/ viernes 15 de enero de 2021

Con café y a media luz | Generando simpatías

Como si se tratara de un propósito de año nuevo y como parte de un cambio de estilo de vida, las redes sociales de los habitantes de la región se han plagado de una serie de mensajes positivos, buenos deseos, profecías de buenaventura, resúmenes de logros y más. Todos ellos emergidos, curiosamente, de individuos que navegan en las turbias y violentas aguas de la política.

Así, de la noche a la mañana, o en el estricto sentido literario, de un año a otro, “los políticos de carrera” se han vuelto pitonisos, coaches de vida, conferencistas de internet, meteorólogos y hasta intérpretes de las cartas y signos zodiacales. Hay también quienes presumen sus logros del encargo anterior con argumentos como “yo levanté la mano más”, “visité más colonias”, “propuse más ideas”, “supervisé más obras” y un sinfín de detalles que los coloca en una clasificación poco más o menos de “superhéroes”.

Otros más, los pocos, han querido aparecer en este episodio aún “verde” para el ciclo electoral que se avecina, como individuos comunes que deambulan por las calles de la ciudad alzando la mano saludando a la población mientras esbozan una sonrisa impecable y, de esta manera, tratar de demostrar “cercanía” con el pueblo.

Por otra parte, también ha empezado a circular en esos “entornos digitales comunes”, una serie de ataques, algunos muy serios con acusaciones graves, desconozco si fundamentadas o no, con el fin de mermar los capitales políticos del “rival en turno” y otras que, irresponsablemente, aunque son inconsistentes “a todas luces”, consiguen hacer un daño severo.

Por lo anterior, podemos vaticinar que la población electoral veremos una franca reyerta plagada de distractores, noticias falsas, descalificaciones, conspiraciones digitales y más estrategias impropias que, en un momento dado, podrían superar a las propuestas reales de cada candidato que la sociedad está obligada a analizar, valorar y, finalmente, votar.

Este “sube y baja” de preferencias radica, en buena parte, en que el político “de carrera” continúa cometiendo el mismo descuido: Mantenerse alejado de la gente una vez que ha llegado a ocupar el cargo que le interesa y no vuelve a dirigirse a sus representados a menos que sea en actos oficiales como los informes de gobierno o porque vuelve a ocupar del sufragio en su favor. Esa es la misma razón por la que vemos esta etapa de “precampañas” en las que les resulta urgente tratar de convencer a la comunidad que les rodea de que son personas “especiales” y llenas de virtudes.

Si un hombre o mujer asistiera, como muchos aseguran, al mercado rodante de su colonia, no tendría necesidad de evidenciarlo en video y mucho menos andar entre los establecimientos seguidos por un equipo de personas con celular en mano para generar la transmisión en vivo en la que él o ella alza la mano saludando a lo lejos mientras engola la voz para hacerla sobresalir de entre el tumulto sonoro.

Si fuera un verdadero líder de vida y agente de cambio, el aspirante a candidato no tendría que la necesidad de enviarnos cada mañana salutaciones llenas de amor “y todo lo que les sobra”, como diría un personaje televisivo. Bastaría con los comentarios que harían de forma espontánea los empleados que tienen en las empresas que dirigen o de las personas cercanas a ellos.

Si mostraran un compromiso con su sociedad y amor por su trabajo, no se verían obligados en el inicio de estos ciclos a decir que hicieron, asistieron, propusieron, atestiguaron y denunciaron más que los demás, ya que esas, eran sus obligaciones, para eso y más la sociedad los propuso como sus representantes y por ello cobraron un salario y compensaciones generados de los impuestos que pagó la población. Es como el niño que le pregunta a su papá: “¿Qué me vas a dar porque saqué 10 en la escuela?”

En resumen. Si los miembros de la clase política fueran permanentemente cercanos, promotores del liderazgo sano entre sus allegados y rindieran cuentas de sus actos a la población, no tendrían la necesidad de realizar este tipo de estrategias, la población de votantes los tendría como figuras frescas y valiosas y, por último, serian invulnerables a campañas de desprestigio pues sus actos hablarían por sí solos.

Y, a manera de nota al calce, pudiéramos decir que quizá esa es la gran diferencia entre un gobierno como el de AMLO –el de campaña– y el resto de los políticos: La cercanía, primero durante sus giras y, una vez que llegó al cargo, a través de las conferencias “mañaneras”.

Mire usted, al presidente López se le han descubierto entredichos y contradicciones. El préstamo que no fue préstamo, los “moches” a su partido que fueron contribuciones voluntarias, los contratos con familiares que ocurrieron por “descuido”, la rifa que no fue rifa, la remodelación del estadio para el equipo de su hermano que no es dinero del gobierno, el 80 por ciento de adjudicaciones directas en el 2020 y, estoy seguro, en lo que resta del sexenio continuarán apareciendo detalles, sin embargo, sus simpatizantes lo justifican, defienden y hasta bendicen por una razón muy sencilla: En 21 años de la travesía que está protagonizando el tabasqueño, no se ha alejado de ellos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

Como si se tratara de un propósito de año nuevo y como parte de un cambio de estilo de vida, las redes sociales de los habitantes de la región se han plagado de una serie de mensajes positivos, buenos deseos, profecías de buenaventura, resúmenes de logros y más. Todos ellos emergidos, curiosamente, de individuos que navegan en las turbias y violentas aguas de la política.

