/ lunes 31 de agosto de 2020

Con café y a media luz | ¿Registro o no?

Antes de iniciar la entrega de este día, gentil amigo lector, le recuerdo al igual que cada año, que hoy 31 de agosto desde la perspectiva mercadológica el año ha concluido.

Veremos entonces, en estos días unos cambios abruptos y casi atropellados en la decoración de los escaparates de los grandes almacenes que pasará de las Fiestas Patrias al Año Nuevo en un “abrir y cerrar de ojos”, sin olvidar por supuesto a las promociones de la Noche de Brujas, el Día de Muertos, el Buen Fin, la Revolución Mexicana y la Navidad.

La gran diferencia en esta ocasión estriba en la terrible desaceleración económica producida como parte de los efectos de la epidemia del virus SARS-CoV-2 de la que, según las autoridades, en el caso de Tamaulipas ya estamos en fase amarilla lo que es indicativo de una franca recuperación, ¿será?

Pasemos a la cuestión del registro.

Hace días observé en los medios de comunicación nacionales un debate sumamente interesante sobre los avances de un trámite que está realizando el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, para obtener el registro de marca de su nombre y signos o leyendas que identifican a su persona. En el mismo proceso se encuentra su esposa, Beatriz Gutiérrez.

Fue durante los meses de abril y mayo que el mandatario y su cónyuge dieron comienzo a esta diligencia en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, IMPI por sus siglas, para que sus nombres se constituyeran legalmente como “marcas registradas” amparándose así a todos los recursos legales que la ley les confiere para el uso, proyección o mención de estos. Dicha gestión, se dijo, ha tenido hasta el momento un costo de 17 mil pesos mexicanos.

La idea final de esta estrategia que, dicho sea de paso, me pareció sumamente astuta por parte del tabasqueño, es que si el IMPI le llegara a dar “luz verde” se convertiría en un ilícito el uso indebido de la marca “Andrés Manuel López Obrador” o sus siglas “AMLO” en campañas publicitarias, propagandas políticas, mítines o, incluso, reportajes periodísticos, lo que daría pie a una demanda.

Este asunto que, evidentemente, se busca concretar antes de que arranquen de manera oficial las campañas para el 2021, será fundamental para evitar que el nombre del presidente de la República sea usado en bien del cuadro de oposición a través de cuestiones que “salpiquen” a los candidatos de Morena con argumentos relativos a la inseguridad, la salud, la economía, el aeropuerto “Felipe Ángeles”, el Tren Maya y la refinería de “Dos Bocas”, en Tabasco.

Y el argumento que usará el hombre de Macuspana es que, al convertirse en una marca, su figura, nombre e investidura no podrán ser de ningún modo objeto de uso para manipular la opinión del electorado que podrá decidir su voto de forma libre, inteligente, sin ataduras u opiniones viciadas por propagandas maliciosas.

Como lo hemos platicado en repetidas entregas durante la época de campañas en los últimos seis años, en lugar de observar candidatos con propuestas, vemos oradores empecinados en denigrar la reputación del rival para convencer al pueblo de que “él es el menos malo”.

Otras opiniones apuntan a que el Ejecutivo federal busca no ser objeto de burlas en medios tradicionales y de nueva generación. Con la llegada del Internet y la creación de las redes sociales que, a cada instante se plagan de miles de “memes” en los que se ridiculizan a las figuras públicas, los políticos se volvieron la “comidilla” de los usuarios y consumidores de este tipo de canales.

Recordemos que, de Vicente Fox a la fecha el individuo que ocupa la silla presidencial se vuelve protagonista de severas e impías burlas provenientes de los grupos que no son afines a él, así como apodos terribles que circulan a gran velocidad entre la gente porque van montados en el morbo y la malicia. Curiosamente, algunos de estos motes los propagó el propio AMLO estando en campaña y otros ya siendo mandatario y se han replicado hasta la fecha a través de la red.

Sin embargo, existe un buen número de opiniones que sostienen que esto es solo una estratagema que llevará a la censura.

En el círculo periodístico ya se rumora que, el hecho de registrar la marca “Andrés Manuel López Obrador” o “AMLO”, constituye, poco más o menos, un golpe a la libertad de expresión y a la labor de los profesionales de los medios la cual, está vinculada irremediablemente con “nombres” y cargos como fuentes de las declaraciones que se hacen llegar a través de los diversos formatos noticiosos. ¿Cómo citar, entonces, al representante del Poder Ejecutivo federal?

De igual manera se prevé que, si el IMPI emite un fallo a favor de esta solicitud, cada vez más serán los políticos que se registren como “marca”.

A fin de cuentas, si es censura, prevención moral o estrategia política, solamente el tiempo lo dirá.

Por cierto, esta columna me hizo recordar aquel programa de comedia política en la que un AMLO caricaturizado se enfrentaba constantemente a un ser parecido a Carlos Salinas de Gortari y, cada vez que este aparecía, el personaje de Andrés Manuel se llevaba las manos al rostro y exclamaba: “¡El innombrable!”

