/ miércoles 21 de octubre de 2020

Con café y a media luz | Tomando al toro…

A un buen número de personas no les simpatiza la figura de Andrés Manuel López Obrador investido con la banda presidencial. Muchos lo consideran una persona obsesionada con la silla y otros más como un ejemplo del demagogo moderno que encontró la coyuntura adecuada en el hartazgo de la sociedad para colarse hasta el escaño más alto de la política mexicana.

Su proyecto de gobierno al que él mismo llamó “la cuarta transformación”, los programas de becas y apoyos económicos por ser adulto mayor, tener niños en guarderías, no estudiar o trabajar y otros, le ganó el señalamiento de “clientelar”, “falso” y un sinnúmero más que ya no podría escribir en este espacio por el respeto que usted se merece, gentil amigo lector.

Las obras sello de la administración como la refinería de Dos Bocas en Tabasco, el tren maya en el sureste y el nuevo aeropuerto “Felipe Ángeles” son severamente criticadas por estudios, posturas y paradigmas que les antecedieron como lo inviable y costosa de una, lo perjudicial de otra o lo innecesario de la última.

Cosas como los muertos por la inseguridad, el avance de la pandemia, la falta de medicamentos, la rifa de un avión sin avión, las cooperaciones para su campaña registrados en video y más son tema de casi todos los días en los espacios más importantes de los diversos formatos noticiosos de los distintos medios tradicionales y digitales.

Sin embargo, en todas esas cuestiones y planteamientos no se había visto a un AMLO tan severo, firme y templado como con el caso del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la defensa nacional durante el sexenio que encabezó Enrique Peña Nieto, al grado de que, la orden expresa del tabasqueño ha sido “que nadie diga algo”, refiriéndose a las posibles declaraciones que pudieran verter a los representantes de la prensa, cada una de las figuras que inciden directa o indirectamente en el caso.

¡Vamos! ¡Ni el canciller Marcelo Ebrard – personaje fiel a López Obrador – tiene autorizado hacer uso de la voz para emitir una opinión al respecto!

Por lo anterior, muy inteligentemente – aunque a algunos no les guste reconocerlo – en las últimas horas, el tabasqueño ha dividido en tres partes el discurso referente al caso de “El Padrino”, como ha sido identificado, el otrora servidor público.

Ante la pregunta expresada por algún miembro de la prensa, AMLO se antepone diciendo que “él mismo será vocero de un caso tan delicado como ese” y, de inmediato argumenta que en primer término “no se debe desconfiar del ejército mexicano” y ha señalado que es “la institución de las instituciones” sobre las que descansa el aparato gubernamental.

Después, sostiene que, en caso de que algún miembro de la milicia que esté en activo o en retiro, fuera señalado como implicado con fundamentos por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, de inmediato será cesado de su cargo y puesto a disposición para que se siga el proceso de justicia debido.

Y, por último, el originario de Macuspana, indica a manera de colofón de su intervención, los detalles emanados de forma oficial del sistema penal de la unión americana, aunque la mayoría de ellos ya sean del dominio público y pormenoriza la intervención de México desde la trinchera de la diplomacia internacional y la asistencia consular.

No es que se trate de una secrecía innecesaria o de una apatía política a la realidad, mucho menos que el gobierno actual esté por iniciar un trance complejo y oscuro por la captura y probable responsabilidad del soldado por su colusión con miembros de un determinado grupo de la delincuencia organizada que opera en una región específica del país.

Creo que “el tomar el toro por los cuernos” es debido a las consecuencias que esta investigación pueda traer y que, por supuesto, el mandatario está al pendiente y bien enterado del asunto – como debe ser – ya que, como él mismo lo declaró en su conferencia matutina, “nunca se había detenido a una figura de tan alto rango por ese tipo de motivos…” y yo agregaría “… y tan cercano a una figura presidencial”.

Me atrevo a decir que ni el caso de Genaro García Luna, también detenido por detalles similares y, cuyo papel en la lucha contra la delincuencia en el sexenio de Felipe Calderón fue de suma importancia, tiene tanto peso como la aparente “traición al pueblo de México” que pudiera representar la conducta de Salvador Cienfuegos. Además, que la detención de la máxima autoridad militar - y primerísima figura de un gabinete - pondría en un severo entredicho al presidente con quien colaboró.

Ni la averiguación contra Lozoya Austin y la implicación que tiene con EPN pusieron en una situación tan seria al mexiquense como lo que pudiera emanar de lo dicho por Cienfuegos Zepeda.

AMLO está atento, serio y reflexivo. La orden de que él y solo él puede tocar el tema de manera pública y el silencio absoluto de sus colaboradores, son factores referenciales de lo que pudiera ser un golpe severo al fenómeno de la corrupción que, durante tanto tiempo, ha tenido subyugado al pueblo de México.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.



