/ lunes 2 de noviembre de 2020

Con café y a media luz | Infodemia. El otro virus

En el mes de febrero, cuando empezó a cobrar forma el confinamiento al que nos veríamos sometidos todos los mexicanos, le compartí a usted, gentil amigo lector, el detalle de un canal “noticioso” de la plataforma más importante de videos en el internet que amablemente me hicieron llegar a través de un correo electrónico. El relato versaba sobre un “capítulo” del programa en el cual, el conductor trataba de demostrar que el asunto del SARS-CoV-2 y la enfermedad del Covid-19 eran un mito inventado por los gobiernos locales opositores a la 4T que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por esas mismas fechas me vi en la necesidad de acudir a un nosocomio público de la ciudad y allí tuve la oportunidad de saludar a un amigo camillero quien, a la menor oportunidad y sin importar con quién estuviera charlando, aprovechaba para recalcar que “AMLO es mi presidente. ¡Y el tuyo, y tuyo, y tuyo!” decía mientras ponía el dedo índice en el pecho de quien estuviera involucrado en la plática.

Con la confianza que le tengo a este buen hombre, pues nos conocemos desde la adolescencia, le pregunté sobre las posibilidades de un confinamiento y sobre algunos planteamientos que la autoridad laboral del hospital les hubiera hecho en ese momento para evitar los contagios. Reitero, eran los primeros días de febrero.

Como si yo hubiera sido el “culpable de la deshonra de su familia”, el hombre tornó su gesto amable en uno de agravio y me reclamó por mi “pregunta chayotera” y lanzó un severo discurso sobre la intención de los medios tradicionales para desprestigiar al gobierno “lopezobradorista” al inventar una enfermedad de chinos. Por eso, me dijo, “eran más creíbles los noticiarios independientes de la red”.

Sin embargo, debemos reconocer que en el contexto del internet cualquier individuo puede emitir “su opinión” en el formato que guste –texto, imagen, video o audio– para ser difundido entre sus seguidores. Y, no obstante, el tratamiento que le dé a la información para ser adecuada a un determinado canal, también le imprimirá la intención –bienhechora o perversa– para hacer más atractivo el contenido.

Durante estos ocho meses, hemos sido testigos de una serie de innumerables mensajes que nos llegan por nuestras plataformas sociales sobre el uso de un determinado químico para frenar el avance de la pandemia, o hablan de supuestos estados de alerta entre la ciudadanía, también hay investigaciones “serias” que aseguran que el virus fue extraído de un laboratorio para acabar con la humanidad y más.

Este tipo de “noticias” que inundan la red tiene un nombre: “Infodemia”. Este término pudiera ser comprendido como el exceso de información –en gran medida falsa– sobre un determinado tema que hace que la población no encuentre fuentes confiables ni orientación fidedigna, por lo que manifiesta conductas erráticas o equívocas ante una problemática.

El resultado que tenemos, en cuestión de cifras del Covid-19 en México, hace palpable lo que hasta aquí hemos dicho, pues a este fenómeno de la desinformación, porque ahora cualquiera puede hacer su “noticiario casero”, también le debemos considerar el factor de la necedad que, nos guste o no, en buena medida, caracteriza a un mexicano. Cito como ejemplo el detalle que vivió recientemente un regidor de nuestra ciudad quien, al repartir cubrebocas en la calle, recibió el rechazo agresivo de un individuo que alegó “que no era perro, ni otro animal, como para usarlo”.

De igual manera hemos visto fiestas en sectores populares, reuniones familiares, el centro nuevamente abarrotado y los locales comerciales sin los filtros en los que antes se medía la temperatura de los compradores y se repartía el gel antibacterial. Y, mientras tanto, las cifras vuelven a subir.

En un acto de honestidad debemos reconocer que fue un error el lanzar aquellos mensajes de “La pandemia nos cayó como anillo al dedo para consolidar la 4T”, o “…Ustedes pueden salir a comer, a pasear, vayan a las fondas, ¡Abrácense!” que vimos al principio de este capítulo oscuro de la historia contemporánea de México.

