/ miércoles 6 de junio de 2018

Con café y a media luz | ¿Cuándo gana México?

Hace poco llegó a mis redes sociales la imagen desde una toma aérea de un recinto repleto a más no poder, y como pie de grabado rezaba que un candidato a la Presidencia de la República en particular lo había abarrotado con su sola presencia y, esto, daba cuenta innegable de un triunfo arrollador el día en que el mexicano saliera a emitir su voto en las urnas.

Ya ganamos!, decía un letrero sobrepuesto en dicha imagen y, renglones más abajo, mencionaba la fecha, hora, lugar, candidato, coalición y cualquier otro dato que pudiera dar credibilidad a la fotografía presentada, aunque, en realidad, todo eso no brindaba autenticidad alguna a la placa. En otras palabras, cualquiera pudo haber tomado la pintura de un estadio, plaza de toros, jardín al aire libre y cualquier otro espacio lleno de gente y colocar los mismos enunciados.

Días después apareció otro grabado con características muy similares. Una toma área, en un mitin, miles de personas y, curiosamente, los elementos anteriores, pero arrojando datos diferentes: fecha, lugar y hora; lo que también había cambiado era el nombre del personaje central y, por obviedad, del escaparate político que lo estaba cobijando. Sin embargo, lo que llamó poderosamente mi atención fue otra vez, esa frase que se manifiesta como un molesto estribillo: ¡Ya ganamos!

El día de hoy, un gentil amigo me muestra una foto en su celular con las mismas características ya citadas. Otra vez habían cambiado los nombres del candidato y del partido, y aunque aquí no se mencionaba la oración señalada, sí mencionaba algo así como ¡El triunfo ya es nuestro!

La gran similitud entre los tres cuadros no era la perspectiva, ni la intención, mucho menos la frase o las circunstancias, sino la retahíla de comentarios que los simpatizantes colocaban en torno a los retratos. La gran mayoría, en cada uno de los casos, señalaba en la primera persona del plural, “ya ganamos” se leía.

Yo me pregunté, ¿en qué momento algún candidato dejará de pedir el voto para sí y lo empezará a pedir para nuestro país? Y, sobre todo, ¿cuándo podremos decir México ya ganó?

Con absoluta honestidad, querido amigo lector, espero que, sin importar cuál de los candidatos se lleve el triunfo, muy pronto se puedan ver en las redes sociales fotografías de grandes obras que beneficien a nuestro pueblo.

Nuevos y modernos hospitales en los que se atienda con calidad y calidez a todos los mexicanos. Escuelas dignas en las zonas apartadas de la selva guerrerense, en lo profundo de la montaña de Oaxaca, o allá en la cumbre rarámuri de Chihuahua y más cercano, en el corazón de la región huasteca.

Espero que el Facebook se ahogue con fotografías de escuelas primarias dotadas de todos los aditamentos necesarios para que nuestros niños indígenas puedan aprender los conocimientos elementales que los llevarán a continuar con su educación y que, al frente de ellos, haya maestros capacitados que tienen toda clase de apoyos para cumplir con su labor docente de la mejor manera.

Ansío la llegada de miles de correos electrónicos con grabados de jóvenes que no sólo han concluido su educación profesional, sino que hoy tienen posgrados de calidad y que son redituados económicamente como se merecen y no son subempleados, puesto que la iniciativa privada florece de manera imparable porque ha encontrado en estas tierras las condiciones políticas y fiscales debidas para producir y generar empleos.

Anhelo la producción de cientos de videos en los que se recorren carreteras modernas, amplias y seguras que unifiquen de manera terrestre a las entidades federativas en una sola nación que mira a un futuro promisorio porque tiene un presente que ya es fructífero.

Deseo poder leer comentarios que hablen de lo seguro que es vivir en México y que, en su zona fronteriza, en las calles y en los centros de enseñanza ya no se respira el miedo y el blanco ha suplido al rojo de la atmósfera y que las marchas que veamos sean por agradecimiento a las fuerzas armadas como un homenaje a su labor de paz y no un medio de reclamo por una guerra que parece no tener fin.

De otra manera, querido amigo lector, con fotos de mítines, montajes, banderas de los partidos, letreros y más, pienso que México aún no ha ganado nada. ¡Es más! Ni uno de los candidatos ha sido declarado triunfador y los cuatro ya alzan el puño en señal de victoria. Considero que el triunfo en la jornada electoral no será el día en que se instalen las urnas, sino el último día de la gestión que está por empezar y entonces sí, en ese momento espero que se diga ¡El pueblo de México ganó! Y ganó porque pensó el voto, razonó, reflexionó y no hay arrepentimiento sobre la decisión tomada.

