/ lunes 19 de abril de 2021

Con café y a media luz | Si parece un pato…

Recientemente, EL SOL DE TAMPICO dio cuenta a la población del caos que se formó en las instalaciones del Centro Universitario Sur de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, después de que los brigadistas anunciaran a los abuelitos y familiares que habían hecho fila desde un día antes para recibir la vacuna contra el Covid – 19, que las dosis del biológico ya se habían agotado y se les invitaba a asistir al siguiente día.

Con total justificación, los ancianos y sus acompañantes bloquearon las arterias aledañas al recinto de estudios y, con gritos de protesta, exigían que se respetara su edad, condición física y estado de salud, que fueron puestos a prueba de manera inmisericorde durante la extenuante jornada y, sentenciaron, que no se moverían de allí, hasta no tener una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades.

Minutos más tarde, este mismo fenómeno ocurrió en las entrañas del estacionamiento de la ExpoTampico en donde se instalaron los módulos de vacunación en automóvil, hecho que ocasionó que durante casi toda la semana anterior se pudiera observar una fila interminable de vehículos que le daba la vuelta al vaso lacustre de “El Carpintero” en dos ocasiones.

A pesar de que las filas eran igual de extensas en los puntos de vacunación de Ciudad Madero, no hubo bloqueos ni manifestaciones en contra de los brigadistas que, presuntuosamente, se hacen llamar “siervos de la nación” y, mucho menos, se escucharon declaraciones en contra del personal de Salud que fue designado a intervenir en la urbe petrolera.

¿Cuál fue la diferencia?, ¿Cuál fue el detonante que hizo que, en la primera ciudad citada en esta entrega, las filas se convirtieran en manifestaciones y las solicitudes se convirtieran, literalmente, en bastonazos?

Al conversar con un buen amigo de avanzada edad que asistió a vacunarse al gimnasio de la máxima casa de estudios del estado, llegamos a tocar ese punto y él, como protagonista de la historia, me compartió su parecer que se reduce en una sencilla frase: ¡Nos molestó el trato que nos daban los servidores de la nación!

Según mi interlocutor, la gran mayoría eran adultos jóvenes que no solo mostraban muy poca empatía por los ancianos, sino que, había otros, que hasta se pavoneaban por las filas con cierto desdén que se ponía de manifiesto cuando eran requeridos por parte de los pacientes o sus familiares para obtener alguna información u orientación. Cuando se sobrevino el anuncio de la suspensión de la jornada por la carencia de dosis se colmó la tolerancia y la paciencia de los asistentes. Tal y como lo describió Newton, en su tercera Ley: A toda acción corresponde una reacción en la misma magnitud, pero en sentido contrario.

Ahora que dará inicio la jornada de vacunación a los maestros, resulta que ciertos docentes federales ajenos a las delegaciones sindicales ya han sido “propuestos” por la dirección de algunos órganos educativos para asistir como brigadistas y apoyar a los "servidores de la nación" en atender al claustro de académicos de nuestro estado que asistirá, según el calendario divulgado en las redes sociales, del 20 al 27 de abril a las instalaciones del Batallón de Infantería de Tancol en Tampico o a las universidades politécnica y tecnológica de Altamira, según sea el caso.

Esta acción refuerza la idea y la percepción de buena parte de la población que ha declarado constantemente a través de las redes sociales su malestar por el trato recibido por los hombres y mujeres que visten con el chaleco que proporciona el gobierno federal y que muy poco pueden hacer ante la muchedumbre demandante. Cabe hacer mención que algunos de dichos servidores, en una oportunidad, desestimaron los señalamientos y, en entrevista para los medios de comunicación, indicaron que a ellos solo se les pidió ser los responsables de avisarle a la ciudadanía que las vacunas se habían acabado.

Pero, si son suficientes, como se ha dicho en reiteradas ocasiones, en las conferencias mañaneras del presidente López, los elementos de las brigadas conformadas por personal de Salud, servidores de la nación, guardia nacional y ejército mexicano, ¿por qué se está solicitando la participación de miembros del sector educativo como apoyo en la logística? ¿No resultan contradictorios los dichos y los hechos?

En conclusión, con esta determinación se asume que es muy probable que seamos testigos de nuevas filas interminables de individuos, caos en los centros educativos asignados como áreas de vacunación, desinformación y una nueva serie de contratiempos en la organización y la logística o, por lo menos, que se está tratando de minimizar la situación con antelación.

Lo cierto es que hay cosas que no se pueden negar. Si se está solicitando más personal, si hubo caos en las jornadas anteriores, si se declaró molestia entre la población, si los videos de los bloqueos son innegables, podemos asumir que la coordinación, la logística y la organización dejan mucho que desear y no es posible negarlo.

En el sentido estricto del refrán: “¡Si parece pato, hace como pato y nada como pato… es un pato!”

