/ lunes 28 de octubre de 2019

Con café y a media luz | Un minuto de reflexión

Estamos a punto de concluir el décimo mes de este 2019 y, curiosamente, para muchos, el obligado cambio de horario que se vivió en este fin de semana nos hizo reflexionar en torno a lo rápido que ha pasado el tiempo y cómo han transcurrido ciertos acontecimientos en nuestras vidas que nos obliga a hacer un alto en el camino para reflexionar profundamente qué es lo que estamos haciendo a este respecto

En diez meses hemos visto una transición de un México convulso que, en buena parte, aún se niega a migrar en su totalidad a una nueva etapa, quizá por la natural resistencia al cambio o, tal vez, porque esos sectores son poseedores de una razón, total o parcial, de un descalabro futuro que no todos podemos observar.

El gobierno ha hecho cambios radicales a partir de la óptica que se tiene sobre el ejercicio del poder ejecutivo y la impartición de la ley, acortando a unos los privilegios jurídicos a través de penas estrictas con las que salden la deuda que tienen para con la sociedad a la que lastimaron y, en curioso contrasentido, a otros, les ha privilegiado con “manga ancha”, devolviendo pertenencias, descongelando cuentas o, simple y llanamente, otorgándoles la libertad por el tan negado pero existente “dedazo presidencial”.

De igual manera, se han implementado programas sumamente necesarios para hacer llegar a los rincones de nuestro país, cantidades considerables de beneficios económicos como antes no sucedía. Así como el perdón – borrón y cuenta nueva - a miles de deudores que, por años, evadieron el pago a la paraestatal más grande de América Latina en materia de generación y distribución de energía eléctrica.

No obstante, al sector empresarial, área principal en el rubro de la generación de empleo de nuestra nación, ahora se le señala con flamígero índice, mientras que se desata su contra, una terrible “cacería de brujas”, para castigar a aquellos que cometieron el doble pecado de “confiar en su contador” y no pertenecer a la clase política privilegiada de estos momentos.

También debemos insistir que, en este último tema, aquellos que consideraron que siempre podrían evadir la ley en el tópico de la tributación de impuestos, ahora verán más difícil el escabullirse ante esa obligación y que la unidad de inteligencia financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público hará lo que le corresponda, sin tener que actuar como medio de presión a miembros del poder legislativo.

Y así, gentil amigo lector, pudiera enlistar una larga serie de claroscuros y medias tintas que están aconteciendo en este nuevo sexenio que en más de una ocasión nos ha dejado con “la boca abierta” , tanto para bien como para mal. Lo que habla de un insistente fenómeno que se hace presente de manera reiterativa y que ya lo señalamos con anterioridad: Marchamos dando “palos de ciego”

Antes de que usted, mi buen amigo, me pueda refutar lo anterior, sacando una lista de objeciones acumuladas en los sexenios de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari, que entre todos dan una contabilidad de 30 años de errores y aciertos. Más los primeros; menos los segundos. Permítame decirle que yo soy el primero en hacer un acto de contrición y reconocer que nuestro México lindo y qué herido, no ha tenido el gobierno ideal.

Eso que escribí y puse a su amable dispensa en el último renglón también llama a aquel dicharacho románticamente pendenciero que, con un dejo de paladín y mártir del calvario social nos recuerda que “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, es decir, que gran parte de lo que acontece es entera responsabilidad de nosotros en comunidad.

En estos momentos no podemos negar que somos una nación dividida de forma categórica y radical por percepciones políticas discordantes y ello nos ha puesto en un complejo tramado social que nos asigna, en más de una ocasión los roles de rivales, agresores, víctimas; algunos llevan esta postura a tal extremo que señalan a un compatriota como “enemigo mortal”, por el simple hecho de tener una opinión distinta a la propia.

Otros factores como el acelerado ritmo de vida, el flujo masivo de información peligrosa, la carente presencia de padres de familia que deben ir a trabajar y dejan solos a sus hijos, la creación de nuevos sistemas de relación digital y más, detonan en situaciones que no siempre son benéficas para la sociedad y en otras ocasiones se salen por completo del control de esta.

De igual manera, debemos aplaudir que gracias a esa tecnología hoy nos enteramos más rápido de los sucesos que ocurren, de los hechos que se vuelven noticia en otra parte del mundo, de los descubrimientos que hace la ciencia, de los avances tecnológicos que nos hacen la vida más cómoda y otras cuestiones similares por las que deberíamos estar agradecidos.

