/ lunes 2 de agosto de 2021

Con café y a media luz | Que esto o que el otro… ¡El INE!

Quizá usted no lo sepa, gentil amigo lector, pero el trabajo de este servidor es enviado a la casa editora en las primeras horas del día. Con sus honrosas excepciones, ya sea por carga de trabajo, por alguna encomienda o por asuntos que no vienen al caso explicar. El domingo fue una de esas ocasiones debido a la jornada de la “consulta popular” propuesta y luego “demeritada” por el ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, para llevar a juicio a los expresidentes de nuestro país; desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto.

Al transitar por las diversas casillas instaladas en diferentes sectores de la ciudad, pude conversar con tres distintos grupos de personas. En primer término, los funcionarios responsables de dichas mesas de trabajo; en segundo, los votantes y, en último lugar, a personas que no mostraban interés en participar en este ejercicio de opinión pública. Curiosamente, a cada uno de estos conjuntos de individuos, los unía un común denominador que se manifestaba en las respuestas aportadas de manera amable a las preguntas que, el que escribe, les hacía. Con base en lo anterior es que se pudo construir la entrega que hoy pongo a su amable juicio y dispensa, misma que se terminó a las cinco de la tarde y no a la media luz de la madrugada, como es costumbre.

En el caso de los votantes, puedo reconocer que, si bien es cierto que el número era considerablemente menor al observado en la última jornada oficial en todas las casillas visitadas, también es verdad que la respuesta entre los asistentes era unánime. Todos a favor de enjuiciar a los exmandatarios. No hubo una sola persona que me respondiera que votaría para no llevarlos a saldar una presunta deuda con la justicia mexicana. Y es entendible, porque el modo en que fue construida la pregunta y, con el respaldo del marco demagógico y propagandístico de cada mañana, era evidente que, quien hiciera fila, lo hacía para apoyar el discurso que todos los días escuchamos desde el salón “Tesorería” de Palacio Nacional. Como dice la canción mexicana: “¿Qué el cielo no es azul? ¡Ay, mi amor; ay, mi amor!”

En el caso de los funcionarios quienes, por obviedad me pidieron guardar sus datos, reconocieron que la afluencia de personas dejaba mucho qué desear y la respuesta no era la esperada. Asimismo, uno más de la zona centro me indicó que la gente acudiría hasta que “bajara el sol”, pues nadie quería hacer fila en pleno mediodía canicular. Al escuchar lo anterior, miré alrededor nuestro y le pregunté “¿Cuál fila?” Un silencio incómodo inundó el ambiente.

En el tercer y último caso – el de los ciudadanos que no mostraron interés – la respuesta giró en torno al descrédito hacía el ejercicio. Señalando esta actividad, la de consultar a la población, como innecesaria, absurda y aberrante, pues, según decían, si hay un delito, que se persiga, se juzgue y se condene. Otros más me insistieron en que todo se trataba de un “circo mal montado” para gastar 500 millones de pesos que podían ser destinados a satisfacer otro tipo de necesidades. Y, otro sector, me contestó la pregunta con dos cuestionamientos que a continuación le comparto: La primera fue “¿Y para qué voto?, si el mismo presidente dijo que él no está de acuerdo en juzgarlos y que él votaría en contra” y la segunda, “¿Y para qué? Si como quiera, a final de cuentas, no les van a hacer nada, porque no hay denuncia, solo nos están preguntando si nos gustaría.”

Después de esto, mientras me sentaba en una pequeña plaza popular de la zona norte de nuestra ciudad, escuché una frase de unos adultos jóvenes, quienes, con un sonsonete pegajoso decían en coro: “Que esto o que el otro, ¡El INE!” y se carcajeaban. Cuando le pregunté a uno de ellos por la razón del chiste, el más alto de todos, mientras disfrutaba de unos tacos de barbacoa, me contestó: “¡Pues es que pase lo que pase, la culpa la tendrá el INE!”. Volvió a reír estrepitosamente.