¿No cree usted, gentil amigo lector?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

Recientemente, EL SOL DE TAMPICO dio cuenta a la población del caos que se formó en las instalaciones del Centro Universitario Sur de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, después de que los brigadistas anunciaran a los abuelitos y familiares que habían hecho fila desde un día antes para recibir la vacuna contra el Covid – 19, que las dosis del biológico ya se habían agotado y se les invitaba a asistir al siguiente día.

Con total justificación, los ancianos y sus acompañantes bloquearon las arterias aledañas al recinto de estudios y, con gritos de protesta, exigían que se respetara su edad, condición física y estado de salud, que fueron puestos a prueba de manera inmisericorde durante la extenuante jornada y, sentenciaron, que no se moverían de allí, hasta no tener una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades.

Minutos más tarde, este mismo fenómeno ocurrió en las entrañas del estacionamiento de la ExpoTampico en donde se instalaron los módulos de vacunación en automóvil, hecho que ocasionó que durante casi toda la semana anterior se pudiera observar una fila interminable de vehículos que le daba la vuelta al vaso lacustre de “El Carpintero” en dos ocasiones.

A pesar de que las filas eran igual de extensas en los puntos de vacunación de Ciudad Madero, no hubo bloqueos ni manifestaciones en contra de los brigadistas que, presuntuosamente, se hacen llamar “siervos de la nación” y, mucho menos, se escucharon declaraciones en contra del personal de Salud que fue designado a intervenir en la urbe petrolera.

¿Cuál fue la diferencia?, ¿Cuál fue el detonante que hizo que, en la primera ciudad citada en esta entrega, las filas se convirtieran en manifestaciones y las solicitudes se convirtieran, literalmente, en bastonazos?

Al conversar con un buen amigo de avanzada edad que asistió a vacunarse al gimnasio de la máxima casa de estudios del estado, llegamos a tocar ese punto y él, como protagonista de la historia, me compartió su parecer que se reduce en una sencilla frase: ¡Nos molestó el trato que nos daban los servidores de la nación!

Según mi interlocutor, la gran mayoría eran adultos jóvenes que no solo mostraban muy poca empatía por los ancianos, sino que, había otros, que hasta se pavoneaban por las filas con cierto desdén que se ponía de manifiesto cuando eran requeridos por parte de los pacientes o sus familiares para obtener alguna información u orientación. Cuando se sobrevino el anuncio de la suspensión de la jornada por la carencia de dosis se colmó la tolerancia y la paciencia de los asistentes. Tal y como lo describió Newton, en su tercera Ley: A toda acción corresponde una reacción en la misma magnitud, pero en sentido contrario.

Ahora que dará inicio la jornada de vacunación a los maestros, resulta que ciertos docentes federales ajenos a las delegaciones sindicales ya han sido “propuestos” por la dirección de algunos órganos educativos para asistir como brigadistas y apoyar a los "servidores de la nación" en atender al claustro de académicos de nuestro estado que asistirá, según el calendario divulgado en las redes sociales, del 20 al 27 de abril a las instalaciones del Batallón de Infantería de Tancol en Tampico o a las universidades politécnica y tecnológica de Altamira, según sea el caso.

Esta acción refuerza la idea y la percepción de buena parte de la población que ha declarado constantemente a través de las redes sociales su malestar por el trato recibido por los hombres y mujeres que visten con el chaleco que proporciona el gobierno federal y que muy poco pueden hacer ante la muchedumbre demandante. Cabe hacer mención que algunos de dichos servidores, en una oportunidad, desestimaron los señalamientos y, en entrevista para los medios de comunicación, indicaron que a ellos solo se les pidió ser los responsables de avisarle a la ciudadanía que las vacunas se habían acabado.

Pero, si son suficientes, como se ha dicho en reiteradas ocasiones, en las conferencias mañaneras del presidente López, los elementos de las brigadas conformadas por personal de Salud, servidores de la nación, guardia nacional y ejército mexicano, ¿por qué se está solicitando la participación de miembros del sector educativo como apoyo en la logística? ¿No resultan contradictorios los dichos y los hechos?

En conclusión, con esta determinación se asume que es muy probable que seamos testigos de nuevas filas interminables de individuos, caos en los centros educativos asignados como áreas de vacunación, desinformación y una nueva serie de contratiempos en la organización y la logística o, por lo menos, que se está tratando de minimizar la situación con antelación.

Lo cierto es que hay cosas que no se pueden negar. Si se está solicitando más personal, si hubo caos en las jornadas anteriores, si se declaró molestia entre la población, si los videos de los bloqueos son innegables, podemos asumir que la coordinación, la logística y la organización dejan mucho que desear y no es posible negarlo.

En el sentido estricto del refrán: “¡Si parece pato, hace como pato y nada como pato… es un pato!”

¿No cree usted, gentil amigo lector?

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.