/ viernes 30 de abril de 2021

Con café y a media luz | “Tablas marinas”

Antes de que usted pueda pensar, gentil lector, que este espacio será destinado a detallar alguna anécdota de la estrella del pancracio mexicano de los años cincuenta, el tamaulipeco René “Copetes” Guajardo, quien se hiciera famoso por derrotar a sus rivales al aplicarles “la llave” luchística que lleva el nombre que hoy le propongo como título de esta entrega, permítame comentarle que no es así.

El nombre de hoy obedece a un acto que, considero, salvo su mejor opinión, debería ser censurable por cuestiones de moral, ética y respeto a la ciudadanía, de parte de gran parte de la clase política que hoy se encuentra a mitad de una campaña.

Recientemente, un buen amigo me mostró en su teléfono celular una serie de videos y declaraciones de políticos de la localidad quienes, al ver el problema serio y grave que está viviendo la zona sur del estado – y gran parte del país – respecto a la sequía del sistema lagunario y, por tanto, una escasez alarmante del agua, han lanzado, como parte de su estrategia de campaña, todo tipo de archivos en los que muestran su preocupación.

De todos ellos, hubo tres que llamaron poderosamente mi atención y de quienes me reservaré los nombres, por las circunstancias en las que se han visto envueltos y que, incluso, debo confesar, motivaron a que de mi boca brotaran expresiones folclóricas de sorpresa y malestar en virtud de las razones que trataré de explicar en los párrafos siguientes.

El primer archivo digital que me mostró, lo protagoniza un personaje alejado casi completamente de la vida política y que, de la noche a la mañana, ha aparecido para manifestar sus intereses públicos y alegar una preocupación seria y real por el estiaje que han observado los vasos lacustres de la región y convoca a la manifestación de la población para exigir, a los distintos niveles de gobierno, una solución inmediata.

¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué, justo en este momento en el que pueden obtener un cargo público, les nace la preocupación por un problema que hemos tenido desde hace mucho tiempo y que se ha recrudecido con cada año que transcurre? ¿Por qué, casualmente cuando están en auge las campañas, les nace la angustia y llaman a la unidad de la ciudadanía y se autonombran líderes de esta causa justa?

Los otros dos individuos, vigentes en la vida pública y política de nuestra región, tienen un factor de coincidencia por el cual, al ver sus declaraciones, me llevaron a reflexionar la misma pregunta en torno a la labor que ha realizado, hasta este momento, cada uno de ellos: ¿Por qué cuando “pudiste” solucionarlo, no lo hiciste?

Mientras que uno pudo aportar soluciones a través de obras y proyectos concretos y tangibles por pertenecer a un mismo aparato gubernamental que, en un momento dado, le hubiera permitido crear una estrategia remedial y llevarla a la realidad; el otro, por estar en la esencia del poder legislativo, pudo analizar la situación y los órganos participantes en torno a la posible respuesta a esta problemática y proponer leyes y aterrizar recursos para dicho fin, sin embargo, en ambos no fue así. Los dos tuvieron otras prioridades y otros “compromisos” adquiridos con anterioridad que debían satisfacer.

Sí. En este collage de imágenes, videos y sonidos, pude observar a otros candidatos para distintos cargos públicos de las tres ciudades que conforman la conurbación. Algunos aparecían en fotos señalando los bajos niveles de la laguna, otros realizaban declaraciones a compañeros de la prensa que hacían preguntas respecto al problema, hubo otro que posaba llevándose ambas manos al rostro simulando un gesto de angustia mezclado con sorpresa.

Había algunos – las caras nuevas de la política local – en los que pude apreciar una preocupación profunda y una motivación genuina por hacer un cambio real que les permitiera tener un mejor entorno para vivir en comunidad y, en lo particular, colaborar en solucionar el daño que se le hecho al medio ambiente a través de propuestas y obras que permitan conservar el agua y promover la cultura ciudadana.

Sin embargo, la realidad es que, en estos momentos, la escasez del agua ha dejado de ser un problema medioambiental y social – eso es lo menos – para convertirse en el estandarte proselitista de casi todos aquellos que hoy, están urgidos de la simpatía popular y del voto que esto les puede representar en junio.

Y es que, ante el retorno al color amarillo en Tamaulipas por un repunte en los casos de Covid – 19 – debemos reconocer que aunque no es muy alto, es igual de alarmante – los mítines y eventos de campaña serán suspendidos para evitar un riesgo de contagio mayor, así que los equipos de los candidatos están volcándose sobre las redes sociales divulgando el tipo de archivos que le narré con anterioridad y, cualquier necesidad evidente o latente, se vuelve un buen argumento de propuesta para ganar adeptos en esta vertiginosa carrera política.

