/ viernes 28 de mayo de 2021

Con café y a media luz | Cuando no cabe la comedia

Recientemente observé a través de la televisión una película de la época de oro del cine mexicano. En esta trama cómica un individuo de clase media era promovido por los habitantes de su sector a un cargo legislativo, empero, para llegar a tal escaño, debió pasar una serie de vicisitudes que “pintaron de rosa” los vaivenes de la historia, al punto de que, a mitad de la jornada electoral, cuando el equipo de campaña rival intentó robar y destruir las precarias urnas, los pobladores sacaron de entre sus ropas todo tipo de armas para amedrentar a los villanos y hacerlos desistir de sus malas intenciones. La cinta concluye, como era de esperarse, con el éxito del protagonista quien, además de llegar a ocupar el cargo, consigue noviar con la dama joven, con la que, seguramente, tendrá un futuro prometedor y amoroso.

Contradictorio a este filme, ayer escuché a través de una conocida emisora de radio de nivel nacional que esta era la jornada electoral que, en plena época de campaña, ya se encontraba tinta en sangre por las amenazas, atentados y asesinatos en contra de candidatos de la oposición en diferentes puntos de la República Mexicana. Esta situación genera que, aquel mote de “fiesta democrática” que se usó como “muletilla exaltadora” en los medios de comunicación en otros episodios electorales, quede hoy como una burla no sólo para el ejercicio que se espera llevar al cabo en una semana, sino, además, es una ofensa a la integridad social, al respeto a los derechos humanos y la civilidad la cual, pareciera, se encuentra en franca agonía.

Es vergonzoso que la comisión observadora conformada por representantes de las naciones de la Organización de los Estados Americanos ya haya exclamado una pronunciación al respecto en la que, sin medias tintas, reprueba la situación que está prevaleciendo en México, misma que es calificada como “violencia política y electoral”, ocasionada por un discurso divisionista y una retórica de agresión a las instituciones, a los organismos políticos y a los rivales en turno, siendo estos últimos, los blancos principales de los ataques que, renglones arriba, le cité.

En menos de 72 horas en nuestro país, los medios de comunicación y las redes sociales, se han encargado de divulgar, por lo menos tres penosos incidentes que dan cuenta y fe de lo que, hasta este momento he vertido en la columna que, como cada tercer día, pongo a sus amables juicios y dispensa gentil amigo lector, que a continuación relatamos brevemente a razón de tiempo y espacio.

En primer término, se reveló el audio de la candidata de Morena a la presidencia municipal de Metepec, en el estado de México, Gabriela Gamboa quien, por la forma procaz, majadera y agresiva, así como por la manera en la que arrastra las palabras, se puede asumir que se encontraba fuera de sus cabales, lanzó improperios en contra de su rival panista. Lo verdaderamente grave fue cuando, sin importar el llamado a la cordura por parte de su interlocutor, la morenista, declaró serias e indiscutibles amenazas en contra de la hija de su rival político. Asegurando que “…lo que viene no soy yo” y “… que no se le olvide que tiene una hija. Esta discusión vía telefónica fue grabada y revelada en las redes sociales, ante la que la involucrada sólo apuntó que “es una campaña en su contra y el audio está manipulado”. ¡Qué vergüenza!

Posteriormente, Alma Rosa Barragán, candidata del partido Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Moroleón en el estado de Guanajuato fue cobardemente ultimada a balazos por un comando conformado por, a lo menos, tres civiles, cuando encabezaba un mitin de campaña. En este mismo evento resultaron heridos un hombre y, aunque usted no lo crea, una menor de edad que acompañaba a su madre.

Este hecho evidencia a “quién o quiénes” tienen las manos metidas en las elecciones en aquella entidad del centro del país y cuál es la situación que se guarda al interior de la jornada en un lugar que, durante los últimos dos años, pasó de ser uno de los más pacíficos del país a una zona de guerra devastada por los constantes enfrentamientos por células delincuenciales quedando “en medio del fuego cruzado” a sus habitantes, sin que la autoridad federal o estatal puedan solucionar el problema. Hoy, después de un atentado a mitad del día en un mitin en el que acudió una buena cantidad de personas, con celulares transmitiendo en vivo y con un grupo de asesinos que, sin mediar prudencia alguna, detonaron sus armas, es imposible hacer “ojos ciegos” a la realidad de ese lugar.

