/ viernes 5 de junio de 2020

Con café y a media luz | Interpretaciones en época de pandemia

La generación de cifras negativas en México por causa de la pandemia ocasionada por la enfermedad Covid-19 generada por el virus SARS CoV-2 es, hasta el momento, imparable, y aún más con la reciente actualización con que el número de fallecidos y contagiados por este padecimiento aumentó de manera considerable en territorio nacional, confirmando lo que la Universidad Johns Hopkins había declarado hace apenas dos semanas y que, horas más tarde, trató de desmentir el ejecutivo federal.

Fue durante la tarde de este miércoles cuando el subsecretario de Salud, Dr. Hugo López-Gatell, reconoció ante los representantes de la prensa que había una importante cantidad de casos confirmados con la presencia del virus. Esto último lo debemos dejar claro en honor a la verdad. Lo que el facultativo quiso decir es que, a lo largo del proceso pandémico en México, había decesos acumulados sin corroborar por este mal y se encontraban en estudio; el día de ayer las cifras aumentaron por el resultado positivo arrojado por los exámenes.

Esta tabla “corregida y aumentada” puso en una situación comprometida al presidente López y a la estrategia planteada desde un principio para el combate a la enfermedad, así como por la conclusión anticipada, como aseguran los expertos, a la etapa llamada “jornada nacional de sana distancia”, la cual finalizó justo en la cresta de contagios a nivel nacional, dicho por el propio vocero federal.

En este punto debemos recordar que, en el estudio realizado por la universidad más importante en Norteamérica para la enseñanza de la medicina, antes de que se actualizaran los datos ya se había colocado a México en primer lugar en la tasa de letalidad por Covid-19 en América Latina, hoy, a la luz de esta nueva información, el penoso sitial es revalidado.

Ante eso, y en un acto argumentativo lamentable, el día de ayer, jueves, en su conferencia mañanera y antes de iniciar la sesión de preguntas y respuestas, el presidente Andrés Manuel López Obrador comparó la cifra de muertos de otras naciones con la nuestra y, aunque ofreció disculpas a los países evidenciados, el poner en el “ojo público” la situación ajena fue sumamente criticado y señalado “de mal gusto” en materia de relaciones internacionales y diplomacia.

Considero que la comparativa no era necesaria. Bastaba con aclarar que lo mostrado por López-Gatell eran los casos que a lo largo de más de dos meses no se habían podido confirmar y, en un acto de honestidad, hoy se sumaban a los datos, sin embargo, el ánimo “tabasqueño” le ganó nuevamente al mandatario y nos dejó entrever al AMLO de campaña y no al presidente López que en otros tenores ha dado muestra de serenidad demagógica y prudencia administrativa.

El detalle en este asunto es la interpretación de los elementos que incidieron en el avance, poco o mucho, de la enfermedad en la población mexicana.

Siempre hemos observado las condiciones emanadas del gobierno bajo la premisa que “es su obligación cuidar del pueblo”, y por ello señalamos la infraestructura hospitalaria, el abasto de equipo tecnológico, el número de mascarillas y guantes, la cifra de camas, la construcción de hospitales móviles, la fecha de activación de la estrategia y la conclusión de esta, etcétera.

Pero también influye la conducta de la sociedad, la responsabilidad comunitaria, el deber de los individuos para acatar las disposiciones emanadas por la autoridad en materia de salud, esto último, valorado y condicionado por la propia necesidad de cada persona que debe trabajar diariamente y de forma ininterrumpida para llevar el sustento a su hogar.

A estos detalles le podemos sumar el fenómeno de una mala interpretación de lo que significa la nueva normalidad y la relajación de medidas de seguridad. Por ejemplo, ¿ha ido usted al centro de Tampico, gentil amigo lector? No se respeta “la sana distancia”, no se usa cubrebocas, los viandantes no respetan el sentido de marcha en las banquetas y más elementos que hacen pensar en un rebrote por la irresponsabilidad de la misma población.

Una situación similar pasará con la condición económica derivada por la crisis sanitaria que se está viviendo. La reactivación económica será una cuesta muy difícil de subir para las empresas en lo que resta del 2020 y la generación de los dos millones de empleos que aseguró el mandatario será muy difícil de alcanzar, pues él mismo señaló que, incluso en junio, continuará la pérdida de espacios laborales. Así como los problemas sociales que traerá consigo el desempleo y la carencia de dinero entre los habitantes.

Aunque las cifras son “frías” y lamentablemente el número de contagios y de fallecimientos sigue en aumento, la interpretación de las tablas que concentran a los números depende de cada uno de nosotros. Si bien es cierto que hay países en que el número de muertes es muy superior al de México, también es verdad que tienen una tasa de letalidad mucho menor pues ese porcentaje está condicionado por el número de infectados en relación con el total de la población de esa nación.

Igual ocurre con los empleos que “generará” el gobierno con sus programas, pues, aunque la población sea contratada para realizar una obra y reciba una retribución económica por ello, no aparecerá de manera oficial en las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social. Nuevamente caemos en interpretaciones y cuestionamientos. ¿Estos trabajos pueden ser considerados como “empleos”?, ¿Qué pasará con los obreros cuando el proyecto en cuestión concluya?

Y, para despedirnos por este día, si la situación continúa como hasta ahora y existiera un rebrote del padecimiento o un alza en las cifras que nos lleven a un nuevo confinamiento, la sociedad haría responsable al gobierno de haber adelantado la conclusión de la jornada nacional, mientras que la federación interpretaría los datos como una “relajación disciplinar” de unas medidas bien pensadas.