Empero, más grave es, ahora, el observar una serie de contradicciones entre el Ejecutivo federal Andrés Manuel López Obrador y el vocero del Gobierno para este problema, Dr. Hugo López Gatell, que no abonan mucho a la orientación que debemos recibir los ciudadanos. Pues mientras el primero ha insistido en que “ya pasó lo peor”, el segundo busca la manera de minimizar el creciente número de contagios, a través de la interpretación porcentual del fenómeno desde varias perspectivas.

Por eso hemos escuchado discursos como “… si comparamos el ayer y hoy de esta semana, con el ayer y hoy de la semana anterior y así sucesivamente, nos daremos cuenta de que, aunque el número de contagios es mayor, el porcentaje es menor…” planteamiento tan confuso y grave como aquel que rezó “… la fuerza del presidente es moral y no de contagio…”

Este tipo de posturas contradictorias, la aparición de “informantes serios” en las redes sociales, el constante descrédito a los medios tradicionales, los mensajes infundados divulgados de manera irresponsable y la creación de teorías fantasiosas, sembradas en el caldo de cultivo de la inmadurez social, están siendo el verdadero lastre que evita que México salga de esta crisis sanitaria que tiene ahogada a la economía.

Por lo pronto y ante casi 8 meses de confinamiento, cerca de 925 mil contagios, más de 90 mil muertos y una curva que está volviendo a subir, el Gobierno de Tamaulipas hizo oficial el pasado fin de semana, un nuevo estado de emergencia y las medidas que se tomarán desde el día 1 de noviembre y hasta que concluya el año para tratar de mitigar un posible rebrote en nuestra entidad.

Y, como si se tratara de una burla macabra que raya en el cinismo, la medida ya molestó a una parte de la sociedad por una temática en particular, por increíble que parezca: La venta y el consumo de alcohol para festejar a gusto el fin de año. ¡Hágame usted, el favor!

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

En el mes de febrero, cuando empezó a cobrar forma el confinamiento al que nos veríamos sometidos todos los mexicanos, le compartí a usted, gentil amigo lector, el detalle de un canal “noticioso” de la plataforma más importante de videos en el internet que amablemente me hicieron llegar a través de un correo electrónico. El relato versaba sobre un “capítulo” del programa en el cual, el conductor trataba de demostrar que el asunto del SARS-CoV-2 y la enfermedad del Covid-19 eran un mito inventado por los gobiernos locales opositores a la 4T que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Por esas mismas fechas me vi en la necesidad de acudir a un nosocomio público de la ciudad y allí tuve la oportunidad de saludar a un amigo camillero quien, a la menor oportunidad y sin importar con quién estuviera charlando, aprovechaba para recalcar que “AMLO es mi presidente. ¡Y el tuyo, y tuyo, y tuyo!” decía mientras ponía el dedo índice en el pecho de quien estuviera involucrado en la plática.

Con la confianza que le tengo a este buen hombre, pues nos conocemos desde la adolescencia, le pregunté sobre las posibilidades de un confinamiento y sobre algunos planteamientos que la autoridad laboral del hospital les hubiera hecho en ese momento para evitar los contagios. Reitero, eran los primeros días de febrero.

Como si yo hubiera sido el “culpable de la deshonra de su familia”, el hombre tornó su gesto amable en uno de agravio y me reclamó por mi “pregunta chayotera” y lanzó un severo discurso sobre la intención de los medios tradicionales para desprestigiar al gobierno “lopezobradorista” al inventar una enfermedad de chinos. Por eso, me dijo, “eran más creíbles los noticiarios independientes de la red”.

Sin embargo, debemos reconocer que en el contexto del internet cualquier individuo puede emitir “su opinión” en el formato que guste –texto, imagen, video o audio– para ser difundido entre sus seguidores. Y, no obstante, el tratamiento que le dé a la información para ser adecuada a un determinado canal, también le imprimirá la intención –bienhechora o perversa– para hacer más atractivo el contenido.