Fue entonces que observé los datos extraoficiales del comportamiento de la población a este respecto. Mientras que en una parte del país hubo una buena cantidad de asistentes, en otras, la respuesta era prácticamente nula. Lo anterior arrojaba como resultado, una cifra que no era representativa del universo total de votantes registrados, ello, traería como consecuencia, un serio cuestionamiento a la validez del resultado final de la consulta popular.

Ante esta situación, se espera que el discurso que lance el presidente López, sea para responsabilizar al INE, organismo que, desde la llegada del hombre originario de Macuspana al poder, ha sido objetivo de severos ataques y críticas, así como de continuos descréditos relacionados con la corrupción en la forma de llevar los comicios.

Así que, no es de extrañarnos que, a partir de este día y durante buena parte de la semana, escuchemos argumentos como: “El INE no le dio la suficiente difusión a la consulta popular”. “El INE no instaló casillas especiales por eso hubo gente que no votó”. “El INE modificó el lugar de instalación de las casillas sin avisarle a los votantes”. “El INE ordenó la no instalación de los centros de votación en Guerrero con el pretexto de la violencia”. “El INE demostró estar en contra de la democracia”. “El INE trató de bloquear a la consulta, pero nadie puede con el pueblo”. Y otras frases más que se dirán en la palestra de cada mañana instalada en Palacio Nacional, mismas que servirán como base para insistir en la desaparición del organismo.

Así, con votos a favor del juicio – aunque pocos, pero efectivos en el conteo final – en contra de los expresidentes, con el discurso en contra del INE, con un nuevo planteamiento al cual darle espacio en los diversos canales de comunicación, se dejarán de lado temas como el regreso a clases, la estabilidad económica, el desempleo, el número creciente de pobres, la falta de inversiones, el mal manejo de la pandemia, la ausencia de medicamentos y otros tantos más que han ocupado una infortunada agenda mediática oficial.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

Correo: licajimenezmcc@hotmail.com

Quizá usted no lo sepa, gentil amigo lector, pero el trabajo de este servidor es enviado a la casa editora en las primeras horas del día. Con sus honrosas excepciones, ya sea por carga de trabajo, por alguna encomienda o por asuntos que no vienen al caso explicar. El domingo fue una de esas ocasiones debido a la jornada de la “consulta popular” propuesta y luego “demeritada” por el ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, para llevar a juicio a los expresidentes de nuestro país; desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto.

Al transitar por las diversas casillas instaladas en diferentes sectores de la ciudad, pude conversar con tres distintos grupos de personas. En primer término, los funcionarios responsables de dichas mesas de trabajo; en segundo, los votantes y, en último lugar, a personas que no mostraban interés en participar en este ejercicio de opinión pública. Curiosamente, a cada uno de estos conjuntos de individuos, los unía un común denominador que se manifestaba en las respuestas aportadas de manera amable a las preguntas que, el que escribe, les hacía. Con base en lo anterior es que se pudo construir la entrega que hoy pongo a su amable juicio y dispensa, misma que se terminó a las cinco de la tarde y no a la media luz de la madrugada, como es costumbre.

En el caso de los votantes, puedo reconocer que, si bien es cierto que el número era considerablemente menor al observado en la última jornada oficial en todas las casillas visitadas, también es verdad que la respuesta entre los asistentes era unánime. Todos a favor de enjuiciar a los exmandatarios. No hubo una sola persona que me respondiera que votaría para no llevarlos a saldar una presunta deuda con la justicia mexicana. Y es entendible, porque el modo en que fue construida la pregunta y, con el respaldo del marco demagógico y propagandístico de cada mañana, era evidente que, quien hiciera fila, lo hacía para apoyar el discurso que todos los días escuchamos desde el salón “Tesorería” de Palacio Nacional. Como dice la canción mexicana: “¿Qué el cielo no es azul? ¡Ay, mi amor; ay, mi amor!”

