/ miércoles 5 de junio de 2019

Con café y a media luz | “Código Azul”

En dicho “churro gringo”, cada vez que entra al nosocomio un paciente en un severo estado, médicos y enfermeras gritan “código azul” para indicar que la situación debe atenderse de manera inmediata para reencausar al individuo que está a punto de pasar a mejor vida.

Pues bien, en las pasadas elecciones, Tamaulipas, nuevamente dio cuenta de un cambio sociopolítico sumamente interesante que, como buen síntoma, evidencia una situación más profunda en el sentir del ciudadano tamaulipeco que, desde las pasadas elecciones a la gubernatura del estado, dio un radical “golpe de timón” en la definición del rumbo de esta entidad federativa.

Curiosamente, esta tendencia marcada por “vientos de cambio”, ha estado enfrascándose en un velado cuadrilátero político con figuras propias de la reciente administración pública federal y personajes adyacentes a la misma pero que operan en otras trincheras de aparato legislativo y burocrático nacional.

En este mismo tenor y en repetidas ocasiones, el Gobernador del Estado Francisco García Cabeza de Vaca, ha vertido declaraciones de forma pública en torno al manejo y distribución de los recursos que provienen del erario a Tamaulipas, dejando en claro una inconformidad por lo que bien pudiera considerarse una falta de equidad al momento de “repartir del pastel”.

Cabe hacer mención que, recientemente, el mandatario estatal, apareció en los primeros lugares de aprobación por parte de la ciudadanía y organismos especializados, dejando muy atrás a otros símiles del resto del país. Lo anterior habla de un trabajo de “cercanía” e “información” para con la sociedad que se entera de las acciones que hace el ejecutivo estatal.

Aunque las campañas son valiosas, eso es innegable, por esta ocasión no quisiera ponerlas en la mesa de discusión porque, como lo comentamos en la entrega anterior, se respiró cierta apatía en el ambiente por la sociedad que debía sufragar, como por parte de los candidatos. Es más, me atrevo a decir que muchos aparecieron en el escenario político, únicamente por “salir del paso” y apoyar al escaparate que los proyectó.

De igual manera, debemos recordar que, en las redes sociales, previo a las votaciones, “corrió como reguero de pólvora”, el rumor de que una prominente figura de la política nacional vigente, tenía “las manos metidas” en el proceso y eso definiría el rumbo de las diputaciones locales en Tamaulipas y el del resto de los cargos públicos sometidos a votación en los demás estados que también vivieron un proceso democrático.

Con los resultados, por lo menos en nuestra casa, podemos dar cuenta de que la situación no fue así.

Volviendo al tema central de la entrega de esta mitad de semana. Tamaulipas está en “código azul” y no solamente por los resultados arrojados por las urnas, en casi la totalidad, de la geografía de nuestro estado. Sino también porque ha refrendado el hartazgo que ahora se vive por un partido el cual, en otros días, arrasaba en los comicios porque la población le era leal a todo lo que este escaparate representaba, gracias a los preceptos revolucionarios que, durante años, enarboló.

También, debemos decirlo, el efecto MORENA, al parecer perdió la fuerza que tuvo en el marco de la campaña por la Presidencia de la República. Así que, aquellos que se “subieron a la ola” alcanzaron el peldaño que buscaron tan afanosamente de la mano del actual Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Debemos decir también que, aunque en algunas casillas, los candidatos del partido de regeneración nacional, se quedaron en el bien conocido “por poquito” al final del día fueron superados por los “blanquiazules”.

Como conclusión podemos decir que el electorado de Tamaulipas está caracterizado por su lealtad en espera de soluciones satisfactorias, sin embargo, cuando estas no llegan o no son como se esperaban, es capaz de cambiar radicalmente su postura y mantenerse firme en ella. Por tanto, los recientemente electos, deberán “ponerse las pilas” y cumplir de manera cabal las promesas realizadas durante sus campañas o de lo contrario, el partido que los abraza, correrá con la misma suerte.

¡Hasta la próxima!

y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día! Agustín Jiménez C. Con Café y a media luz.