La generación de cifras negativas en México por causa de la pandemia ocasionada por la enfermedad Covid-19 generada por el virus SARS CoV-2 es, hasta el momento, imparable, y aún más con la reciente actualización con que el número de fallecidos y contagiados por este padecimiento aumentó de manera considerable en territorio nacional, confirmando lo que la Universidad Johns Hopkins había declarado hace apenas dos semanas y que, horas más tarde, trató de desmentir el ejecutivo federal.

Fue durante la tarde de este miércoles cuando el subsecretario de Salud, Dr. Hugo López-Gatell, reconoció ante los representantes de la prensa que había una importante cantidad de casos confirmados con la presencia del virus. Esto último lo debemos dejar claro en honor a la verdad. Lo que el facultativo quiso decir es que, a lo largo del proceso pandémico en México, había decesos acumulados sin corroborar por este mal y se encontraban en estudio; el día de ayer las cifras aumentaron por el resultado positivo arrojado por los exámenes.

Esta tabla “corregida y aumentada” puso en una situación comprometida al presidente López y a la estrategia planteada desde un principio para el combate a la enfermedad, así como por la conclusión anticipada, como aseguran los expertos, a la etapa llamada “jornada nacional de sana distancia”, la cual finalizó justo en la cresta de contagios a nivel nacional, dicho por el propio vocero federal.

En este punto debemos recordar que, en el estudio realizado por la universidad más importante en Norteamérica para la enseñanza de la medicina, antes de que se actualizaran los datos ya se había colocado a México en primer lugar en la tasa de letalidad por Covid-19 en América Latina, hoy, a la luz de esta nueva información, el penoso sitial es revalidado.

Ante eso, y en un acto argumentativo lamentable, el día de ayer, jueves, en su conferencia mañanera y antes de iniciar la sesión de preguntas y respuestas, el presidente Andrés Manuel López Obrador comparó la cifra de muertos de otras naciones con la nuestra y, aunque ofreció disculpas a los países evidenciados, el poner en el “ojo público” la situación ajena fue sumamente criticado y señalado “de mal gusto” en materia de relaciones internacionales y diplomacia.

Considero que la comparativa no era necesaria. Bastaba con aclarar que lo mostrado por López-Gatell eran los casos que a lo largo de más de dos meses no se habían podido confirmar y, en un acto de honestidad, hoy se sumaban a los datos, sin embargo, el ánimo “tabasqueño” le ganó nuevamente al mandatario y nos dejó entrever al AMLO de campaña y no al presidente López que en otros tenores ha dado muestra de serenidad demagógica y prudencia administrativa.

El detalle en este asunto es la interpretación de los elementos que incidieron en el avance, poco o mucho, de la enfermedad en la población mexicana.

Siempre hemos observado las condiciones emanadas del gobierno bajo la premisa que “es su obligación cuidar del pueblo”, y por ello señalamos la infraestructura hospitalaria, el abasto de equipo tecnológico, el número de mascarillas y guantes, la cifra de camas, la construcción de hospitales móviles, la fecha de activación de la estrategia y la conclusión de esta, etcétera.

Pero también influye la conducta de la sociedad, la responsabilidad comunitaria, el deber de los individuos para acatar las disposiciones emanadas por la autoridad en materia de salud, esto último, valorado y condicionado por la propia necesidad de cada persona que debe trabajar diariamente y de forma ininterrumpida para llevar el sustento a su hogar.

A estos detalles le podemos sumar el fenómeno de una mala interpretación de lo que significa la nueva normalidad y la relajación de medidas de seguridad. Por ejemplo, ¿ha ido usted al centro de Tampico, gentil amigo lector? No se respeta “la sana distancia”, no se usa cubrebocas, los viandantes no respetan el sentido de marcha en las banquetas y más elementos que hacen pensar en un rebrote por la irresponsabilidad de la misma población.

Una situación similar pasará con la condición económica derivada por la crisis sanitaria que se está viviendo. La reactivación económica será una cuesta muy difícil de subir para las empresas en lo que resta del 2020 y la generación de los dos millones de empleos que aseguró el mandatario será muy difícil de alcanzar, pues él mismo señaló que, incluso en junio, continuará la pérdida de espacios laborales. Así como los problemas sociales que traerá consigo el desempleo y la carencia de dinero entre los habitantes.

Aunque las cifras son “frías” y lamentablemente el número de contagios y de fallecimientos sigue en aumento, la interpretación de las tablas que concentran a los números depende de cada uno de nosotros. Si bien es cierto que hay países en que el número de muertes es muy superior al de México, también es verdad que tienen una tasa de letalidad mucho menor pues ese porcentaje está condicionado por el número de infectados en relación con el total de la población de esa nación.

Igual ocurre con los empleos que “generará” el gobierno con sus programas, pues, aunque la población sea contratada para realizar una obra y reciba una retribución económica por ello, no aparecerá de manera oficial en las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social. Nuevamente caemos en interpretaciones y cuestionamientos. ¿Estos trabajos pueden ser considerados como “empleos”?, ¿Qué pasará con los obreros cuando el proyecto en cuestión concluya?

Y, para despedirnos por este día, si la situación continúa como hasta ahora y existiera un rebrote del padecimiento o un alza en las cifras que nos lleven a un nuevo confinamiento, la sociedad haría responsable al gobierno de haber adelantado la conclusión de la jornada nacional, mientras que la federación interpretaría los datos como una “relajación disciplinar” de unas medidas bien pensadas.