A casi diez años de esta bufonada, todo parece indicar que, “el innombrable”, será otro.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a licajimenezmcc@hotmail.com y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

licajimenezmcc@hotmail.com

Antes de iniciar la entrega de este día, gentil amigo lector, le recuerdo al igual que cada año, que hoy 31 de agosto desde la perspectiva mercadológica el año ha concluido.

Veremos entonces, en estos días unos cambios abruptos y casi atropellados en la decoración de los escaparates de los grandes almacenes que pasará de las Fiestas Patrias al Año Nuevo en un “abrir y cerrar de ojos”, sin olvidar por supuesto a las promociones de la Noche de Brujas, el Día de Muertos, el Buen Fin, la Revolución Mexicana y la Navidad.

La gran diferencia en esta ocasión estriba en la terrible desaceleración económica producida como parte de los efectos de la epidemia del virus SARS-CoV-2 de la que, según las autoridades, en el caso de Tamaulipas ya estamos en fase amarilla lo que es indicativo de una franca recuperación, ¿será?

Pasemos a la cuestión del registro.

Hace días observé en los medios de comunicación nacionales un debate sumamente interesante sobre los avances de un trámite que está realizando el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, para obtener el registro de marca de su nombre y signos o leyendas que identifican a su persona. En el mismo proceso se encuentra su esposa, Beatriz Gutiérrez.

Fue durante los meses de abril y mayo que el mandatario y su cónyuge dieron comienzo a esta diligencia en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, IMPI por sus siglas, para que sus nombres se constituyeran legalmente como “marcas registradas” amparándose así a todos los recursos legales que la ley les confiere para el uso, proyección o mención de estos. Dicha gestión, se dijo, ha tenido hasta el momento un costo de 17 mil pesos mexicanos.

La idea final de esta estrategia que, dicho sea de paso, me pareció sumamente astuta por parte del tabasqueño, es que si el IMPI le llegara a dar “luz verde” se convertiría en un ilícito el uso indebido de la marca “Andrés Manuel López Obrador” o sus siglas “AMLO” en campañas publicitarias, propagandas políticas, mítines o, incluso, reportajes periodísticos, lo que daría pie a una demanda.

Este asunto que, evidentemente, se busca concretar antes de que arranquen de manera oficial las campañas para el 2021, será fundamental para evitar que el nombre del presidente de la República sea usado en bien del cuadro de oposición a través de cuestiones que “salpiquen” a los candidatos de Morena con argumentos relativos a la inseguridad, la salud, la economía, el aeropuerto “Felipe Ángeles”, el Tren Maya y la refinería de “Dos Bocas”, en Tabasco.

Y el argumento que usará el hombre de Macuspana es que, al convertirse en una marca, su figura, nombre e investidura no podrán ser de ningún modo objeto de uso para manipular la opinión del electorado que podrá decidir su voto de forma libre, inteligente, sin ataduras u opiniones viciadas por propagandas maliciosas.

Como lo hemos platicado en repetidas entregas durante la época de campañas en los últimos seis años, en lugar de observar candidatos con propuestas, vemos oradores empecinados en denigrar la reputación del rival para convencer al pueblo de que “él es el menos malo”.

Otras opiniones apuntan a que el Ejecutivo federal busca no ser objeto de burlas en medios tradicionales y de nueva generación. Con la llegada del Internet y la creación de las redes sociales que, a cada instante se plagan de miles de “memes” en los que se ridiculizan a las figuras públicas, los políticos se volvieron la “comidilla” de los usuarios y consumidores de este tipo de canales.

Recordemos que, de Vicente Fox a la fecha el individuo que ocupa la silla presidencial se vuelve protagonista de severas e impías burlas provenientes de los grupos que no son afines a él, así como apodos terribles que circulan a gran velocidad entre la gente porque van montados en el morbo y la malicia. Curiosamente, algunos de estos motes los propagó el propio AMLO estando en campaña y otros ya siendo mandatario y se han replicado hasta la fecha a través de la red.

Sin embargo, existe un buen número de opiniones que sostienen que esto es solo una estratagema que llevará a la censura.

En el círculo periodístico ya se rumora que, el hecho de registrar la marca “Andrés Manuel López Obrador” o “AMLO”, constituye, poco más o menos, un golpe a la libertad de expresión y a la labor de los profesionales de los medios la cual, está vinculada irremediablemente con “nombres” y cargos como fuentes de las declaraciones que se hacen llegar a través de los diversos formatos noticiosos. ¿Cómo citar, entonces, al representante del Poder Ejecutivo federal?

De igual manera se prevé que, si el IMPI emite un fallo a favor de esta solicitud, cada vez más serán los políticos que se registren como “marca”.

A fin de cuentas, si es censura, prevención moral o estrategia política, solamente el tiempo lo dirá.

Por cierto, esta columna me hizo recordar aquel programa de comedia política en la que un AMLO caricaturizado se enfrentaba constantemente a un ser parecido a Carlos Salinas de Gortari y, cada vez que este aparecía, el personaje de Andrés Manuel se llevaba las manos al rostro y exclamaba: “¡El innombrable!”

A casi diez años de esta bufonada, todo parece indicar que, “el innombrable”, será otro.

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista, “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a licajimenezmcc@hotmail.com y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

licajimenezmcc@hotmail.com