/ viernes 3 de septiembre de 2021

Con café y a media luz | ¡Hasta las piedras rebotan!

Así me comentó un buen amigo experto en el área de economía cuya trayectoria impecable, el reconocimiento de diferentes organismos y la representación que una trasnacional digital ha puesto sobre sus hombros, lo vuelven un indiscutible referente en la disciplina “de los dineros” en nuestra zona conurbada, cuando lo cuestioné en torno al informe de gobierno del presidente López Obrador. Como usted y yo sabemos, gentil amigo lector, cada 1 de septiembre el ejecutivo federal realiza el acto de rendición de cuentas al pueblo que lo llevó a ocupar el puesto más importante de nuestro país, meritorio, por supuesto, en una democracia evidenciada a través de una elección popular.

En esta ocasión, y después de 33 meses de administración, tocó al ejecutivo Andrés Manuel López Obrador, hacer lo propio al celebrarse la mitad de su gestión. En este acto se presumieron los números “récord” convenientes y, por alguna razón no fueron incluidos aquellos que también han superado a los anteriores gobiernos, pero que pudieran ser “no bien vistos”.

Se habló de la lucha contra la corrupción a través de “parar en seco la tendencia privatizadora”, empero, nunca se citó el número de asignaciones directas de contratos sin licitar que ha dado esta administración. De inmediato, el hombre originario de Macuspana pasó al tema de los energéticos – que es su fuerte – en los que se ve una incuestionable inversión al hacer una compra histórica, que él mismo comparó con CSG y con el desarrollo de la refinería en “Dos Bocas”, sin embargo y, a pesar de ello, la caída de la economía mexicana en casi nueve puntos porcentuales no fue señalado. Acto seguido, el discurso tocó los otros tres grandes proyectos del gobierno: El aeropuerto Felipe Ángeles, el programa integral del istmo de Tehuantepec y el tren maya, al que, por cierto, por enésima ocasión Fonatur, le ha modificado su trazado, encareciendo, de esta manera, dicha obra.

Después de estos tópicos llegó al preocupante tema de la pandemia, mismo que empezó con la frase “se ha reducido considerablemente el número de fallecimientos y hospitalizaciones por Covid”, a pesar de estar transitando como país, en un tercer pico que ha superado, y por mucho, a las etapas anteriores. No obstante, y, horas más tarde, las cifras dieron cuenta de la realidad. Pues para la tarde, la Secretaría de Salud declaró que se había alcanzado la cifra más alta registrada de muertos a causa de esa enfermedad: 117 mil mexicanos.

Así, después de pasar por la entusiasta actitud de los maestros, que ya quedó demostrada hace días en Chiapas. El mandatario manifestó la franca recuperación que hay en los sectores industrial, turístico, agrícola y comercial. Reiterando que la economía mexicana había crecido un seis por ciento. Fue justo en este instante cuando mi buen amigo me insistió: “¿Ves? ¡Hasta las piedras rebotan!” y continuó, “… pero por ser piedras nunca llegan a la altura debida”, para después rematar “…México se deterioró económicamente de forma tan severa que se redujo en nueve puntos, que hayamos crecido a seis, es indicativo que falta mucho para estar como antes de la pandemia, por eso ahora, son tan urgentes las remesas”.

Algo que también me llamó la atención es el número de empleos. Y aquí debo reconocer que no lo cuestiono directamente, pero me asalta una duda. ¿Si ya se han recuperado casi la totalidad de empleos perdidos a causa de la pandemia – porque esa fue su frase – que pasó con aquellos que se perdieron antes, a causa de la desaceleración económica? Y, además ¿Por qué Coneval está indicando que aumentó como nunca el número de pobres en México? En otras palabras, ¿En dónde está el factor de diferenciación; ese eslabón que falta para que la cadena de prosperidad de muestra de la estabilidad? Y con esto no quiero decir que el gobierno está en un error o que está mintiendo. Es una mera pregunta para entender el por qué, si estamos bien, se incrementó un factor negativo.

Ya para mitad del discurso se mencionaron las remesas que, en su momento, AMLO – el de campaña – calificara irónicamente de “benditas”, mismas que hoy celebró como un éxito propio. Debemos recordar que las remesas son ingresos de mexicanos en el extranjero que están, masivamente, inyectando recurso y estabilidad a la economía de un país que el gobierno no puede producir. Como se dijo alguna vez: “Exaltar las remesas, es tanto como presumir que mi vecino mantiene a mis hijos porque yo no puedo”.

Fue entonces cuando llegó el momento cumbre del discurso: El resumen de los récords que son para “presumir”. Aunque también hay otros para callar. Como el número de mexicanos que ingresaron en pobreza, dos millones y medio más; número de homicidios dolosos en treinta meses, 97 mil; número de mujeres asesinadas por día, once; porcentaje de mexicanos sin acceso a servicios sociales; cincuenta y dos por ciento; cuarto lugar mundial en muertos – oficiales – a causa de la pandemia y así podríamos continuar en cada una de las actividades gubernamentales.

En México, ningún presidente hace un informe de gobierno para señalar errores, fallas y omisiones, por el contrario, se dicen las cosas en las que estamos bien. Así ha sido siempre y así continuará ¡Qué bueno por México que se alcancen cosas positivas, con este y con cualquier otro gobierno! ¡Qué lamentable que haya pequeños grandes detalles aún pendientes! Sin embargo y como bien me dijeron, por lo visto y escuchado, no cabe duda ¡Hasta las piedras rebotan, pero nunca llegan a la misma altura!