Lo más lamentable es que, como en otras ocasiones, “sacar raja” o “hacer tablas del árbol caído” como se dice en el argot de la política, es mera “llamarada de petate” y los dichos y las promesas se quedan solo en eso, con la pequeña diferencia de que ahora se trata del agua y como la que estamos recibiendo ya es del océano, debemos concluir que los candidatos están buscando hacer “tablas marinas”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

Correo:

licajimenezmcc@hotmail

Antes de que usted pueda pensar, gentil lector, que este espacio será destinado a detallar alguna anécdota de la estrella del pancracio mexicano de los años cincuenta, el tamaulipeco René “Copetes” Guajardo, quien se hiciera famoso por derrotar a sus rivales al aplicarles “la llave” luchística que lleva el nombre que hoy le propongo como título de esta entrega, permítame comentarle que no es así.

El nombre de hoy obedece a un acto que, considero, salvo su mejor opinión, debería ser censurable por cuestiones de moral, ética y respeto a la ciudadanía, de parte de gran parte de la clase política que hoy se encuentra a mitad de una campaña.

Recientemente, un buen amigo me mostró en su teléfono celular una serie de videos y declaraciones de políticos de la localidad quienes, al ver el problema serio y grave que está viviendo la zona sur del estado – y gran parte del país – respecto a la sequía del sistema lagunario y, por tanto, una escasez alarmante del agua, han lanzado, como parte de su estrategia de campaña, todo tipo de archivos en los que muestran su preocupación.

De todos ellos, hubo tres que llamaron poderosamente mi atención y de quienes me reservaré los nombres, por las circunstancias en las que se han visto envueltos y que, incluso, debo confesar, motivaron a que de mi boca brotaran expresiones folclóricas de sorpresa y malestar en virtud de las razones que trataré de explicar en los párrafos siguientes.

El primer archivo digital que me mostró, lo protagoniza un personaje alejado casi completamente de la vida política y que, de la noche a la mañana, ha aparecido para manifestar sus intereses públicos y alegar una preocupación seria y real por el estiaje que han observado los vasos lacustres de la región y convoca a la manifestación de la población para exigir, a los distintos niveles de gobierno, una solución inmediata.

¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué, justo en este momento en el que pueden obtener un cargo público, les nace la preocupación por un problema que hemos tenido desde hace mucho tiempo y que se ha recrudecido con cada año que transcurre? ¿Por qué, casualmente cuando están en auge las campañas, les nace la angustia y llaman a la unidad de la ciudadanía y se autonombran líderes de esta causa justa?

Los otros dos individuos, vigentes en la vida pública y política de nuestra región, tienen un factor de coincidencia por el cual, al ver sus declaraciones, me llevaron a reflexionar la misma pregunta en torno a la labor que ha realizado, hasta este momento, cada uno de ellos: ¿Por qué cuando “pudiste” solucionarlo, no lo hiciste?

Mientras que uno pudo aportar soluciones a través de obras y proyectos concretos y tangibles por pertenecer a un mismo aparato gubernamental que, en un momento dado, le hubiera permitido crear una estrategia remedial y llevarla a la realidad; el otro, por estar en la esencia del poder legislativo, pudo analizar la situación y los órganos participantes en torno a la posible respuesta a esta problemática y proponer leyes y aterrizar recursos para dicho fin, sin embargo, en ambos no fue así. Los dos tuvieron otras prioridades y otros “compromisos” adquiridos con anterioridad que debían satisfacer.

Sí. En este collage de imágenes, videos y sonidos, pude observar a otros candidatos para distintos cargos públicos de las tres ciudades que conforman la conurbación. Algunos aparecían en fotos señalando los bajos niveles de la laguna, otros realizaban declaraciones a compañeros de la prensa que hacían preguntas respecto al problema, hubo otro que posaba llevándose ambas manos al rostro simulando un gesto de angustia mezclado con sorpresa.

Había algunos – las caras nuevas de la política local – en los que pude apreciar una preocupación profunda y una motivación genuina por hacer un cambio real que les permitiera tener un mejor entorno para vivir en comunidad y, en lo particular, colaborar en solucionar el daño que se le hecho al medio ambiente a través de propuestas y obras que permitan conservar el agua y promover la cultura ciudadana.

Sin embargo, la realidad es que, en estos momentos, la escasez del agua ha dejado de ser un problema medioambiental y social – eso es lo menos – para convertirse en el estandarte proselitista de casi todos aquellos que hoy, están urgidos de la simpatía popular y del voto que esto les puede representar en junio.

Y es que, ante el retorno al color amarillo en Tamaulipas por un repunte en los casos de Covid – 19 – debemos reconocer que aunque no es muy alto, es igual de alarmante – los mítines y eventos de campaña serán suspendidos para evitar un riesgo de contagio mayor, así que los equipos de los candidatos están volcándose sobre las redes sociales divulgando el tipo de archivos que le narré con anterioridad y, cualquier necesidad evidente o latente, se vuelve un buen argumento de propuesta para ganar adeptos en esta vertiginosa carrera política.

Lo más lamentable es que, como en otras ocasiones, “sacar raja” o “hacer tablas del árbol caído” como se dice en el argot de la política, es mera “llamarada de petate” y los dichos y las promesas se quedan solo en eso, con la pequeña diferencia de que ahora se trata del agua y como la que estamos recibiendo ya es del océano, debemos concluir que los candidatos están buscando hacer “tablas marinas”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

Correo:

licajimenezmcc@hotmail