/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Con café y a media luz | Informes, pendientes y poesías

Cincuenta y dos minutos fueron los que ocupó el presidente López para rendir al pueblo de México, desde el patio central de palacio nacional, un resumen público de su último año de actividades como representante del Poder Ejecutivo federal de este país. Cabe hacer mención que, si bien es cierto, es el segundo acto de rendición de cuentas de carácter constitucional, también es verdad que se trata del séptimo evento similar que lleva a efecto en los casi dos años de mandato.

Una buena parte de los mexicanos siguió de manera puntual esta ceremonia a través de los medios de comunicación tradicionales; otros, como este servidor, lo tuvimos que atender desde las redes sociales oficiales del Gobierno de México. En este canal, debemos abundar, se puede apreciar, de manera casi simultánea a lo expresado, las reacciones de la ciudadanía a través de los mensajes públicos que, como se pudieron leer, fueron tanto a favor como en contra de lo vertido por el mandatario.

Como era de esperarse, mucho de lo que el tabasqueño hizo público de forma oficial ya lo había señalado en repetidas ocasiones extraoficialmente desde la tribuna que representa la conferencia matutina de todos los días que realiza en el interior del salón Tesorería del mismo recinto en el que se celebró este magno evento.

El hombre originario de Macuspana abrió su discurso recalcando que su objetivo fundamental es “la purificación del país” al erradicar la corrupción y, en este tenor, señaló que, hasta el momento, el gobierno ha ahorrado 560 mil millones de pesos gracias al plan nacional de austeridad. Al concluir esta frase, un usuario de las redes sociales hizo un cuestionamiento que me llamó la atención por todo lo que encierra: “¿Y dónde están?”

Después de brindar información sin cifras en torno al Covid-19 y su paso por México, como número de enfermos y fallecidos en un escenario que, otrora, fuera calificado de “catastrófico” por miembros especializados de su gabinete, el presidente López recomendó comer bien y hacer ejercicio para, posteriormente, concluir el tema asegurando que su gobierno recibió más de 400 hospitales abandonados y se reconvirtieron cerca de 900 nosocomios para atender a pacientes que han sufrido las consecuencias del coronavirus.

En el rubro de asistencia social, López Obrador sostuvo que hay 23 millones de familias beneficiadas con, por lo menos, uno de los programas de su gobierno y, como referencia irrefutable, mencionó que el cien por ciento de las comunidades indígenas de nuestro país cuentan con apoyo. Además de que ya no hay “ninis”, apodo al que, por cierto, calificó de despectivo. En ese momento otro usuario de la red le increpó: ¡Así les puso usted! Aquí debemos reconocer que no fue AMLO el que puso este remoquete a los jóvenes que no estudian ni trabajan, pero sí se valió de este adjetivo mientras estuvo en campaña.

El jefe del Estado mexicano declaró que todos los agricultores y pescadores de nuestra nación reciben apoyos en efectivo y en especie. Debo confesarle, gentil amigo lector que, de todo lo dicho por el presidente, esto último si lo pongo “en tela de duda”, puesto que, por la labor diaria de este servidor, se mantiene una relación estrecha con los sectores agrícola, pecuario y pesquero de Altamira y la región y lo que viven día a día los trabajadores del campo, dista mucho de lo que se dijo ayer.

Después se elogió la cancelación de la reforma educativa, considero, salvo su mejor opinión que, de las pocas cosas que nos dejó el sexenio pasado, sino es que la única, fue la oportunidad de que los profesores se evaluaran y prepararan de una mejor manera. Hoy es cosa del pasado.

Para este punto, AMLO ya había citado al economista Adam Smith y al poeta Carlos Pellicer. Detalles que suavizó, sin duda, la frialdad del protocolo al que estábamos acostumbrados por sexenios anteriores.

Se habló además de la recuperación de empleos, aunque no se abundó mucho de este rubro, sí se reconoció el más de un millón de fuentes ocupacionales perdidas. Se indicó que habría una caída y recuperación de la economía mexicana en forma de “V”, aunque se desestimó la proyección de organismos expertos de lo que se llamó la “V profunda”, es decir una aceleración menor a la predicha por el Ejecutivo federal.