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A un buen número de personas no les simpatiza la figura de Andrés Manuel López Obrador investido con la banda presidencial. Muchos lo consideran una persona obsesionada con la silla y otros más como un ejemplo del demagogo moderno que encontró la coyuntura adecuada en el hartazgo de la sociedad para colarse hasta el escaño más alto de la política mexicana.

Su proyecto de gobierno al que él mismo llamó “la cuarta transformación”, los programas de becas y apoyos económicos por ser adulto mayor, tener niños en guarderías, no estudiar o trabajar y otros, le ganó el señalamiento de “clientelar”, “falso” y un sinnúmero más que ya no podría escribir en este espacio por el respeto que usted se merece, gentil amigo lector.

Las obras sello de la administración como la refinería de Dos Bocas en Tabasco, el tren maya en el sureste y el nuevo aeropuerto “Felipe Ángeles” son severamente criticadas por estudios, posturas y paradigmas que les antecedieron como lo inviable y costosa de una, lo perjudicial de otra o lo innecesario de la última.

Cosas como los muertos por la inseguridad, el avance de la pandemia, la falta de medicamentos, la rifa de un avión sin avión, las cooperaciones para su campaña registrados en video y más son tema de casi todos los días en los espacios más importantes de los diversos formatos noticiosos de los distintos medios tradicionales y digitales.

Sin embargo, en todas esas cuestiones y planteamientos no se había visto a un AMLO tan severo, firme y templado como con el caso del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la defensa nacional durante el sexenio que encabezó Enrique Peña Nieto, al grado de que, la orden expresa del tabasqueño ha sido “que nadie diga algo”, refiriéndose a las posibles declaraciones que pudieran verter a los representantes de la prensa, cada una de las figuras que inciden directa o indirectamente en el caso.

¡Vamos! ¡Ni el canciller Marcelo Ebrard – personaje fiel a López Obrador – tiene autorizado hacer uso de la voz para emitir una opinión al respecto!

Por lo anterior, muy inteligentemente – aunque a algunos no les guste reconocerlo – en las últimas horas, el tabasqueño ha dividido en tres partes el discurso referente al caso de “El Padrino”, como ha sido identificado, el otrora servidor público.

Ante la pregunta expresada por algún miembro de la prensa, AMLO se antepone diciendo que “él mismo será vocero de un caso tan delicado como ese” y, de inmediato argumenta que en primer término “no se debe desconfiar del ejército mexicano” y ha señalado que es “la institución de las instituciones” sobre las que descansa el aparato gubernamental.

Después, sostiene que, en caso de que algún miembro de la milicia que esté en activo o en retiro, fuera señalado como implicado con fundamentos por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, de inmediato será cesado de su cargo y puesto a disposición para que se siga el proceso de justicia debido.

Y, por último, el originario de Macuspana, indica a manera de colofón de su intervención, los detalles emanados de forma oficial del sistema penal de la unión americana, aunque la mayoría de ellos ya sean del dominio público y pormenoriza la intervención de México desde la trinchera de la diplomacia internacional y la asistencia consular.

No es que se trate de una secrecía innecesaria o de una apatía política a la realidad, mucho menos que el gobierno actual esté por iniciar un trance complejo y oscuro por la captura y probable responsabilidad del soldado por su colusión con miembros de un determinado grupo de la delincuencia organizada que opera en una región específica del país.

Creo que “el tomar el toro por los cuernos” es debido a las consecuencias que esta investigación pueda traer y que, por supuesto, el mandatario está al pendiente y bien enterado del asunto – como debe ser – ya que, como él mismo lo declaró en su conferencia matutina, “nunca se había detenido a una figura de tan alto rango por ese tipo de motivos…” y yo agregaría “… y tan cercano a una figura presidencial”.

Me atrevo a decir que ni el caso de Genaro García Luna, también detenido por detalles similares y, cuyo papel en la lucha contra la delincuencia en el sexenio de Felipe Calderón fue de suma importancia, tiene tanto peso como la aparente “traición al pueblo de México” que pudiera representar la conducta de Salvador Cienfuegos. Además, que la detención de la máxima autoridad militar - y primerísima figura de un gabinete - pondría en un severo entredicho al presidente con quien colaboró.

Ni la averiguación contra Lozoya Austin y la implicación que tiene con EPN pusieron en una situación tan seria al mexiquense como lo que pudiera emanar de lo dicho por Cienfuegos Zepeda.

AMLO está atento, serio y reflexivo. La orden de que él y solo él puede tocar el tema de manera pública y el silencio absoluto de sus colaboradores, son factores referenciales de lo que pudiera ser un golpe severo al fenómeno de la corrupción que, durante tanto tiempo, ha tenido subyugado al pueblo de México.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.



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