Es por eso por lo que hoy, gentil amigo lector, lo invito a que hagamos un minuto de reflexión. Que juntos decidamos qué debemos hacer en bien de nuestro país, que decidamos cuáles son los hábitos que debemos evitar y las conductas que debemos engrandecer. Le invito a que aportemos y propongamos con la misma intensidad con la que exigimos. Le aseguro que así muy pronto tendremos el México que anhelamos y la sociedad que queremos.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Estamos a punto de concluir el décimo mes de este 2019 y, curiosamente, para muchos, el obligado cambio de horario que se vivió en este fin de semana nos hizo reflexionar en torno a lo rápido que ha pasado el tiempo y cómo han transcurrido ciertos acontecimientos en nuestras vidas que nos obliga a hacer un alto en el camino para reflexionar profundamente qué es lo que estamos haciendo a este respecto

En diez meses hemos visto una transición de un México convulso que, en buena parte, aún se niega a migrar en su totalidad a una nueva etapa, quizá por la natural resistencia al cambio o, tal vez, porque esos sectores son poseedores de una razón, total o parcial, de un descalabro futuro que no todos podemos observar.

El gobierno ha hecho cambios radicales a partir de la óptica que se tiene sobre el ejercicio del poder ejecutivo y la impartición de la ley, acortando a unos los privilegios jurídicos a través de penas estrictas con las que salden la deuda que tienen para con la sociedad a la que lastimaron y, en curioso contrasentido, a otros, les ha privilegiado con “manga ancha”, devolviendo pertenencias, descongelando cuentas o, simple y llanamente, otorgándoles la libertad por el tan negado pero existente “dedazo presidencial”.

De igual manera, se han implementado programas sumamente necesarios para hacer llegar a los rincones de nuestro país, cantidades considerables de beneficios económicos como antes no sucedía. Así como el perdón – borrón y cuenta nueva - a miles de deudores que, por años, evadieron el pago a la paraestatal más grande de América Latina en materia de generación y distribución de energía eléctrica.

No obstante, al sector empresarial, área principal en el rubro de la generación de empleo de nuestra nación, ahora se le señala con flamígero índice, mientras que se desata su contra, una terrible “cacería de brujas”, para castigar a aquellos que cometieron el doble pecado de “confiar en su contador” y no pertenecer a la clase política privilegiada de estos momentos.

También debemos insistir que, en este último tema, aquellos que consideraron que siempre podrían evadir la ley en el tópico de la tributación de impuestos, ahora verán más difícil el escabullirse ante esa obligación y que la unidad de inteligencia financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público hará lo que le corresponda, sin tener que actuar como medio de presión a miembros del poder legislativo.

Y así, gentil amigo lector, pudiera enlistar una larga serie de claroscuros y medias tintas que están aconteciendo en este nuevo sexenio que en más de una ocasión nos ha dejado con “la boca abierta” , tanto para bien como para mal. Lo que habla de un insistente fenómeno que se hace presente de manera reiterativa y que ya lo señalamos con anterioridad: Marchamos dando “palos de ciego”

Antes de que usted, mi buen amigo, me pueda refutar lo anterior, sacando una lista de objeciones acumuladas en los sexenios de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari, que entre todos dan una contabilidad de 30 años de errores y aciertos. Más los primeros; menos los segundos. Permítame decirle que yo soy el primero en hacer un acto de contrición y reconocer que nuestro México lindo y qué herido, no ha tenido el gobierno ideal.

Eso que escribí y puse a su amable dispensa en el último renglón también llama a aquel dicharacho románticamente pendenciero que, con un dejo de paladín y mártir del calvario social nos recuerda que “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, es decir, que gran parte de lo que acontece es entera responsabilidad de nosotros en comunidad.

En estos momentos no podemos negar que somos una nación dividida de forma categórica y radical por percepciones políticas discordantes y ello nos ha puesto en un complejo tramado social que nos asigna, en más de una ocasión los roles de rivales, agresores, víctimas; algunos llevan esta postura a tal extremo que señalan a un compatriota como “enemigo mortal”, por el simple hecho de tener una opinión distinta a la propia.

Otros factores como el acelerado ritmo de vida, el flujo masivo de información peligrosa, la carente presencia de padres de familia que deben ir a trabajar y dejan solos a sus hijos, la creación de nuevos sistemas de relación digital y más, detonan en situaciones que no siempre son benéficas para la sociedad y en otras ocasiones se salen por completo del control de esta.

De igual manera, debemos aplaudir que gracias a esa tecnología hoy nos enteramos más rápido de los sucesos que ocurren, de los hechos que se vuelven noticia en otra parte del mundo, de los descubrimientos que hace la ciencia, de los avances tecnológicos que nos hacen la vida más cómoda y otras cuestiones similares por las que deberíamos estar agradecidos.

Es por eso por lo que hoy, gentil amigo lector, lo invito a que hagamos un minuto de reflexión. Que juntos decidamos qué debemos hacer en bien de nuestro país, que decidamos cuáles son los hábitos que debemos evitar y las conductas que debemos engrandecer. Le invito a que aportemos y propongamos con la misma intensidad con la que exigimos. Le aseguro que así muy pronto tendremos el México que anhelamos y la sociedad que queremos.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!