/ viernes 24 de septiembre de 2021

Con café y a media luz | Tamaulipas y el ERAMO

En los próximos días será anunciada la participación de una o varias escuelas de nivel superior de la zona sur de Tamaulipas en el modelo de investigación impulsado por el INEGI para determinar la cantidad de alimentos desperdiciados por productores, transformadores y consumidores de estos, y con los datos obtenidos plantear una estrategia para que la comida llegue a más familias de escasos recursos.

Este modelo de investigación conocido como “Encuesta Sobre Residuos Alimenticios y Materias Orgánicas”, ERAMO por sus siglas, fue presentado por personal de la Dirección General de Geografía y Medio Ambiente, adscrita a la dependencia citada en el párrafo anterior, la cual, de la mano de la Secretaría de Educación Pública y de la Subsecretaría de Educación Superior buscará en un par de meses obtener los datos necesarios para la generación de un informe final.

Según personal del INEGI encargado de la divulgación de este proyecto y, según sea el caso, desde el proceso de siembra, cultivo, crianza o sacrificio de los especímenes – vegetal o animal – que son destinados al consumo humano, hasta que llegan a su presentación final en la mesa de las personas, se desperdicia o se tira poco más de un tercio de la comida, lo que ha traído desde hace varias décadas un severo impacto a la humanidad en los rubros económico, sanitario y social.

Lo anterior se expresa en una investigación realizada por la FAO en el 2018.

Aunque se mostraron los datos mundiales del impacto de los efectos ambientales y económicos a causa de la pérdida de alimentos, por razones de espacio me limitaré a compartirle los referidos únicamente a México.

De 71 alimentos más consumidos en esta nación, se desperdician 20 millones de toneladas en buen estado por año. Se calcula – conservadoramente – una pérdida de 30 millones de toneladas de alimentos antes de que estos lleguen al proceso de compraventa. Se demostró, además, que, durante la cosecha de los 25 vegetales más consumidos en nuestro país, México genera 36 millones de toneladas de dióxido de carbono y otros 15 millones de toneladas adicionales de este gas cuando la comida llega a los lugares de disposición final.

Asimismo, se recalcó que, en los Estados Unidos Mexicanos, se consume 40 mil millones de metros cúbicos de agua por año para producir únicamente 22 especímenes de vegetales comestibles de mayor demanda.

Por lo anterior, el gobierno actual está planteando el colaborar con el décimo segundo objetivo de desarrollo sostenible de la FAO para el 2030 ya que hasta la fecha, en México no existe estadística oficial sobre la PDA, algunos estudios hacen mención al fenómeno o aportan alguna estimación sobre el desperdicio y pérdida de alimentos, pero, se insistió, que se debe contar con un respaldo estadístico de mayor envergadura, en un esfuerzo nacional que permita recuperar las distintas realidades de nuestro vasto territorio.

Desde el año 2019, se constituyó un grupo de trabajo interdisciplinario conformado por 14 científicos sociales de distintas escuelas de educación superior que tiene la finalidad de diseñar una herramienta de investigación aplicable en todas las etapas de la cadena alimentaria, con la que se pueda determinar origen, cantidad, composición, reutilización, tratamiento y disposición final de la comida. Este equipo de científicos sociales pertenece a un comité de 14 universidades.

En una primera etapa – que está por iniciar – se estudiará la realidad de 16 entidades, entre las que se encuentra Tamaulipas. Particularmente la zona sur del estado, la cual fue elegida por ser un polo representativo del consumo estatal y por ser limítrofe con la zona norte de Veracruz, altamente productiva de alimentos.

En nuestra entidad se aplicarán 300 encuestas a través de los estudiantes de educación superior que servirán de enlace operativo en los próximos meses. Estas entrevistas se pretenden realizar a miembros de las asociaciones productoras agrícolas y pecuarias de Altamira y norte veracruzano; otro equipo de jóvenes cubrirá los giros comerciales de transformación de los alimentos como rastros, panaderías y tortillerías; un tercer grupo enfocará sus esfuerzos en encuestar al giro de servicios restauranteros y, el último, buscará obtener información de cuánta comida se desperdicia en los hogares de nuestra conurbación.