En dicho “churro gringo”, cada vez que entra al nosocomio un paciente en un severo estado, médicos y enfermeras gritan “código azul” para indicar que la situación debe atenderse de manera inmediata para reencausar al individuo que está a punto de pasar a mejor vida.

Pues bien, en las pasadas elecciones, Tamaulipas, nuevamente dio cuenta de un cambio sociopolítico sumamente interesante que, como buen síntoma, evidencia una situación más profunda en el sentir del ciudadano tamaulipeco que, desde las pasadas elecciones a la gubernatura del estado, dio un radical “golpe de timón” en la definición del rumbo de esta entidad federativa.

Curiosamente, esta tendencia marcada por “vientos de cambio”, ha estado enfrascándose en un velado cuadrilátero político con figuras propias de la reciente administración pública federal y personajes adyacentes a la misma pero que operan en otras trincheras de aparato legislativo y burocrático nacional.

En este mismo tenor y en repetidas ocasiones, el Gobernador del Estado Francisco García Cabeza de Vaca, ha vertido declaraciones de forma pública en torno al manejo y distribución de los recursos que provienen del erario a Tamaulipas, dejando en claro una inconformidad por lo que bien pudiera considerarse una falta de equidad al momento de “repartir del pastel”.

Cabe hacer mención que, recientemente, el mandatario estatal, apareció en los primeros lugares de aprobación por parte de la ciudadanía y organismos especializados, dejando muy atrás a otros símiles del resto del país. Lo anterior habla de un trabajo de “cercanía” e “información” para con la sociedad que se entera de las acciones que hace el ejecutivo estatal.

Aunque las campañas son valiosas, eso es innegable, por esta ocasión no quisiera ponerlas en la mesa de discusión porque, como lo comentamos en la entrega anterior, se respiró cierta apatía en el ambiente por la sociedad que debía sufragar, como por parte de los candidatos. Es más, me atrevo a decir que muchos aparecieron en el escenario político, únicamente por “salir del paso” y apoyar al escaparate que los proyectó.

De igual manera, debemos recordar que, en las redes sociales, previo a las votaciones, “corrió como reguero de pólvora”, el rumor de que una prominente figura de la política nacional vigente, tenía “las manos metidas” en el proceso y eso definiría el rumbo de las diputaciones locales en Tamaulipas y el del resto de los cargos públicos sometidos a votación en los demás estados que también vivieron un proceso democrático.

Con los resultados, por lo menos en nuestra casa, podemos dar cuenta de que la situación no fue así.

Volviendo al tema central de la entrega de esta mitad de semana. Tamaulipas está en “código azul” y no solamente por los resultados arrojados por las urnas, en casi la totalidad, de la geografía de nuestro estado. Sino también porque ha refrendado el hartazgo que ahora se vive por un partido el cual, en otros días, arrasaba en los comicios porque la población le era leal a todo lo que este escaparate representaba, gracias a los preceptos revolucionarios que, durante años, enarboló.

También, debemos decirlo, el efecto MORENA, al parecer perdió la fuerza que tuvo en el marco de la campaña por la Presidencia de la República. Así que, aquellos que se “subieron a la ola” alcanzaron el peldaño que buscaron tan afanosamente de la mano del actual Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Debemos decir también que, aunque en algunas casillas, los candidatos del partido de regeneración nacional, se quedaron en el bien conocido “por poquito” al final del día fueron superados por los “blanquiazules”.

Como conclusión podemos decir que el electorado de Tamaulipas está caracterizado por su lealtad en espera de soluciones satisfactorias, sin embargo, cuando estas no llegan o no son como se esperaban, es capaz de cambiar radicalmente su postura y mantenerse firme en ella. Por tanto, los recientemente electos, deberán “ponerse las pilas” y cumplir de manera cabal las promesas realizadas durante sus campañas o de lo contrario, el partido que los abraza, correrá con la misma suerte.

¡Hasta la próxima!

y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día! Agustín Jiménez C. Con Café y a media luz.