Durante estos ocho meses, hemos sido testigos de una serie de innumerables mensajes que nos llegan por nuestras plataformas sociales sobre el uso de un determinado químico para frenar el avance de la pandemia, o hablan de supuestos estados de alerta entre la ciudadanía, también hay investigaciones “serias” que aseguran que el virus fue extraído de un laboratorio para acabar con la humanidad y más.

Este tipo de “noticias” que inundan la red tiene un nombre: “Infodemia”. Este término pudiera ser comprendido como el exceso de información –en gran medida falsa– sobre un determinado tema que hace que la población no encuentre fuentes confiables ni orientación fidedigna, por lo que manifiesta conductas erráticas o equívocas ante una problemática.

El resultado que tenemos, en cuestión de cifras del Covid-19 en México, hace palpable lo que hasta aquí hemos dicho, pues a este fenómeno de la desinformación, porque ahora cualquiera puede hacer su “noticiario casero”, también le debemos considerar el factor de la necedad que, nos guste o no, en buena medida, caracteriza a un mexicano. Cito como ejemplo el detalle que vivió recientemente un regidor de nuestra ciudad quien, al repartir cubrebocas en la calle, recibió el rechazo agresivo de un individuo que alegó “que no era perro, ni otro animal, como para usarlo”.

De igual manera hemos visto fiestas en sectores populares, reuniones familiares, el centro nuevamente abarrotado y los locales comerciales sin los filtros en los que antes se medía la temperatura de los compradores y se repartía el gel antibacterial. Y, mientras tanto, las cifras vuelven a subir.

En un acto de honestidad debemos reconocer que fue un error el lanzar aquellos mensajes de “La pandemia nos cayó como anillo al dedo para consolidar la 4T”, o “…Ustedes pueden salir a comer, a pasear, vayan a las fondas, ¡Abrácense!” que vimos al principio de este capítulo oscuro de la historia contemporánea de México.

Empero, más grave es, ahora, el observar una serie de contradicciones entre el Ejecutivo federal Andrés Manuel López Obrador y el vocero del Gobierno para este problema, Dr. Hugo López Gatell, que no abonan mucho a la orientación que debemos recibir los ciudadanos. Pues mientras el primero ha insistido en que “ya pasó lo peor”, el segundo busca la manera de minimizar el creciente número de contagios, a través de la interpretación porcentual del fenómeno desde varias perspectivas.

Por eso hemos escuchado discursos como “… si comparamos el ayer y hoy de esta semana, con el ayer y hoy de la semana anterior y así sucesivamente, nos daremos cuenta de que, aunque el número de contagios es mayor, el porcentaje es menor…” planteamiento tan confuso y grave como aquel que rezó “… la fuerza del presidente es moral y no de contagio…”

Este tipo de posturas contradictorias, la aparición de “informantes serios” en las redes sociales, el constante descrédito a los medios tradicionales, los mensajes infundados divulgados de manera irresponsable y la creación de teorías fantasiosas, sembradas en el caldo de cultivo de la inmadurez social, están siendo el verdadero lastre que evita que México salga de esta crisis sanitaria que tiene ahogada a la economía.

Por lo pronto y ante casi 8 meses de confinamiento, cerca de 925 mil contagios, más de 90 mil muertos y una curva que está volviendo a subir, el Gobierno de Tamaulipas hizo oficial el pasado fin de semana, un nuevo estado de emergencia y las medidas que se tomarán desde el día 1 de noviembre y hasta que concluya el año para tratar de mitigar un posible rebrote en nuestra entidad.

Y, como si se tratara de una burla macabra que raya en el cinismo, la medida ya molestó a una parte de la sociedad por una temática en particular, por increíble que parezca: La venta y el consumo de alcohol para festejar a gusto el fin de año. ¡Hágame usted, el favor!

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.