Posteriormente, con un día de diferencia, en ese mismo estado, la situación se repitió, solo que ahora fue en contra de la candidata por el partido Verde de México a la diputación por ese lugar, Saraí Figueroa cuando hacía un recorrido por el municipio de Acámbaro, particularmente, dentro de la comunidad de Tócuaro. Afortunadamente para la mujer, resultó ilesa y fue trasladada a un lugar seguro. El dato reprobable – además del hecho in situm – fue que, a pesar de que los cuerpos policiacos, tras un operativo, lograron la captura de los agresores, la dama no pudo poner la denuncia correspondiente en la Agencia del Ministerio Público investigador porque, según le dijeron, “no hay quién la pueda atender en estos momentos”. Se podría suponer una colusión de las figuras encargadas de la investigación e impartición de la justicia, ¿No cree usted?

Antes de concluir esta entrega y plantearle dos reflexiones finales, mi buen amigo que en estos momentos tiene El Sol de Tampico en sus manos, le invito a que se siente frente a su computadora y escriba en el navegador de su confianza “Atentan contra candidato”. Los resultados arrojados incluirán a los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Estado de México, Sinaloa, Morelia, Jalisco, Tamaulipas, Morelos y Veracruz, además del ya citado Guanajuato. ¿No le parece preocupante?

Lo anterior me hizo pensar dos cuestiones que le comparto a continuación en parte por una absurda comparación con la película citada a manera de párrafo prologal de esta entrega: Si esto ocurre durante el período de campaña ¿Qué debemos esperar el día de las elecciones?, ¿Seremos testigos de robos de urnas o de agresiones en los centros de votación? Y la segunda: Si a todas luces hay un grupo que está “eliminando” a los rivales en turno que pudieran representar una merma riesgosa a sus intereses particulares, ¿Qué ocurrirá si alguno de estos triunfa sobre aquel que es apadrinado por la delincuencia? ¿Representará la urna electoral, el triunfo de los personajes y la sepultura de los individuos?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

Recientemente observé a través de la televisión una película de la época de oro del cine mexicano. En esta trama cómica un individuo de clase media era promovido por los habitantes de su sector a un cargo legislativo, empero, para llegar a tal escaño, debió pasar una serie de vicisitudes que “pintaron de rosa” los vaivenes de la historia, al punto de que, a mitad de la jornada electoral, cuando el equipo de campaña rival intentó robar y destruir las precarias urnas, los pobladores sacaron de entre sus ropas todo tipo de armas para amedrentar a los villanos y hacerlos desistir de sus malas intenciones. La cinta concluye, como era de esperarse, con el éxito del protagonista quien, además de llegar a ocupar el cargo, consigue noviar con la dama joven, con la que, seguramente, tendrá un futuro prometedor y amoroso.

Contradictorio a este filme, ayer escuché a través de una conocida emisora de radio de nivel nacional que esta era la jornada electoral que, en plena época de campaña, ya se encontraba tinta en sangre por las amenazas, atentados y asesinatos en contra de candidatos de la oposición en diferentes puntos de la República Mexicana. Esta situación genera que, aquel mote de “fiesta democrática” que se usó como “muletilla exaltadora” en los medios de comunicación en otros episodios electorales, quede hoy como una burla no sólo para el ejercicio que se espera llevar al cabo en una semana, sino, además, es una ofensa a la integridad social, al respeto a los derechos humanos y la civilidad la cual, pareciera, se encuentra en franca agonía.

Es vergonzoso que la comisión observadora conformada por representantes de las naciones de la Organización de los Estados Americanos ya haya exclamado una pronunciación al respecto en la que, sin medias tintas, reprueba la situación que está prevaleciendo en México, misma que es calificada como “violencia política y electoral”, ocasionada por un discurso divisionista y una retórica de agresión a las instituciones, a los organismos políticos y a los rivales en turno, siendo estos últimos, los blancos principales de los ataques que, renglones arriba, le cité.

