguante de la población, que parece estar al límite cuando ve cómo se deja lisiada la vida económica del país, hecho que puede reflejarse negativamente en el flujo de emigrantes ilegales hacia la frontera norte y el peligro de dejar hipotecado el petróleo (todavía más) hasta la última gota.

La apuesta de Mexico a corto plazo en el casino del sistema crediticio internacional sigue siendo algo de buena fortuna, procuración de la paz social y un mercado mundial estable. Incluido el mercado mundial de petróleo, sujeto al esgrima de índole político y económico de Donald Trump, cuyas amenazas a Irán traerán repercusiones en el precio del barril de petróleo. Y es bueno recordar que con petróleo se fabrica la gasolina que nos venden desde Estados Unidos.

Esto puede parecer una cantidad diabólica de dinero. Pero no lo es. Dichos recursos que hipotéticamente nos sirven para defender al peso del acecho de un puñado de especuladores que se llevan la parte del león, no son ni remotamente suficientes en una comunidad financiera global en la que los grandes bancos dictan las políticas de países. Tampoco crean certidumbre de acuerdo a la infeliz situación económico-financiera a nivel mundial que se padece, en la que una sola chispa podría encender la yesca (esperemos que el reciente anuncio de Donald Trump acerca de que se retirará del acuerdo nuclear de Irán y nuevamente se aplicarán las sanciones que se habían levantado bajo el pacto, no desate un incendio económico y político de grandes proporciones, dado el golpe que esta medida supone en la industria petrolera iraní, que había subido de 2.7 millones de barriles por día a 3.8 millones, tras de que el presidente Obama firmó para que se levantaran las sanciones económicas a cambio de parar el programa nuclear en Iran).

La defensa de México en esta clase de asuntos de estabilidad macroeconómica son los miles de millones de dólares que conforman sus reservas internacionales. El problema es que estas pueden esfumarse en lo que tarda en oprimirse la tecla de una computadora. De lo que se deduce que ningún blindaje económico financiero es efectivo ni la opción jugar “a la ruleta” con las finanzas públicas. Y mucho menos es aconsejable abusar de la paciencia y capacidad de aguante de la población, que parece estar al límite cuando ve cómo se deja lisiada la vida económica del país, hecho que puede reflejarse negativamente en el flujo de emigrantes ilegales hacia la frontera norte y el peligro de dejar hipotecado el petróleo (todavía más) hasta la última gota.

La apuesta de Mexico a corto plazo en el casino del sistema crediticio internacional sigue siendo algo de buena fortuna, procuración de la paz social y un mercado mundial estable. Incluido el mercado mundial de petróleo, sujeto al esgrima de índole político y económico de Donald Trump, cuyas amenazas a Irán traerán repercusiones en el precio del barril de petróleo. Y es bueno recordar que con petróleo se fabrica la gasolina que nos venden desde Estados Unidos.