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

Así me comentó un buen amigo experto en el área de economía cuya trayectoria impecable, el reconocimiento de diferentes organismos y la representación que una trasnacional digital ha puesto sobre sus hombros, lo vuelven un indiscutible referente en la disciplina “de los dineros” en nuestra zona conurbada, cuando lo cuestioné en torno al informe de gobierno del presidente López Obrador. Como usted y yo sabemos, gentil amigo lector, cada 1 de septiembre el ejecutivo federal realiza el acto de rendición de cuentas al pueblo que lo llevó a ocupar el puesto más importante de nuestro país, meritorio, por supuesto, en una democracia evidenciada a través de una elección popular.

En esta ocasión, y después de 33 meses de administración, tocó al ejecutivo Andrés Manuel López Obrador, hacer lo propio al celebrarse la mitad de su gestión. En este acto se presumieron los números “récord” convenientes y, por alguna razón no fueron incluidos aquellos que también han superado a los anteriores gobiernos, pero que pudieran ser “no bien vistos”.

Se habló de la lucha contra la corrupción a través de “parar en seco la tendencia privatizadora”, empero, nunca se citó el número de asignaciones directas de contratos sin licitar que ha dado esta administración. De inmediato, el hombre originario de Macuspana pasó al tema de los energéticos – que es su fuerte – en los que se ve una incuestionable inversión al hacer una compra histórica, que él mismo comparó con CSG y con el desarrollo de la refinería en “Dos Bocas”, sin embargo y, a pesar de ello, la caída de la economía mexicana en casi nueve puntos porcentuales no fue señalado. Acto seguido, el discurso tocó los otros tres grandes proyectos del gobierno: El aeropuerto Felipe Ángeles, el programa integral del istmo de Tehuantepec y el tren maya, al que, por cierto, por enésima ocasión Fonatur, le ha modificado su trazado, encareciendo, de esta manera, dicha obra.

Después de estos tópicos llegó al preocupante tema de la pandemia, mismo que empezó con la frase “se ha reducido considerablemente el número de fallecimientos y hospitalizaciones por Covid”, a pesar de estar transitando como país, en un tercer pico que ha superado, y por mucho, a las etapas anteriores. No obstante, y, horas más tarde, las cifras dieron cuenta de la realidad. Pues para la tarde, la Secretaría de Salud declaró que se había alcanzado la cifra más alta registrada de muertos a causa de esa enfermedad: 117 mil mexicanos.

Así, después de pasar por la entusiasta actitud de los maestros, que ya quedó demostrada hace días en Chiapas. El mandatario manifestó la franca recuperación que hay en los sectores industrial, turístico, agrícola y comercial. Reiterando que la economía mexicana había crecido un seis por ciento. Fue justo en este instante cuando mi buen amigo me insistió: “¿Ves? ¡Hasta las piedras rebotan!” y continuó, “… pero por ser piedras nunca llegan a la altura debida”, para después rematar “…México se deterioró económicamente de forma tan severa que se redujo en nueve puntos, que hayamos crecido a seis, es indicativo que falta mucho para estar como antes de la pandemia, por eso ahora, son tan urgentes las remesas”.

Algo que también me llamó la atención es el número de empleos. Y aquí debo reconocer que no lo cuestiono directamente, pero me asalta una duda. ¿Si ya se han recuperado casi la totalidad de empleos perdidos a causa de la pandemia – porque esa fue su frase – que pasó con aquellos que se perdieron antes, a causa de la desaceleración económica? Y, además ¿Por qué Coneval está indicando que aumentó como nunca el número de pobres en México? En otras palabras, ¿En dónde está el factor de diferenciación; ese eslabón que falta para que la cadena de prosperidad de muestra de la estabilidad? Y con esto no quiero decir que el gobierno está en un error o que está mintiendo. Es una mera pregunta para entender el por qué, si estamos bien, se incrementó un factor negativo.

Ya para mitad del discurso se mencionaron las remesas que, en su momento, AMLO – el de campaña – calificara irónicamente de “benditas”, mismas que hoy celebró como un éxito propio. Debemos recordar que las remesas son ingresos de mexicanos en el extranjero que están, masivamente, inyectando recurso y estabilidad a la economía de un país que el gobierno no puede producir. Como se dijo alguna vez: “Exaltar las remesas, es tanto como presumir que mi vecino mantiene a mis hijos porque yo no puedo”.

Fue entonces cuando llegó el momento cumbre del discurso: El resumen de los récords que son para “presumir”. Aunque también hay otros para callar. Como el número de mexicanos que ingresaron en pobreza, dos millones y medio más; número de homicidios dolosos en treinta meses, 97 mil; número de mujeres asesinadas por día, once; porcentaje de mexicanos sin acceso a servicios sociales; cincuenta y dos por ciento; cuarto lugar mundial en muertos – oficiales – a causa de la pandemia y así podríamos continuar en cada una de las actividades gubernamentales.

En México, ningún presidente hace un informe de gobierno para señalar errores, fallas y omisiones, por el contrario, se dicen las cosas en las que estamos bien. Así ha sido siempre y así continuará ¡Qué bueno por México que se alcancen cosas positivas, con este y con cualquier otro gobierno! ¡Qué lamentable que haya pequeños grandes detalles aún pendientes! Sin embargo y como bien me dijeron, por lo visto y escuchado, no cabe duda ¡Hasta las piedras rebotan, pero nunca llegan a la misma altura!

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.