En menos de 72 horas en nuestro país, los medios de comunicación y las redes sociales, se han encargado de divulgar, por lo menos tres penosos incidentes que dan cuenta y fe de lo que, hasta este momento he vertido en la columna que, como cada tercer día, pongo a sus amables juicios y dispensa gentil amigo lector, que a continuación relatamos brevemente a razón de tiempo y espacio.

En primer término, se reveló el audio de la candidata de Morena a la presidencia municipal de Metepec, en el estado de México, Gabriela Gamboa quien, por la forma procaz, majadera y agresiva, así como por la manera en la que arrastra las palabras, se puede asumir que se encontraba fuera de sus cabales, lanzó improperios en contra de su rival panista. Lo verdaderamente grave fue cuando, sin importar el llamado a la cordura por parte de su interlocutor, la morenista, declaró serias e indiscutibles amenazas en contra de la hija de su rival político. Asegurando que “…lo que viene no soy yo” y “… que no se le olvide que tiene una hija. Esta discusión vía telefónica fue grabada y revelada en las redes sociales, ante la que la involucrada sólo apuntó que “es una campaña en su contra y el audio está manipulado”. ¡Qué vergüenza!

Posteriormente, Alma Rosa Barragán, candidata del partido Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Moroleón en el estado de Guanajuato fue cobardemente ultimada a balazos por un comando conformado por, a lo menos, tres civiles, cuando encabezaba un mitin de campaña. En este mismo evento resultaron heridos un hombre y, aunque usted no lo crea, una menor de edad que acompañaba a su madre.

Este hecho evidencia a “quién o quiénes” tienen las manos metidas en las elecciones en aquella entidad del centro del país y cuál es la situación que se guarda al interior de la jornada en un lugar que, durante los últimos dos años, pasó de ser uno de los más pacíficos del país a una zona de guerra devastada por los constantes enfrentamientos por células delincuenciales quedando “en medio del fuego cruzado” a sus habitantes, sin que la autoridad federal o estatal puedan solucionar el problema. Hoy, después de un atentado a mitad del día en un mitin en el que acudió una buena cantidad de personas, con celulares transmitiendo en vivo y con un grupo de asesinos que, sin mediar prudencia alguna, detonaron sus armas, es imposible hacer “ojos ciegos” a la realidad de ese lugar.

Posteriormente, con un día de diferencia, en ese mismo estado, la situación se repitió, solo que ahora fue en contra de la candidata por el partido Verde de México a la diputación por ese lugar, Saraí Figueroa cuando hacía un recorrido por el municipio de Acámbaro, particularmente, dentro de la comunidad de Tócuaro. Afortunadamente para la mujer, resultó ilesa y fue trasladada a un lugar seguro. El dato reprobable – además del hecho in situm – fue que, a pesar de que los cuerpos policiacos, tras un operativo, lograron la captura de los agresores, la dama no pudo poner la denuncia correspondiente en la Agencia del Ministerio Público investigador porque, según le dijeron, “no hay quién la pueda atender en estos momentos”. Se podría suponer una colusión de las figuras encargadas de la investigación e impartición de la justicia, ¿No cree usted?

Antes de concluir esta entrega y plantearle dos reflexiones finales, mi buen amigo que en estos momentos tiene El Sol de Tampico en sus manos, le invito a que se siente frente a su computadora y escriba en el navegador de su confianza “Atentan contra candidato”. Los resultados arrojados incluirán a los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Estado de México, Sinaloa, Morelia, Jalisco, Tamaulipas, Morelos y Veracruz, además del ya citado Guanajuato. ¿No le parece preocupante?

Lo anterior me hizo pensar dos cuestiones que le comparto a continuación en parte por una absurda comparación con la película citada a manera de párrafo prologal de esta entrega: Si esto ocurre durante el período de campaña ¿Qué debemos esperar el día de las elecciones?, ¿Seremos testigos de robos de urnas o de agresiones en los centros de votación? Y la segunda: Si a todas luces hay un grupo que está “eliminando” a los rivales en turno que pudieran representar una merma riesgosa a sus intereses particulares, ¿Qué ocurrirá si alguno de estos triunfa sobre aquel que es apadrinado por la delincuencia? ¿Representará la urna electoral, el triunfo de los personajes y la sepultura de los individuos?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.