/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Con café y a media luz | Entre fracturas

Una nueva tensión y declarada fractura al interior de la Conferencia Nacional de Gobernadores son avisos claros e indiscutibles de la tormenta política que se avecina. Dicha tempestad se concretará el año entrante en nuestro país cuando ocurran las elecciones más grandes y complejas de la historia de México, declaradas así por el mismo presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova.

No debemos olvidar que, para el 2021, se estarán poniendo a consideración del sufragio de la ciudadanía mexicana las curules de las cámaras de diputados, 15 gubernaturas, los congresos locales de 30 entidades federativas y los ayuntamientos de casi dos mil municipios. Este fenómeno implica que en la totalidad del territorio nacional se tengan que contabilizar boletas federales y estatales y, en una buena porción territorial, también municipales.

Sin embargo, el tema que nos atañe el día de hoy es la concreción de una renuncia de los ejecutivos de varios estados a la Conago que se venía madurando desde que inició el actual mandato de Andrés Manuel López Obrador.

Fue en el inicio de esta semana cuando se dio el anuncio que los miembros de la llamada “Alianza Federalista de Gobernadores” –en la que participa activamente el mandatario de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca– renunciarían al instituto que está por cumplir 20 años de creación porque “ya no representaba un contrapeso político “y las decisiones que se toman al interior son una “simulación”.

Estas dos frases que entrecomillé en el párrafo anterior y que fueron declaradas por sendos mandatarios que signaron el documento, deben ser explicadas más a fondo por el origen histórico de los conceptos.

Fue en el 2000 cuando, a la par de que la oposición llegaba al poder de la mano del Partido Acción Nacional, Vicente Fox Quezada, se creó la Conago, aunque se instituyó formalmente hasta el 2002, como un foro para que los mandatarios estatales se reunieran, compararan problemas locales similares y, en conjunto, propusieran soluciones al Ejecutivo federal. O, por lo menos, esa fue la versión oficial. Con fuerza corrió el rumor en aquellos años de que, al ser formada por titulares emergidos por el PRI y el PRD y nadie del PAN –por obvias razones– la Conago era un instituto que serviría de bloque de oposición que sacaría de Los Pinos a los panistas.

A la llegada de Felipe Calderón Hinojosa a la presidencia de México, sexenio en el que cobraron fuerza los enfrentamientos entre bandas rivales emergidas del fenómeno de la delincuencia organizada por pelear el territorio nacional y, la posterior guerra declarada a estos grupos por el comandante supremo de las fuerzas armadas, la conferencia tomó una fuerza considerable pues, a la postre, todos los estados –unos antes, otros después y la mayoría, a la par– vivirían la misma problemática y le demandarían al gobierno federal, las mismas soluciones.

Aunque las figuras presidenciales de Fox a López Obrador se han mostrado –por lo menos públicamente– respetuosas de esta asociación de mandatarios, no siempre se han puesto de acuerdo sobre los convenios, acuerdos y propuestas, hecho que, como hoy se “argumenta”, terminó por causar mella entre los miembros de este órgano y motivó la salida de los representantes de un buen número entidades federativas.

Sin embargo, esta fractura al interior del foro que representaría el contrapeso de la expresión máxima del poder público en México obedece, sin duda a otros intereses que privan al interior de bloques políticos que no han tenido los resultados que demandan en estos momentos y, como sustento, optan por calificar de obsoleto, arcaico e inservible a la agrupación.

Como usted ya lo sabe, gentil amigo lector, los mandatarios que firmaron su separación voluntaria son aquellos que conforman la alianza federalista que agrupa, sin distingo, a mandatarios de varios escaparates y algunos que portan un doble papel pues pertenecen a la agrupación “Gobernadores en Acción”, estos últimos netamente blanquiazules. Aunque, cabe hacer mención que, por lo menos cuatro titulares del último bloque, no han firmado su salida hasta el momento de la redacción de la presente entrega, quizá por estrategia, como señalamos al principio del texto, de cara al ejercicio democrático del 2021.

Al ser cuestionado por los representantes de la prensa en sus conferencias matutinas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se deslindó del tema y se limitó a señalar que los ejecutivos estatales inconformes con la Conago pueden separarse de esta sin problema alguno ya que la pertenencia es voluntaria y estamos en “un país libre”.

No es necesario el esfuerzo de entender la visión del mandatario. Él no espera que los gobernadores “separados” tenga la misma fuerza y seriedad de la Conago y, esta última, al no contar con las figuras de oposición se volverá un instituto con el que se podrá entender más fácilmente. En otras palabras, para AMLO le representa “ganar” ante ambas partes en conflicto. Y, aunque la pregunta era referida a la decisión de los ejecutivos locales, después evidenciar a la prensa nacional y al grupo de intelectuales de oposición, el tabasqueño sostuvo que “estamos en un país de libertad”

Veremos, entonces, si la alianza federalista crece o desaparece para el año entrante en el que los comicios representan, en materia legislativa, más que llevar diputados al poder, crear el contrapeso de poderes ante la toma de decisiones del hombre originario de Macuspana.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Una nueva tensión y declarada fractura al interior de la Conferencia Nacional de Gobernadores son avisos claros e indiscutibles de la tormenta política que se avecina. Dicha tempestad se concretará el año entrante en nuestro país cuando ocurran las elecciones más grandes y complejas de la historia de México, declaradas así por el mismo presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova.