Presumió su buena relación con los empresarios, el costo del dólar a veintidós pesos, el precio del barril de crudo mexicano y su buena relación con Donald Trump. Aunque se obviaron datos como “el pase de charola” para la venta de boletos de la “rifa del avión”, la participación de la OPEP para la contracción del costo de la gasolina, la deuda relacionada en este rubro que se adquirió con la Unión Americana y el préstamo por mil millones de dólares al banco mundial en este año al que calificó de “mero trámite” hace apenas un par de meses.

En materia de seguridad AMLO antepuso aquellos delitos a la baja, sin embargo, reconoció que el homicidio doloso y la extorsión están al alta y, más allá de eso, indicó que son ilícitos propios del fenómeno de la delincuencia organizada. Esto último desató los cuestionamientos de los usuarios de las redes sociales que recordaron el detalle de la liberación del “Chapito”.

Era imposible evadir el tema de la corrupción y los expresidentes, el caso Lozoya y el de García Luna y la famosa “consulta popular”. Nuevamente y entrelíneas, AMLO se desmarcó de este asunto y le apostó a evitar “delitos en el futuro”. Sin embargo, el tabasqueño le dejó la responsabilidad de la aplicación de la ley a la sociedad bajo el lema “mandar obedeciendo”. Esto último fue lo más demagógico de todo el discurso.

Le aplaudo la negativa a otorgar concesiones a empresas extranjeras para la extracción de minerales del subsuelo mexicano, le elogio la oposición férrea a la práctica de técnicas como el “fracking”, le enaltezco la producción editorial a través del Fondo de Cultura Económica para el 2021, le exalto el independizar a las fiscalías del Poder Ejecutivo para que se pueda impartir justicia de forma libre y le reconozco la reflexión madura de darle la bienvenida a la oposición.

El presidente López dijo que lleva cumplidos 95 de los 100 compromisos realizados el primero de diciembre de 2018, además, sentenció que al concluir el 2020 se habrán sentado las bases de la cuarta transformación y, los mejores resultados, vendrán a partir del 2021. Por el bien de México, ojalá y así sea.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Cincuenta y dos minutos fueron los que ocupó el presidente López para rendir al pueblo de México, desde el patio central de palacio nacional, un resumen público de su último año de actividades como representante del Poder Ejecutivo federal de este país. Cabe hacer mención que, si bien es cierto, es el segundo acto de rendición de cuentas de carácter constitucional, también es verdad que se trata del séptimo evento similar que lleva a efecto en los casi dos años de mandato.

Una buena parte de los mexicanos siguió de manera puntual esta ceremonia a través de los medios de comunicación tradicionales; otros, como este servidor, lo tuvimos que atender desde las redes sociales oficiales del Gobierno de México. En este canal, debemos abundar, se puede apreciar, de manera casi simultánea a lo expresado, las reacciones de la ciudadanía a través de los mensajes públicos que, como se pudieron leer, fueron tanto a favor como en contra de lo vertido por el mandatario.

Como era de esperarse, mucho de lo que el tabasqueño hizo público de forma oficial ya lo había señalado en repetidas ocasiones extraoficialmente desde la tribuna que representa la conferencia matutina de todos los días que realiza en el interior del salón Tesorería del mismo recinto en el que se celebró este magno evento.

El hombre originario de Macuspana abrió su discurso recalcando que su objetivo fundamental es “la purificación del país” al erradicar la corrupción y, en este tenor, señaló que, hasta el momento, el gobierno ha ahorrado 560 mil millones de pesos gracias al plan nacional de austeridad. Al concluir esta frase, un usuario de las redes sociales hizo un cuestionamiento que me llamó la atención por todo lo que encierra: “¿Y dónde están?”

Después de brindar información sin cifras en torno al Covid-19 y su paso por México, como número de enfermos y fallecidos en un escenario que, otrora, fuera calificado de “catastrófico” por miembros especializados de su gabinete, el presidente López recomendó comer bien y hacer ejercicio para, posteriormente, concluir el tema asegurando que su gobierno recibió más de 400 hospitales abandonados y se reconvirtieron cerca de 900 nosocomios para atender a pacientes que han sufrido las consecuencias del coronavirus.