De esta manera, no nos deberá extrañar que, para la última etapa del mandato lopezobradorista se esté anunciando alguna determinación a este respecto para, como dijimos al principio de la entrega de este día, hacer que la comida llegue a más mexicanos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

En los próximos días será anunciada la participación de una o varias escuelas de nivel superior de la zona sur de Tamaulipas en el modelo de investigación impulsado por el INEGI para determinar la cantidad de alimentos desperdiciados por productores, transformadores y consumidores de estos, y con los datos obtenidos plantear una estrategia para que la comida llegue a más familias de escasos recursos.

Este modelo de investigación conocido como “Encuesta Sobre Residuos Alimenticios y Materias Orgánicas”, ERAMO por sus siglas, fue presentado por personal de la Dirección General de Geografía y Medio Ambiente, adscrita a la dependencia citada en el párrafo anterior, la cual, de la mano de la Secretaría de Educación Pública y de la Subsecretaría de Educación Superior buscará en un par de meses obtener los datos necesarios para la generación de un informe final.

Según personal del INEGI encargado de la divulgación de este proyecto y, según sea el caso, desde el proceso de siembra, cultivo, crianza o sacrificio de los especímenes – vegetal o animal – que son destinados al consumo humano, hasta que llegan a su presentación final en la mesa de las personas, se desperdicia o se tira poco más de un tercio de la comida, lo que ha traído desde hace varias décadas un severo impacto a la humanidad en los rubros económico, sanitario y social.

Lo anterior se expresa en una investigación realizada por la FAO en el 2018.

Aunque se mostraron los datos mundiales del impacto de los efectos ambientales y económicos a causa de la pérdida de alimentos, por razones de espacio me limitaré a compartirle los referidos únicamente a México.

De 71 alimentos más consumidos en esta nación, se desperdician 20 millones de toneladas en buen estado por año. Se calcula – conservadoramente – una pérdida de 30 millones de toneladas de alimentos antes de que estos lleguen al proceso de compraventa. Se demostró, además, que, durante la cosecha de los 25 vegetales más consumidos en nuestro país, México genera 36 millones de toneladas de dióxido de carbono y otros 15 millones de toneladas adicionales de este gas cuando la comida llega a los lugares de disposición final.

Asimismo, se recalcó que, en los Estados Unidos Mexicanos, se consume 40 mil millones de metros cúbicos de agua por año para producir únicamente 22 especímenes de vegetales comestibles de mayor demanda.

Por lo anterior, el gobierno actual está planteando el colaborar con el décimo segundo objetivo de desarrollo sostenible de la FAO para el 2030 ya que hasta la fecha, en México no existe estadística oficial sobre la PDA, algunos estudios hacen mención al fenómeno o aportan alguna estimación sobre el desperdicio y pérdida de alimentos, pero, se insistió, que se debe contar con un respaldo estadístico de mayor envergadura, en un esfuerzo nacional que permita recuperar las distintas realidades de nuestro vasto territorio.

Desde el año 2019, se constituyó un grupo de trabajo interdisciplinario conformado por 14 científicos sociales de distintas escuelas de educación superior que tiene la finalidad de diseñar una herramienta de investigación aplicable en todas las etapas de la cadena alimentaria, con la que se pueda determinar origen, cantidad, composición, reutilización, tratamiento y disposición final de la comida. Este equipo de científicos sociales pertenece a un comité de 14 universidades.

En una primera etapa – que está por iniciar – se estudiará la realidad de 16 entidades, entre las que se encuentra Tamaulipas. Particularmente la zona sur del estado, la cual fue elegida por ser un polo representativo del consumo estatal y por ser limítrofe con la zona norte de Veracruz, altamente productiva de alimentos.

En nuestra entidad se aplicarán 300 encuestas a través de los estudiantes de educación superior que servirán de enlace operativo en los próximos meses. Estas entrevistas se pretenden realizar a miembros de las asociaciones productoras agrícolas y pecuarias de Altamira y norte veracruzano; otro equipo de jóvenes cubrirá los giros comerciales de transformación de los alimentos como rastros, panaderías y tortillerías; un tercer grupo enfocará sus esfuerzos en encuestar al giro de servicios restauranteros y, el último, buscará obtener información de cuánta comida se desperdicia en los hogares de nuestra conurbación.

De esta manera, no nos deberá extrañar que, para la última etapa del mandato lopezobradorista se esté anunciando alguna determinación a este respecto para, como dijimos al principio de la entrega de este día, hacer que la comida llegue a más mexicanos.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.