/ miércoles 15 de enero de 2020

Con café y a media luz | Primer round y otros detalles

No había concluido la primera quincena de este 2020, cuando ya se había dado “el campanazo” para que los contendientes chocaran guantes en el centro del cuadrilátero de la política mexicana. Por un lado, el gobernador del estado de Tamaulipas Francisco Javier García Cabeza de Vaca; por otro, el ciudadano presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. El motivo de este primer empellón es el Instituto de Salud para el Bienestar.

El contexto de “salud” es el que agrava la situación y las aristas que inciden en él son las que han promovido una serie interminable de lecturas en torno a este arranque; tres, principalmente.

La primera de ellas y la que más ha criticado el gobernador panista –en bloque con otros siete mandatarios de la misma corriente política– es que el programa del Insabi viene a sustituir al Seguro Popular con todas las ventajas y desventajas que éste ya tenía, aunado a un desabasto considerable de recursos, equipo, medicinas y personal para satisfacer las necesidades de salud del pueblo de México.

Es necesario, en primer término, comprender que el recientemente fallecido Seguro Popular era un programa que, si bien es cierto, no era de primer mundo, sí se había constituido de manera integral para atender las necesidades sanitarias más apremiantes de la sociedad mexicana de recursos económicos discretos, convirtiéndose así en una entidad paliativa mas no remedial de la grave crisis permanente en materia de enfermedades que se vive en nuestro país.

Lamentablemente y, como era de esperarse, debido a las reglas de operación, el último titular de esta dependencia durante la pasada administración, reconoció, allá por agosto de 2017, un desvío de efectivo al que llamó “uso deshonesto del recurso público” por un orden de los nueve mil millones de pesos que habían sido destinados a ocho entidades de la República Mexicana.

Aquí es donde coinciden dos de las promesas de campaña de AMLO: La lucha contra la corrupción y la gratuidad en los servicios de salud. Por ello es que se lanza el Insabi, empero, se objeta que este arranque fue de una manera atropellada, con un instituto inconcluso, con inconsistencias y sin recursos. En otras palabras, se erradicó un programa regular para inaugurar un instituto insostenible e inoperable, según palabras de un personaje que tocaremos más adelante. ¿Qué es peor?

Preocupante es que, en la última de las conferencias mañaneras, el mandatario le dijo al pueblo de México “Aguántense tantito”. Yo me pregunto ¿Cómo se puede aguantar el cáncer o la insuficiencia renal o cardiaca?

Además, señalan como incoherente y poco funcional que un burócrata en la Ciudad de México se encuentre evaluando de manera general las enfermedades y los requerimientos de cada uno de los estados por igual sin conocer de “primera mano” la naturaleza social que prevalece en cada punto de nuestro país.

Por otra parte, los críticos a la postura de los mandatarios locales señalan que ese rechazo a firmar la inclusión de sus respectivos estados al Insabi, es debido a que el recurso económico ya no pasará por sus manos y que no podrán llevarse una “tajada” del mismo para “sus bolsillos”, argumento que queda en el limbo de las suposiciones hasta que no se demuestre lo contrario.

Y como si fuera poco, la misma clase política está generando la tercera postura en ambos sentidos. Mientras que los gobernadores recalcan que AMLO está buscando hacer “caravana con sombrero ajeno” pues presumirá la poca o mucha salud de los habitantes de cada entidad, en la capital aseguran que los mandatarios locales desean seguir haciendo una “falsa caravana” con la baja calidad de los servicios que hasta el momento otorgan.

Como si eso no fuera poco para el presidente López, un excolaborador, Carlos Urzúa, quien estuviera a bordo de la 4T desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en la primera etapa de este sexenio, con un documento que hizo público el pasado lunes convirtió en “cera y pabilo” al Insabi criticando -destrozando- a este programa asegurando que es inoperante ya que “carece del debido sustento normativo, financiero y operativo”, así que terminó por etiquetarlo como una “riesgosa quimera”.

En el marco de este primer “tironeo” del año entre el gobernador tamaulipeco y el mandatario federal –entre muchos otros que, seguramente, vendrán– apareció el detalle del retorno del avión presidencial, después de una estancia de un año en los Estados Unidos de Norteamérica que le costó al pueblo de México una treintena de millones de pesos.

Lo agrego en esta columna porque, después de dar los datos del regreso de la aeronave, el presidente López Obrador indicó que esperan venderlo desde México y que el dinero obtenido, no obstante el abaratamiento de la aeronave, será destinado a fortalecer los programas de salud –entiéndase el Insabi– que se encuentran requiriendo un recurso. Cabe hacer mención que AMLO, a pregunta expresa de un miembro de la prensa, indicó que “se puede pagar en especie”, refiriéndose a la necesidad de equipo hospitalario como camas, tomógrafos y otros más.

Tendremos que esperar si este proyecto, “Insabi”, cumple con lo que se prometió: ¡Servicios médicos, atención hospitalaria de todos los niveles y medicinas gratuitas para todos los mexicanos que carezcan de un respaldo médico!

