/ miércoles 11 de septiembre de 2019

Como en los viejos tiempos

La amistad es un sentimiento que se construye todos los días con actos de bondad, es un lazo moral indestructible que une a quienes la profesan.

Es como una sinfonía interminable que a diario se le agregan nuevas armonías, interpretada en los más importantes foros de nuestra vida, para deleite del alma, para el disfrute del espíritu.

Cuando la amistad es verdadera, conlleva una fuerte carga de solidaridad humana, un compromiso de lealtad a toda prueba que obliga al perdón y al sacrificio; es la amistad el aderezo sublime de la vida, es el ingrediente más importante en el banquete espiritual de la existencia.

El pasado día 8 cumplió años mi amigo Constancio Izaguirre Martínez, nativo del RíoTamesí en Tampico, hijo adoptivo de Ciudad Madero y ciudadano actual del vecino país del norte, fue fundador de la RondallaTamaulipeca y hoy administrados restaurantes de su propiedad en el Estado de Louisiana.

Constancio tiene alma de cigarra y corazón de guitarra, ha vivido para cantar, para contagiar de alegría a quienes le han escuchado a través del tiempo, en los grandes escenarios y en el seno de muchos hogares amigos, pero también en modestos bares y en cualquier rincón del alma solitaria de sus noches de insomnio.

Pero el rasgo más sobresaliente de Constancio Izaguirre es su culto a la amistad, es su incorregible gusto por hacer amigos, privilegiando siempre las sagradas reglas no escritas del respeto y la paciencia.

Mi amigo Constancio ha disfrutado de la compañía de muchos amigos y de las múltiples muestras de afecto de quienes lo estiman, pero también ha sido víctima de la traición humana, de algunos que no soportaron su ascenso en la escala delos valores materiales, ni le supieron perdonar las grandes ganancias del orden moral que su carisma le merecieron.

Sin embargo, Constancio sigue igual que siempre, sencillo, humano, alegre, festejando cuanto hay que festejar, como el pasado domingo que convocó a sus amigos para disfrutar de una jornada bohemia, “como en los viejos tiempos”, cantando y recordando a los que ya no están, rindiendo culto a la amistad y brindando por todo lo bueno de la vida. Festejó sus 80 floridas primaveras, allá en la ribera del Río Tamesí, en los parajes bellos del lugar donde nació.

Acompañado de su esposa Élida y de amigos y familiares Constancio estuvo de manteles largos, porque de fiesta siempre ha estado, alimentó la llama de la amistad, una vez más, como seguramente lo seguirá haciendo hasta el último día de su existencia.

Constancio seguirá diciendo, como Alberto Cortés: “Un barco frágil de papel, parece aveces la amistad, pero jamás podrá con él, la más terrible tempestad, porque ese barco de papel, lleva aferrado a su timón, por capitán y timonel……aun corazón”.

¡¡Felicidades amigo!!.

P.D.- A los amigos hay que aceptarlos como son, no como uno quiere que sean.

La amistad es un sentimiento que se construye todos los días con actos de bondad, es un lazo moral indestructible que une a quienes la profesan.

Es como una sinfonía interminable que a diario se le agregan nuevas armonías, interpretada en los más importantes foros de nuestra vida, para deleite del alma, para el disfrute del espíritu.

Cuando la amistad es verdadera, conlleva una fuerte carga de solidaridad humana, un compromiso de lealtad a toda prueba que obliga al perdón y al sacrificio; es la amistad el aderezo sublime de la vida, es el ingrediente más importante en el banquete espiritual de la existencia.

El pasado día 8 cumplió años mi amigo Constancio Izaguirre Martínez, nativo del RíoTamesí en Tampico, hijo adoptivo de Ciudad Madero y ciudadano actual del vecino país del norte, fue fundador de la RondallaTamaulipeca y hoy administrados restaurantes de su propiedad en el Estado de Louisiana.

Constancio tiene alma de cigarra y corazón de guitarra, ha vivido para cantar, para contagiar de alegría a quienes le han escuchado a través del tiempo, en los grandes escenarios y en el seno de muchos hogares amigos, pero también en modestos bares y en cualquier rincón del alma solitaria de sus noches de insomnio.

Pero el rasgo más sobresaliente de Constancio Izaguirre es su culto a la amistad, es su incorregible gusto por hacer amigos, privilegiando siempre las sagradas reglas no escritas del respeto y la paciencia.

Mi amigo Constancio ha disfrutado de la compañía de muchos amigos y de las múltiples muestras de afecto de quienes lo estiman, pero también ha sido víctima de la traición humana, de algunos que no soportaron su ascenso en la escala delos valores materiales, ni le supieron perdonar las grandes ganancias del orden moral que su carisma le merecieron.

Sin embargo, Constancio sigue igual que siempre, sencillo, humano, alegre, festejando cuanto hay que festejar, como el pasado domingo que convocó a sus amigos para disfrutar de una jornada bohemia, “como en los viejos tiempos”, cantando y recordando a los que ya no están, rindiendo culto a la amistad y brindando por todo lo bueno de la vida. Festejó sus 80 floridas primaveras, allá en la ribera del Río Tamesí, en los parajes bellos del lugar donde nació.

Acompañado de su esposa Élida y de amigos y familiares Constancio estuvo de manteles largos, porque de fiesta siempre ha estado, alimentó la llama de la amistad, una vez más, como seguramente lo seguirá haciendo hasta el último día de su existencia.

Constancio seguirá diciendo, como Alberto Cortés: “Un barco frágil de papel, parece aveces la amistad, pero jamás podrá con él, la más terrible tempestad, porque ese barco de papel, lleva aferrado a su timón, por capitán y timonel……aun corazón”.

¡¡Felicidades amigo!!.

P.D.- A los amigos hay que aceptarlos como son, no como uno quiere que sean.