En el caso de los funcionarios quienes, por obviedad me pidieron guardar sus datos, reconocieron que la afluencia de personas dejaba mucho qué desear y la respuesta no era la esperada. Asimismo, uno más de la zona centro me indicó que la gente acudiría hasta que “bajara el sol”, pues nadie quería hacer fila en pleno mediodía canicular. Al escuchar lo anterior, miré alrededor nuestro y le pregunté “¿Cuál fila?” Un silencio incómodo inundó el ambiente.

En el tercer y último caso – el de los ciudadanos que no mostraron interés – la respuesta giró en torno al descrédito hacía el ejercicio. Señalando esta actividad, la de consultar a la población, como innecesaria, absurda y aberrante, pues, según decían, si hay un delito, que se persiga, se juzgue y se condene. Otros más me insistieron en que todo se trataba de un “circo mal montado” para gastar 500 millones de pesos que podían ser destinados a satisfacer otro tipo de necesidades. Y, otro sector, me contestó la pregunta con dos cuestionamientos que a continuación le comparto: La primera fue “¿Y para qué voto?, si el mismo presidente dijo que él no está de acuerdo en juzgarlos y que él votaría en contra” y la segunda, “¿Y para qué? Si como quiera, a final de cuentas, no les van a hacer nada, porque no hay denuncia, solo nos están preguntando si nos gustaría.”

Después de esto, mientras me sentaba en una pequeña plaza popular de la zona norte de nuestra ciudad, escuché una frase de unos adultos jóvenes, quienes, con un sonsonete pegajoso decían en coro: “Que esto o que el otro, ¡El INE!” y se carcajeaban. Cuando le pregunté a uno de ellos por la razón del chiste, el más alto de todos, mientras disfrutaba de unos tacos de barbacoa, me contestó: “¡Pues es que pase lo que pase, la culpa la tendrá el INE!”. Volvió a reír estrepitosamente.

Fue entonces que observé los datos extraoficiales del comportamiento de la población a este respecto. Mientras que en una parte del país hubo una buena cantidad de asistentes, en otras, la respuesta era prácticamente nula. Lo anterior arrojaba como resultado, una cifra que no era representativa del universo total de votantes registrados, ello, traería como consecuencia, un serio cuestionamiento a la validez del resultado final de la consulta popular.

Ante esta situación, se espera que el discurso que lance el presidente López, sea para responsabilizar al INE, organismo que, desde la llegada del hombre originario de Macuspana al poder, ha sido objetivo de severos ataques y críticas, así como de continuos descréditos relacionados con la corrupción en la forma de llevar los comicios.

Así que, no es de extrañarnos que, a partir de este día y durante buena parte de la semana, escuchemos argumentos como: “El INE no le dio la suficiente difusión a la consulta popular”. “El INE no instaló casillas especiales por eso hubo gente que no votó”. “El INE modificó el lugar de instalación de las casillas sin avisarle a los votantes”. “El INE ordenó la no instalación de los centros de votación en Guerrero con el pretexto de la violencia”. “El INE demostró estar en contra de la democracia”. “El INE trató de bloquear a la consulta, pero nadie puede con el pueblo”. Y otras frases más que se dirán en la palestra de cada mañana instalada en Palacio Nacional, mismas que servirán como base para insistir en la desaparición del organismo.

Así, con votos a favor del juicio – aunque pocos, pero efectivos en el conteo final – en contra de los expresidentes, con el discurso en contra del INE, con un nuevo planteamiento al cual darle espacio en los diversos canales de comunicación, se dejarán de lado temas como el regreso a clases, la estabilidad económica, el desempleo, el número creciente de pobres, la falta de inversiones, el mal manejo de la pandemia, la ausencia de medicamentos y otros tantos más que han ocupado una infortunada agenda mediática oficial.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

Correo: licajimenezmcc@hotmail.com