En el rubro de asistencia social, López Obrador sostuvo que hay 23 millones de familias beneficiadas con, por lo menos, uno de los programas de su gobierno y, como referencia irrefutable, mencionó que el cien por ciento de las comunidades indígenas de nuestro país cuentan con apoyo. Además de que ya no hay “ninis”, apodo al que, por cierto, calificó de despectivo. En ese momento otro usuario de la red le increpó: ¡Así les puso usted! Aquí debemos reconocer que no fue AMLO el que puso este remoquete a los jóvenes que no estudian ni trabajan, pero sí se valió de este adjetivo mientras estuvo en campaña.

El jefe del Estado mexicano declaró que todos los agricultores y pescadores de nuestra nación reciben apoyos en efectivo y en especie. Debo confesarle, gentil amigo lector que, de todo lo dicho por el presidente, esto último si lo pongo “en tela de duda”, puesto que, por la labor diaria de este servidor, se mantiene una relación estrecha con los sectores agrícola, pecuario y pesquero de Altamira y la región y lo que viven día a día los trabajadores del campo, dista mucho de lo que se dijo ayer.

Después se elogió la cancelación de la reforma educativa, considero, salvo su mejor opinión que, de las pocas cosas que nos dejó el sexenio pasado, sino es que la única, fue la oportunidad de que los profesores se evaluaran y prepararan de una mejor manera. Hoy es cosa del pasado.

Para este punto, AMLO ya había citado al economista Adam Smith y al poeta Carlos Pellicer. Detalles que suavizó, sin duda, la frialdad del protocolo al que estábamos acostumbrados por sexenios anteriores.

Se habló además de la recuperación de empleos, aunque no se abundó mucho de este rubro, sí se reconoció el más de un millón de fuentes ocupacionales perdidas. Se indicó que habría una caída y recuperación de la economía mexicana en forma de “V”, aunque se desestimó la proyección de organismos expertos de lo que se llamó la “V profunda”, es decir una aceleración menor a la predicha por el Ejecutivo federal.

Presumió su buena relación con los empresarios, el costo del dólar a veintidós pesos, el precio del barril de crudo mexicano y su buena relación con Donald Trump. Aunque se obviaron datos como “el pase de charola” para la venta de boletos de la “rifa del avión”, la participación de la OPEP para la contracción del costo de la gasolina, la deuda relacionada en este rubro que se adquirió con la Unión Americana y el préstamo por mil millones de dólares al banco mundial en este año al que calificó de “mero trámite” hace apenas un par de meses.

En materia de seguridad AMLO antepuso aquellos delitos a la baja, sin embargo, reconoció que el homicidio doloso y la extorsión están al alta y, más allá de eso, indicó que son ilícitos propios del fenómeno de la delincuencia organizada. Esto último desató los cuestionamientos de los usuarios de las redes sociales que recordaron el detalle de la liberación del “Chapito”.

Era imposible evadir el tema de la corrupción y los expresidentes, el caso Lozoya y el de García Luna y la famosa “consulta popular”. Nuevamente y entrelíneas, AMLO se desmarcó de este asunto y le apostó a evitar “delitos en el futuro”. Sin embargo, el tabasqueño le dejó la responsabilidad de la aplicación de la ley a la sociedad bajo el lema “mandar obedeciendo”. Esto último fue lo más demagógico de todo el discurso.

Le aplaudo la negativa a otorgar concesiones a empresas extranjeras para la extracción de minerales del subsuelo mexicano, le elogio la oposición férrea a la práctica de técnicas como el “fracking”, le enaltezco la producción editorial a través del Fondo de Cultura Económica para el 2021, le exalto el independizar a las fiscalías del Poder Ejecutivo para que se pueda impartir justicia de forma libre y le reconozco la reflexión madura de darle la bienvenida a la oposición.

El presidente López dijo que lleva cumplidos 95 de los 100 compromisos realizados el primero de diciembre de 2018, además, sentenció que al concluir el 2020 se habrán sentado las bases de la cuarta transformación y, los mejores resultados, vendrán a partir del 2021. Por el bien de México, ojalá y así sea.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!