/ viernes 18 de diciembre de 2020

Con café y a media luz | De salarios mínimos

A pesar de que los medios nacionales de comunicación anunciaron que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos había aprobado el incremento del 15% al sueldo de los trabajadores, el Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, reconoció en la conferencia matutina realizada en Sonora, que hubo una fuerte controversia entre la CONASAMI y los representantes del sector empresarial.

El mandatario, a pregunta expresa por un representante de la prensa, explicó que, el sector patronal deseaba aumentar solamente el 10 %, sin embargo, ese incremento era insuficiente para que el trabajador pudiera satisfacer la demanda de necesidades elementales que tiene en el hogar, por lo anterior, se tomó la decisión ya anunciada, encarando así al grupo de actores de la iniciativa privada quienes manifestaron su incomodidad.

El argumento fundamental de este conflicto fue desestimado por el tabasqueño al decir que "los gobiernos neoliberales han sostenido la idea de que el aumento al salario traería una inflación" más adelante en su discurso, el presidente de México agregó que "es una exageración que digan que las empresas van a cerrar porque no pueden pagar el incremento al salario".

Como ha acostumbrado en sus ya tradicionales “mañaneras”, el hombre originario de Macuspana calificó con el severo remoquete de “insensato” a la forma de pensar del sector privado y cuestionó así a este respecto “¿Qué, acaso los trabajadores no forman parte de la economía?, ¿cómo se puede afectar a la economía si los trabajadores están recibiendo más dinero?”.

Para fundamentar su dicho, AMLO mostró el comportamiento histórico del salario del mexicano común en relación con los incrementos que ha vivido en los últimos sexenios y la capacidad de su poder adquisitivo comparado con el de otros países, mostrando así que, en América Latina se llegó a ocupar, incluso, los últimos lugares en este tenor. Este hecho fue calificado como penoso y lamentable.

Esta postura generará un nuevo distanciamiento entre los empresarios de México y el sector patronal. Si bien es cierto que, desde la campaña, la relación entre la figura de López Obrador y los dueños de empresas no ha sido la mejor, también es verdad que esta nueva decisión traerá una serie de desencuentros de los que seremos testigos a lo largo del año entrante, los cuales, dicen los expertos se traducirán en una cargada en los precios, por una parte y, por otra, en una nueva ola de desempleo.

No debemos olvidar que la CONASAMI está formada de manera tripartita y ello implica que la decisión final debería estar construida por el sector obrero, gobierno y patrones; la representación de este último cae en la figura del líder de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, quien se negó de manera rotunda a aprobar esta determinación.

Los obreros se mostraron de acuerdo –como era de esperarse– y, por tanto “la última palabra”, quedó en manos de la administración pública federal que encabeza el presidente López por lo que, como reza cierto corrido de la revolución "las cartas estaban echadas, no había ni qué discutir".

Ante eso, la Coparmex a través de su vocero ha vaticinado el cierre de 700 mil empresas en el 2021 al no poder soportar el pago a sus trabajadores con este nuevo aumento que elevará el salario mínimo a poco más de 140 pesos y en la zona fronteriza a más de 230 pesos. Asimismo, señaló que, en la generalidad, este hecho traerá como consecuencia una desaceleración en la recuperación económica de México que, de por sí, ya es bastante lenta.

De igual manera, el empresario aseguró que “millones de personas perderán su empleo” y calificó de “ilógica” esta perspectiva por parte del gobierno quien, según señaló, “solo ha otorgado apoyo al 5% de las empresas” y no se tomó en cuenta que, debido al Covid-19 han desaparecido en los últimos meses más de un millón 10 mil negocios, factores que ponen “entre la espada y la pared” a los que aún sobreviven.

Después de escuchar y comparar ambas posturas, se aprecia un limbo angustiante en materia económica. Una incertidumbre que, pareciera, solo será disipada por las decisiones que se fundamenten en “la buena voluntad” y en la prudencia financiera.

Mientras que el Ejecutivo actúa como si el sector empresarial tuviera finanzas estables y ganancias boyantes, síntomas de una economía sana y en franco crecimiento, su gobierno toma decisiones para impactar la “riqueza inmediata” del sector obrero. Entre líneas se puede leer una “exageración” de la que AMLO, en su momento, llamó “minoría rapaz”. Por otro lado, se puede advertir la angustia de los empresarios pues sus negocios “deambulan” en un contexto económico en retroceso y quizá no sea el mejor momento para tomar esta decisión. Tal vez el paliativo que apliquen las empresas y nosotros observemos previo al fenómeno de desempleo y posterior cierre de negocios, será un incremento en el precio final de los productos que acostumbramos a adquirir y así, contener la catástrofe de la que están hablando.