¡Hasta la próxima!

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Hace poco llegó a mis redes sociales la imagen desde una toma aérea de un recinto repleto a más no poder, y como pie de grabado rezaba que un candidato a la Presidencia de la República en particular lo había abarrotado con su sola presencia y, esto, daba cuenta innegable de un triunfo arrollador el día en que el mexicano saliera a emitir su voto en las urnas.

Ya ganamos!, decía un letrero sobrepuesto en dicha imagen y, renglones más abajo, mencionaba la fecha, hora, lugar, candidato, coalición y cualquier otro dato que pudiera dar credibilidad a la fotografía presentada, aunque, en realidad, todo eso no brindaba autenticidad alguna a la placa. En otras palabras, cualquiera pudo haber tomado la pintura de un estadio, plaza de toros, jardín al aire libre y cualquier otro espacio lleno de gente y colocar los mismos enunciados.

Días después apareció otro grabado con características muy similares. Una toma área, en un mitin, miles de personas y, curiosamente, los elementos anteriores, pero arrojando datos diferentes: fecha, lugar y hora; lo que también había cambiado era el nombre del personaje central y, por obviedad, del escaparate político que lo estaba cobijando. Sin embargo, lo que llamó poderosamente mi atención fue otra vez, esa frase que se manifiesta como un molesto estribillo: ¡Ya ganamos!

El día de hoy, un gentil amigo me muestra una foto en su celular con las mismas características ya citadas. Otra vez habían cambiado los nombres del candidato y del partido, y aunque aquí no se mencionaba la oración señalada, sí mencionaba algo así como ¡El triunfo ya es nuestro!

La gran similitud entre los tres cuadros no era la perspectiva, ni la intención, mucho menos la frase o las circunstancias, sino la retahíla de comentarios que los simpatizantes colocaban en torno a los retratos. La gran mayoría, en cada uno de los casos, señalaba en la primera persona del plural, “ya ganamos” se leía.

Yo me pregunté, ¿en qué momento algún candidato dejará de pedir el voto para sí y lo empezará a pedir para nuestro país? Y, sobre todo, ¿cuándo podremos decir México ya ganó?

Con absoluta honestidad, querido amigo lector, espero que, sin importar cuál de los candidatos se lleve el triunfo, muy pronto se puedan ver en las redes sociales fotografías de grandes obras que beneficien a nuestro pueblo.

Nuevos y modernos hospitales en los que se atienda con calidad y calidez a todos los mexicanos. Escuelas dignas en las zonas apartadas de la selva guerrerense, en lo profundo de la montaña de Oaxaca, o allá en la cumbre rarámuri de Chihuahua y más cercano, en el corazón de la región huasteca.

Espero que el Facebook se ahogue con fotografías de escuelas primarias dotadas de todos los aditamentos necesarios para que nuestros niños indígenas puedan aprender los conocimientos elementales que los llevarán a continuar con su educación y que, al frente de ellos, haya maestros capacitados que tienen toda clase de apoyos para cumplir con su labor docente de la mejor manera.

Ansío la llegada de miles de correos electrónicos con grabados de jóvenes que no sólo han concluido su educación profesional, sino que hoy tienen posgrados de calidad y que son redituados económicamente como se merecen y no son subempleados, puesto que la iniciativa privada florece de manera imparable porque ha encontrado en estas tierras las condiciones políticas y fiscales debidas para producir y generar empleos.

Anhelo la producción de cientos de videos en los que se recorren carreteras modernas, amplias y seguras que unifiquen de manera terrestre a las entidades federativas en una sola nación que mira a un futuro promisorio porque tiene un presente que ya es fructífero.

Deseo poder leer comentarios que hablen de lo seguro que es vivir en México y que, en su zona fronteriza, en las calles y en los centros de enseñanza ya no se respira el miedo y el blanco ha suplido al rojo de la atmósfera y que las marchas que veamos sean por agradecimiento a las fuerzas armadas como un homenaje a su labor de paz y no un medio de reclamo por una guerra que parece no tener fin.

De otra manera, querido amigo lector, con fotos de mítines, montajes, banderas de los partidos, letreros y más, pienso que México aún no ha ganado nada. ¡Es más! Ni uno de los candidatos ha sido declarado triunfador y los cuatro ya alzan el puño en señal de victoria. Considero que el triunfo en la jornada electoral no será el día en que se instalen las urnas, sino el último día de la gestión que está por empezar y entonces sí, en ese momento espero que se diga ¡El pueblo de México ganó! Y ganó porque pensó el voto, razonó, reflexionó y no hay arrepentimiento sobre la decisión tomada.

¡Hasta la próxima!

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!