Para concluir, le debo comentar que el equipo de Andrés Manuel López Obrador anunció que éste realizará una gira por Tamaulipas, la presencia de FJGCV en los eventos será el mensaje velado e indicativo de la que pudiera ser una conciliación o un rechazo entre las dos figuras de poder. Habrá que estar al pendiente de lo que le platico. Y hasta aquí, gentil amigo lector, porque, como decía un periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

No había concluido la primera quincena de este 2020, cuando ya se había dado “el campanazo” para que los contendientes chocaran guantes en el centro del cuadrilátero de la política mexicana. Por un lado, el gobernador del estado de Tamaulipas Francisco Javier García Cabeza de Vaca; por otro, el ciudadano presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. El motivo de este primer empellón es el Instituto de Salud para el Bienestar.

El contexto de “salud” es el que agrava la situación y las aristas que inciden en él son las que han promovido una serie interminable de lecturas en torno a este arranque; tres, principalmente.

La primera de ellas y la que más ha criticado el gobernador panista –en bloque con otros siete mandatarios de la misma corriente política– es que el programa del Insabi viene a sustituir al Seguro Popular con todas las ventajas y desventajas que éste ya tenía, aunado a un desabasto considerable de recursos, equipo, medicinas y personal para satisfacer las necesidades de salud del pueblo de México.

Es necesario, en primer término, comprender que el recientemente fallecido Seguro Popular era un programa que, si bien es cierto, no era de primer mundo, sí se había constituido de manera integral para atender las necesidades sanitarias más apremiantes de la sociedad mexicana de recursos económicos discretos, convirtiéndose así en una entidad paliativa mas no remedial de la grave crisis permanente en materia de enfermedades que se vive en nuestro país.

Lamentablemente y, como era de esperarse, debido a las reglas de operación, el último titular de esta dependencia durante la pasada administración, reconoció, allá por agosto de 2017, un desvío de efectivo al que llamó “uso deshonesto del recurso público” por un orden de los nueve mil millones de pesos que habían sido destinados a ocho entidades de la República Mexicana.

Aquí es donde coinciden dos de las promesas de campaña de AMLO: La lucha contra la corrupción y la gratuidad en los servicios de salud. Por ello es que se lanza el Insabi, empero, se objeta que este arranque fue de una manera atropellada, con un instituto inconcluso, con inconsistencias y sin recursos. En otras palabras, se erradicó un programa regular para inaugurar un instituto insostenible e inoperable, según palabras de un personaje que tocaremos más adelante. ¿Qué es peor?

Preocupante es que, en la última de las conferencias mañaneras, el mandatario le dijo al pueblo de México “Aguántense tantito”. Yo me pregunto ¿Cómo se puede aguantar el cáncer o la insuficiencia renal o cardiaca?

Además, señalan como incoherente y poco funcional que un burócrata en la Ciudad de México se encuentre evaluando de manera general las enfermedades y los requerimientos de cada uno de los estados por igual sin conocer de “primera mano” la naturaleza social que prevalece en cada punto de nuestro país.

Por otra parte, los críticos a la postura de los mandatarios locales señalan que ese rechazo a firmar la inclusión de sus respectivos estados al Insabi, es debido a que el recurso económico ya no pasará por sus manos y que no podrán llevarse una “tajada” del mismo para “sus bolsillos”, argumento que queda en el limbo de las suposiciones hasta que no se demuestre lo contrario.

Y como si fuera poco, la misma clase política está generando la tercera postura en ambos sentidos. Mientras que los gobernadores recalcan que AMLO está buscando hacer “caravana con sombrero ajeno” pues presumirá la poca o mucha salud de los habitantes de cada entidad, en la capital aseguran que los mandatarios locales desean seguir haciendo una “falsa caravana” con la baja calidad de los servicios que hasta el momento otorgan.

Como si eso no fuera poco para el presidente López, un excolaborador, Carlos Urzúa, quien estuviera a bordo de la 4T desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en la primera etapa de este sexenio, con un documento que hizo público el pasado lunes convirtió en “cera y pabilo” al Insabi criticando -destrozando- a este programa asegurando que es inoperante ya que “carece del debido sustento normativo, financiero y operativo”, así que terminó por etiquetarlo como una “riesgosa quimera”.

En el marco de este primer “tironeo” del año entre el gobernador tamaulipeco y el mandatario federal –entre muchos otros que, seguramente, vendrán– apareció el detalle del retorno del avión presidencial, después de una estancia de un año en los Estados Unidos de Norteamérica que le costó al pueblo de México una treintena de millones de pesos.

Lo agrego en esta columna porque, después de dar los datos del regreso de la aeronave, el presidente López Obrador indicó que esperan venderlo desde México y que el dinero obtenido, no obstante el abaratamiento de la aeronave, será destinado a fortalecer los programas de salud –entiéndase el Insabi– que se encuentran requiriendo un recurso. Cabe hacer mención que AMLO, a pregunta expresa de un miembro de la prensa, indicó que “se puede pagar en especie”, refiriéndose a la necesidad de equipo hospitalario como camas, tomógrafos y otros más.

Tendremos que esperar si este proyecto, “Insabi”, cumple con lo que se prometió: ¡Servicios médicos, atención hospitalaria de todos los niveles y medicinas gratuitas para todos los mexicanos que carezcan de un respaldo médico!

Para concluir, le debo comentar que el equipo de Andrés Manuel López Obrador anunció que éste realizará una gira por Tamaulipas, la presencia de FJGCV en los eventos será el mensaje velado e indicativo de la que pudiera ser una conciliación o un rechazo entre las dos figuras de poder. Habrá que estar al pendiente de lo que le platico. Y hasta aquí, gentil amigo lector, porque, como decía un periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.