Queda la pregunta, ¿los mexicanos estamos en condiciones de desearnos un “próspero” año nuevo?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

A pesar de que los medios nacionales de comunicación anunciaron que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos había aprobado el incremento del 15% al sueldo de los trabajadores, el Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, reconoció en la conferencia matutina realizada en Sonora, que hubo una fuerte controversia entre la CONASAMI y los representantes del sector empresarial.

El mandatario, a pregunta expresa por un representante de la prensa, explicó que, el sector patronal deseaba aumentar solamente el 10 %, sin embargo, ese incremento era insuficiente para que el trabajador pudiera satisfacer la demanda de necesidades elementales que tiene en el hogar, por lo anterior, se tomó la decisión ya anunciada, encarando así al grupo de actores de la iniciativa privada quienes manifestaron su incomodidad.

El argumento fundamental de este conflicto fue desestimado por el tabasqueño al decir que "los gobiernos neoliberales han sostenido la idea de que el aumento al salario traería una inflación" más adelante en su discurso, el presidente de México agregó que "es una exageración que digan que las empresas van a cerrar porque no pueden pagar el incremento al salario".

Como ha acostumbrado en sus ya tradicionales “mañaneras”, el hombre originario de Macuspana calificó con el severo remoquete de “insensato” a la forma de pensar del sector privado y cuestionó así a este respecto “¿Qué, acaso los trabajadores no forman parte de la economía?, ¿cómo se puede afectar a la economía si los trabajadores están recibiendo más dinero?”.

Para fundamentar su dicho, AMLO mostró el comportamiento histórico del salario del mexicano común en relación con los incrementos que ha vivido en los últimos sexenios y la capacidad de su poder adquisitivo comparado con el de otros países, mostrando así que, en América Latina se llegó a ocupar, incluso, los últimos lugares en este tenor. Este hecho fue calificado como penoso y lamentable.

Esta postura generará un nuevo distanciamiento entre los empresarios de México y el sector patronal. Si bien es cierto que, desde la campaña, la relación entre la figura de López Obrador y los dueños de empresas no ha sido la mejor, también es verdad que esta nueva decisión traerá una serie de desencuentros de los que seremos testigos a lo largo del año entrante, los cuales, dicen los expertos se traducirán en una cargada en los precios, por una parte y, por otra, en una nueva ola de desempleo.

No debemos olvidar que la CONASAMI está formada de manera tripartita y ello implica que la decisión final debería estar construida por el sector obrero, gobierno y patrones; la representación de este último cae en la figura del líder de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, quien se negó de manera rotunda a aprobar esta determinación.

Los obreros se mostraron de acuerdo –como era de esperarse– y, por tanto “la última palabra”, quedó en manos de la administración pública federal que encabeza el presidente López por lo que, como reza cierto corrido de la revolución "las cartas estaban echadas, no había ni qué discutir".

Ante eso, la Coparmex a través de su vocero ha vaticinado el cierre de 700 mil empresas en el 2021 al no poder soportar el pago a sus trabajadores con este nuevo aumento que elevará el salario mínimo a poco más de 140 pesos y en la zona fronteriza a más de 230 pesos. Asimismo, señaló que, en la generalidad, este hecho traerá como consecuencia una desaceleración en la recuperación económica de México que, de por sí, ya es bastante lenta.

De igual manera, el empresario aseguró que “millones de personas perderán su empleo” y calificó de “ilógica” esta perspectiva por parte del gobierno quien, según señaló, “solo ha otorgado apoyo al 5% de las empresas” y no se tomó en cuenta que, debido al Covid-19 han desaparecido en los últimos meses más de un millón 10 mil negocios, factores que ponen “entre la espada y la pared” a los que aún sobreviven.

Después de escuchar y comparar ambas posturas, se aprecia un limbo angustiante en materia económica. Una incertidumbre que, pareciera, solo será disipada por las decisiones que se fundamenten en “la buena voluntad” y en la prudencia financiera.

Mientras que el Ejecutivo actúa como si el sector empresarial tuviera finanzas estables y ganancias boyantes, síntomas de una economía sana y en franco crecimiento, su gobierno toma decisiones para impactar la “riqueza inmediata” del sector obrero. Entre líneas se puede leer una “exageración” de la que AMLO, en su momento, llamó “minoría rapaz”. Por otro lado, se puede advertir la angustia de los empresarios pues sus negocios “deambulan” en un contexto económico en retroceso y quizá no sea el mejor momento para tomar esta decisión. Tal vez el paliativo que apliquen las empresas y nosotros observemos previo al fenómeno de desempleo y posterior cierre de negocios, será un incremento en el precio final de los productos que acostumbramos a adquirir y así, contener la catástrofe de la que están hablando.

Queda la pregunta, ¿los mexicanos estamos en condiciones de desearnos un “próspero” año nuevo?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.