/ miércoles 13 de enero de 2021

Con café y a media luz | Una carta… ¿sin razón?

“¡Me encanta la eficiencia del presidente!”, alcancé a leer entre los comentarios que los ciudadanos pueden escribir en el apartado correspondiente mientras se transmite la conferencia matutina del ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, en las redes sociales oficiales del gobierno actual que encabeza el tabasqueño.

La razón de este elogio obedecía, en realidad, a que el hombre originario de Macuspana fue puesto “entre la espada y la pared” a causa de una negativa que la oficina de su cargo había hecho llegar a un reportero que, según manifestó, desde principios del año 2019 había solicitado al Inai una copia de la carta que el mandatario hizo llegar al Gobierno español en la que le solicitaba una disculpa por los crímenes cometidos en contra de los aztecas durante la conquista de los pueblos originarios de esta parte del continente.

Dicho documento nunca llegó a sus manos a pesar de que el mismo titular del Instituto Nacional para el Acceso a la Información había girado un oficio en el que ordenaba la entrega del documento. Lo anterior después de que, se explicó, la oficina del poder ejecutivo había dado, como toda explicación, que dicha misiva “no aparecía”.

En este punto de la historia que se relata debemos abrir dos paréntesis para explicar sendas situaciones que nos permitan identificar el contexto en el que se desarrollan los eventos.

Si usted recordará, gentil amigo lector, hace casi dos años se ventiló que una de las primeras acciones que llevó a cabo el entonces recientemente nombrado presidente López, fue enviar una carta al Gobierno español. Al ser cuestionado al respecto, el hombre originario de Macuspana le apostó a la discrecionalidad diplomática por cualquier lesión que pudieran ocasionar los renglones que contenía la epístola.

Sin embargo, no contaba con que el rey Felipe VI no compartiría su postura y, más temprano que tarde, hizo del dominio público un fragmento –el central, por supuesto– del papel que tenía en sus manos, además, lamentó que, dos años después se tuviera que leer en las redes sociales la totalidad del escrito y aprovechó para hacer público el rechazo a la solicitud del Gobierno mexicano pues “la llegada de los españoles hace 500 años no puede ser juzgada por consideraciones contemporáneas”.

El segundo paréntesis debe contener la explicación de la relevancia real de la situación. Durante las últimas dos semanas, en su tribuna pública, el presidente López ha calificado como innecesaria la presencia de los organismos autónomos –entre los que destaca el Inai– y ha tomado como su principal argumento, al hecho de que representan un gasto considerable para las arcas nacionales.

Estos discursos han estado adornados por los remoquetes que usted y yo conocemos gentil amigo lector, empero, encausados, ahora, a las instituciones en turno. “Neoliberales”, “corruptos” y “manipuladores” son algunos de los adjetivos que ha usado AMLO al referirse a los órganos.

Como colofón del discurso, el tabasqueño ha declarado que su gobierno está en condiciones de absorber a través de las secretarías correspondientes a los institutos creados por los gobiernos anteriores y sentencia que su administración es capaz de resolver la duda de cualquier ciudadano que así lo requiera en menos de 72 horas.

“¿Qué te parece si ahora mismo te damos una copia, dile a Laurita?” le dijo el presidente al representante del medio de comunicación e instantes después le recalcó “… Es más, vamos a verla ahorita, ¿Te parece?” a lo que el periodista asintió a la par que exclamó “¡Excelente!”

Yo no pude evitar pensar el siguiente planteamiento: "Si el reportero no hubiera lanzado la pregunta de manera pública en la rueda de prensa de cada mañana y directa al mandatario, ¿cuántos años más se hubiera tardado en esperar ese documento?". Pues como él mismo declaró: "La presidencia ha desobedecido una orden del Inai" y de no haberse manifestado ante cámaras y micrófonos oficiales quizá todo seguiría igual.

La razón del origen de este silencio quizá no estaba en el extravío de la carta, sino en la discrecionalidad diplomática que escribimos renglones arriba y que fundamenta el respeto que se deben ambos gobiernos de sus respectivas naciones. Sin embargo, hubiera sido menos gravoso que la respuesta hubiera sido esa y no caer en el llano pretexto de “Se me olvidó en dónde la puse”.

La cuestión es que, si tuvieron que pasar 22 meses y una exposición pública para que se revelara algo como una misiva, ¿Cuánto tiempo se dejará pasar en el caso de que un periodista le solicitara al gobierno una copia de los últimos contratos celebrados entre Pemex y particulares?, por ejemplo. Más si sabemos que en el 2020 el 80% de las compras realizadas por la administración pública federal no fueron concursadas sino que fueron adjudicaciones directas, rompiendo así el récord de gobiernos pasados en un periodo de tiempo similar.

Este ejemplo ha servido para volver a cuestionar la razón de la insistencia del mandatario. ¿La desaparición del Inai, el Ifetel y otros será la fuga de dinero o la fuga de información? Porque el hecho da a pensar que la pregunta planteada por el reportero respecto a la carta, tenía un motivo y era seguida por una razón, recordemos que “cartas sin razón, nomás a Eufemia”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.