No debemos olvidar que, para el 2021, se estarán poniendo a consideración del sufragio de la ciudadanía mexicana las curules de las cámaras de diputados, 15 gubernaturas, los congresos locales de 30 entidades federativas y los ayuntamientos de casi dos mil municipios. Este fenómeno implica que en la totalidad del territorio nacional se tengan que contabilizar boletas federales y estatales y, en una buena porción territorial, también municipales.

Sin embargo, el tema que nos atañe el día de hoy es la concreción de una renuncia de los ejecutivos de varios estados a la Conago que se venía madurando desde que inició el actual mandato de Andrés Manuel López Obrador.

Fue en el inicio de esta semana cuando se dio el anuncio que los miembros de la llamada “Alianza Federalista de Gobernadores” –en la que participa activamente el mandatario de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca– renunciarían al instituto que está por cumplir 20 años de creación porque “ya no representaba un contrapeso político “y las decisiones que se toman al interior son una “simulación”.

Estas dos frases que entrecomillé en el párrafo anterior y que fueron declaradas por sendos mandatarios que signaron el documento, deben ser explicadas más a fondo por el origen histórico de los conceptos.

Fue en el 2000 cuando, a la par de que la oposición llegaba al poder de la mano del Partido Acción Nacional, Vicente Fox Quezada, se creó la Conago, aunque se instituyó formalmente hasta el 2002, como un foro para que los mandatarios estatales se reunieran, compararan problemas locales similares y, en conjunto, propusieran soluciones al Ejecutivo federal. O, por lo menos, esa fue la versión oficial. Con fuerza corrió el rumor en aquellos años de que, al ser formada por titulares emergidos por el PRI y el PRD y nadie del PAN –por obvias razones– la Conago era un instituto que serviría de bloque de oposición que sacaría de Los Pinos a los panistas.

A la llegada de Felipe Calderón Hinojosa a la presidencia de México, sexenio en el que cobraron fuerza los enfrentamientos entre bandas rivales emergidas del fenómeno de la delincuencia organizada por pelear el territorio nacional y, la posterior guerra declarada a estos grupos por el comandante supremo de las fuerzas armadas, la conferencia tomó una fuerza considerable pues, a la postre, todos los estados –unos antes, otros después y la mayoría, a la par– vivirían la misma problemática y le demandarían al gobierno federal, las mismas soluciones.

Aunque las figuras presidenciales de Fox a López Obrador se han mostrado –por lo menos públicamente– respetuosas de esta asociación de mandatarios, no siempre se han puesto de acuerdo sobre los convenios, acuerdos y propuestas, hecho que, como hoy se “argumenta”, terminó por causar mella entre los miembros de este órgano y motivó la salida de los representantes de un buen número entidades federativas.

Sin embargo, esta fractura al interior del foro que representaría el contrapeso de la expresión máxima del poder público en México obedece, sin duda a otros intereses que privan al interior de bloques políticos que no han tenido los resultados que demandan en estos momentos y, como sustento, optan por calificar de obsoleto, arcaico e inservible a la agrupación.

Como usted ya lo sabe, gentil amigo lector, los mandatarios que firmaron su separación voluntaria son aquellos que conforman la alianza federalista que agrupa, sin distingo, a mandatarios de varios escaparates y algunos que portan un doble papel pues pertenecen a la agrupación “Gobernadores en Acción”, estos últimos netamente blanquiazules. Aunque, cabe hacer mención que, por lo menos cuatro titulares del último bloque, no han firmado su salida hasta el momento de la redacción de la presente entrega, quizá por estrategia, como señalamos al principio del texto, de cara al ejercicio democrático del 2021.

Al ser cuestionado por los representantes de la prensa en sus conferencias matutinas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se deslindó del tema y se limitó a señalar que los ejecutivos estatales inconformes con la Conago pueden separarse de esta sin problema alguno ya que la pertenencia es voluntaria y estamos en “un país libre”.

No es necesario el esfuerzo de entender la visión del mandatario. Él no espera que los gobernadores “separados” tenga la misma fuerza y seriedad de la Conago y, esta última, al no contar con las figuras de oposición se volverá un instituto con el que se podrá entender más fácilmente. En otras palabras, para AMLO le representa “ganar” ante ambas partes en conflicto. Y, aunque la pregunta era referida a la decisión de los ejecutivos locales, después evidenciar a la prensa nacional y al grupo de intelectuales de oposición, el tabasqueño sostuvo que “estamos en un país de libertad”

Veremos, entonces, si la alianza federalista crece o desaparece para el año entrante en el que los comicios representan, en materia legislativa, más que llevar diputados al poder, crear el contrapeso de poderes ante la toma de decisiones del hombre originario de Macuspana.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!