Así, de la noche a la mañana, o en el estricto sentido literario, de un año a otro, “los políticos de carrera” se han vuelto pitonisos, coaches de vida, conferencistas de internet, meteorólogos y hasta intérpretes de las cartas y signos zodiacales. Hay también quienes presumen sus logros del encargo anterior con argumentos como “yo levanté la mano más”, “visité más colonias”, “propuse más ideas”, “supervisé más obras” y un sinfín de detalles que los coloca en una clasificación poco más o menos de “superhéroes”.

Otros más, los pocos, han querido aparecer en este episodio aún “verde” para el ciclo electoral que se avecina, como individuos comunes que deambulan por las calles de la ciudad alzando la mano saludando a la población mientras esbozan una sonrisa impecable y, de esta manera, tratar de demostrar “cercanía” con el pueblo.

Por otra parte, también ha empezado a circular en esos “entornos digitales comunes”, una serie de ataques, algunos muy serios con acusaciones graves, desconozco si fundamentadas o no, con el fin de mermar los capitales políticos del “rival en turno” y otras que, irresponsablemente, aunque son inconsistentes “a todas luces”, consiguen hacer un daño severo.

Por lo anterior, podemos vaticinar que la población electoral veremos una franca reyerta plagada de distractores, noticias falsas, descalificaciones, conspiraciones digitales y más estrategias impropias que, en un momento dado, podrían superar a las propuestas reales de cada candidato que la sociedad está obligada a analizar, valorar y, finalmente, votar.

Este “sube y baja” de preferencias radica, en buena parte, en que el político “de carrera” continúa cometiendo el mismo descuido: Mantenerse alejado de la gente una vez que ha llegado a ocupar el cargo que le interesa y no vuelve a dirigirse a sus representados a menos que sea en actos oficiales como los informes de gobierno o porque vuelve a ocupar del sufragio en su favor. Esa es la misma razón por la que vemos esta etapa de “precampañas” en las que les resulta urgente tratar de convencer a la comunidad que les rodea de que son personas “especiales” y llenas de virtudes.

Si un hombre o mujer asistiera, como muchos aseguran, al mercado rodante de su colonia, no tendría necesidad de evidenciarlo en video y mucho menos andar entre los establecimientos seguidos por un equipo de personas con celular en mano para generar la transmisión en vivo en la que él o ella alza la mano saludando a lo lejos mientras engola la voz para hacerla sobresalir de entre el tumulto sonoro.

Si fuera un verdadero líder de vida y agente de cambio, el aspirante a candidato no tendría que la necesidad de enviarnos cada mañana salutaciones llenas de amor “y todo lo que les sobra”, como diría un personaje televisivo. Bastaría con los comentarios que harían de forma espontánea los empleados que tienen en las empresas que dirigen o de las personas cercanas a ellos.

Si mostraran un compromiso con su sociedad y amor por su trabajo, no se verían obligados en el inicio de estos ciclos a decir que hicieron, asistieron, propusieron, atestiguaron y denunciaron más que los demás, ya que esas, eran sus obligaciones, para eso y más la sociedad los propuso como sus representantes y por ello cobraron un salario y compensaciones generados de los impuestos que pagó la población. Es como el niño que le pregunta a su papá: “¿Qué me vas a dar porque saqué 10 en la escuela?”

En resumen. Si los miembros de la clase política fueran permanentemente cercanos, promotores del liderazgo sano entre sus allegados y rindieran cuentas de sus actos a la población, no tendrían la necesidad de realizar este tipo de estrategias, la población de votantes los tendría como figuras frescas y valiosas y, por último, serian invulnerables a campañas de desprestigio pues sus actos hablarían por sí solos.

Y, a manera de nota al calce, pudiéramos decir que quizá esa es la gran diferencia entre un gobierno como el de AMLO –el de campaña– y el resto de los políticos: La cercanía, primero durante sus giras y, una vez que llegó al cargo, a través de las conferencias “mañaneras”.

Mire usted, al presidente López se le han descubierto entredichos y contradicciones. El préstamo que no fue préstamo, los “moches” a su partido que fueron contribuciones voluntarias, los contratos con familiares que ocurrieron por “descuido”, la rifa que no fue rifa, la remodelación del estadio para el equipo de su hermano que no es dinero del gobierno, el 80 por ciento de adjudicaciones directas en el 2020 y, estoy seguro, en lo que resta del sexenio continuarán apareciendo detalles, sin embargo, sus simpatizantes lo justifican, defienden y hasta bendicen por una razón muy sencilla: En 21 años de la travesía que está protagonizando el tabasqueño, no se ha alejado de ellos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.