“¡Me encanta la eficiencia del presidente!”, alcancé a leer entre los comentarios que los ciudadanos pueden escribir en el apartado correspondiente mientras se transmite la conferencia matutina del ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, en las redes sociales oficiales del gobierno actual que encabeza el tabasqueño.

La razón de este elogio obedecía, en realidad, a que el hombre originario de Macuspana fue puesto “entre la espada y la pared” a causa de una negativa que la oficina de su cargo había hecho llegar a un reportero que, según manifestó, desde principios del año 2019 había solicitado al Inai una copia de la carta que el mandatario hizo llegar al Gobierno español en la que le solicitaba una disculpa por los crímenes cometidos en contra de los aztecas durante la conquista de los pueblos originarios de esta parte del continente.

Dicho documento nunca llegó a sus manos a pesar de que el mismo titular del Instituto Nacional para el Acceso a la Información había girado un oficio en el que ordenaba la entrega del documento. Lo anterior después de que, se explicó, la oficina del poder ejecutivo había dado, como toda explicación, que dicha misiva “no aparecía”.

En este punto de la historia que se relata debemos abrir dos paréntesis para explicar sendas situaciones que nos permitan identificar el contexto en el que se desarrollan los eventos.

Si usted recordará, gentil amigo lector, hace casi dos años se ventiló que una de las primeras acciones que llevó a cabo el entonces recientemente nombrado presidente López, fue enviar una carta al Gobierno español. Al ser cuestionado al respecto, el hombre originario de Macuspana le apostó a la discrecionalidad diplomática por cualquier lesión que pudieran ocasionar los renglones que contenía la epístola.

Sin embargo, no contaba con que el rey Felipe VI no compartiría su postura y, más temprano que tarde, hizo del dominio público un fragmento –el central, por supuesto– del papel que tenía en sus manos, además, lamentó que, dos años después se tuviera que leer en las redes sociales la totalidad del escrito y aprovechó para hacer público el rechazo a la solicitud del Gobierno mexicano pues “la llegada de los españoles hace 500 años no puede ser juzgada por consideraciones contemporáneas”.

El segundo paréntesis debe contener la explicación de la relevancia real de la situación. Durante las últimas dos semanas, en su tribuna pública, el presidente López ha calificado como innecesaria la presencia de los organismos autónomos –entre los que destaca el Inai– y ha tomado como su principal argumento, al hecho de que representan un gasto considerable para las arcas nacionales.

Estos discursos han estado adornados por los remoquetes que usted y yo conocemos gentil amigo lector, empero, encausados, ahora, a las instituciones en turno. “Neoliberales”, “corruptos” y “manipuladores” son algunos de los adjetivos que ha usado AMLO al referirse a los órganos.

Como colofón del discurso, el tabasqueño ha declarado que su gobierno está en condiciones de absorber a través de las secretarías correspondientes a los institutos creados por los gobiernos anteriores y sentencia que su administración es capaz de resolver la duda de cualquier ciudadano que así lo requiera en menos de 72 horas.

“¿Qué te parece si ahora mismo te damos una copia, dile a Laurita?” le dijo el presidente al representante del medio de comunicación e instantes después le recalcó “… Es más, vamos a verla ahorita, ¿Te parece?” a lo que el periodista asintió a la par que exclamó “¡Excelente!”

Yo no pude evitar pensar el siguiente planteamiento: "Si el reportero no hubiera lanzado la pregunta de manera pública en la rueda de prensa de cada mañana y directa al mandatario, ¿cuántos años más se hubiera tardado en esperar ese documento?". Pues como él mismo declaró: "La presidencia ha desobedecido una orden del Inai" y de no haberse manifestado ante cámaras y micrófonos oficiales quizá todo seguiría igual.

La razón del origen de este silencio quizá no estaba en el extravío de la carta, sino en la discrecionalidad diplomática que escribimos renglones arriba y que fundamenta el respeto que se deben ambos gobiernos de sus respectivas naciones. Sin embargo, hubiera sido menos gravoso que la respuesta hubiera sido esa y no caer en el llano pretexto de “Se me olvidó en dónde la puse”.

La cuestión es que, si tuvieron que pasar 22 meses y una exposición pública para que se revelara algo como una misiva, ¿Cuánto tiempo se dejará pasar en el caso de que un periodista le solicitara al gobierno una copia de los últimos contratos celebrados entre Pemex y particulares?, por ejemplo. Más si sabemos que en el 2020 el 80% de las compras realizadas por la administración pública federal no fueron concursadas sino que fueron adjudicaciones directas, rompiendo así el récord de gobiernos pasados en un periodo de tiempo similar.

Este ejemplo ha servido para volver a cuestionar la razón de la insistencia del mandatario. ¿La desaparición del Inai, el Ifetel y otros será la fuga de dinero o la fuga de información? Porque el hecho da a pensar que la pregunta planteada por el reportero respecto a la carta, tenía un motivo y era seguida por una razón, recordemos que “cartas sin razón, nomás a Eufemia”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día.