/ viernes 8 de marzo de 2019

Cine cementerio

Existe un boom por querer hacer cine en nuestro país. Cada vez más jóvenes sienten dentro de sí el “gusanito” del cineasta.

Y de hecho, las nuevas tecnologías han facilitado de alguna manera este auge. Aunque, hay que decirlo con todas sus letras, muchos chavos no tienen talento para el cine.

Sucede que después de tomar un cursito de uno o dos meses, algunos creen que ya tienen impunidad para producir engendros fílmicos. Tienen una cámara digital de alta resolución y asumen que ya poseen el don para realizar una película.

El primer paso del joven director es el cortometraje. Debería detenerse a pensar que el corto como ente cinematográfico no tiene cabida en la cartelera de una sala de cine y va, irremediable al “cementerio” natural de los trabajos audiovisuales: el portal youtube.

Claro, filosofando la cosa y para no caer en el prurito de la desazón artística, le comentaba a unas jóvenes alumnos de cine que youtube es una especie de moderno aleph (en alusión al cuento de Jorge Luis Borges) donde el gran ojo de la globalización lo observa, si no todo casi todo.

Si entendemos por global el asunto meramente internacional bajo un precepto inequívoco: la recepción inmediata, tendremos que darle la razón a Carlos Fuentes cuando dijo que Babel/ 2006 era la primera película de la globalización.

En ese sentido es que podemos insertar el filme Exilios/ Francia-2004. La idea del road movie es el traslado, la rotación y el intercambio –a veces caótico- de una vida pasada. Zano/ Romain Duris se adentra en un road movie junto con su novia Naïma/ Lubna Azabal desde Francia hasta Argelia, en busca de la patria de sus padres, quienes tuvieron que emigrar a Europa debido a la Guerra Civil.

En el camino, Zano y su compañera empezarán a sufrir cambios internos, encontrarán gentes diversas: argelinos que viajan al país galo a trabajar, agricultores del norte de África explotados, campamentos de refugiados.

Si bien el inicial arranque es el entierro de su violín, Zano dejará constancia de su afecto y su distanciamiento con la familia de sus padres. Buscarlos no sólo para encontrarlos sino para encontrarse él mismo.

Los dos viajeros no son, contra lo que pareciera, almas turísticas. Son personas rotas, vacías, que a través de su travesía buscan (Zano lo logra) apartarse de resquemores del pasado. Reconciliarse con su padre para entender que el destino de todo hombre contemporáneo es el exilio.

El destino no es el paraíso. Al llegar a Argelia, Zano y su novia se darán cuenta de los efectos de un terrible terremoto que acaba de azotar a esa nación. Metáfora de la lucha entre los cambios y las tradiciones resulta el temblor referido.

Exilios puede verse y leerse como una obra anti Unión Europea. Mientras la política se encarga de la división de los países, bajo la máscara hipócrita de la alianza, el cine –y el arte en sí- demuestra que no hay más fronteras que las pasiones humanas…

Existe un boom por querer hacer cine en nuestro país. Cada vez más jóvenes sienten dentro de sí el “gusanito” del cineasta.

Y de hecho, las nuevas tecnologías han facilitado de alguna manera este auge. Aunque, hay que decirlo con todas sus letras, muchos chavos no tienen talento para el cine.

Sucede que después de tomar un cursito de uno o dos meses, algunos creen que ya tienen impunidad para producir engendros fílmicos. Tienen una cámara digital de alta resolución y asumen que ya poseen el don para realizar una película.

El primer paso del joven director es el cortometraje. Debería detenerse a pensar que el corto como ente cinematográfico no tiene cabida en la cartelera de una sala de cine y va, irremediable al “cementerio” natural de los trabajos audiovisuales: el portal youtube.

Claro, filosofando la cosa y para no caer en el prurito de la desazón artística, le comentaba a unas jóvenes alumnos de cine que youtube es una especie de moderno aleph (en alusión al cuento de Jorge Luis Borges) donde el gran ojo de la globalización lo observa, si no todo casi todo.

Si entendemos por global el asunto meramente internacional bajo un precepto inequívoco: la recepción inmediata, tendremos que darle la razón a Carlos Fuentes cuando dijo que Babel/ 2006 era la primera película de la globalización.

En ese sentido es que podemos insertar el filme Exilios/ Francia-2004. La idea del road movie es el traslado, la rotación y el intercambio –a veces caótico- de una vida pasada. Zano/ Romain Duris se adentra en un road movie junto con su novia Naïma/ Lubna Azabal desde Francia hasta Argelia, en busca de la patria de sus padres, quienes tuvieron que emigrar a Europa debido a la Guerra Civil.

En el camino, Zano y su compañera empezarán a sufrir cambios internos, encontrarán gentes diversas: argelinos que viajan al país galo a trabajar, agricultores del norte de África explotados, campamentos de refugiados.

Si bien el inicial arranque es el entierro de su violín, Zano dejará constancia de su afecto y su distanciamiento con la familia de sus padres. Buscarlos no sólo para encontrarlos sino para encontrarse él mismo.

Los dos viajeros no son, contra lo que pareciera, almas turísticas. Son personas rotas, vacías, que a través de su travesía buscan (Zano lo logra) apartarse de resquemores del pasado. Reconciliarse con su padre para entender que el destino de todo hombre contemporáneo es el exilio.

El destino no es el paraíso. Al llegar a Argelia, Zano y su novia se darán cuenta de los efectos de un terrible terremoto que acaba de azotar a esa nación. Metáfora de la lucha entre los cambios y las tradiciones resulta el temblor referido.

Exilios puede verse y leerse como una obra anti Unión Europea. Mientras la política se encarga de la división de los países, bajo la máscara hipócrita de la alianza, el cine –y el arte en sí- demuestra que no hay más fronteras que las pasiones humanas…